Paola

Paola


Capítulo 14

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—Por favor no te vayas, amor, no me dejes así sin más —Le pidió con su suave voz, esa voz que la transportaba hasta el mismo paraíso, la voz sin la que, según las palabras de la propia Paola, era fácil desplomarse— No soy tan débil como tú crees, déjame estar a tu lado, déjame vivir a tu lado y si es necesario, morir, pero siempre a tu lado —Agregó despacio.

—Paola sintió que la cabeza le daba vueltas, sus ojos se inundaron de lágrimas y sentía como el corazón se le quisiera escapar del pecho y saltar hasta las manos de Sebastián, ella lo amaba, lo amaba por encima de cualquier cosa y de cualquier persona. Sé bien como se habrá sentido al tomar aquella decisión que le desgarraba el alma en girones, yo también lo habría hecho si eso hubiera sido necesario para salvarlo, yo también lo haría hoy, por él y solo por él.

Paola sintió los brazos de Sebastián alrededor de su cintura, sus manos que se sujetaron firmes a su abdomen y la calidez de su pecho traspasando la gruesa chaqueta de cuero. Él hundió su rostro en su cuello y Paola pudo sentir nuevamente ese calor recorriéndola desde su centro hasta la periferia de todo su cuerpo, su aliento tibio rozando su cuello y el aroma característico de los restos de su loción de afeitar. Las manos de Paola temblaron cuando al girarse, tomaron el rostro de Sebastián entre sus manos y sus labios, se fundieron en un beso suave, cálido, un beso en el que si era preciso entregar la vida, ambos lo harían con gusto, en aquel momento los dos tiraron por la borda toda duda de lo que ambos sentían, pero también, se complementaron a un nivel superior, las imágenes que Sebastián guardaba en su cabeza, esas que solo él tenía escondidas en algún lugar de su subconsciente, le llegaron a ella como una ola furiosa contra la playa. Ahí estaba, la pieza faltante del rompecabezas, la imagen que Paola no tenía y que Sebastián había captado aquella primera vez en que ella le mostró su poder mental.

Rompieron ese beso, exhaustos, temblorosos y excitados, pero no en el sentido sexual, sino en un plano superior, sus cuerpos aún se alteraban con esas repentinas proyecciones mentales.

Estefanía ya no estaba en la habitación, ellos se miraron incrédulos, pues no sabían en que momento los había dejado solos, pero lo agradecieron, se tomaron de las manos y la mirada que Sebastián depositó en Paola, fue aliento suficiente para seguir adelante, ahora sabían qué camino tomar y lo tomarían juntos.

Cuando bajaron las intrincadas escaleras de la hacienda, se encontraron con cientos de seres nocturnos organizados y listos para iniciar una lucha de la que pocos saldrían victoriosos.

—No comprendo como no lo supe antes —Dijo Ioan mientras hojeaba los libros.

Nos explicaron que el círculo de seres de luz lo conformaban los guardianes de las cinco potencias que arroja el núcleo de donde todo procede y que cada uno era el guardián de un elemento y la representación de cada una de las razas superiores que habitan la tierra. En los petroglifos prehispánicos se representaban con el símbolo de los cuatro puntos cardinales, es decir, una cruz, aunque también representaba el símbolo de Venus, en el caso de los Filli, pues los humanos la relacionaban con la icnografía cristiana y que todas las formas de energía se manifiestan en figuras geométricas. En pocas palabras, los cinco guardianes forman un todo infinito cuando se encuentran reunidos.

—¿Yo a quien represento? —Preguntó David, ensimismado aun.

—Las razas superiores son, Vampiros, Lobos, Fillis, humanos e inmortales —Explicó Helena.— Ioan es un Filli, Tiziana un vampiro, Tisbet un lobo y supongo, que tú eres un inmortal, porque yo soy humana —Finalizó.

—¿Desde cuándo saben eso? —Preguntó Rubén, sorprendido por la revelación.

