Pinochet

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Salvador Allende. 1908-1973. Obras escogi-das, Santiago de Chile, Centro de Estudios Políticos Latinoamericanos Simón Bolívar y Fundación Presidente Allende (España), 1992, pp. 323-350.

[11] Así se aprecia en una fotografía que se conserva en el archivo de la Fundación Salvador Allende, incluida en el pliego de imágenes de este libro.

[12] Debray, Régis,

La crítica de las armas, Madrid, siglo XXI, 1975, p. 283.

[13] El decreto llevaba la firma del presidente y de los ministros José Tohá (titular de Interior) y Alejandro Ríos Valdivia (Defensa).

Patria Nue-va, n.º 4, Santiago de Chile, junio de 1971, p. 53.

[14] Toro, Carlos,

Memorias. La Guardia muere, pero no se rinde... mierda, Santiago de Chile, Partido Comunista de Chile, 2007, p. 347.

[15]

El Mercurio, Santiago de Chile, 15 de junio de 1971, p. 17.

[16] Urrutia, Rosa y Lanza, Carlos,

Catástrofes en Chile. 1541-1992, Santiago de Chile, La Noria, 1993, pp. 349-353.

[17]

Patria Nueva, n.º 5, Santiago de Chile, julio de 1972. Tres páginas sin numerar.

[18] Kornbluh, Peter,

Los EE.UU. y el derrocamiento de Allende. Una histo-ria desclasificada, Santiago de Chile, Ediciones B, 2003, pp. 203-204.

[19] Bonnefoy, Pascale, «Pinochet quería “eliminar” a Allende en 1972»,

El Mostrador, 13 de noviembre de 2000, en Elmostrador.cl, <www. elmostrador.cl>.

[20]

Memorial del Ejército de Chile, n.º 363, Santiago de Chile, septiembre-octubre de 1971, pp. 3-4.

[21] Pinochet Ugarte (1990)

, p. 231.

[22] Amorós, Mario,

Miguel Enríquez. Un nombre en las estrellas. Biografíade un revolucionario, Santiago de Chile, Ediciones B, 2014, p. 170.

[23] Entrevista de Juan Jorge Faundes a Alejandro Ríos Valdivia.

Cauce, Santiago de Chile, 22 de octubre de 1985, p. 24.

[24] Oyarzún (1999), pp. 127-128.

[25] Después de participar en la candidatura de Alessandri, el 10 de septiembre de 1970 Pablo Rodríguez fundó, junto con otros connotados personajes de ideología fascista y catolicismo integrista —entre ellos, Jaime Guzmán—, el Movimiento Cívico Nacional Patria y Libertad, cuyo primer objetivo fue impedir la elección de Allende en el Congreso Pleno. El 1 de abril de 1971, este abogado creó el Movimiento Nacionalista Patria y Libertad, heredero del anterior, que jugó un papel central en la desestabilización social y la conspiración contra el gobierno constitucional. Tras el golpe de Estado, algunos de sus miembros, como Michael Townley, se incorporaron a la DINA.

[26] Power, Margaret,

La mujer de derecha. El poder femenino y la luchacontra Salvador Allende, 1964-1973, Santiago de Chile, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2008, p. 188.

[27]

Clarín, Santiago de Chile, 3 de diciembre de 1971, p. 4.

[28] Molina Johnson, Carlos,

Chile: Los militares y la política, Santiago de Chile, edición especial y restringida para el personal del Ejército de Chile, Estado Mayor General del Ejército, 1989, p. 165.

[29]

El Siglo, Santiago de Chile, 3 de diciembre de 1971, p. 6.

[30]

Puro Chile, Santiago de Chile, 5 de diciembre de 1971, pp. 1 y 24.

[31] Con la firma del presidente Allende y del ministro Ríos Valdivia, el ascenso se publicó en el Anexo al

Boletín Oficial del Ejército el 24 de enero de 1972.

[32] Cavalla Rojas (1978,

Organización y...), p. 36.

