Mortal

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Capítulo 21

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Capítulo 21

Diciendo adiós

Kara soñó que estaba en el fin del mundo. Suaves y esponjosas nubes cubrían el horizonte, y ella volaba hacia el sol. Seguramente así se sentían las aves cuando volaban, y ella pensaba que era increíble. Una luz blanca le cegó. Cuando pudo ver otra vez, se dio cuenta de que ya no estaba volando por el cielo, sino que estaba en tierra firme, en el pent-house del nivel siete.

La habitación estaba exactamente como la recordaba, con suaves sofás, sillones y alfombras peludas. Altas ventanas de veinte pies rodeaban la sala por los cuatro costados, y Kara podía ver el cielo negro lleno de estrellas brillantes en el exterior. Ella parpadeó debido a la cegadora luz que había en la habitación, y sintió calor en el rostro. Era como si el lujoso apartamento estuviese flotando en el espacio ultraterrestre.

"Hola de nuevo, Kara. Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que nos hemos visto el uno al otro. ¿Cómo has estado?"

Kara se volvió y miró la cara de un anciano. Estaba sentado en un sofá lleno de almohadas mullidas en el centro de la sala de estar. Su cara redonda, mejillas rosadas y ojos pequeños y brillantes le recordaban a Kara de Santa Claus, excepto que éste vestía un kimono blanco con estrellas de oro bordadas en la tela y un cinturón dorado atado alrededor de su cintura. Parecía que estaba en su camino a un spa.

El Jefe abrió un frasco de aceitunas y comenzó a hacerlas estallar en su boca una por una.

"Eh... bien, supongo", respondió Kara. Ella no podía creer cuántas aceitunas podía poner el Jefe en su boca al mismo tiempo. Casi le hacía parecer un abuelo ardilla.

"Me encantan las aceitunas, ¿a ti no?", dijo el Jefe limpiando su espesa barba blanca con un paño.

Kara se encogió de hombros. "No realmente. Me parecen demasiado amargas, y siempre me imagino que son ojos por esas partes rojas pequeñas que tienen en el medio".

El jefe levantó sus tupidas cejas. "Nunca pensé en ellas como eso. ¿Globos oculares, dices?"

Torció el rostro y examinó el frasco como si fuera la primera vez que hubiera puesto ojos en unas aceitunas. Satisfecho, puso la jarra sobre la mesa. "Ven y siéntate conmigo, tenemos mucho que hablar, tú y yo”

. El Jefe le dio unas palmaditas al gran sofá beige que estaba al lado de él. Kara caminó y se dejó caer en el suave sofá. La mesa estaba cubierta con comidas y bebidas: arroz, pescado frito, patatas fritas, bolsas de rosquillas, un plato grande de verduras y aderezos, ositos de goma, rollos primavera, regaliz, twizzlers, botellas de refrescos y un tazón gigante de espaguetis y albóndigas.

"¿Te apetece un rollo primavera?" el Jefe tomó un plato de la mesa y lo colocó frente a Kara.

"Se han enfriado un poco, pero todavía están muy sabrosos. Prueba uno, ya verás".

Kara levantó su mano. "No, gracias. No se me antojan”. Le asombraba que el Jefe pudiera comer todo ese alimento. Sus ojos se enfocaron en su gran vientre, pero sabía que era mejor no preguntar.

"¿Está a salvo mi madre?" preguntó en su lugar, con la garganta apretada. Ella había estado torturándose a sí misma desde que la había dejado sola. Sus últimos recuerdos de su madre habían sido horribles.

"Sí, querida. Ella está perfectamente a salvo, tal y como todos los otros mortales que estaban infectados por la magia del brujo oscuro. Todo está bien en el mundo de los vivos, una vez más".

Kara se recostó, aliviada. La misión había sido un éxito. El jefe colocó el plato sobre la mesa y tomó un puñado de twizzlers. Después de rasgar un pedazo de uno de ellos, lo blandió como una varita y le apuntó a Kara. "Una vez más nos has sorprendido con tus habilidades, Kara. Estamos contentos de cómo resultaron los acontecimientos, ¿sabes? Era un riesgo enviarte a que te enfrentaras a una bruja y a un brujo oscuro, pero yo sabía que lo lograrías. Siempre lo supe, te he estado observando durante mucho tiempo, y nunca he dejado de creer en ti. Además, eras la única persona que tenía las habilidades necesarias para derrotar a los brujos".

