Red

Red


Capítulo 14

Página 16 de 26

Capítulo 14

Red

El corazón me va a mil por hora cuando me marcho enfadada a mi habitación, el problema es que no sé si tanto con Tyler por su odio hacia los míos o por tener que aceptar que hay mierda también dentro de la Policía. No porque me cueste creerlo, no me he caído de un guindo, sé perfectamente que los hay corruptos, pero el hecho de que estén detrás de que me separaran de mis padres nada más nacer me provoca nauseas.

—Red, Red, escúchame, ¿estás bien?

Estoy tan afectada que hasta me he olvidado de que mi hermana sigue al otro lado de la línea.

—Sí, tranquila, estoy bien, solo que me ha tocado más de lo que debería.

La miro y está sola, seguro que Rian nos ha querido dar espacio, un momento solo de hermanas.

—Cariño, escúchame. Sé que es duro confirmar que en lo que has trabajado toda tu vida tiene basura, pero es como todo. Una banda es como una gran familia y mira, aun así, tenemos traidores. Es más, la propia hermana de mamá fue la que terminó con ella y con nuestro padre. Sí, apesta, pero para eso estamos con esto para llegar hasta el fondo y sacar a toda esa basura a la luz.

Pienso en lo que me está diciendo y tiene razón, quizás cuando todo esto termine haga un favor a la sociedad sacando la basura.

—Tienes toda la razón, vamos a llegar al fondo de todo esto y pillaremos a los cabrones que culpables de esto. Me da igual que sean policías o ladrones, para mí valen lo mismo.

—Esa es mi chica, y Red, siento lo de Tyler, no se lo tomes en cuenta a veces se comporta como un auténtico capullo, pero es muy buen tío.

El recordar a ese hombre que me ha vuelto loca durante toda la noche y que hace tan solo unos minutos me ha hecho daño me hace tener demasiados sentimientos contradictorios.

—No te preocupes, no me afecta.

—Oye, mientes fatal. Debe ser cosa de hermanas porque yo tampoco puedo.

—Bueno, al menos intento que no me afecte. ¿Mejor así?

—Algo, sí. ¿Os habéis acostado? —Debe ser que ve la expresión de mi cara porque añade—. No me mientas.

—Sí, pero no soy tonta, sé que es solo eso, sexo.

—Bien, no por nada, me encantaría que os enamorarais y te quedaras siempre conmigo, pero sé que Tyler nunca ha tenido novia, y que tú no querrías este tipo de vida por mucho que me joda.

Saber que tiene toda la razón no lo hace más llevadero, que no me he hecho ilusiones ni nada de eso, lo que pasa es que no puedo evitar que me guste.

—Soy consciente de que solo es algo físico, además ya me he quitado las telarañas, no se va a repetir.

White me mira con cara de «¡Ya! No te lo crees ni tú».

—Ahora quiero todos los detalles.

—¿Qué dices? Eso no se cuenta.

—O empiezas a soltar por esa boca o pienso empezar a contarte yo y te aseguro que nosotros tenemos muchísima imaginación.

Pongo los ojos en blanco, aunque tener una hermana como ella es poseer una mejor amiga y ahora es lo que más necesito. Nos tiramos un buen rato hablando sin entrar en detalles escabrosos y me hace reír bastante con sus caras y los comentarios mordaces que usa. Si es que la tengo que querer.

Al rato viene su novio a buscarla para que vayan a cenar y nos despedimos con la promesa de vernos mañana. Le he dicho que intentaré buscar información con mi ordenador y así cuando vuelva la pongo al día. Mi hermana también insiste en que hable con Tyler para que no duerma sola. No lo pienso hacer, al menos en este momento solo me apetece darle un puñetazo.

Me pongo cómoda con uno de los pijamas que insistió White que me comprara, un pantalón ridículamente corto con una camiseta de tirantes. Estoy segura de que su objetivo era que echara un polvo a toda costa porque llevar esto o nada es prácticamente lo mismo.

Hora de buscar el portátil; estoy convencida que puedo encontrar información, casos parecidos o alguna pista. Me doy cuenta de que va a ser complicado ya que no aparece mi ordenador por ningún sitio. Lo llevaba con mis cosas, pero sé que eso no lo ha quemado mi hermana, de lo contrario podría matarla por mucho que la quiera.

Le mando un mensaje rápido con la esperanza de que me diga dónde lo dejó, pero no contesta, tampoco es que me extrañe con el uso que le da al teléfono. No me apetece una mierda, pero me va a tocar ir a preguntarle al mismo con el que no tengo ganas de hablar. Me pongo unas zapatillas, por mucho que me digan que han desinfectado he visto como termina el suelo de esas fiestas y estoy segura de que hasta con solo pisar ese pavimento te puedes pillar una buena venérea.

Voy hasta el salón con la esperanza de encontrar a Tyler, no me apetece ni de coña tener que ir a buscarlo a su habitación para que se piense que quiero otra cosa. Menos mal que le encuentro allí con algunos de los chicos de la banda que en cuanto me ven se ponen a silbar y a decir alguna que otra burrada. Paso olímpicamente, no soy de las que se amedrentan delante de un tío.

El que busco me mira bastante mal, me da igual. Me acerco a su lado sin pestañear si se piensa que me va a intimidar es que no tiene ni idea de nada.

—Te podrías tapar un poquito para salir a un salón lleno de tíos que te miran como si fueras comestible. —Se le nota enfadado y me la pela.

