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Tercera parte. El beneficio de Cristo » Tiziano » El diario de Q.

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El diario de Q.

Viterbo, 10 de agosto de 1548

Han llegado de Ferrara las actas del interrogatorio de un tal fray Lucifer, relativas a la difusión de la herejía entre las comunidades de los llamados «piratas del Po», vieja plaga de los mercaderes ferrareses, recientemente extirpada por el duque Hércules II de Este.

El interrogado ha dado señales evidentes de locura, declarando ignorar en qué año de gracia estamos viviendo y manifestando el convencimiento de que León X es todavía Papa.

Acusado de haber introducido rituales heréticos y paganizantes entre los fugitivos de la ley de las marismas y en particular de practicar el bautismo de los adultos, se ha defendido sosteniendo haber recibido esa consigna de un misionero, un tal fray Tiziano, que le fue enviado por el abad de Pomposa. Aquel le habría hecho entrega del librum de nova doctrina, El beneficio de Cristo, imponiéndole acto seguido el segundo bautismo.

He roto la carta. Los inquisidores de Venecia no son más que unos ineptos siervos del Dux. Ni siquiera saben qué es el anabaptismo. No darían con nuestro misionero anabaptista ni aunque lo buscaran durante cien años. Nunca dos veces en el mismo sitio. Cada señalización proviene de una localidad distinta y todas tienen como epicentro a Venecia. Como un plan. Basta con reunir todas las piezas. Un solo hombre que se mueve por los territorios de la Serenísima y de Ferrara rebautizando a la gente, dejando traslucir el nombre que ha elegido. Cuando llega la Inquisición, él ya ha desaparecido en la nada, caído de nuevo en la intrincada historia que lo ha vomitado. Resulta bastante obvio: no se trata de un peregrino, no es posible seguir sus pasos. Únicamente salidas muy concretas, de efecto seguro, bautiza, deja su nombre bien grabado en los oídos y desaparece. Si no, ¿por qué elegir un tan extraño y famoso nombre?

17 de agosto de 1548

De la confesión de fray Adalberto Rizzi, también conocido como fray Álamo, capturado en la orilla ferraresa del Po con fecha de 30 de junio de 1548 y detenido en las cárceles del duque de Este:

«Y me invitó a considerar que habiendo preguntado a un niño de cinco años quién era Jesucristo, le respondió: una estatua. Y de lo cual deducía él que no era justo suministrar la doctrina a mentes incapaces de comprender…».

«Dijo que la devoción por las estatuas y los simulacros abría el camino a una fe ignorante e inepta…».

«Sí, afirmó llamarse Tiziano y dirigirse a Roma…».

El niño y la estatua.

Estremecimientos. Estremecimientos en la cabeza. El niño y la estatua.

Algo distante que se acerca a gran velocidad, arrastrado por un viento que barre la memoria.

El niño y la estatua.

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