—Celeste nos preparó desde la infancia para poder entender nuestros poderes y el modo seguro para interactuar con ellos —Contestó Helena— Aunque nunca antes habíamos visto un lobo o un vampiro hasta que los conocimos a ustedes y luego, cuando llegaron los lobos a su hacienda, entendimos la energía que ellos desprenden, pero al ser igual de caótica que la de ustedes, preferimos esperar hasta estar seguras, pues solo somos una representación de las razas, no significa que lo seamos en la práctica, es nuestro elemento el que nos dicta la representación, Venus es representada por el fuego, Ioan es el guardián del fuego, los vampiros son representados por la tierra, así que le corresponde a Tiziana, los lobos por el agua, es Tisbet la guardiana y los inmortales por el viento, así que tú debes ser uno de ellos

—¿Pero qué son los inmortales? —Preguntó nuevamente David.

—Son humanos que jamás morirán, no pueden morir y son extremadamente poderosos, pero no forman familias ni clanes como todos los demás, según nuestro libro, son humanos condenados a vivir eternamente y tengo entendido que a lo único que se dedican es a matarse entre ellos, solo un inmortal puede matar a un inmortal y con esto, absorberá todo el poder del otro, tal parece que su meta es que al final, solo quede uno de ellos en la tierra —Se apresuró Ioan a contestar.

—Así que nuestro enano es el más poderoso aquí —Agregó Carlos, dándole una palmada en la espalda a David, este, pareció tragar algo amargo, pues su rostro se volvió rojo.

—Calla, no interrumpas —Le pidió María, devolviéndole la palmada con más fuerza, el rostro de Carlos fue de sorpresa y… honestamente causo mucha gracia. Carlos volteó para fulminar a María con la mirada, pero ella le debatió con una sonrisa, Carlos solo la ignoró, pero la miraba cada vez que creía que nadie lo observaba, María me agradaba bastante.

Paola y Sebastián entraron corriendo por uno de los tantos pasillos balbuceando que debíamos resistir un poco más, obviamente todos los miramos queriendo ahorcarlos, bueno, tal vez solo yo quería ahorcarlos y es que, la verdad moría de ganas de aplastar unos cuantos lobos y de ser posible, a Morrigan.

—No comprenden —Se dirigió a Max y el resto de los líderes, incluyendo a Alberth, que aunque débil, ya estaba junto a ellos, él también quería luchar. Creo que la tenacidad la heredé de él.

Para ese momento ya los heridos estaban siendo trasladados vía subterránea hacia Blackpool

– ¿No ha llegado Yazzel? —Paola soltó la pregunta al aire pero nadie se atrevió a contestarle. Paola entendió el silencio reinante y se dirigió a Max— Escúchame Max, he visto quien está detrás de todo esto, he visto quien fue el autor intelectual de la muerte de mi papa —Al decir esto, Paola recibió toda nuestra atención.

Sin ser una Demester, yo también quería saber quién fue el maldito traidor que acabo con nuestro principal líder. Porque aunque cada uno de los clanes tuviera a un hermano Devaron a la cabeza, lo cierto es que era Leonard Devaron quien dictaba cada acción de los vampiros en el reino unido.

—Esa imagen Dimitri, recuerdas, esa que no podía recordar, no podía porque no era una imagen mía, era de Sebastián, el vio al extraño hombre de pie sobre la saliente rocosa, ese Demester que no hizo nada por papa, ese mal nacido que lo guio hasta la cueva de los lobos para alejarlo de nosotros, fue Hillel —Soltó de golpe y Carlos, en medio segundo, ya estaba de pie frente a Paola.

—¿De qué demonios hablas? —Preguntó zarandeándola por los hombros. Lexx se interpuso entre ellos y evitó que Carlos la siguiera agrediendo.

—Cálmate Carlos, déjala hablar —Soltó Lexx con voz de mando.