[33] Whelan, James R.,

Desde las cenizas. Vida, muerte y transfiguraciónde la democracia en Chile. 1833-1988, Santiago de Chile, Zig-Zag, 1995, p. 1.022.

[34]

La acción del Ejército en la liberación de Chile (Historia inédita), Santiago de Chile, Empresa Editora Nacional Gabriela Mistral, 1974, p. 13.

[35]

Boletín de la Academia Chilena de la Historia, n.º 86, Santiago de Chile, 1972, pp. 188-190.

[36]

Puro Chile, Santiago de Chile, 13 de octubre de 1972, p. 21.

[37]

El Mercurio, Santiago de Chile, 4 de febrero de 1973, p. 5.

[38]

Patria Nueva, n.º 4, Santiago de Chile, junio de 1972. Cuatro páginas sin numerar.

[39] Pinochet Ugarte (1990), pp. 244-245.

[40] Bonnefoy, Pascale, «Pinochet quería “eliminar” a Allende en 1972»,

El Mostrador, 13 de noviembre de 2000, en Elmostrador.cl, <www. elmostrador.cl>.

[41] Matus (2013), pp. 95-97.

[42] Pinochet Ugarte (1990), pp. 245-247.

[43] En la portada del número de noviembre de 1972 de la revista

PatriaNueva se lee: «3 pilares que sostienen a Chile». Y aparecen las imágenes de tres columnas de la arquitectura clásica: sobre la de la izquierda se aprecian tres imágenes de las Fuerzas Armadas; en la del centro fotografías de Allende, Pinochet —comandante en jefe subrogante del Ejército en aquel momento— y sus pares de la Armada, la FACh y Carabineros; y en la columna de la derecha una fotografía de la movilización popular.

[44]

Ercilla, Santiago de Chile, 29 de noviembre de 1972, p. 12.

[45]

El Mercurio, Santiago de Chile, 3 de noviembre de 1972, p. 13.

[46]

Patria Nueva, n.º 21, Santiago de Chile, noviembre de 1972. Página sin numerar.

[47]

El Siglo, Santiago de Chile, 7 de noviembre de 1972, p. 9.

[48]

La Nación, Santiago de Chile, 7 de noviembre de 1972, p. 8.

[49] Sus palabras finales ante las Naciones Unidas fueron especialmente recordadas en octubre de 1998, cuando se conoció la detención de Pinochet en Londres: «Cientos de miles de chilenos me despidieron con fervor al salir de mi patria y me entregaron el mensaje que he traído a esta Asamblea mundial. Estoy seguro que ustedes, representantes de las naciones de la tierra, sabrán comprender mis palabras. Es nuestra confianza en nosotros lo que incrementa nuestra fe en los grandes valores de la humanidad, con la certeza de que esos valores tendrán que prevalecer. ¡No podrán ser destruidos!». Martner, pp. 626-652.

[50]

Pablo Neruda. Discursos y recuerdos del Premio Nobel de Literatura de1971, Santiago de Chile, Fundación Pablo Neruda, 2011, pp. 27-39.

[51] Testimonio de Sofía Prats, en Milos, Pedro, ed.,

Chile 1973. Los mesesprevios al Golpe de Estado, Santiago de Chile, Ediciones de la Universidad Alberto Hurtado, 2013, pp. 164-165.

[52]

Boletín Oficial del Ejército, n.º 1, Santiago de Chile, 2 de enero de 1973, p. 1.

[53]

La Nación, Santiago de Chile, 31 de diciembre de 1972, p. 6.

[54]

La Tercera, Santiago de Chile, 12 de abril de 1973, p. 12. En noviembre de aquel año, Pinochet designó al general Canales como embajador en Líbano.

[55]

PEC, Santiago de Chile, 11 de mayo de 1973, p. 3.

[56] Marras, Sergio,

Palabra de soldado, Santiago de Chile, Las Ediciones del Ornitorrinco, 1989, pp. 11-51.

[57] Power, pp. 253-254.

[58] Prats González, pp. 333-334.

