Porno

Porno


2. Porno » 54. Chanchullo n.º 18.749

Página 59 de 87

54. CHANCHULLO N.º 18.749

El City Café está rebosante de gente preparándose para ir a los clubs, cuando Curtis y sus amiguitos entran y me piden que me una a ellos. Estamos sentados junto a unos que parecen estudiantes, enfrascados en sus aburridas teorías conspiratorias, debatiendo con emoción quién no ha muerto en realidad: Elvis, Jim Morrison, Lady Di. Demasiado engreídos con su sensación de inmortalidad juvenil como para creer que nadie deja la función de verdad. Atrapados en un mundo burgués de ensueño, exaltador de la vida y negador de la muerte.

Algunos de los chavales de barrio, como Philip, se burlan y se ríen de sus debilidades; saben que no son más que chorradas. Desde temprana edad han visto muertes suficientes en los barrios y las zonas deprimidas causadas por la epidemia del sida de los ochenta como para estar despojados de nociones tan inocentes. Es curioso, pero estoy seguro de que nuestra generación sentía lo mismo que los chavales de los suburbios. Pero ya no, y desde luego yo no: «Todos esos cabrones están muertos y bien muertos», le digo a uno de los estudiantes, y todos los chavales con anillos raperos se carcajean y se suman, vacilándoles que te cagas.

Mientras esto sucede, le llamo la atención a Curtis. «Fíjate en tus amigos, descojonándose de los estudiantes estos». Asiente lentamente con la cabeza. «Ahora, sitúate dentro de quince años: ¿quiénes van a tener las casas guays, el curro, el negocio, la pasta, los bugas, y quiénes van a estar pillados en una barriada viviendo del cheque del paro?».

«Ya…», asiente Curtis.

«¿Sabes por qué?».

«¿Porque ellos habrán ido a la universidad y tal?».

No está mal. «En parte, sí. ¿Alguna otra razón?».

«¿Porque tienen papas y mamas ricos que pueden proporcionarles la pasta para empezar? ¿Y contactos y demás?».

Este chico no es tan primo como yo pensaba. «Muy agudo, Curt, muy agudo. Pero si juntamos las dos cosas, ¿qué es lo que nos sale?».

«No sé».

«Expectativas. Tendrán todas esas cosas porque esperan tenerlas. ¿Qué otra cosa podrían esperar? Los de tu cuerda y la mía no esperamos esas cosas. Sabemos que tenemos que currar que te cagas para obtenerlas. Ahora bien, para mí, un hombre sobradamente culto pero con escasa formación, en realidad no hay por dónde acceder a esa vida. ¿Por qué crees que pierdo el tiempo en la economía negra de los márgenes de la sociedad? ¿Porque me gusta lo bohemio de los personajes que los habitan? ¿Porque los venaos, las putas, los yonquis y los traficantes son la clase de gente que me va? Ni de puta casualidad. Me he dedicado al proxenetismo, al latrocinio, al robo, al fraude con tarjetas de crédito y al tráfico de drogas, no porque me guste, sino porque no puedo meter la cabeza en el mundo de los negocios legítimos a un nivel, con un estatus y una remuneración que yo considere acordes con mis conocimientos y mis habilidades. Soy una tragedia desastrosa, Curtis, una tragedia desastrosa. Pero eso puede cambiar y cambiará», explico mientras miro mi reloj, ya que es hora de reunimos con los demás. «Escucha», digo pegándole a mi bebida, «¿llegaste a sacarle algún partido a la muñeca hinchable aquella?».

«Eh, nah…», dice avergonzado. «Estaba jugando con ella y se me desinfló…».

«¡Qué a ti se te desinfló! ¡Joder, pensaba comprar una para mí pero visto lo visto, paso!», digo, riéndome ante la expresión de angustia de su careto.

Apuramos las consumiciones y nos dirigimos al garito de N-Sign para rodar unas secuencias de gente de marcha. Curtis baila con sus amigos mientras Rab rueda con la cámara. Después hace un travelling hasta donde se encuentra Nikki, que ha estado hablando con Mel, mientras se acerca a él. Baila delante de Curtis durante un ratito, y después le coge de la mano y le lleva a la oficina del club, que Carl ha tenido la gentileza de vaciar.

Después de cerrar el club, nos ponemos a trabajar en serio y nos disponemos a rodar una de nuestras escenas clave. Rab y sus amiguetes instalan el equipo en la oficina.

«¿De verdad crees que les gusto a N-N-Nikki y Mel?», pregunta Curtis.

«¿Qué quieres decir?».

«Bueno, a mí me parece que son amables conmigo porque se lo has dicho t-t-tú».

«No esperes que una tía no se ponga cachonda si la enfocas con esos clisos de cachorrillo, colega. Tú tienes el poder», le explico.

«P-p-pero si yo no les gu-gu-gusto a las chi-chi-chi…», dice mientras su rostro hace un tic de tarado, «… chi-chi-chicas».

«A las zorrillas empanadas, no. Pero ellas no son mujeres de mundo. Las tías que han ido más allá de Pilrig saben dejarse de chorradas e ir al grano, sobre todo si ya tienen un poco de rodaje», y canturreo el dehl-dehl-dehl-dehl-dehl-dehl-dehl, la estrofa inicial de ese clásico de Bowie. Aunque a Curtis le deja bastante frío. Mientras él se larga para echar otra meada nerviosa, me acerco a Nikki. «Intenta hacer que Curtis se sienta deseado, tiene la autoestima por los suelos».

Cuando vuelve del lavabo, Nikki se le acerca y la escucho decir: «Curtis, tengo unas ganas de follar contigo que no me aguanto».

El boquiabierto necio se limita a parpadear y enrojecer. «¿Y c-c-con eso qué quieres de-de-decir?».

No puedo remediarlo, me parto el culo de la risa. «¡Eres un genio del humor, Curtis! ¡Eso entra en el guión pero ya!». Y empiezo a garabatear que te cagas en mi copia.

Después de una charla para levantarles la moral a mis estrellas, Rab me indica con un gesto de la cabeza que estamos listos para rocanrolear.

«Bueno, familia, esta es la escena clave de la película. Aquí es donde “Joe” le gana la apuesta a “Tam”. Curtis, aquí es donde tu personaje, “Curt”, pierde la virginidad por vez primera en la película. Así que no te preocupes por estar nervioso, se supone que estás nervioso. Sólo quiero que los dos digáis lo que dijisteis antes. Así que, Nikki, tú le llevas a la oficina, cierras de golpe la puerta, te apoyas en ella y dices…».

«Me encantaría follar contigo…», dice Nikki arrastrando lujuriosamente la voz mientras mira a Curtis.

«¿Y tú que dices, Curtis?», digo con un gesto de la cabeza.

«¿Y c-c-con eso qué quieres de-de-decir…?».

«Cojonudo. Entonces tú le tumbas sobre la mesa, Nikki. Deja que Nikki lleve la iniciativa, Curtis. Venga, vamos a intentarlo».

Por supuesto, no es en modo alguno tan bueno como el original espontáneo, pero después de muchos intentos obtenemos un par de tomas utilizables. Ahora ya tenemos follados a los seis hermanos; el único problema es que la polla averiada de Terry aún no está lo bastante fuerte para un encule. No importa, tengo una idea.

Ir a la siguiente página

Report Page