Nika

Nika


Capítulo 77

Página 79 de 87

Capítulo 77

Bruno

Había tapado a Nika con una toalla y la había llevado al interior de la casa para secarla. No es que hiciera frío, pero salir del agua caliente a la intemperie podía hacer que tu cuerpo se enfriara. Al menos eso me pasó a mí cuando fui en busca de las toallas para secarnos. Nika esperó obediente a que yo regresara con ellas y dejó que la cubriera con una enorme que la tapaba casi entera. Con lo que no contaba era que la tomaría en brazos y la llevaría a un lugar resguardado donde poder secarla.

—Puedo hacerlo yo —protestó ligeramente.

—Me gusta hacerlo a mí. —Pude ver su sonrisa en la penumbra del salón.

—Tú lo que quieres es manosearme.

—Me has pillado. —Mis manos siguieron arrastrando la cálida tela por su piel, sin que ella mostrase resistencia alguna. Un cómodo silencio se adueñó de nosotros y en ese momento mi cabeza se empeñó en dejar salir lo que había estado rondando dentro de ella desde que hablé con mi padre—. No quiero esperar. —Nika se giró hacia mí, ladeando su cabeza.

—Vaya, me había hecho ilusiones con probar la lavadora de tu tía Angie. —Sus brazos rodearon mi cuello, haciendo que su cuerpo se pegara al mío. Sentí la humedad de su bañador pegándose a mi piel, haciendo que la carne de gallina se apoderara de mí.

—No me refiero a eso. —Aunque la idea estaba bien. Sus cejas se fruncieron.

—¿No?, ¿a qué entonces? —Esa era la pregunta. Solté el aire con brusquedad y me lancé al vacío.

—No quiero esperar a que pasen esos tres años, no quiero esperar a que mi contrato con el ejército termine. Quiero preguntártelo ahora, porque no quiero aplazar lo que deseo tener contigo. Quiero que vivamos juntos como algo más que novios, quiero que seamos una auténtica unidad ante la ley y ante los ojos de todos, quiero tener un nosotros, no solo un tú y yo. Y no quiero esperar a que el ejército deje de darme órdenes. Tú siempre estarás primero. Sé que la vida de la esposa de un militar no es dulce, pero quiero que si me ocurre algo en alguno de mis viajes, tengas todo el derecho a saber, a gritar y a exigir explicaciones sobre mi situación. No quiero que te aparten a un lado porque no eres oficialmente mi esposa.

—Esto es… es… —No consiguió decir la palabra que yo tenía muy clara en mi cabeza.

—Es una proposición de matrimonio. Veronika Vasiliev, ¿estarías dispuesta a casarte con un pobre piloto del ejército? ¿Te casarás conmigo? —Noté el impacto que mis palabras causaron en su cuerpo. Estaba rígida y había dejado de respirar.

—¡Joder! —En ese momento, el que dejó de respirar fui yo. Ella no decía tacos, ¿eso era bueno o malo? Antes de responderme, su boca tomó posesión de la mía—. ¿Por qué te empeñas en darle la vuelta a todo lo que pienso? —¿Eso era un sí? ¿Era un no?

—No entiendo. —Ella se empeñaba en hacer las cosas complicadas. ¿Qué le costaba decir las cosas claras? Un sí era un sí, un no era un no. ¿O quizás era eso, que era de ese tipo de personas que juegan con las palabras? Seguro que lo aprendió de su padre abogado. ¿Cómo decirle a alguien que no sin que lo parezca? ¿Eso era lo que había pasado la primera vez? ¿Me había rechazado delicadamente para alargar este dulce momento tanto como fuese posible?

Sé que amar a alguien, entregarle tu corazón, no significa que esa persona haga lo mismo por ti. Podemos gustarnos, querernos, pero no estar en el mismo punto. Ella decía que me quería, pero yo estaba dispuesto a entregárselo todo, ¿hasta dónde sería capaz de llegar ella? Quizás no lo había descubierto aún, quizás fuese demasiado pronto para saberlo o para alcanzar el nivel donde llegas a pararte un momento para sopesarlo. Todas esas malditas incógnitas, todas esas dudas estaban haciendo sangrar mi frágil corazón.

—Contigo toda mi lógica se va a la mierda. Te empeñas constantemente en demostrarme que cuando se implica el corazón, la razón siempre saldrá perdiendo. —Un pequeño rayito de sol atravesó las nubes oscuras que me envolvían. Eso parecía un sí, ¿verdad?

—¿Eso es un sí?

—Puedes estar seguro de que lo es. —Su cabeza cayó sobre mi pecho y yo la acuné contra mi desbocado corazón. Era un sí, había dicho que sí—. Mi padre nos va a matar. —Aquello me obligó a levantar la cabeza y obligarla a mirarme. Había hablado con Andrey, le había contado que estábamos juntos y él parecía satisfecho de que fuese una relación seria. No creía que en ese criterio entrara la opción de matarnos por algo que él mismo había exigido.