[59] Sáenz Rojas, Orlando,

Testigo privilegiado, Santiago de Chile, Erasmo Ediciones, 2016, pp. 130-132.

[60]

Patria Nueva, n.º 26, Santiago de Chile, abril de 1973. Página sin numerar.

[61]

La Segunda, Santiago de Chile, 28 de mayo de 1973, p. 1. En sus memorias, Pinochet dedicó varias páginas a explicar este episodio. Pinochet Ugarte (1990), pp. 256-260.

[62] Vial (2002), tomo I, p. 172.

[63] En su artículo 22, el texto de la Constitución Política actualizado a 31 de mayo de aquel año señalaba: «La fuerza pública está constituida única y exclusivamente por las Fuerzas Armadas y el Cuerpo de Carabineros, instituciones esencialmente profesionales, jerarquizadas, disciplinadas, obedientes y no deliberantes». Varas

et al. (1980), p. 85.

[64]

Chile Hoy, n.º 55, Santiago de Chile, 29 de junio de 1973, pp. 32, 28 y 29.

[65] García Ferrada, Patricio, ed.,

El tancazo de ese 29 de junio, Santiago de Chile, Quimantú, 1973, p. 51. Algunos grupos de civiles estuvieron involucrados en aquella sublevación, como los principales dirigentes de Patria y Libertad, entre ellos el abogado Pablo Rodríguez Grez y Benjamín Matte —presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura hasta dos meses antes—, quienes optaron por refugiarse en la embajada de Ecuador. Fuentes W., Manuel,

Memorias secretasde Patria y Libertad, Santiago de Chile, Grijalbo, 1999, pp. 261286. El Tanquetazo dejó veintidós personas muertas —entre ellas el camarógrafo de televisión argentino Leonardo Henrichsen— y una treintena de heridos. Mires, Fernando,

La rebelión permanente. Lasrevoluciones sociales en América Latina, México DF, siglo XXI, 1988, p. 368.

[66] Pinochet Ugarte (1990), p. 262.

[67]

Qué Pasa, Santiago de Chile, 6 de julio de 1978, pp. 12-16.

[68] Farías, Víctor,

La izquierda chilena (1969-1973). Documentos para elestudio de su línea estratégica, tomo 6, Santiago de Chile, Centro de Estudios Públicos, 2000, pp. 4771-4776.

[69] El Partido Demócrata Cristiano solo condenó aquella sublevación militar cuando hubo fracasado y entonces Aylwin aseguró que repudiaban «cualquier golpe de Estado, venga de donde venga». Ni siquiera en aquellas circunstancias tan dramáticas el PDC atenuó su hostilidad hacia el gobierno, puesto que impidió en el Congreso Nacional que pudiera declarar el estado de sitio en todo el territorio nacional ante el temor de que otros regimientos intentaran quebrantar la legalidad. Por su parte, el Partido Nacional ya había declarado el 16 de junio que Allende había dejado de ser el presidente constitucional y que las Fuerzas Armadas no tenían por qué respetar a un gobierno ilegítimo. Corvalán Márquez, Luis,

Los partidos políticosy el golpe del 11 de septiembre, Santiago de Chile, CESOC, 2000, pp. 323-328.

[70] Bitar, Sergio,

Chile 1970-1973. Asumir la historia para construir elfuturo, Santiago de Chile, Pehuén, 1996, pp. 365-366.

[71] Esta entrevista fue reproducida en:

La Opinión, Buenos Aires, 12 de septiembre de 1973, p. 2.

[72] En la entrevista que concedió a la periodista Alejandra Matus, Moy de Tohá señaló que Pinochet lloró delante de ellos cuando su esposo dejó el Ministerio de Defensa. Matus (2013), pp. 98-99.

[73] Entrevista a Moy de Tohá. Archivo del autor.

[74]

Análisis, Santiago de Chile, 13 de marzo de 1984, pp. 28-29.

[75] Azócar, pp. 88-89.

[76] Entrevista a Carolina Tohá. Archivo del autor.

