Renacimiento

Renacimiento


Página 51 de 53

 

 

 

Maya se encontraba de pie al borde de la playa que daba al mar rojo.

Sus ojos, clavados en el horizonte, vislumbraban a un futuro incierto pero prometedor. Los pastos y árboles habían recobrado su color verde. El canto de los pájaros, la fauna animal y los insectos daban una sinfonía de vida.

—¡Maya! —se escuchó un grito a lo lejos.

Maya miró sobre su hombro al tiempo que una sonrisa se dibujaba en su rostro.

Ren agitaba su brazo y corría hacia ella.

Ella lo esperó paciente. Cada vez más cerca, la felicidad de la chica aumentó.

Al llegar Ren junto a ella, ambos se abrazaron y juntaron sus labios en un beso intenso y lleno de ternura.

 Al separarse, Ren notó que su amada había dado a luz. Con los ojos muy abiertos preguntó.

—¿Dónde está el bebé?

Maya apuntó al firmamento donde un hermoso amanecer con rayos de extraordinarios y vibrantes colores surcaban el cielo.

Finalmente, dijo con voz suave y melancólica:

—Está en todas partes.

Ir a la siguiente página

Report Page