Nika

Nika


Capítulo 18

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Capítulo 18

Nika

Mientras viajaba en el coche, directa a mi casa, arrullada por los brazos de mamá, no podía evitar pensar en Bruno. ¿Cómo se encontraría? ¿Estarían cuidando de él? No conozco la forma de actuar del ejército en estos casos, pero estaba segura de que no se andarían con muchas delicadezas con él. Y eso me dolía.

Cuando escuché la explosión, no necesité muchas más pistas para saber que estábamos en peligro. Y me di cuenta de que él había estado todo el camino espoleándome con sus puyas, haciendo que caminara más rápido, pero sin contarme lo que él ya sabía. No quiso asustarme. Astutamente me forzó a mantener un paso rápido, sin desvelarme el motivo que había detrás de nuestra huida. Porque estábamos huyendo, él no esperaba encontrar ayuda, él solo quería ponernos a salvo.

Debió de ser duro abandonar allí al piloto, sabiendo que lo dejaba a merced de los tipos que nos perseguían. Bruno tomó una decisión visceral. Quedarnos allí podría haber significado nuestro final. No habían querido decírmelo, papá se cuidó mucho de darme esa información, pero yo no soy tonta, podía hacerme una idea de lo que le había ocurrido a aquel hombre. Solo esperaba que no hubiese sufrido. Uno no lo hace cuando estalla junto al resto del avión, ¿verdad?

No podía acusar a Bruno de ser egoísta por dejar al pobre hombre allí. De haberlo sido, se habría librado también de mí. Yo le retrasé bastante. No hacía falta ser muy listo para darse cuenta de que él iría más rápido que yo por aquel terreno. Aunque, también podría pensar que no se habría atrevido a dejarme allí porque conocía a mi familia, y sabía que le caerían encima todos los fuegos del infierno si me hubiese ocurrido algo por culpa de sus decisiones. Todo el mundo sabía cuan intenso podía ser mi padre. Y no digamos el resto de la familia.

Mi familia… Alcé los ojos para reconocer la entrada a la casa de mis padres, mi casa, y una extraña sensación creció en mi cuerpo. Los había extrañado, a todos, pero eso no era lo que me oprimía el estómago como si estuviese encogiéndose. Mi familia, iba a verlos a todos, y eso implicaba que vería a Tasha.

Lo sé, ella y yo habíamos sido uña y carne de niñas. Ella era la que marcaba el ritmo, y yo le seguía. Pero no era una gregaria, ella siempre me tuvo más como una compinche silenciosa que como una seguidora incondicional. Al menos hasta que nuestros caminos se separaron. Aunque la universidad nos distanció, seguíamos manteniendo ese vínculo especial entre nosotras, hasta que ocurrió aquella dramática escena de celos en la boda del primo Anker. Ella pensaba que Drake y yo… Pero no la culpo, porque él y yo teníamos un secreto que yo no deseé compartir con ella, y eso no lo hacen las amigas.

Puede que suene raro, pero Tasha y yo teníamos una amistad que nacía del vínculo familiar. Drake y yo teníamos un vínculo mucho más profundo, uno que nacía del sufrimiento, del mío. Él entendió desde un principio qué era lo que le ocurría a mi cuerpo, y lo que había en mi cabeza, mucho más. Pero además fue el único que no descansó hasta darme una vida nueva. No desprecio todo lo que hicieron mis padres, mi familia, pero fue Drake el que encontró algo que podía ayudarme, y puso su brillante cerebro a trabajar en ello. A él le debo mi libertad, y por ello siempre tendremos un vínculo que no conseguiré tener con nadie más.

Puede parecer que estoy enamorada de él, y quizás Tasha así lo llegó a entender, pero ambos sabemos que no es así. Lo quiero, y él me quiere a mí, pero no de la forma en que Tasha sospechaba. Él la amaba de una manera que yo nunca aspiro a alcanzar. Porque reconozcámoslo, existen pocas personas que estén dispuestas a superar cualquier prueba, a afrontar cualquier sacrificio por estar al lado de esa persona.

