Nika

Nika


Capítulo 69

Página 71 de 87

Capítulo 69

Nika

Estaba muy nerviosa, he de reconocerlo, pero intentaba disimular de cara a los demás. Aunque Tasha podía leerme como un libro abierto. Fue ella la que me sugirió que llamase a Bruno. Charlar con él me distraería. Así que lo hice, marqué su número mientras iba en la parte de atrás del coche y esperé a escuchar su voz.

Di una última mirada a Tasha y ella asintió. Sabía lo que no podía contarle. Que llevábamos trajes blindados para esa inauguración era algo que él sabía, había estado presente durante todo el proceso de fabricación. Él era muy consciente del peligro que podía correr una persona como yo, como cada miembro de nuestra familia. Me salvó la vida, está al tanto de los extremos a los que es capaz de llegar la gente mala, por llamarla de alguna manera.

Pero no estaba al tanto de la operación que se estaba desarrollando en aquel instante, no sabía que me estaba dirigiendo a una trampa creada para atrapar a esos tipos, no tenía ni idea de que sabíamos que ellos iban a regresar, porque así lo esperaba el tío Viktor.

Bruno seguramente pensaba que todo esto era el día a día de otro rico más, que lleva guardaespaldas para evitar un atentado, secuestro o cualquiera de esos riesgos a los que estamos expuestos por tener dinero. Y agradecía que él no supiera la que realmente era la vida de mi familia. No sé cómo mamá, las tías y la abuela conseguían darle ese toque de normalidad a todo. O quizá si éramos como cualquier otro rico, solo que con algunas peculiaridades.

—Hola, cariño. —Solo con escuchar esas dos palabras mi cuerpo se transformó.

—Hola, cari. —Tasha me miró con una ceja alzada y yo le hice un gesto para que se metiese en sus asuntos, pero fue Bruno quien le puso palabras a ese gesto.

—¿Cari?

—¿No te gusta?

—Si es tu forma de acortar algo así como «mi semental italiano», a mí me vale.

—¿Como si fuera una palabra clave?

—Supongo que no estás sola en este momento. —Con Tasha y dos hombres más en el coche, no podía decirse que tuviese privacidad.

—No.

—Entonces sí, es nuestra palabra clave.

—Eso me gusta.

—¿Lo tienes todo listo para la inauguración de la boutique?

—Para allí vamos ahora. Solo quería charlar contigo antes de que todo el jaleo empiece.

—Cuando termine llámame. Quiero que me cuentes qué tal fue todo.

—Pero seguramente termine tarde.

—Por muy tarde que sea, recuerda que aquí son tres horas menos. Además, sería una forma de irnos a la cama juntos esta noche. —Conocía a Bruno lo suficiente como para saber que lo de las tres horas de diferencia no le importaban. Podría ser al revés y él querría que lo llamara, aunque fuese la mitad de la noche para él. ¿Sospechaba él algo de lo que iba a ocurrir o tan solo quería estar más tranquilo de que no me había pasado nada malo?

—Entonces lo haré.

—¿Estás nerviosa?

—Un poco, sí.

—Tranquila, todo va a ir bien. No entiendo mucho de moda, pero si Luna está metida en ello, es que confía en el proyecto, y ella sí que controla cómo se mueve ese mundo. Además, te has estado preparando a fondo para esto. Estoy seguro de que vas a triunfar.

—Gracias por tu apoyo.

—Si no creyese en ti te lo diría. —Daban unas ganas de achucharlo…

—Estamos llegando —escuché decir a Goji.

—Tengo que dejarte. —Aunque no quería. Se me había hecho demasiado corto el trayecto.

—Destrózalos, Emperatriz, que sepan de qué estás hecha. —Sonreí como una tonta.

—Lo haré.

—Te mando un beso.

—Y yo a ti. —Alcé el rostro para ver a Tasha mirándome con una sonrisa traviesa en la cara.

—Qué tiernos se me han puesto los pastelitos.

—Idiota. —Y ella empezó a reír.

Bruno

Me mordí la lengua para no decirlo. «Te quiero». Me parecía demasiado manido decirlo por teléfono. No quería que se convirtiera en una manera de despedirnos, quería que conservara todo su significado cada vez que uno de los dos lo pronunciase.

Bueno, tocaba ponerse a hacer la maleta. ¿No lo he dicho? Drake tenía un olfato increíble. Con tanto traslado de aquí para allá, me quedaba un día que no había disfrutado. Un maravilloso, afortunado único día libre. Así que lo pedí.