—No miento Carlos, fue Hillel, él es el traidor de toda la familia Devaron —Agregó nuevamente mientras empujaba a Carlos— Todo tiene sentido, dime ¿Por qué Hillel ha convertido a humanos de otras tierras? ¿Cómo llegó Morrigan a México? Sabes que Hillel se da gusto de vez en vez y bebe sangre humana, eso no es un secreto ¿Por qué demonios creó vampiros completos y tan lejos de aquí? Bien pudo poner a su alcance el suero ¿Por qué ocultarlos entonces? ¿Por qué los Lerois no están aquí, luchando con nosotros? ¿Por qué su insistente necesidad de crear una alianza con Khâlid, el líder del clan Turco casando a Jordan con Hishâm? Todo es por poder, por ansias de poder ¿Cómo los lobos dieron con el castillo de Dimitri si esta resguardado por un hechizo muy poderoso? Demonios Carlos, creo que es bastante claro —Finalizó respirando con dificultad.

Obviamente las reacciones fueron muchas y muy distintas, aquella declaración dejó a más de uno con la boca abierta, los vampiros de México se sintieron culpables, de algún modo, ellos eran parte de un plan que ni ellos mismos conocían, se sintieron utilizados y en parte también, menospreciados.

—¿Entonces es verdad que existen otras formas de sobrevivir? ¿Otras que no necesariamente nos obligaría a matar humanos? —Preguntó Carmen, encarando a Dimitri.

—A mí no me molesta matar humanos —Agregó una chica en español.

—Fabiola cállate —Carmen fulminó a la chica, pero esta solo se encogió de hombros.

Bien, segunda humana que me agradaba.

—Sí, la hay, pero Hillel no tuvo ganas de dárselas —Contestó Paola nuevamente con ese tono ácido en la voz, un tonito que le va bien a Yazzel pero no a ella.

Estaba molesta, furiosa, eso era entendible, pero la acusación que estaba haciendo, sobrepasaba por completo la locura. Dimitri estaba a punto de refutar su argumento pero una nueva detonación sobre el casco hizo cimbrar hasta los cimientos, era obvio que las deducciones habían llegado a su fin, era el momento de defender y atacar.

Por fin.

—Si atacamos de frente, habrá demasiadas bajas —Gritó David para tratar de imponerse— No quiero más muertos por esta maldita causa —Finalizó mientras alcanzaba a Helena— Carlos dijo que entre nosotros podíamos parar esto y creo que sé cómo— Argumentó mientras buscaba entre las páginas del libro del principio y el fin— Aquí, justo aquí dice que solo los seres de luz pueden detener al maldito —David comenzó a leer:

Vagará por la senda oscura hasta el fin de la maldad.

Y su descendencia será de sangre maldita,

Arrasará con la vida en vida y con cada muerte volverá la vida

Pero la vida será maldita

Y ni el agua ni el pan saciaran la sed y el hambre

Y estarán destinados a beber sus espíritus.

Y un día, cuando el último hacedor de maldad haya sido condenado,

Volverán a comer y a beber y la tranquilidad será plena por un tiempo dentro del tiempo,

Hasta que surja la maldad de entre ellos,

Siendo su sangre, pero no su carne

Y serán sus descendientes quienes reclamaran la justicia,

Hasta lograr la paz entre ellos los espíritus malditos más no malvados y los otros,

Los espíritus victimados

Y nadie volverá a beber espíritus por algún tiempo dentro del tiempo.

—Es de lo más sencillo, Hillel es el maldito y ellos su descendencia —Dijo señalando a los vampiros de México —Son su sangre más no su carne, ellos son los condenados a beber espíritus, a beber sangre, ni el agua ni nada sacian su hambre y su sed, y luego dice:

Iniciará el tiempo dentro del tiempo,

Con una estampida de fuego y sal.

Y la carne del caos nacerá de entre los malditos

Para crear el núcleo del círculo

El tiempo en que el malvado surge y domina y traiciona,

El tiempo en el que la paz dejará de ser paz para convertirse en guerra y muerte.