Mamá siempre me decía que solo el auténtico amor merecía la lucha; si algún día me enamoraba, no tenía que rendirme ante las adversidades. Drake era mi mayor ejemplo de ello. Si él no hubiera luchado contra la testarudez de Tasha, ahora no tendrían lo que él había soñado siempre. Porque sabía que ellos estaban juntos de nuevo, y esta vez sería para siempre. ¿Por qué estaba tan segura? Porque había visto su sonrisa, y eso me decía que estaba feliz; la única capaz de conseguirlo era Tasha.

Y como si la hubiese conjurado, ella estaba allí. Parada delante de la puerta de entrada de la mansión, esperándome. No me dio tiempo a dar ni dos pasos antes de que ella se abalanzase a darme un abrazo mortal.

—Lo siento. —No me dio tiempo a decir nada. Sentí sus lágrimas mojando mis mejillas, y no pude contenerme. Mis brazos la estrujaron contra mí con toda la fuerza que conseguí reunir.

—No tienes que disculparte. —Ella se separó de mí para poder mirarme a los ojos.

—Te equivocas, tengo que hacerlo. Te hice daño. —Estiré el cuello para ver a Drake observándonos atentamente desde la distancia.

—Si él te ha perdonado, yo también puedo. —Ella inclinó la cabeza y sonrió.

—Lo necesitaba. —Sabía a qué se refería. Estar juntas, una frente a la otra, viendo el arrepentimiento en sus ojos, sintiendo su cuerpo temblando bajo mis dedos.

—¿Podemos entrar en casa? Los pies me están matando. —Tasha miró hacia el suelo y se sorprendió al ver el práctico acolchado de mis pies.

—Tiene que dolerte mucho para que lleves eso puesto. —Tenía una reputación que mantener, sobre todo si quería dedicarme al mundo de la moda y triunfar.

—No tienes ni idea. —Tasha envolvió su brazo en el mío y me acompañó dentro de la casa.

—Entonces busquemos un sitio donde puedas descansar esos pobres pies y podamos hablar. Necesito contarte muchas cosas. —Pude ver a Drake sonreír mientras ponía los ojos en blanco. Seguro que estaba pensando: «¡Chicas!». Pues que se preparara, teníamos unos cuantos años que recuperar, así que no íbamos a decepcionarle.

Mientras entraba en la casa, volví el rostro hacia atrás y vi a mamá sonriendo mientras tomaba del brazo a un pobre Kiril que no consiguió o no quiso zafarse de las atenciones de su madre. A Luka y Adrik huyendo como cobardes para no acudir a su llamada de socorro, como buenos adultos que no quieren dejarse atrapar por mimos infantiles. Y a papá haciendo un gesto hacia Drake, que asintió hacia él con firmeza. No sabía lo que iban a hacer ellos dos, pero solo esperaba que tuviese algo que ver con ayudar a Bruno. Y conociendo a papá, seguro que esa era su prioridad en ese momento.

Andrey

—¿Qué tienes? pregunté mientras el resto de la familia entraba en casa. Era el momento perfecto para que nos pusiéramos a trabajar.

—Falco está en Edwards, pero no puede hacer nada hasta que Bruno esté en la base. Fuera de allí, cada base tiene sus propios reyes. —Aquello podía imaginármelo, aunque Falco era el mandamás del área médica del ejército, no era todopoderoso. Sus tentáculos podían ser largos, pero no llegaban a todas partes.

—De acuerdo. Entonces tenemos que conseguir que el chico regrese a la base.

—Ya ha sido reclamado. Volará hacia allí en las próximas horas.

—Entonces habrá que dar el siguiente paso. ¿Tenemos un buen abogado militar? —Me habían echado del campo de batalla, pero eso no quería decir que fuese a dejar de luchar.

—Falco me ha pasado el nombre del abogado que le defenderá de oficio. Ha estado moviendo sus hilos para conseguir al mejor del JAG.

—Me pondré en contacto con él. —Nunca estaba de más un poco de ayuda, aunque no la quisiera—. Falco ha estado muy colaborativo con este asunto. —Y quería saber por qué. Drake se encogió de hombros para quitarle importancia.

—Eso es porque está muy interesado en un proyecto que estoy desarrollando.

Conociendo a Drake, seguro que era algo que a Falco le vendría muy bien.

—Bueno. Entonces solo nos queda ver qué ha conseguido Viktor. —Conociendo a mi hermano, sabía que tendría la mejor parte de todas esperándonos.

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