[77] Prats González, p. 411.

[78] Silva Henríquez, Raúl,

Memorias, Santiago de Chile, Ediciones Copygraph, 2009, pp. 269-275.

[79] Oyarzún (1999), pp. 129-130.

[80] Garcés, Joan E.,

Orlando Letelier: Testimonio y vindicación, Madrid, siglo XXI, 1995, pp. 41-42.

[81] Prats González, pp. 424-425.

[82] Oyarzún (1999), p. 131.

[83] Varas, Florencia,

Gustavo Leigh. El general disidente, Santiago de Chile, Aconcagua, 1979, pp. 122-123.

[84]

El Siglo, Santiago de Chile, 24 de agosto de 1973, p. 9.

[85]

El Mercurio, Santiago de Chile, 25 de agosto de 1973, p. 33.

[86] El 30 de agosto de 1973, el semanario derechista

Qué Pasa publicó sendas entrevistas con el general César Ruiz y Gustavo Leigh. Este último declaró que aún creía posible «reconciliar» a los dos «núcleos» de chilenos «separados por el odio».

[87]

La Nación, Santiago de Chile, 27 de agosto de 1973, pp. 12-13.

[88]

Vea, Santiago de Chile, 30 de agosto de 1973, pp. 14-15.

[89]

Algunos fundamentos de la intervención militar en Chile. Septiembre de1973, Santiago de Chile, Empresa Editora Nacional Gabriela Mistral, 1974, pp. 13-19.

[90] Arancibia Clavel, Patricia

et al., Jarpa. Confesiones políticas, Santiago de Chile, La Tercera-Mondadori, 2002, p. 190.

[91] Farías (2000), pp. 4996-5006.

[92] Por ejemplo, el 18 de julio de 1999, en una entrevista concedida durante su detención en Londres, respondió con estas palabras a la pregunta de cuál fue el «factor decisivo» que les decidió a sublevarse contra el gobierno constitucional: «Fue precisamente ese acuerdo de la Cámara de Diputados que emplazó literalmente a las Fuerzas Armadas para que pusieran término a los atropellos del Estado de Derecho que denunciaba...».

El Mercurio, Santiago de Chile, 18 de julio de 1999, Cuerpo C, p. 2.

[93] Briones, Ramón y Bosselin, Hernán, «40 años del acuerdo de la Cámara que declaró la ilegitimidad del Gobierno de Allende»,

El Mos-trador, Santiago de Chile, 23 de agosto de 2013, en Elmostrador.cl, <https://www.elmostrador.cl/noticias/opinion/2013/08/23/40-anosdel-acuerdo-de-la-camara-que-declaro-la-ilegitimidad-del-gobiernode-allende/>.

[94]

Crisis, n.º 4, Buenos Aires, agosto de 1973, pp. 37-44.

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[1] González, Mónica,

La conjura. Los mil y un días del Golpe, Santiago de Chile, Ediciones B, 2000, pp. 181-182.

[2] Prats González, p. 370.

[3]

Apsi, Santiago de Chile, 9 de septiembre de 1985, p. 12.

[4] García de Leigh, Gabriela,

Leigh. El general republicano, Santiago de Chile, Ediciones GGL, 2017, pp. 52-54.

[5]

El Mercurio, Santiago de Chile, 7 de septiembre de 2003, Cuerpo D, pp. 2-4.

[6] Soto, Hernán y Villegas, Sergio,

Archivos secretos. Documentos des-clasificados de la CIA, Santiago de Chile, LOM Ediciones, 1999, pp. 17-29.

[7] Harmer, Tanya,

El Gobierno de Allende y la Guerra Fría interamerica-na, Santiago de Chile, Ediciones de la Universidad Diego Portales, 2013, p. 309.

[8] El 11 de septiembre envió varios telegramas a su gobierno celebrando la instalación del régimen militar en Chile. Burns, Mila,

Dictatorshipacross borders: the Brazilian influence on the overthrow of Salvador Allen-de, ponencia presentada en el Congreso de LASA (Latin American Studies Asociation) celebrado en 2014 en Chicago, en Esd.anepe.cl, <http://esd.anepe.cl/wp-content/uploads/2014/11/art6.pdf>.