—Lo que yo me ponga o me quite y con quien no es de tu incumbencia. Necesito mi portátil. ¿Sabes dónde lo dejó White?

Me observa con la ceja levantada como si estuviera pensando si me lo da o no y yo solo quiero golpearlo fuerte.

—Red, si ves que tienes frío puedes venir conmigo a la cama, te aseguro que vas a sudar.

Me dice un tío que tiene más tatuajes que piel sin ellos.

—La verdad es que lo dudo porque me dejas bastante fría.

Todos ríen ante mi mordaz contestación, hasta Tyler tiene una sonrisilla en los labios.

—Yo lo he intentado —le aclara al resto de moteros.

—Bueno, a lo que iba, el ordenador, por favor, ¿me puedes decir dónde está? —Intento sonar amable, pero nada más lejos de la realidad.

—Está en el coche de White, no lo sacó cuando viniste.

Me dice sonriéndome este hombre debe ser algo bipolar pasa del enfado a estar amable en un segundo, solo espero que se tome su medicación.

—Bien, y ¿dónde está? Lo necesito, es importante.

—Pues va a ser difícil, se lo ha llevado uno de los chicos para hacer unos trabajos.

—La madre que los parió.

Me giro para marcharme cuando me sujeta por el brazo.

—Red, siento lo de antes, no te quería ofender, es un acto reflejo en mí.

—Me parece estupendo, ahora si me dejas tengo cosas que hacer.

—Ven a dormir conmigo, pienso recompensarte por ser un capullo.

—No, gracias.

Me suelto de su brazo y me voy. No sé qué es lo que me enfada tanto de él, no es solo porque odie a lo que me dedico, creo que es más porque me recuerda constantemente lo lejos que estamos y que nunca podríamos encajar. Eso me afecta, aunque no debería. Me marcho sin mirar atrás por que cuando este hombre se pone tierno pone una especie de cara de perrito abandonado al que te apetece adoptar y achuchar hasta que se le pase. Y me niego.

Estoy segura de que no es un hombre al que le sea fácil pedir perdón y aunque me muero por irme con él tengo ahora cosas más importantes en las que pensar. Y sé quién me puede ayudar. Me encierro de nuevo en mi cuarto para llamar a mi amigo Johnson, hemos trabajado juntos muchos años y estoy segura de que es de fiar, pondría la mano en el fuego por él sin dudar.

En un caso como este debo tener cuidado en quién confío a saber quién está metido en el ajo. Me siento en la cama y marco su número, es nocturno como yo y estoy segura de que sigue en el trabajo. Con el tipo de cosas que vemos a diario es complicado conciliar el sueño. Normalmente dormimos cuando nuestro cuerpo no puede más y a veces ni eso.

—Jonhson —contesta seguro que no ha mirado ni quien le llamaba.

—Soy yo, Smith.

—Hombre, la señorita que nunca se coge vacaciones y ha decidido dejarnos un mes entero con todo el curro que hay.

—Deja de llorar, lo haces como un bebé. Siempre quejándote.

Ambos rompemos a reír, tenemos la confianza suficiente para hacernos bromas.

—¿Qué tal estás? Al menos espero que estés descansando.

—Bien, la verdad es que me gusta estar con mi hermana.

—Me alegra, te mereces estar bien. Trabajas demasiado.

—Mira quién fue a hablar. ¿Sigues en la comisaria?

—¿Me estás espiando?

—Ves como te conozco.

—Cuéntame, que estoy seguro de que no has sacado tiempo en tus vacaciones para charlar conmigo.

—Mira que eres tonto, pero esta vez tienes razón necesito un favor. No tengo acceso a mi ordenador y tengo que localizar una información urgente.

—¿Trabajando incluso de vacaciones? Lo tuyo te lo tienes que hacer mirar.

Le gruño y él se ríe.

—Dime, ¿qué busco?

—Sabes que te conté lo de mi hermana y de que alguien me tuvo que secuestrar al nacer.

—Sí.

No quiero entrar en detalles y contarle lo de los diarios así que intento no hablar de más.

—Necesito que mires en mi año de nacimiento y si puedes en los anteriores y siguientes si se denunciaron más casos como el mío.

—Se supone que los padres piensan que sus hijos han muerto, no creo que haya nada sobre eso —me contesta.

—Lo sé, pero hay gente que no se lo llega a creer, hazme caso. Quiero que me busques toda la información que puedas y me la mandes. No tengo acceso al ordenador, pero si me lo mandas al email lo podré ver en el de White.

—Vale, no te preocupes, lo miro y te mando lo que encuentre.

—Gracias, y Johnson, por favor, tienes que ir con mucho cuidado, puede haber policías corruptos metidos en esto.

—¿Qué dices? ¿Cómo sabes eso? —Suena bastante incrédulo.

—Tengo una corazonada, solo ten cuidado, ¿vale?

—Vale, no te preocupes. Llámame por la mañana cuando veas lo que te mando. Por si te puedo ayudar más.

—Lo haré, gracias.

Colgamos y me tumbo en la cama, ni siquiera he cenado nada, pero solo puedo pensar y especular en lo que ha podido ocurrir. En mis padres y en lo que tuvieron que pasar. Me cuesta mucho conciliar el sueño pensando en lo que haré cuando cojamos al culpable.

Ir a la siguiente página

Report Page