Red

Red


Capítulo 13

Página 15 de 26

Capítulo 13

Tyler

He llevado a Red a conocer un poco a Apple city, hemos comido por ahí y luego tomamos una cerveza en un bar de moteros donde me ha dado una paliza jugando al billar. Es una auténtica máquina.

No puedo evitar mirarla, es como si su presencia me atrajera como un imán y aunque antes sentía mucha reticencia, ahora me digo a mí mismo que no hay nada malo en disfrutar del mes que esté con nosotros. Parece que ella también está a gusto conmigo. No es una relación, pero pasar treinta días con la misma chica para mí sí que sería la relación más larga que he tenido.

Es todo fuego y me hace perder la cabeza, una mínima parte de mí le gustaría que ella abandonara todo y se quedara con nosotros. Luego recuerdo que yo no soy de tener novia e intento olvidarlo. Volvemos a casa con tiempo de echarnos un rato a la cama antes de que vuelva la jefa. No dormimos nada, pero sí que tenemos sexo del bueno.

Una vez duchados y con ropa cómoda nos sentamos en el sofá ya limpio de la fiestecita de ayer a tomar una cerveza. El primero en llegar es Dustin. Coge una birra y le hacemos un hueco para que descanse.

—Imagino que no ha habido suerte o nos habrías llamado —le digo.

—Nada, sí que encontré la casa gracias a miembros antiguos de la banda. Pero por lo visto cuando murió vuestra madre, Robert la vendió y se vino con White a vivir aquí. Necesitaba a su familia, es decir, a todos los demás. Sin ellos no tenía a nadie más.

—¿Y te han dicho qué pasó con las cosas de la casa? —pregunta Red con un brillo de esperanza.

—Por lo que me ha contado la familia que vive en la casa vendió todo lo que ya no necesitaba y el resto se lo trajo al club. Sabes que en esta ciudad todos nos conocemos así que me lo han dicho.

Red asiente algo decepcionada cuando teléfono empieza a sonar. Es una videollamada de White, seguro que ha sido idea de Rian, creo que mi amiga no sabe ni cómo se puede hacer eso.

—Hola —saluda Red sonriendo a su hermana, como si hace tan solo un momento no estuviera desilusionada.

—¡Hola! ¿Estás con los chicos?

—Sí, mira.

Red nos enfoca para que nos vea a los tres.

—¿Dónde estás guarrona? Como te hayas quedado en un motel de carretera con tu novio para que te empotre me voy a enfadar —bromeo y ella se ríe.

—Ojalá fuera eso, se nos ha roto la moto. La pieza no nos la traen hasta mañana para que la podamos cambiar, así que nos quedamos esta noche aquí.

—Joder —contesta Dustin—. ¿Al menos habéis encontrado algo?

—Que va, espero que tú hayas tenido mejor suerte.

—Nada, vuestro padre cuando se quedó viudo volvió al club y vendió la casa.

—Al menos vosotros dos sí.

—Sí —contesta Red—. No lo hemos leído esperando que vinierais.

—Pues si os parece como aún es pronto y me muero por saber qué más dijo papá, lo podías leer y lo oímos todos.

Le cojo la mano para animarla, y ella asiente. Estoy convencido de que también se muere de ganas.

—Vamos a ello.

Saca el diario con cuidado de la bolsa donde estaba guardado y comienza a leer.

«No puedo explicar muy bien cómo me siento. Es extraño que un momento pueda convertirse a la vez en el mejor y en el peor de tu vida. Eva está dormida después de que le hayan dado tranquilizantes para que consiguiera dejar de llorar. Nuestras hijas han nacido, pero una de ellas ha fallecido en el parto. El dolor que sentimos es insoportable, y a la vez agradecidos de que White esté bien. Hoy no tengo más ganas de escribir, mi mujer lleva todo el día gritando que su hija no está muerta. Que se la han robado y eso que nos han enseñado su cuerpo sin vida».

La siguiente vez que escribe han pasado unos meses, seguro que fue un tiempo muy duro para ambos. El tener a mi amiga creo que es lo que les ayudó a salir a adelante.