Kara bajó la mirada. "¿Así que usted sabía sobre mis poderes como un mortal? Creo que Ariel sabía que mis poderes elementales surgirían, pero ¿por qué no me lo dijo?”

Kara sintió como su rabia iba creciendo, y trató de mantener su expresión neutra. ¿Había sido simplemente un peón del gran plan durante todo este tiempo?

El Jefe arrancó otro pedazo de su twizzler con los dientes. "No estábamos seguros de cómo se materializaría, o incluso si iba a materializarse. Era arriesgado. La verdad es que no estábamos seguros de si iba a funcionar, pero era una oportunidad que necesitábamos aprovechar, aunque no estábamos seguros de las consecuencias en ese momento".

Él agitó un twizzler en dirección a Kara. “¿Twizzler?”

"No gracias". El Jefe estudió a Kara por un momento. "Kara, ¿te sientes diferente a como te sentías antes?"

Kara sacudió la cabeza. “No. ¿Debería?”

"Cuando te sacrificaste voluntariamente, vertiendo hasta la última gota de tu poder, cuando diste tu vida sin reservas para salvar al mundo de los mortales, ese sacrificio te cambió".

“¿Cómo?” preguntó Kara con cautela.

"Ya no eres elemental".

Kara sintió una punzada en su pecho. Por un momento ella sólo se sentó allí, aturdida.

"¿Qué? Pero... pero ¿cómo puede ser eso? Pensé que era una parte de mí. Ser elemental me hacía ser lo que era. Pensé que era como mi tercer brazo o algo así”.

"Cuando canalizaste cada pedacito de tu poder elemental a ese Obelisco", dijo el Jefe, "hasta la

última gota por así decirlo, bueno, eso te mató".

"Me lo imaginé". Kara frunció el ceño. "Así que estoy muerta".

El jefe abrió una lata de soda, se la tragó toda en un gran sorbo y se limpió la boca con el dorso de su mano. "No del todo. Drenaste toda tu parte elemental, esa parte se ha ido para siempre".

"No entiendo ¿Cómo puedo no estar totalmente muerta?"

Los ojos del anciano brillaban, y él sonrió. "Sólo porque estas viva otra vez, mi estimada. Vivirás una vida normal, como cualquier chica normal de tu edad. Tienes tu vida de vuelta”.

Kara sacudió la cabeza, desconcertada. "Por lo tanto, ya no soy elemental... ¿pero todavía soy un ángel de la guarda?"

El jefe sacudió despectivamente otro twizzler. "No solicitaremos tus servicios durante un largo, largo, tiempo. Por lo tanto, la respuesta es no, por ahora".

"¿Así que no habrá más demonios tratando de robar mi alma? ¿Me dejarán en paz y seré normal?

¿…de veras?"

"Eso es lo que dije".

Al principio Kara no estaba segura de cómo se sentía. Ella había sido un AG con una habilidad especial por más de un año, había sido única, especial, y aunque había sido odiada por la mayoría de los otros guardianes, siempre había disfrutado de ser diferente. Había sido una gran parte de lo que ella era, y era lo que la hacía especial. Y ahora había desaparecido.

Pero Kara no estaba triste. Estaba feliz.

"¿Así que no voy a poder volver a ver a mis amigos cuando sean guardianes, y yo no? Quiero decir..¿ya no veré cosas sobrenaturales? ¿No veré a través del velo?”

"Sí y no. Todavía hay algunos beneficios de ser un AG jubilado. No podemos borrar tu esencia completamente".

"¿Y puedo tener una vida normal con David…?" Tenía miedo de escuchar la respuesta. "¿Una vida adolescente normal?" Era demasiado bueno para ser verdad.

"Eso no lo decido yo", dijo el Jefe con un brillo en su ojo y la más pequeña de las sonrisas en los labios. "Quién sabe lo que puedan traer las estrellas".

Pero incluso en este momento increíble, todavía había algo que molestaba. “Sé que esto puede sonar egoísta o ingrato, pero quisiera pedirle un favor”.