—No creo que lo haga —intenté tranquilizarla.

—Oh, va a hacerlo, no te quepa duda. Tengo 21 años. La gente normal no se casa a mi edad. No al menos que haya un embarazo de por medio. —No pude contener una risa divertida y puede que un poco asustada. Yo dejando a la hija de Andrey Vasiliev embarazada antes del matrimonio. Sí, esa sí que era una buena razón para matarme.

—Tu familia no puede clasificarse como normal, nena. Creo que una boda fuera de lo convencional pega bastante bien con ellos.

—Con nosotros —me corrigió—. Si vas a casarte conmigo, ya puedes ir acostumbrándote. No solo vas a unirte a mí, sino que vas a entrar en la familia Vasiliev. Yo que tú me lo pensaría muy bien antes de pronunciar un «Sí, quiero».

—¿Intentas asustarme? Porque pertenecer a tu familia nunca sería un problema. Siempre y cuando tu padre no se venga a vivir con nosotros, claro. —¿Miedo? ¿Quién no teme a su suegro?

—Lo quiero, pero no hasta ese punto. Entiéndeme, ya era difícil vivir con mis padres sabiendo que practicaban sexo a dos puertas de distancia. No quiero ni imaginar lo que sería tener sexo tan cerca de mi padre. Brrrrr. —Nika sacudió sus hombros de forma teatral. Y la entendía, vaya que sí la entendía. Aunque me estaba volviendo un temerario porque… Estiré una mano y pegué su cuerpo contra mi ingle.

—Sé que tu padre anda cerca, ¿qué te parece si comprobamos esa teoría? Quizás el peligro sea un incentivo para… —No me dejó terminar, sus brazos tiraron de mí para apoderarse del resto de mis palabras, al tiempo que sus piernas saltaban y se enredaban en mi cintura. La aferré y acepté su orden. Sexo en una fiesta Castillo, ese era un clásico. Sexo con Andrey a pocos metros, era peligroso, pero mentiría si dijera que mi pene no estaba ya preparado para entrar en batalla. El riesgo estaba empezándome a parecer muy excitante.

Tasha

No podía creerlo. Allí, en mitad de la fiesta, Nika y Bruno habían anunciado su compromiso. Nadie se atrevió a decir que eran demasiado jóvenes, nadie evitó darles la enhorabuena. Incluso el abuelo Yuri y la abuela Mirna salieron de donde estaban metidos para unirse a las felicitaciones. Sé que estaban en algún sitio de la casa haciendo lo mismo que muchas parejas, es solo que resultaba raro ver al abuelo metiéndose la camisa dentro del pantalón mientras ayudaba a la abuela a acomodarse la ropa. Estaba claro que había vida después de los 80.

Pero eso no fue lo que me hizo girarme hacia Drake. Se suponía que nosotros habíamos empezado antes con todo el asunto de pareja y era raro que mi prima menor nos hubiese adelantado de esa manera.

—Sé lo que estás pensando —me susurró Drake al oído.

—¿Que se suponía que yo era la que cometía locuras como esa? ¿Cuándo se ha convertido en mí la metódica y cerebral Nika?

—En el momento en que tú maduraste, bicho —se rio Drake.

—¿Eso quiere decir que no podré seguir cometiendo locuras?

—Locura es tu segundo nombre.

—No, ese es Vasiliev. ¡Oh, mierda!

—¿Qué pasa?

—No lo había pensado.

—¿El qué?

—Cuando nos casemos —aplasté un dedo sobre el pecho de Drake—, mi apellido dejará de ser Vasiliev.

—No tiene por qué ser así.

—¿No te importaría si conservase mi apellido?

—Es un tema que he tratado con mi padre y él no se tomaría mal el que yo llevara el tuyo. —Aquello me dejó de piedra.

—¿Tú… tú tomarías el mío?

—Sé que el apellido no determina que seas más o menos importante dentro de esta familia. Pero pensé que sería una manera de conservar el legado que nació con tu abuelo Yuri. Mi familia le debe demasiado, a él y sus hijos. Es de ley que sus herederos conserven el apellido que él ha hecho grande. —No me di cuenta de que se me habían escapado algunas lágrimas hasta que sentí el pulgar de Drake retirando la humedad de mis mejillas. Lo tomé por el cuello y lo besé. ¿Por qué tenía que ser tan perfecto? Daban ganas de casarse con él en ese mismo instante. No cogía al tío Andrey y lo obligaba a oficiar una boda porque no quería estropearle el momento de felicidad y quitarle el protagonismo a Nika y Bruno. Aunque… ¿estarían abiertos a una boda doble?

Ir a la siguiente página

Report Page