[9] De hecho, Pablo Rodríguez, quien después del fracaso del Tanquetazo se refugió en la embajada de Ecuador, entró clandestinamente a Chile en un helicóptero de la Fuerza Aérea por la Araucanía y el 10 de septiembre, cerca de Temuco, concedió una entrevista a Radio Cooperativa, cuyo contenido fue recogido al día siguiente por los principales diarios del país.

[10] Moniz Bandeira, Luiz Alberto,

Fórmula para el caos. La caída deSalvador Allende (1970-1973), Santiago de Chile, Debate, 2008, pp. 497-499. «Derrocaremos al Gobierno de la Unidad Popular sea como sea. Si es necesario que haya miles de muertos los habrá. Necesitamos la ayuda de las Fuerzas Armadas. Ellas tienen que participar en esto. Nosotros estamos seguros de que lo harán porque de otra manera no tendremos los resultados esperados», advirtió Roberto Tieme, jefe de operaciones de Patria y Libertad, a finales de agosto de 1973. González Pino, Miguel y Fontaine Talavera, Arturo, eds.,

Los mil días de Allende, tomo I, Santiago de Chile, Centro de Estudios Públicos, 1997, p. 805.

[11] Díaz Nieva, José,

Patria y Libertad. El nacionalismo frente a la UnidadPopular, Santiago de Chile, Centro de Estudios Bicentenario, 2015, pp. 303-304.

[12] Arancibia Clavel, Patricia,

Conversando con Roberto Kelly V. Recuerdosde una vida, Santiago de Chile, Editorial Biblioteca Americana, 2005, pp. 145-147.

[13] Hobsbawm, Eric, «El asesinato de Chile», en Leslie Bethell, ed.,

¡Vivala Revolución! Eric Hobsbawm sobre América Latina, Barcelona, Crítica, 2018, pp. 435-440.

[14]

PEC, Santiago de Chile, 7 de septiembre de 1973, p. 3.

[15] García de Leigh, pp. 75-76.

[16] Ramos Albornoz, pp. 108-109.

[17] Ahumada, Eugenio

et al., Chile. La memoria prohibida, vol. I, Santiago de Chile, Pehuén, 1989, pp. 55-56. A fines de los años cuarenta, Orlando Letelier estudió en la Escuela Militar durante tres años, antes de matricularse en la facultad de Derecho de la Universidad de Chile.

[18] Dorfman, Ariel,

Más allá del miedo: el largo adiós a Pinochet, Madrid, siglo XXI, 2002, p. 156.

[19] Prats González, p. 433.

[20]

Resumen Mensual Iberoamericano.

Septiembre de 1973. Chile. Compendio de noticias sobre América Latina de periodicidad mensual que elaboraba el Centro de Documentación Iberoamericana del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, con la agencia France Press como fuente. Puede consultarse en la Biblioteca Hispánica de la Agencia Española de Cooperación Internacional, en Madrid.

[21] Garcés (1995), p. 25.

[22] Jara, Joan,

Víctor. Un canto inconcluso, Santiago de Chile, Fundación Víctor Jara, 1993, p. 240.

[23]

Resumen Mensual Iberoamericano.

Septiembre de 1973. Chile.

[24] Prats González, p. 445.

[25] La noche del 3 de agosto en una casa de Puente Alto, en la periferia de Santiago, los secretarios generales del Partido Socialista y del MIR, Carlos Altamirano y Miguel Enríquez, se reunieron con un grupo de marineros, encabezados por el sargento segundo Juan Cárdenas, que les revelaron que en la Armada se estaba gestando un golpe de Estado. Tres días después, de madrugada, este suboficial y sus compañeros fueron detenidos, acusados por su institución de participar en un «movimiento subversivo» apoyado por «elementos extremistas». De inmediato, la prensa conservadora y la oposición emprendieron una campaña para acusar a Altamirano, Enríquez y Óscar Garretón —secretario general del MAPU— de promover la infiltración en las Fuerzas Armadas para preparar un «autogolpe» de la izquierda. Mientras, en el cuartel Silva Palma de Valparaíso aquellos militares democráticos eran torturados, preludio de lo que sucedería allí y en más de mil lugares de todo Chile a partir del 11 de septiembre.