El Jefe sonrió. "Por supuesto, estimada Kara. Pide lo que quieras".

"Se trata de mi hermana, Lilith. Sé que ella ha hecho cosas terribles, pero cambió. Ella intentó salvarme antes de que muriera. Creo que la gente puede cambiar, y merecen una segunda oportunidad. Ella está muerta, fue asesinada por el brujo, y su cuerpo está tirado en la nieve. ... Eso no está bien. Ella merece algo mejor". Kara se esforzó en no perder el control.

El Jefe sonrió con gusto. "Nunca dejas de sorprenderme, Kara. Pero no te preocupes por ella, van a cuidar de ella, te lo prometo”. Lanzó un puñado de osos gomosos en su boca y dijo: "Casi es

tiempo".

Kara arrugó el rostro. "¿Eh? ¿Tiempo de qué?"

"Te voy a conceder diez minutos para que les digas adiós a tus amigos, y luego, cuando te despiertes por la mañana, las cosas habrán vuelto a la normalidad, por así decirlo, y no recordarás nada de esto".

Kara sentía como si estuviera olvidando algo. "Espera un minuto. ¿Qué hay acerca de todas las almas?”

“Las almas están bien”.

"Pero están atrapadas dentro del Obelisco…"

El Jefe levantó su mano para silenciarla.

"Y ahora, mi estimada, debes despertar.

Cuando Kara abrió los ojos, estaba fuera y David la estaba mirando. "Nunca he estado más feliz de ver esos ojazos marrón", dijo. "Bienvenida al mundo de los vivos…"

"…y de los muertos", interrumpió Jenny. Su pelo púrpura reflejaba la luz detrás de David.

"Espíritus caminantes", rio Jenny, "realmente me está empezando a gustar el sonido de eso.

Quizás esas brujas no eran tan malas después de todo".

Kara sonrió. "Tal vez no. Tal vez tan solo eran... diferentes".

A pesar de tener una espantosa migraña, Kara se sentía bien. Ella dejó que David la ayudara a ponerse de pie. La tierra vaciló por un segundo y luego sintió un vacío, como que algo le faltaba, como cuando sabes que te has olvidado de algo, pero simplemente no puedes recordar qué era. Algo era diferente. Kara volteó sus palmas y examinó sus manos, no estaba segura de lo que encontraría.

¿Tal vez algún vestigio de su poder? Sus manos no parecían ser diferentes a las de antes, y sin embargo, sabía que le energía se había ido. Simplemente lo sabía. Su poder elemental se había acabado, como una batería descargada. Lo que el Jefe había dicho era cierto.

"Kara, ¿qué pasa?", preguntó David al ver la expresión de Kara. "¿Por qué estás mirando tus manos?"

Cuando se dio cuenta de lo que había sucedido, miró a David y a Jenny. "Se ha ido".

"¿Qué se ha ido?" le preguntaron David y Jenny juntos.

"Mi poder, mi poder elemental. Lo usé todo... y ahora se ha ido. Nunca más seré elemental otra vez, ahora soy normal. El Jefe me lo dijo.

"¿ El Jefe?", preguntó David. ¿"El gran tipo? ¿El mandamás? ¿El Sr. VIP? No es cierto”.

Kara describió su conversación con el Jefe.

David y Jenny solo la miraban, pero no estaban seguros de qué decir.

Jenny fue la primera en hablar, ¿Y estás bien con eso? Quiero decir, eso era muy importante para ti, ¿no?, eso de ser elemental y todo lo demás. Siempre sentí un poco de envidia de ti, ¿sabes?, por tener un poder especial".

Kara se echó a reír. "No seas envidiosa. Es raro, pero me siento increíble. Como si me hubieran quitado un peso enorme de mis hombros".

Se dirigió a David. "Finalmente puedo ser normal, y tal vez incluso tenga una vida normal". Kara y David se vieron el uno al otro, y ella supo que él había adivinado.

Sonrió, y sus ojos azul cielo bailaron juguetonamente.

Jenny resoplo. "¿Así que ya no es un ángel guardián? Eso apesta. ¿Estás segura?"

"Muy segura".

"Y eso te hace feliz", corroboró Jenny.

"Si. Eso me hace realmente feliz”.

