Nika

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Capítulo 35

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Capítulo 35

Nika

Seguimos a Drake a lo que pareció ser una especie de garaje comunicado con la casa. Cuando levantó la enorme lona que lo cubría, apareció un SUV de color blanco.

—Os presento a SET: Transporte ecológico seguro, o Safe Ecological Transport.

—¿Un coche? —preguntó una hastiada Tasha.

—No solo un coche. Es un vehículo híbrido que puede recorrer largas distancias sin repostar combustibles sólidos, ya que sus baterías no solo se autorrecargan, sino que puede utilizar la luz solar para obtener la energía que necesita. En Las Vegas eso le da una autonomía casi total. —DAI tuvo que decir algo, porque se la veía todavía molesta.

—Se supone que también es apto para el clima de California. —El gesto de su cara hizo que Tasha comprendiera lo que había detrás de ese vehículo.

—¿Lo creaste para llevarlo allí?

—Empecé a trabajar en él seis meses después de que te instalases en California. Estaba claro que ibas a quedarte por allí una larga temporada. —Drake se rascó la nuca, como si aquella pregunta no hubiera querido responderla, pero había más, algo que no pensaba decir. Tasha se cruzó de brazos sobre el pecho.

—Un coche que no necesita repostar gasolina si hace sol, muy útil si estás en medio de una persecución y no puedes pensar si tienes suficiente combustible para no perder a tu objetivo. —Miré de uno a otro. Ellos dos sí que sabían de qué iba la cosa, pero yo no iba a preguntar. Drake metió una manguera en el depósito del coche, para darnos la espalda más que para terminar de dejarle a punto.

—SET está equipado con un sistema de conducción autónoma que le permite seguir cualquier carretera sin que el conductor tenga que ocuparse de nada. Puedes echarte una larga siesta y levantarte en tu destino, y estar segura de que llegarás de una sola pieza. —Tasha se acercó al coche y le dio un vistazo al interior.

—Eso sería genial si viajas de noche. El asiento de atrás no es muy grande, pero podría servir dado el caso.

—Parece mentira que no confíes en mí. ¿Cuándo he hecho yo una chapuza como esa? SET, activación —respondió Drake con los ojos en blanco. Ante nuestros ojos, el cuadro de mandos del interior se iluminó, haciéndole parecer más una nave de Star Trek que un coche.

—Wow. —¿He dicho ya que esa palabra era lo único que se podía decir cuando Drake hacía su magia? Pues debería tener todos los derechos sobre ella. Y eso que todavía no había visto nada.

—Vale, vistoso es. ¿Pero qué hacen todas esas luces? —se apresuró a decir Tasha. Drake negó con la cabeza.

—¿Me harías los honores? —Drake le tendió la mano a Tasha y ella la tomó recelosa. Abrió la puerta del conductor y la conminó a subir al asiento detrás del volante.

—¿Y ahora? —Tasha alzó una ceja hacia Drake.

—SET, la chica está cansada. ¿Podrás ponerla más cómoda?

—Sí, señor. —La profunda voz masculina dio paso a un suave movimiento del asiento. El respaldo se reclinó y de debajo del asiento apareció una extensión sobre la que descansarían los pies de Tasha. En un momento, tenía una pequeña cama individual.

—¡Vaya!, solo le falta una mantita. —Drake abrió un compartimento oculto en la puerta, de donde sacó lo que estaba pidiendo Tasha.

—Tus deseos son ordenes, mi lady.

—La idea está genial, tendrías que patentarla —sugerí.

—La verdad es que no ha sido mía, los de Peugeot se adelantaron hace tiempo. Yo solo la he adaptado a mi propio vehículo —aclaró.

—Pues parece un trabajo muy profesional. ¿Desde cuándo te da por hacer estas cosas? —Drake y yo miramos a Tasha. Con toda su trayectoria desarrollando dispositivos, ¿todavía no se había dado cuenta de que Drake era multidisciplinar? No solo era de los genios que creaba una idea en su cabeza, sino que le gustaba materializarla con sus propias manos, y estaba claro que era muy habilidoso.

—Me gusta aprovechar mi tiempo libre.

—¿Pero tú tienes bastante de eso como para hacer estas cosas? —Tasha señaló con sus manos todo lo que la rodeaba.

