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~ Capítulo 37 ~
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~ Capítulo 37 ~
Bajaron hacia el puerto de refugio hablando de cosas ajenas a la novela, pero poco a poco fueron espaciando las frases hasta que acabaron caminando en silencio. Llegaron hasta la punta del espigón del puerto, y allí se sentaron sobre el pretil que miraba al mar. Volvieron a hablar, comentando el color gris del mar de invierno, pero pronto callaron de nuevo. De repente, como si hubieran estado llevando una conversación interna, Abdoulaye dijo:
—¿Qué fue de ellos?
Alicia, sin dejar de mirar al frente, al mar, contestó:
—No lo sé Abdoulaye. Mi conexión con la historia acaba en el momento que has escrito al final de la novela. Siempre ha sido así. No pierdas el tiempo buscando en libros o en Internet, no encontrarás nada. A veces, no siempre, encontrarás lo que ocurrió antes y durante, pero de después nada. Toda la información respecto a los personajes o a la historia principal se corta de golpe. Ni hay información real ni yo vuelvo a percibir nada nunca más.
Volvió a callarse un rato largo antes de continuar.
—Yo tampoco puedo evitar pensar qué fue de ellos; de todos ellos, no solo de Irene y de Gabriel, recuerda que tengo grabadas doce historias más. Pero lo único que me queda para rellenar el vacío es la imaginación.
Entonces giró la cabeza y miró a Abdoulaye de frente, con cariño:
—Lo único que nos queda a los dos: tú la tuya y yo la mía. Podemos inventar un final para la historia de Irene y Gabriel, puede ser feliz o desgraciado, pero será producto de nuestra imaginación, no la verdad. A esa jamás podremos acceder.
Y tras un nuevo silencio, añadió:
—Pero es bueno que siga habiendo misterio, ¿no crees, Abdoulaye?
[1] Pescador.
[2] Tres estrellas (nombre del barco en el que trabaja Abdoulaye).
[3] A lo largo de la novela los nombres de algunas ciudades y pueblos van a aparecer escritos de forma diferente, según se trate de narración histórica o contemporánea, intentando respetar la grafía y/o denominación de cada época: Echalar/Etxalar, Lesaca/Lesaka, Fuenterrabía /Hondarribia, Vera/Bera... (N. de la A.)
[4] Esa bruja.
[5] ¡Martín, tu chaval!
[6] ¿Qué tal?
[7] Ayer vimos todo... Leo y yo te hemos preparado esto.
[8] Tengo que irme.
[9] Frontera.
[10] Estaré bien.
[11] ¿Dónde estabas?
[12] Vamos adentro y te contaré...
[13] ¿Y qué has hecho tanto tiempo allí?
[14] Lo de siempre… ya sabes... reunirme con los comerciantes de allí, recoger el género...
[15] ¿Y por qué no has venido a avisarme al menos?
[16] Todo estaba lleno de soldados y era imposible ir de un lado a otro.
[17] He estado con Esteban. Está bien. Te manda recuerdos y también me ha dado un paquete. Para ti.
[18] Wellington en mi casa…¡¡¡en mi casa!!!
[19] Irene, déjame pasar.
[20] Ese/a cerdo/a.
[21] La bruja le va a preparar una comilona a el/la cerdo/a ese/a.
[22] Y he pensado que tú también tienes que acudir.
[23] ¿Ir? ¿A dónde?
[24] A la comida.
[25] ¿¿Qué??
[26] Quiero que me traduzcas lo que dicen esos ingleses. He pensado que será fácil que te inviten teniendo en cuenta que van tus abuelos. Puedes hablar con tu abuelo. Y si eso no sale, hay una última opción: ser camarera, como yo. Mayí se quejará pero conseguiré que acepte...
[27] No iré de ninguna de las maneras.
[28] ¿Cómo?
[29] El coronel pelirrojo me conoce y sabe que entiendo algo de inglés, si fuera a la comida sería sospechoso.
[30] Gurutze, ¿qué te ha pasado?
[31] ¿Qué te ha hecho ese inglés?
[32] No ha sido él, me he caído.
[33] Me he caído.
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