Nika

Nika


Capítulo 63

Página 65 de 87

Capítulo 63

Bruno

—Tiene buena cara hoy, teniente. —Charly, el operador de la cabina de simulación, era un cincuentón al que le gustaba sacar punta a todas las cosas. Era de los que se reían de su propia sombra. Trabajar con él siempre era agradable. Así que ese lunes, después de un domingo realmente relajante, toparme con él era una manera de prolongar mi buen humor.

—Eso es porque he descansado bien. —El tipo me sonrió de esa manera que decía «ya sé de qué descanso me hablas».

—Bueno, ¿les metemos caña a estos novatos? Tengo a dos tiernitos dentro del horno. —Señaló con la cabeza la cabina del simulador. Mi misión era ir metiéndoles poco a poco en  la misma experiencia que yo tuve, así que yo iba marcando las pautas y Charly ajustaba los controles para recrearlas en la cabina.

Que digan lo que quieran, pero algunos pilotos, o proyectos de ello, tenían un ego que me encantaba derribar. Ser piloto no te hacía ser un arrogante, y era genial poder darles su dosis de humildad cada vez que podía.

—Vamos con ello.

Entre las sesiones del simulador, y las clases teóricas, tenía ocupadas casi todas las horas de la mañana y parte de la tarde. Cuando mi jornada terminaba a las cinco, casi no echaba en falta estar detrás de los controles de un avión en vuelo. Casi. Aunque eso se me olvidaba cuando salía por el control de acceso. Los pobres vigilantes estaban muy mosqueados con mi transporte.

Que viniesen a recoger a un soldado no era extraño, era un punto de reunión constante. Entre los que llegaban y los que se iban, siempre había un gran número de vehículos en movimiento en la zona. Lo raro era que mi coche llegaba hasta la puerta justo en el momento en que yo salía. Yo abría la puerta y me sentaba detrás del volante. Las lunas tintadas no dejaban ver quién estaba dentro y el pase en el parabrisas no les daba opción a hacer una inspección. Seguro que se preguntaban quién demonios venía a recogerme cada día, pero se mordían la lengua para no preguntar.

—Buenas tardes, SET saludé.

—Hola, Bruno. ¿Listo para irnos?

—Todo tuyo, sácame de aquí. No es que reprochase a Nika el que no fuese ella la que me diera las buenas tardes con un beso, pero al menos estaba allí también, aunque fuese una imagen en la pantalla y estuviese hablándome desde su despacho.

—Hola, cariño. —Me llegó su voz mientras intentaba recuperar el aire. Estaba claro que acababa de llegar corriendo desde algún sitio.

—Respira —le ordené. Yo no tenía prisa por saber qué había ocurrido para que estuviese así. Bueno, sí, pero antes necesitaba que se sosegara. Nika tomó aire profundamente un par de veces y se sentó mejor frente a la pantalla.

—Ya. Es que no me había dado cuenta de la hora que era hasta que SET me dijo que estaba recogiéndote. Cuando Drake se pone a construir algo es imposible quitarle los ojos de encima.

—Regresó creativo del fin de semana, por lo que dices —supuse.

—¿Creativo? Eso es decir poco.

—¿Encontró una solución al problema del maniquí? Nika sacudió la mano al aire como si apartase esa pregunta.

—Eso es pasado. Cuatro ajustes y tenía un maniquí desmontable con pies, cabeza y todo lo que puedas necesitar. Lo que nos tiene danzando a todos por el taller, como pollos sin cabeza, es una idea nueva que se le ha ocurrido. Gloria está de los nervios, así que imagínate cómo va el resto. Tuve que enviar a Goji a por algo de comida porque creí que acabaría amordazándola. —Esa imagen se quedó flotando en mi cabeza. ¿Gloria amordazada? No había valiente que se atreviera.

—¿Y qué idea es esa? —Nika se mordió el labio luchando contra el deseo de decirlo, pero no cedió.

—Lo siento, es un secreto, no puedo decirlo.

—Ah, no, eso no vale. Ahora que has empezado no puedes dejarme así.

—Vas a tener que venir a verlo —se resistió.

—¿Qué diferencia hay entre que me lo digas ahora o descubrirlo allí después? —Una de las cejas de Nika se alzó de esa manera suya tan sexy.

—Confidencialidad, pequeño. Nada de contar los secretos de la empresa por líneas que pueden piratearse. No se puede estar seguro de quién puede estar escuchando.

—Una vez que lo haya visto, también puedo ir contándolo por ahí. —Ella bajó la barbilla.

—Es que vamos a matarte antes de que salgas de aquí. —Porque la conocía, pero algunas veces el tono no te avisaba de si lo que decía era mentira o no.