Como el sábado contaba como medio día, podía coger el otro medio de forma consecutiva, es decir, el viernes por la tarde. Solo tuve que concertar las sesiones del simulador con Charly y no hubo problema. ¿Quién quiere pasar por un infierno con alas, aunque sea ficticio, un viernes por la tarde o un sábado por la mañana? Después de casi dos semanas, casi nadie, solo un pobre recluta que era un negado en todos los sentidos. Un par de horas en el simulador no cambiarían nada, 30 o 40 sí que le ayudarían.

En fin, no es que necesitase mucho tiempo para hacer la maleta. Salvo por una muda limpia, no había mucho más que meter. Entonces me di cuenta de que había sido afortunado por no ir a esa presentación en sociedad de la boutique. No tenía ropa apropiada para presentarme sin parecer el chico de los repartos.

Pero si quería ir a esa tienda, tenía que hacerlo presentable, así que me decidí a enriquecer mi armario con al menos una camisa, un pantalón y unos zapatos elegantes. Era Miami, nadie llevaba chaqueta, ¿verdad?

Sin Nika para asesorarme, la única persona que podía ayudarme era Gloria. Ella entendía de estas cosas más que yo, y seguro que sabría lo que estaba de moda en Miami. Miré el reloj; todavía era pronto, seguro que podríamos visitar un par de tiendas. Caminé hasta su habitación, donde se había encerrado nada más llegar, y llamé un par de veces a la puerta. Extraño, ella nunca la cerraba.

—Gloria, ¿estás ahí? —Escuché un extraño ruido, pero no me atreví a entrar. Estábamos solos en casa, así que no podría estar en peligro.

—Eh… sí, sí. Dame un minuto. —Me pareció oír que susurraba una palabrota.

—De acuerdo.

Pasado un poco más de ese minuto, la puerta se abrió, dando paso a una Gloria con el pelo revuelto, aunque había intentado peinárselo, las mejillas muy sonrojadas y el pantalón del pijama del revés. Por instinto, mis ojos se fueron hacia el interior, concretamente hacia la cama deshecha. ¿Había un hombre escondido allí dentro? Supongo que lo habría visto entrar de ser así.

—¿Qué ocurre? —Quizás mi mente calenturienta se había ido por caminos que no debía pisar. ¿Y si solo estaba haciendo algo de ejercicio? No sé, yoga, por ejemplo.

—Me preguntaba si podrías ayudarme a comprar algo de ropa. Tengo un día libre y el avión de los Vasiliev vuela mañana a Miami. Me gustaría ir a la boutique para estar con Nika en su primer día, pero no tengo… —Gloria no me dejó terminar. Soltó un grito al tiempo que empezaba a dar pequeños botes sobre la punta de sus pies. Y ¿estaba aplaudiendo?

—Sí, sí, sí. —Se giró para ir directa a su armario y sacar algo de ropa para vestirse—. Siempre he querido hacer un Pretty Woman, bueno, aunque esta vez sea un Pretty Man. —Sentí un escalofrío recorrerme la espalda. Y no era porque la combinación de pretty y man sonara demasiado gay, sino porque me había dado cuenta de que había despertado a un monstruo. Que Dios me pillara confesado.

—Había pensado en una camisa, un pantalón y unos zapatos, tampoco tiene que ser algo demasiado sofisticado. Solo apropiado para… —Ella se giró hacia mí con algo de ropa en las manos y juro que aquella mirada me puso los pelos de punta.

—Estás hablando de Lincoln Road, Bruno, eso son palabras mayores. No sirve cualquier cosa. —Me pareció oír el grito de mi cartera.

—Mi presupuesto es muy ajustado, Gloria. Soy un simple soldado que vive lejos de casa. —Su expresión pareció suavizarse.

—No te preocupes, buscaremos algo que sea apropiado y yo haré mi magia después. ¿Cuándo dices que te vas? —Aquello me gustaba más, sobre todo porque la había visto hacer esa magia mientras preparaban la ropa para Miami en el taller de costura.

—Mañana a la una del mediodía despega el avión. —Ella arrugó los labios.

—Después de esta semana infernal había pensado en tomarme un descanso. Pero, ¡qué demonios!, eres mi primo, no puedo dejar que vayas a Lincoln Road hecho un pobretón. Cuando termine contigo, todo el mundo se girará para mirarte.

Ir a la siguiente página

Report Page