«Nuestra pequeña está creciendo sana y fuerte como sus padres. He tenido que llevar todas las cosas de su hermana a un trastero, al principio las dejamos puestas, pero eso nos destrozaba. Y es que, aunque pase el tiempo es imposible hacer como que nunca ha existido. Eva no lo lleva todo lo bien que quisiera, pasamos muchos días con Tina y Roger, son nuestros mejores amigos. También con su pequeño Tyler que ya tiene un par de años. Seguro que cuando crezca cuidará de mi pequeña».

Esa mención de mis padres me toca muy dentro, quizás con estos diarios yo también me acerque a lo que nunca pude tener. Red sigue intrigada, como si fuera en automático y ninguna la interrumpimos.

«El tiempo va pasando y Roger me ha contado que mi mujer y la suya están tramando algo. Le ha dicho que están investigando por su cuenta quién se ha llevado a nuestra otra hija. Creo que Tina solo intenta apoyar a su amiga que se siente muy perdida. Intentamos no darle mayor importancia. Por más amor que les doy a Eva y a mi hija siento que de alguna manera le estoy fallando al no pensar como ella. Sé que mi hija está muerta.

Mi pequeña ya ha cumplido un año, apenas comienza a andar y ya le he comprado una moto con batería, va a ser la mejor motera que ha existido. Es preciosa, tiene el cabello oscuro, la piel blanca y los labios muy rojos. Ahora sé que su nombre, Snow White, le va a la perfección, es como la blanca nieve. He animado a Eva para que salga con Tina a divertirse, Roger y yo nos quedaremos viendo el fútbol tomando unas cervezas mientras mi pequeña duerme plácidamente en su cuna. Tyler está acostado en nuestra cama también da ronquiditos. Están agotados, todos los chicos del club han venido a casa con sus mujeres e hijos a celebrar el cumpleaños de White. Sé que algún día ocupará mi lugar en el club, y que todos la amarán tanto como lo hago yo».

En cada página que Red nos lee del diario de su padre se nota el amor que tenía por su familia, estoy convencido de que si no hubiera desaparecido ahora sería como la Princess, seguro que yo estaría locamente enamorado e iría detrás de ella como un perrito faldero, y lo mejor es que lo haría gustoso.

«Estoy preocupado, por más que le pregunto a Eva qué es lo que está haciendo a escondidas con Tina me contesta con evasivas. Si no fuera porque la mujer de Roger le cuenta todo no sabríamos hasta dónde es capaz de llegar. La obsesión la está destruyendo. La entiendo, si yo supiera que nuestra hija está viva removería el mundo para encontrarla, pero sé que no es así. Mi amigo me ha dicho que el tema parece más grave de lo que creía».

Red se queda callada por un momento antes de seguir y mira a su hermana a través de la pantalla del móvil.

—Red, ¿qué pasa? Estás blanca —le dice White preocupada.

No le contesta y me mira a mí, creo que en sus ojos hay algo raro. Quizás miedo. Le aprieto la mano para que sepa que todo está bien, yo estoy con ella contra todo.

—Esto no puede ser. —Es lo único que consigue responder.

—¿El qué? Me vas a matar, di algo.

Intento coger el diario para seguir por ella que parece muy afectada y lo retira como asustada.

—Papá dice lo siguiente en su última página.

«Eva y Tina están convencidas de que hay un grupo que se dedica a la venta de bebés a gente que no puede tener sus propios hijos, y que el que dirige todo el cotarro son unos policías corruptos. Está segura de que a nuestra hija Red Rose se la han llevado esos maderos».

—White, yo me llamo así. Red Rose, es decir que los que me robaron para luego venderme conservaron el nombre que nuestros padres pusieron en mi hoja de defunción.

Estoy jodida mirando a su hermana que tampoco entiende nada mientras Rian la abraza.

—Sí, y también dice que han sido los putos maderos.

No puedo evitar decir eso y es que los odio con todas mis fuerzas. Entonces soy consciente de que Red, la chica por la que me estoy pillando, es uno de ellos.

—¡Que te jodan, Tyler! —me contesta mientras se va con su teléfono hacia la habitación que le ha dado White.

Algo me dice que detrás de esto hay más mierda de la que podemos digerir.

Ir a la siguiente página

Report Page