Nika

Nika


Capítulo 48

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Capítulo 48

Andrey

Estaba revisando los últimos casos que habíamos llevado en el bufete de abogados, cuando mi teléfono vibró con una llamada de Nick.

—Dime.

—¿Recuerdas los apartamentos que preparamos para cuando los chicos decidieran independizarse? —Sí, lo recordaba.

Nick, Viktor y yo habíamos pasado los últimos cinco años trabajado en ese proyecto, desde que Tasha se fue a la universidad. Fue Viktor quien nos reunió para comentarnos la idea. Con las malas experiencias que habíamos tenido él y yo con nuestros apartamentos de solteros en la ciudad, decidimos darles a los chicos un lugar seguro. Así los padres estaríamos tranquilos con el tema de su seguridad y ellos tendrían esa independencia de quienes han decidido vivir bajo su propio techo.

Era una manera de que ellos pensaran que habían escapado de nuestra constante supervisión, de que se sintieran independientes, aunque realmente seguiríamos vigilando en la sombra.

Las últimas cuatro plantas del edificio de doce estaban separadas del resto con un acceso restringido. Los ascensores eran los mismos para todos, pero había un reconocimiento facial integrado para que solo los inquilinos registrados en dichas viviendas pudieran acceder a ellas. Sutil, oculto y práctico.

Las ocho plantas inferiores estaban ocupadas principalmente por algunos inquilinos más o menos de confianza, es decir, trabajadores de las empresas Vasiliev, algunas personas acogidas en el programa de reinserción de la fundación Blue Star que gestionaba Lena y un gimnasio en la primera planta, abierto las 24 horas para los inquilinos del edificio.

Con un servicio permanente de acceso vigilado gestionado por la empresa de seguridad de Viktor, y con su propia central de comunicaciones, el edificio albergaba todo lo que nuestros hijos pudiesen necesitar.

—¿Hay algún problema? —Esperaba que no, porque el día en que Kiril o uno de sus primos diera el salto estaba cerca. Con Tasha viviendo en casa de Drake, el apartamento designado para ella aún permanecía desocupado.

—Será mejor que te prepares para la charla, Nika quiere ocupar el suyo esta noche. —Aquella noticia me dejó congelado—. Andrey ¿sigues ahí?

—Eh… sí. ¿Estás seguro de eso? —Realmente no me sorprendía, pero sí que esperaba al menos alguna señal que me indicara que ese día iba a llegar. No sé, tal vez un par de días para hacernos a la idea de que iba a irse, ayudar con la mudanza; lo típico, digo yo.

—Por lo que me ha dicho, viene una amiga de Miami con la que va a compartir el apartamento y quiere tenerlo listo porque llega mañana, o eso cree. —Pero ¿cuándo había ocurrido todo eso?

—Vale. Gracias por avisar. —Me despedí de mi hermano pequeño y directamente marqué el teléfono de Robin. Solo rezaba para que no estuviese en mitad de una de sus clases «patea culos», como ella llamaba a las lecciones de defensa que impartía al personal de seguridad de Viktor.

—Hola, cariño.

—¿Qué te parece si hoy vamos a comer a casa? Me apetece una de esas ensaladas tan ricas que hace Paul. —Su voz se tornó oscura y sexy cuando me respondió.

—¿Hoy te sientes travieso, Iceman? —Vaya, ella pensaba que era una manera encubierta de decirle que quería un poco de acción conyugal. Solo con imaginar lo que podría ocurrir me daban ganas de cambiar de planes, pero por desgracia había algo importante que tratar.

—Es posible que Nika tenga una noticia que darnos. —Casi escuché el crujido en el disco duro de su cerebro.

—¿Noticia? ¿Qué ha pasado? Es muy pronto para que esté embarazada. —Creo que no se dio cuenta de que estaba diciendo en voz alta sus pensamientos, pero escuchar sus palabras no solo activaron sus miedos, sino los míos.

¿Embarazada? ¿Cuándo ha tenido mi hija relaciones sexuales? Entonces, todo lo que inconscientemente me había negado a ver me golpeó en la cara. Bruno. Aquella visita significaba mucho más de lo que pensaba. Nunca la había visto así de interesada por un chico, y por este había removido cielo y tierra, pasado por encima de mí y mis posibles objeciones.