[26] Carvajal, Patricio,

Téngase presente, Santiago de Chile, Ediciones Arquén, 1993.

[27]

Cosas, Santiago de Chile, 15 de julio de 1996, pp. 43-47.

[28]

El Mercurio, Santiago de Chile, 7 de septiembre de 2003, Cuerpo D, pp. 2-4.

[29] Arellano Iturriaga, Sergio,

Más allá del abismo. Un testimonio y unaperspectiva, Santiago de Chile, Editorial Proyección, 1985, p. 47.

[30] Prats González, pp. 445-446.

[31] Gazmuri, Cristián,

La persistencia de la memoria. Reflexiones de uncivil sobre la Dictadura, Santiago de Chile, Centro de Investigaciones Diego Barros Arana y Ril Editores, 2000, pp. 14-15.

[32] Corvalán, Luis,

De lo vivido y lo peleado. Memorias, Santiago de Chile, LOM Ediciones, 1997, p. 153.

[33] Garcés, Joan E.,

Allende y la experiencia chilena. Las armas de la polí-tica, Barcelona, Ariel, 1976, pp. 352-353.

[34] Merino, José Toribio,

Bitácora de un almirante. Memorias, Santiago de Chile, Andrés Bello, 1999, pp. 225-226. En infinidad de ocasiones hasta el día de hoy, desde diversas perspectivas ideológicas —incluso desde la izquierda—, se ha responsabilizado en parte del golpe de Estado a Carlos Altamirano por aquel discurso del 9 de septiembre de 1973. Es una imputación injusta y, por tanto, merece recordarse también el discurso que pronunció el 17 de septiembre de 1972, en un teatro de Santiago durante un acto organizado por el Partido Socialista, en las vísperas de la conmemoración del aniversario de la independencia nacional y del día de las Glorias del Ejército. En aquel discurso el senador Altamirano exaltó la historia nacional y la contribución de los verdaderos patriotas —O’Higgins, Balmaceda, Schneider, Allende— y denunció la actitud de la oposición y las injurias contra las Fuerzas Armadas, el gobierno y el presidente. «Por eso para nosotros, compañeros, el papel del Ejército es al revés de lo que suponen estos reaccionarios: crece y se dignifica en la medida en que crecen nuestra libertad y nuestra soberanía. El pueblo chileno, junto a nuestras Fuerzas Armadas, defenderán esta segunda Independencia, impidiendo cualquier acto de sedición que pretendan hacer el imperialismo y sus aliados dentro de nuestro país.»

Patria Nueva, Santiago de Chile, octubre de 1972. Once páginas sin numerar.

[35] Huidobro Justiniano, Sergio,

Decisión naval, Valparaíso, Imprenta de la Armada, 1989, pp. 235-238.

[36] Pérez Carrillo, David,

La fronda militar: El 11 de septiembre, p. 147, Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Chile, Documento de trabajo, n.º 82, Santiago de Chile, 2006. Disponible en línea, <https://es.slideshare.net/foralliebsch/la-fronda-militar-11-sept-73>.

[37] Merino, 228-229.

[38] González Camus, Ignacio,

El día en que murió Allende, Santiago de Chile, CESOC, 1993, p. 97.

[39] Valenzuela, Arturo,

El quiebre de la democracia en Chile, Santiago de Chile, Flacso, 1989, pp. 262-263.

[40] Kornbluh, Peter,

Pinochet: los archivos secretos, Barcelona, Crítica, 2004, p. 108.

[41] Rouquié, Alain,

El Estado militar en América Latina, Buenos Aires, Emecé, 1984, p. 272.

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