—No se debe ser adivino para saber que ese día es hoy —Agregó y continúo leyendo:

La sangre maldita pero no malvada no triunfara sobre el malvado,

Los seres de luz traerán el equilibrio pero no la paz,

—Los vampiros debían conocer a los seres de luz, pero, creo que esto, todo esto, es para ustedes más que para ellos —Dijo refiriéndose a los hispanos —

Porque este tiempo dentro del tiempo es diferente al otro,

Y la muerte y destrucción no será sobre vida, sino sobre vida sin vida

Y será sobre su sangre pero no su carne.

—Cuando uno de ustedes es transformado, según entiendo, tiene que morir y si el virus es compatible con su organismo, es como se reinicia, en sí, todos los vampiros han muerto ya, pero viven gracias al virus, aunque esto es lo mejor —Decía muy emocionado.

Los seres de luz tiene la llave de la tierra,

La potencia de las aguas,

El poder del fuego

La bondad del viento

Y solo ellos vencerán al malvado con el poder del fuego

Quemando su espíritu hasta que no haya una sola gota de sangre maldita en él,

Que también es poder,

Y enterraran al malvado bajo el agua cubierta de tierra y los suyos con el

Y solo ellos protegerán su tumba pues solo ellos pueden pedirle al viento ser su guardián

Y solo a ellos el viento escuchará.

Pero los seres de luz no podrán llegar al malvado

Sin la guía y protección de la sangre maldita

—Esto es como una guía, esto no se acabara hasta que no terminemos con Hillel, pero debemos de ocuparnos de él, pelear aquí no nos servirá de nada, nosotros, los seres de luz seremos quienes lo terminaremos, pero no podremos hacerlo sin ustedes —Dijo mientras se acercaba a Max— Por favor Max, ayúdanos a llegar a él, ayúdanos a llegar hasta donde podamos echarle la mano encima, no podemos hacerlo sin ustedes —David le suplicaba a Max como un niño pequeño.

Honestamente les diré que me parecía todo como una película de suspenso en donde el rojo es negro pero el negro es ausencia de color, por lo cual el color rojo, no existe, algo así de enredado.

Aunque analizándolo de manera más detenida, el humano tenía toda la razón del mundo, ese hombre tenía un especial poder analítico en el que su mente lograba, embonar cada piececita de un enorme rompecabezas, así que, era la hora de hacer valer en algo mi larga vida.

—Max, si no te opones, mis chicos y yo guiaremos a David y a Carmen hasta donde esta esa mierda, mientras ustedes defienden aquí —Agregué a manera de propuesta— Seguramente está en su castillo, podemos llegar en menos de 10 minutos, tengo varios transportadores —Teníamos que actuar, ninguna opinión estaba de más.

—Gracias Anna, pero debemos organizarnos bien, creo que lo correcto es no dejar a nadie solo por el momento, no sabemos que nos aguarde en el castillo, los Lerois están intactos y cuando ustedes aparezcan, lo que sea que ellos tengan preparado detrás de los muros, los tomará de sorpresa —Argumentó Max con voz calmada, vaya sangre fría de ese hombre.

—Pero no estamos a ciegas— Recordé de pronto —Carlos Alejandra, tu hermana esta de tu lado, ella puede decirnos como está la situación ahí adentro —Propuse sin pensarlo demasiado. En verdad, Alejandra desde mi punto de vista, era una chica rara, todo el tiempo metida en algún libro y jamás la veías fuera de su habitación a menos que hubiera reuniones sumamente importantes. Realmente me sentía desesperada pues, aunque los muros pudieran resistir, si los lobos nos sitiaban, estábamos muertos, ya no había suero y teníamos quince vampiros completos que tal vez tuvieran hambre.

—Carlos ¿Podemos conectarnos con Ale para preguntarle cómo está todo ahí adentro? —Preguntó Paola

—Ella es una niña, no sé si sea prudente —Argumentó con incertidumbre.