Antes de que Kara pudiera explicar más, la tierra tembló y miles de esferas brillantes volaron por encima de un hueco en el suelo. Era como una cascada invertida. El cielo negro se iluminó inmediatamente con miles de esferas blancas brillantes. Kara se sentía como si se hubiera asomado al espacio y estuviera mirando nacer una galaxia. Las almas flotaron un momento frente a Kara, casi como si quisieran darle las gracias, y luego salieron disparadas hacia el cielo oscuro, hasta que desaparecieron. Kara sabía que las almas estaban a salvo.

“¿A dónde crees que van?”, preguntó Jenny.

Kara respiró el aire fresco. "Vuelven a sus cuerpos. Van a renacer en niños, y la vida seguirá".

Todas las emociones reprimidas que había almacenado desde el inicio de la misión se liberaron con la restauración de las almas al cielo. Tibias lágrimas rodaron por sus mejillas. Finalmente todo había terminado. Con el corazón en la garganta, Kara caminó hacia el cuerpo de Lilith y se arrodilló.

La piel de su hermana era blanca como la nieve y tenía una expresión serena en el rostro. No parecía estar muerta. Parecía la bella durmiente, tranquila y en paz.

Cuidadosamente, Kara desató la pulsera de cuero de alrededor de su muñeca y la ató suavemente alrededor de la muñeca izquierda de Lilith. Mientras doblaba las manos de su hermana sobre su pecho, notó que su piel estaba helada y había comenzado a ponerse gris.

"Me ha traído suerte, ahora es tuya. Espero que te traiga suerte, a donde quiera que sea que vayas”: Ella se inclinó y besó la frente de su hermana. Kara se inclinó hacia atrás, y el cuerpo de Lilith brilló, como si hubiese sido pintado con diamantes. Kara cubrió sus ojos y observó cómo el alma de su hermana se elevaba en el aire y desaparecía en el cielo nocturno. Y cuando Kara volteó a ver otra vez, el cuerpo de Lilith se había desvanecido.

"¿Alguien me puede ayudar?"

Kara volvió a ver a un Gedeón bastante maltratado pero todavía muy vivo. Ella corrió a su lado y apretó al anciano en un fuerte abrazo. "¡Estás asfixiándome chica! Suéltame, ¡suéltame!”.

Su rostro estaba ennegrecido, y su pelo aún echaba humo. Parecía una vela recién apagada.

Feliz, Kara lo dejó ir. "¡Pensé que estabas muerto! Pensé que el brujo te había matado".

Después de sacudirse, Gedeón se paró alto y orgulloso. "Para nada, se requiere un poco más que

simple brujería para matar al viejo Gedeón. Yo soy un médico brujo", sonrió.

Y Kara sabía que había más de Gedeón de lo que él dejaba ver.

David golpeó a Gedeón en la parte posterior de su cabeza. "Nunca pensé que estaría contento de verte, a ti y a tus mascotas muertas, abuelo". Picó el ojo de cristal del zorro muerto con su dedo y saltó cuando vio el rostro enojado de Gedeón.

"Veo que todo está bien, entonces", la sonrisa de Gedeón volvió. "Te dije que podrías hacerlo, y lo hiciste, Kara. Realmente lo hiciste".

Kara sintió como la sangre se le subía a la cara. "Bien, yo no podía haberlo hecho sin ti".

Jenny estaba parada al lado de Kara y le tendió su mano. "Gracias Gedeón, por ayudarnos.

¿Tregua?”

Esperó, como si creyera que Gedeón pudiera lanzarle un golpe.

Al principio, Gedeón solo la miró. Y entonces su expresión se suavizó, y agitó su mano.

"Jamás creí que estrecharía las manos de los muertos. Me debo estar volviendo loco en mi vejez", dijo viendo a Jenny y a David.

"Pero estoy feliz de saber que Kara tiene tan buenos amigos cuidándola, aunque sean espíritus caminantes".

Jenny y David se rieron. Kara se sorprendió de que el médico brujo hubiese llegado a sentir afecto por sus amigos espíritus.

Una luz amarilla reflejada en la nieve llamó la atención de Kara. Se arrodilló y sacó el colgante de Olga. Parecía nuevo, exactamente como la primera vez que lo había visto. Ella lo sostuvo en su palma y agradeció en silencio.