—Últimamente no tanto. —Drake se inclinó hacia ella con una pequeña sonrisa, y estoy segura de que era porque sabía lo que esa respuesta iba a provocar en Tasha. Durante el período en que ella desapareció, Drake pasó mucho tiempo solo sin nada que hacer. Le conozco, y sé que es de los que se saca la frustración trabajando con las manos. Necesita algo que ocupe su mente y que al mismo tiempo le ayude a gastar toda esa energía que la frustración acumulaba en su sistema.

Como esperaba, ella lo entendió. En su rostro apareció un rastro de culpa que Drake se apresuró a borrar con un rápido beso. Él no la culpaba por ello o, mejor dicho, la había perdonado. Creo que nosotros éramos de los pocos de la familia que podían entender por qué hizo todo lo que hizo. Yo también escapé del protector nido en el que la familia me tenía aislada del mundo, solo que yo no fui tan drástica. Pero ella era Tasha, demasiado temperamental para andarse con consideraciones y miramientos.

Tasha lo aferró por el cuello para obligarlo a permanecer cerca de ella, con sus miradas entrelazadas. En aquel momento, me sentí incómoda, porque parecía que estaban manteniendo una conversación íntima y privada, de la que no debería ser partícipe. Antes de que pudiera escapar de allí, Tasha habló sin apartar la vista de los ojos de Drake.

—Enséñame más. —Él la besó de nuevo y se giró hacia mí.

—¿Quieres dar una vuelta de prueba? —No me dio tiempo a responder, porque Tasha se me adelantó.

—Ya estamos tardando.

—SET, se acabó la demostración. Vamos a dar un paseo. —El asiento empezó a plegarse, hasta convertirse de nuevo en un asiento funcional, idéntico al que podría haber en cualquier coche. Drake me animó a que subiera al asiento del acompañante y él se acomodó en el asiento de en medio de atrás. Una vez dentro, llegó el momento de ponerse en marcha.

—Cinturones, por favor. —Ese aviso era mucho mejor que el insistente «¡tin, tin!» de otros coches. Drake fue el único que no utilizó el cinturón, pero es que era imposible que fuese tan largo como para llegar hasta el hueco entre los dos asientos delanteros, que era donde él se había instalado.

—Bien, SET, demos un pequeño paseo por la ciudad. —La puerta del garaje empezó a abrirse y las ruedas comenzaron a moverse lentamente. Daba un poco de miedo sentir como el coche se desplazaba en total silencio y sin que nadie hiciera nada.

—Conducción automática activada. —Instintivamente, Tasha aferró el volante.

—Tranqui, yo dirijo. —Sí, a mi prima no le gustaba que nadie marcara el rumbo de sus pasos.

—Conducción manual activada. —Al tiempo que el vehículo salía a la luz del día, los cristales se oscurecieron gradualmente, salvo el delantero, que permaneció más transparente que el resto.

—¿Lunas polarizadas? —preguntó Tasha, a lo que Drake sonrió.

—Privacidad ante todo. —Después señaló un punto de la consola del coche para que nos fijáramos en algo concreto—. Este es el medidor de captación solar y el estado de las baterías de energía. Como veréis, estamos recogiendo más de un 90 % de radiación solar. Eso es gracias a las cédulas fotosensibles distribuidas por la carrocería del vehículo. Desde fuera, el coche ahora tiene un hermoso color negro, que es el que absorbe mayor cantidad de esa energía solar. —La verja exterior se abrió sin que nadie activase ningún botón, o que Drake lo ordenara. Seguramente SET tendía uno de esos mandos a distancia integrados en alguna parte.

Giré la cabeza para comprobar como la puerta del garaje empezaba a cerrarse de igual manera, con lo que advertí la figura de DAI allí quieta, observando cómo nos alejábamos con aquella expresión adusta en su rostro. Drake se apresuró a aclarar por qué era eso.

—Creo que nos ha quedado bastante claro que no le cae bien SET.

—¿Por qué será eso? —preguntó Tasha mientras miraba a ambos lados antes de incorporarse a la carretera.

—Puedo equivocarme, pero diría que es porque él viajaría conmigo a California, mientras que ella estaría confinada en el interior de la casa. —Celos, DAI tenía celos de SET.

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