Alejandra era hija de Helewise, la esposa de Hillel. Cuando tuvo edad suficiente, Hillel la convirtió en vampiro, alegando que Helewise no debería estar sola ni merecía ver morir a su hija. Carlos la adoptó como si fuese una hermana. No era su sangre pero, definitivamente era parte de su corazón.

—Venga llorón, necesitamos ojos ahí dentro —Apunto María dándole una palmada en la espalda, aunque les seré honesta, la palmada se había convertido un poco en caricia— Necesitamos a esa hermana tuya —Volvió a agregar, Carlos la miró cauteloso, pero asintió con una sonrisa, debo admitirlo, muy sensual. Luego tomó a Paola de las manos y se perdieron por unos minutos que parecieron eternos pues, aunque los cañoneos improvisados habían cesado por algunos minutos, eso no significaba que los lobos se habían rendido.

Las imágenes que Alejandra la “niña fantasma” como la llamaba Hillel, le mostro a Carlos y este a su vez a Paola, fueron a través de la rendija de una puerta. Alejandra tenía por costumbre el deambular por la casa como un fantasma, sin ser percibida por los demás sentidos de Hillel. En una ocasión despertó abrumado por que creyó que alguien se había colado en su habitación y lo observaba dormir, en efecto, había sido Alejandra, que lo miraba con sus ojos de avellana, tan abiertos y sombríos que, al verla de pie a sus pies, su temor aumentó tanto como aquel día en que había dejado de ser humano. Fue tanto su desconcierto que le colocó a la chiquilla un cascabel en cada muñeca, para escucharla cuando estuviera cerca, pero no funcionó por mucho pues, un día, mientras se daba la vuelta del estante de la biblioteca con un libro en las manos, Alejandra estaba ahí, de pie detrás de él, mirándolo nuevamente, sin pronunciar palabra alguna y luego, se desvaneció con el aire, ella era un transportador.

Alejandra develó ante ellos, las reuniones secretas entre Hillel y Morrigan, Hillel manipulando a los magistrados, jueces y cuanto personaje político importante de Londres se presentara ante él. Los tenía comprados, pero no de manera económica, estaba bajo su poder y ellos creían estar haciendo lo correcto, porque de algún modo, Hillel les daba lo que ellos realmente querían, disfrazado de lo que más disfrutaban; el poder. Es una lástima que la mayoría de las veces, el más apropiado para obtener el poder, no sea el más apropiado para ejercerlo. Además, Jordan, su más fiel seguidor, sostenía relaciones íntimas con cuanta mujer que se le cruzara por enfrente, vampira, humana, bruja o lo que fuera, mientras que su esposa, la princesa Hishâm, lo esperaba en sus aposentos, ardiendo y sin ser satisfecha, así que Hillel entraba por las noches y le hacía el favor de calmar sus ansias y ella, agradecida, cumplía los deseos más bajos que él tuviera, todo a lo que la gran dama, Helewise, se negaba rotundamente a realizar. Ahora se explicaban los moretones en la cara de Hishâm y su continuo desinterés por aparecer en público.

Todos tenemos secretos pero, algunos saben ocultarlos mejor que otros.

Carlos y Paola salieron del trance y la enorme sonrisa en el rostro de Paola nos dio una esperanza— Hillel viene con todos sus soldaditos hacia el Valle de los fantasmas —Soltó felizmente, pero el rostro de Carlos estaba desencajado.

—¿Qué pasa hermano? —Le preguntó Lexx al notar que Carlos estaba en shock.

—Helewise…murió —Respondió casi de manera automática, sus ojos estaban fijos en la nada y su mirada ahora carecía de color alguno.

—Ánimo guapo —Soltó María mientras cogía su mandíbula para hacerlo girar su mirada hacia ella— No sé quién sea ella, pero ya habrá tiempo de que le guardes luto, mira al grandote, acaba de perder a su mujer y aun así, ha guardado su dolor para defender a su gente y a nosotros que no somos nada —Le dijo de una manera tan directa pero a la vez, tan cargada de sinceridad que Carlos solo le sonrió acariciándole la mejilla, se limpió las incipientes lágrimas que amenazaban con desbordarse de sus ojos y levantó la barbilla.