"Mira quién ha decidido unirse a la fiesta," anunció David.

Ashley y su equipo se acercaron. La expresión de Ashley se agrió cuando vio a Kara y cruzó sus brazos. "¿Qué es lo que está sucediendo aquí? Se supone que están en una misión, no en un paseo por el parque. ¿Dónde está el brujo? ¿Lo dejaron ir?", se rio cínicamente, y su equipo siguió su ejemplo.

"No, él está muerto", dijo Kara alegremente. "Lo maté, a él y a los demás. Todos los brujos están muertos, y no molestarán más a la Legión".

La expresión de Ashley se ensombreció.

Kara la miró fijamente y agregó: "Creo que después de todo no usamos tu equipo de respaldo. La misión fue un éxito, sin ti". Kara hizo una pausa por un segundo y luego continuó, "Trataste de hacerme sentir mal por ser diferente, querías que fallara y que me sintiera como un bicho raro para poder reírte de mí, ¿verdad? Tú querías echarme encima a la Legión".

Kara se mofó. "¿Quién se está riendo ahora?"

"Yo", se rio David. Señaló a Ashley y a su equipo y comenzó a reír como un loco.

Ashley bajó la mirada. “¿Y éste quién es?", preguntó, apuntó a Gedeón, quien saltó sorprendido.

"El uso de los mortales en tus misiones es una ofensa capital. Voy a tener que reportarlo". La sonrisa

fría de Ashley había regresado. "Ariel estará muy enojada contigo, no estarás entre sus favoritos por un buen rato”.

Kara se rio con suavidad. "Este es Gedeón, un hechicero y mi amigo. Y puedes hacer un informe descomunal sobre todo lo que quieras respecto a mí, ¿por qué no corres y le dices a Ariel que no te necesitamos después de todo?, que ella tomó la decisión correcta en enviarme a mí y a mis amigos en esta misión, y no a ti".

Ashley se dio la vuelta violentamente y salió el parque sin decir otra palabra. Sus secuaces la siguieron como ovejas.

Kara sacudió la cabeza y se rio. "Oigan, chicos. Sólo tengo unos minutos antes de …"

"De que te nos desaparezcas otra vez", dijo David. "Pensé que podría suceder".

"Bien, realmente deseo tener una vida normal”, dijo Kara. Ella sostuvo el colgante de la bruja.

"Gedeón, toma esto. Yo no puedo quedármelo, y estoy segura de que Olga hubiera querido que tú lo tuvieras”.

Los ojos del brujo se iluminaron y tomó el colgante cuidadosamente entre sus grandes manos.

Se veía resplandeciente. "Me hubiera encantado ver a esa vieja lechuza una vez más, pero supongo que de todas formas nos veremos pronto, en otra vida", dijo, y se colocó el colgante encima de su humeante afro negro.

"Adiós, Gedeón y muchas gracias".

"Fue un placer", dijo el médico brujo, y se inclinó.

Kara se volvió y abrazó a Jenny. "Nos veremos otra vez, estoy segura de ello. Este no es un adiós de verdad, lo sabes".

Jenny dio un paso atrás. "Yo sé. Te mereces una vida normal, Kara. Por lo menos durante un tiempo", le dijo, y guiñó un ojo.

"También tendremos que irnos pronto", dijo David. "Hemos estado en nuestros trajes M durante mucho tiempo".

"Tienes razón. Y estoy ansiosa por saber cómo está Peter", dijo Jenny.

Kara sintió un aleteo frío pasar a través de ella. Se miró hacia abajo y vio que su cuerpo se estaba volviendo transparente, como un fantasma.

"Está sucediendo". Ella temblaba de emoción y felicidad. No podía esperar para ver a su mamá sana y salva y comenzar su nueva vida con David.

"Saluden a Peter de mi parte, y díganle que lo echo de menos”.

"Lo haremos", dijo Jenny. A pesar de que estaba sonriendo, sus ojos estaban tristes.

David había unido sus dedos a los de Kara.

"Nos vemos pronto, mi brujita. Puedes lanzarme un hechizo en cualquier momento".

Viendo a sus amigos una última vez, sintió cómo David apretaba sus dedos, y luego ella desapareció.

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