No tenía ni idea de lo que había ocurrido en el avión en el que viajaron juntos, ni de lo que ocurrió después del siniestro, pero había cambiado a mi niña o, al menos, había creado un vínculo especial y realmente fuerte entre ellos dos. Lo había notado, todos lo habíamos hecho, pero creo que ninguno de la familia se hubiera imaginado que esa relación iría a esa velocidad. Relaciones sexuales; esas eran palabras mayores.

¿Tendría esa relación algo que ver con la súbita necesidad de mudarse a su propia casa? ¿La historia de la amiga sería cierta o sería una cortina de humo? No creía a mi pequeña capaz de mentir a su familia, ella no necesitaba hacerlo, pero tampoco me la imaginaba teniendo sexo y esa posibilidad era más que real para su madre.

Solo tenía una manera de encontrar respuestas a todas esas preguntas que se amontonaban en mi cabeza sin violar su intimidad, y era esperar a que ella diese explicaciones. Si lo que ella nos contaba me parecía insuficiente, siempre podría recurrir a los viejos métodos. ¿Ético? No, no lo era, pero era mi pequeña y, como padre, invadir su privacidad para mantenerla a salvo era una licencia que me tomaría sin ningún remordimiento.

—Un pajarito me ha susurrado que está buscando un apartamento para irse a vivir. —Robin era lista, no necesitaba explicarle los detalles de quien o cuando.

—¿Irse de casa? ¡Pero si acaba de regresar! —protestó.

—La única que puede explicarnos por qué es ella misma. Por eso quería darle la oportunidad de explicarse antes de irse.

—Es demasiado lista, Andrey. Se dará cuenta enseguida de que la estamos sometiendo a un interrogatorio. Será mejor que esperemos a que ella de el paso.

—Seguramente será esta tarde, porque su intención es mudarse entre hoy y mañana. —Escuché la maldición antes de terminar la última palabra.

—¡Joder! —Robin no tenía reparos en soltar tacos como cualquier hombre, estaba acostumbrada a ellos—. Voy a llamarla, necesito una respuesta ahora. —Yo habría hecho lo mismo, pero teníamos que ser más sutiles si no queríamos enfadar a Nika, así que tiré de las riendas de ese caballo desbocado.

—No, Robin, tenemos que dejar que sea ella la que hable. —Sabía que mi mujer se sobreexcitaba cuando se trataba de nuestra pequeña, pero ya no era una niña, sino una mujer adulta, inteligente y, sobre todo, con sangre Vasiliev. Vería cualquier intromisión en su vida como un ataque. Pero era abogado, sabía cómo llegar a donde quería sin que la gente me viera llegar hasta que era demasiado tarde—.Pero podemos ponerle fácil dar ese paso.

—Ahhh, entiendo. —Podía imaginarme a Robin con los ojos entrecerrados, tratando de darle forma al método que le estaba sugiriendo.

—De momento tú y yo estaremos esta tarde en casa, disponibles para cualquier charla familiar que pueda surgir.

—Eres retorcido, Andrey.

—Por eso me quieres.

—No, es por tu dinero, por tu trasero y por el sexo, sobre todo por el sexo. —Sabía que estaba sonriendo mientras lo decía. Amaba a esta mujer.

Nika

Acababa de ver el mensaje de Bruno, en el que me decía que iba a pasar por un reconocimiento médico y que me llamaría cuando terminase. Eso me daba un poco de tiempo para seguir haciendo gestiones. Le respondí y me puse con el siguiente paso, ir a almorzar con el tío Nick. Seguramente SET podía aconsejarme un buen lugar. ¡Ah, porras!, no había pensado en que tenía que devolvérselo a Drake. Estaba en Las Vegas, se suponía que el chófer de mi padre se encargaría de llevarme y traerme a mi antojo. Quizás podría convencerle para que me lo prestara unos días más, o incluso que acondicionara uno de los coches de papá para mí. Sí, tenía que probarlo. Fui en su busca para intentar lo primero.

—Oye, Drake, ¿podrías prestarme a SET unos días? —No me di cuenta de que no estaba solo en la habitación, hasta que el propio Drake me lo dijo.

—Ah, Nika, precisamente quería presentarte a alguien. Este es mi amigo Goji. —Sus ojos parecían decir que había algo ahí que no era inocente. ¿Qué estaba tramando mi primo?

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