Max decidió formar dos grupos, en el primero trabajarían los guardianes de luz, los vampiros de México, Carlos, Sebastián y Paola con la finalidad de interceptar a Hillel en el Valle de los Fantasmas. Mientras que el resto de los Bruijas que aún estaban en condiciones de luchar, los Demesters, Hurt, el único rumano que quedaba puesto que Estefanía se había ido con los lesionados a Blackpool, los lobos de Michael, mis chicos y yo. Nosotros defenderíamos la hacienda hasta la muerte de ser necesario y honestamente, una emoción recorrió mi espalda cuando me imaginé retorciendo el cuello de la perra de Morrigan.

Aunque no contábamos con el factor sorpresa. Yazzel.

Mientras nos organizábamos, ella apareció en medio del salón de la hacienda, enfundada en una de sus vestimentas típicas de cuero negro y botas de comando, su cabello atado en una perfecta cola alta que caía sobre sus hombros y sus ojos parecían dos perfectos soles dorados enmarcados en un intenso arillo rojo que todos notamos. No era un secreto que a Yazzel le gustaba romper las reglas de vez en cuando y una de ellas, era la de beber sangre humana. Pero lo más extraño de todo en ella, era la increíble aura que la envolvía.

Yazzel lucía resplandeciente. Su piel tenía un brillo especial y se podía sentir un cosquilleo curioso proveniente de ella. Su altivez era característica pero esta vez, era sin duda mucho más notoria. Se plantó en medio del salón y nos miró a todos como si no existiera nadie más grande y más fuerte que ella y quizá en ese momento tenía razón.

—¿Dónde demonios estabas? —La voz furiosa de Lexx se escuchó retumbando detrás de nosotros y Yazzel lo miró del mismo modo. Luego, pareció volver un poco en sí misma. Su expresión cambió nuevamente y sonrió.

—Estaba ocupada, necesitaba averiguar algunas cosas que no me quedaban claras, pero ya estoy bien —Contestó sin mirarlo y caminó despacio abriéndose paso hasta llegar a Max.

—¿Qué tenemos? —Preguntó con una sonrisa en los labios y luego agregó— Ahórrate los dramas y los reclamos Paola, no necesito que me regañes ni me digas que hacer, vamos a patearle el culo a Morrigan y después podemos jugar a las hermanitas y contarnos nuestras travesuras —Paola se quedó a medio camino. Se detuvo de golpe y perdió todo el poco color que pudiera haber en ella.

—Esto no es un juego Yazzel —Se escuchó la voz de Lexx detrás de ella.

—Tienes razón Lexx, esto no es un juego, tú si —Ni siquiera lo miró. Continuó hablando con Max como si nada más importara. Max se notaba incómodo, pero la puso al tanto de nuestros planes. Yazzel no cambió ni una sola de sus estrategias y se limitó a hablar con Max por un momento mientras los demás, emprendían el camino hacia el valle de los fantasmas y el resto, tomaba sus posiciones para defender la hacienda.

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¿Qué es un triunfo? ¿Te lo has preguntado alguna vez? Yo pensaba que un triunfo significaba simplemente “conseguir lo que se desea” De remover los círculos del infierno con tal de obtener eso que tanto necesitas, aunque a veces no sea lo necesario, sino lo que dicta tu vanidad. Pero vale, de donde sea que surja aquello que buscamos, creo que, invariablemente, el triunfo, tiene un precio, en ocasiones es tiempo, dedicación o en el más simple de los casos, algunos desvelos, pero a veces el triunfo exige un pago mucho mayor, el precio para obtenerlo puede llegar a ser la vida.

Si es la propia, tal vez merezca la pena, al final cada ser tiene derecho de decidir si vive o muere y el cómo quiere hacerlo. Pero ¿Si es la vida de otra persona? Habría que pensarlo varias veces. Cuando existe el riesgo de que tu triunfo se cobre una vida ajena, entonces es cuando debemos preguntarnos: ¿Vale la pena?

