Requiem

Requiem


Hana

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Hana

Camino sin prestar atención al sitio donde estoy o adonde me dirijo. Un pie delante del otro, con los zapatos blancos que golpean suavemente en el pavimento. A lo lejos oigo voces que gritan. El sol brilla y me agrada sentirlo sobre los hombros. Se levanta una brisa silenciosa en los árboles, que se inclinan y saludan cuando paso.

Un pie y luego el otro. Es tan simple… El cielo es tan brillante…

¿Qué va a ser de mí?

No lo sé. Quizá me encuentre con alguien que me reconozca. Quizá me lleven de vuelta con mis padres. Quizá, si el mundo no termina, si Fred está muerto, me emparejarán con otra persona.

O quizá seguiré caminando hasta llegar al fin del mundo.

Tal vez. Pero por el momento solo existe el alto sol, y el cielo, e hilillos de humo gris, y voces que suenan como olas del océano a lo lejos.

Existe el sonido de mis zapatos, y los árboles que parece que asienten y me dicen: Todo va bien. Todo va a ir bien.

Puede que, después de todo, tengan razón.

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