Cuando estuve frente a la nueva creación de la mente de Drake entendí por qué no me adelantó nada por teléfono, es que era imposible describirlo. Pero lo intentaré. ¿Alguna vez han visto uno de esos documentales en los que aparecen las cadenas de montaje de las fábricas de coches? Pues quédense en ese momento en que uno o varios brazos robóticos están haciendo un punto de soldadura en la carrocería, porque eso era más o menos lo que yo estaba viendo. Me incliné hacia Tasha, que estaba a mi derecha observando los dos brazos robóticos de la que ponían remaches a una tela sobre un maniquí.

—¿Qué se supone que estamos viendo? le susurré al oído.

—Está haciendo la piel del pez. —Aquella respuesta me dejó peor de lo que ya estaba.

—¿La qué?

Ella se giró completamente hacia mí antes de responder. No es que se perdiera nada, realmente, ya que lo único que veíamos era como se iban pegando pieza a pieza en un orden específico.

—Son pequeñas piezas en forma de escama que se van pegando una a una para ir formando una secuencia que imita a la piel de un pez. Al principio Gloria las iba pegando en la tela, pero, cuando probamos a cortarla para hacer una prenda, era tan dura que era muy difícil de cortar, y eso que era solo una capa de tejido. Además, luego había que ajustar las costuras y Gloria tenía la misma dificultad para unirlas. Así que decidimos cortar primero la tela, ajustar la prenda al maniquí y después ir pegando escama a escama.

—Parece una labor eterna —apunté.

—Por eso Drake pensó en mecanizar la tarea. Bueno, creo que fue el bufido que le soltó Gloria cuando le dijo que había que volver a hacerlo. Así que aquí estamos. Drake controla todo el proceso mecánico por ordenador para que los brazos robóticos vayan soldando las piezas a la tela, y estamos esperando para probar el resultado.

—¿Probar? —Revisé la figura que estaban usando como base para lo que parecía una camisa y reconocí la misma figura del último día; Goji. Nika se puso en aquel momento al otro lado para llamar mi atención tocándome el brazo.

—Tranquilo, primero lo harán sobre un maniquí con sensores. —¿Sensores?, ¿qué me estaba perdiendo?

Cuando todo el frontal estuvo terminado, Gloria revisó la pieza con ojo crítico. Cuando dio el visto bueno, el pobre Drake respiró. Después llegó el turno de la prueba, así que retiraron la pieza para ponerla sobre un maniquí que habían preparado Luka y Kiril. Ver a Adrik con una pistola automática en las manos me puso algo nervioso, porque tenía la pose de alguien que iba a jugar un partido de tenis.

—¡Mierda! —Giré el rostro para ver qué le ocurría a Drake. Sus dedos estaban repasando las marcas que había dejado la soldadura, o lo que fuera que fijase las escamas a la tela—. Voy a tener que solucionar esto para la próxima, o nos pasaremos haciendo maniquís todo el día.

—Los costes se disparan, dragón. El producto tiene que ser asequible, si es bueno puede ser caro, pero no prohibitivo —le exigió Tasha.

—Lo sé, lo sé. Solo necesito pensar en ello. Dame un poco de tiempo, encontraré algo. —Tasha le concedió eso con un gesto. Nunca la había visto en plan jefa, y de verdad que imponía.

—¡Qué!, ¿ya podemos probarlo? —Adrik estaba impaciente. Giramos la vista para ver la camisa sobre un maniquí algo diferente, con cables que le salían por la espalda. Drake miró a Luka.

—¿Está preparado?

—Todo listo.

—Pues dale duro. —Adrik sonrió feliz y se colocó delante del maniquí. Por precaución, todos nos colocamos detrás de él. A ver, ¿un chico de 19 con un arma cargada? Mejor no tentar a la suerte. Y, por si acaso, había un cristal que supuse blindado, detrás del que nos amontonamos todos.

Luka estaba frente a un ordenador portátil al que debían de llegar todos los datos del maniquí en tiempo real, pues había una proyección 3D en color amarillo en la pantalla.

Adrik empezó a disparar sobre el maniquí con una precisión y rapidez que me dejó helado. ¿Dónde había aprendido a hacer eso? Sí, claro, en el mismo sitio donde aprendió a ejecutar operaciones de rescate.

Cuando se quedó sin balas, todos fuimos en pelotón a ver los daños que había sufrido el pobre muñeco. La tela no había sido perforada en ningún punto, aunque al retirarla, encontramos varias marcas.

—El tejido cumple —sentenció Tasha.

—Pero el sujeto todavía sufre daños. Tengo que mejorarlo —se apresuró a decir Drake.

—Vale, pero eso déjalo para mañana. Por hoy ha sido suficiente. —Tasha pasó la mano por la espalda del pobre tipo y él obedeció mansamente.

—Vale. —Al girarse miró a Luka y este asintió para él. Pues iba a ser que no se había rendido tan fácilmente.

—Tío, cuando fabriques el primero, lo quiero para mí —pidió Adrik. Creo que en ese momento comprendí realmente lo que estaban intentando construir, un chaleco antibalas personalizado o, mejor dicho, ropa antibalas. Esta gente sí que apuntaba lejos.

Ir a la siguiente página

Report Page