Antes de tomar decisiones importantes donde intervenga la integridad moral o física de otra persona deberíamos hacernos una pregunta sencilla ¿Si para conseguir lo anhelado se sacrifican vidas, se puede ver como un triunfo aun? Para mi hoy, es más bien una derrota.

Aquella noche en la hacienda del Saint Gandales fue para muchos, la última, fue el final, para otros, la primera de muchas, el inicio de una larga temporada feliz, lo que para algunos fue un triunfo, para otros, fue un fracaso total.

Recuerdo muy bien cuando conocí a ese trío de inusuales sujetos. Fue en el salón de eventos informales dentro de los latifundios que ocupa el Castillo de Buckingham. No los miré al principio, pero cuando tocaron sus instrumentos, mi corazón se detuvo por un par de segundos. Ahora estoy segura de que mi obsesión con Sebastián fue completamente un capricho ridículo, por eso me obsesioné con la idea de tenerlo para mí, de transformarlo y poder hacer que me quisiera aunque sea por el fuerte lazo que se forma entre creador y creado. Pero este no necesariamente lo determina el amor, Yazzel y Lexx son un claro ejemplo. Que lejos de la realidad estaba mi conciencia en aquel momento, pues el hombre que me amaba por mis defectos había estado desde mi vida de mortal a mi lado, jamás me dejó, vivimos siempre juntos pero de manera paralela, sin poder ser uno sin el otro, pero sin poder unirnos nunca, creo que en aquel momento distaba mucho de mi mente la idea de que volvería a amar tan poderosamente a quien fuera mi amo desde que nací como esclava en los dominios de sus padres.

Ya saben de quien les hablo, justamente de William, él era hijo de un gran Lord en las tierras del norte del distrito de Lancaster en el Reino Unido y señoreaba casi todas las tierras de cultivo de lo que hoy es Preston, entre muchas otras. Era un chico refinado de familia adinerada, el único hombre de seis hermanas, el último hijo y el único varón y por tanto, un niño introvertido que gustaba de los libros y las clases de esgrima y de etiqueta que sus hermanas y su elegante madre le impartían. Pobre de él, era quien llevaba encima la carga de hacer prevalecer el apellido de su familia, la gran familia Woodgate, pero obviamente, el niño creció entre gente poderosa, de esos que poseían el mundo en la mano, pero a pesar de que se rodeaba de superficialidad, su mirada seguía siendo sincera, su semblante amable y su sonrisa honesta.

Mi familia en cambio había nacido por generaciones sujeta a la esclavitud, todos y cada uno nos dedicábamos al servicio de la gran familia Woodgate, mi bisabuelo sirvió a su bisabuelo, mis abuelos a sus abuelos y mis padres a sus padres, a mí y a mis hermanos por ende nos tocaba servirles a él y a sus hermanas y nos preparábamos cada uno por su lado para nuestro papel; él para mandar, ordenar y disfrutar, yo para servir, servir y servir.

Era muy curioso verlo todas las mañanas apareciendo con el sol desde la montaña con sus zapatos amortiguados y su enorme escopeta de caza, jamás cazaba nada porque le era imposible ver morir a un indefenso animalito, pero volvía a su caserón con sus rizos revueltos por el viento, su atuendo desfajado y su andar desgarbado. Yo le miraba mientras pasaba frente al granero directo a los lavabos de las caballerizas, ahí se quitaba cada prenda y dejaba caer el agua fría sobre su cuerpo esbelto; gritaba como un loco y luego se envolvía en una bata que ya Frederick mi hermano menor, le tenía lista para ayudarlo a cubrir su desnudez y llevarlo hasta sus aposentos. Siempre pensé que esa era una manía de locos, solo la gente de dinero sin nada más que hacer que perder el tiempo, podía darse el lujo de bañarse con agua fría en aquellas mañanas gélidas del norte, solo por simple gusto.

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