Mortal

Mortal


Capítulo 10

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Capítulo 10

Emboscados

Kara se replegó contra el piso justo en el momento en el que el cuerpo del hongo pasaba sobre su cabeza.

¡Zuuum!

Su flequillo fue levantado por el viento, y un poco de tierra le salpicó la cara. Rodó sobre sí y saltó a sus pies blandiendo su espada.

Sus amigos ya estaban en combate.

Jenny golpeaba a una gran criatura-seta de color amarillo mostaza, saltando sobre ella justo cuando intentaba envolver sus extremidades alrededor de su tobillo.

“¡Es una emboscada! ¿Qué tipo de magia es esta?", gritaba mientras golpeaba repetidamente la seta con su arco y ésta contraatacaba con rápidos mordiscos.

"Debimos haber traído sartenes en lugar de espadas", gritó David mientras cortaba una seta de lunares azul y blanco en pedacitos. "Podríamos haber parado para tomarnos un lunch”.

Más criaturas-seta brotaron de la oscuridad y rodearon a Peter, el saltó sorprendido y golpeó a las bestias atacantes desesperadamente con su piedra lunar.

“¡Kara!” Gritó David antes de que ella viera que estaba rodeado por una masa de setas arremolinadas. "¡Sal de aquí! ¡Corre hacia la entrada y sal!”

Las setas enloquecidas se lanzaban desde las sombras y lo atacaban por todas partes. El cortaba sus extremidades con su espada de alma, pero la tierra temblaba y respondía haciendo brotar más sus criaturas. Por cada una que David cortaba, aparecían diez más atacándole. Había demasiadas, pero Kara no iba a renunciar, demasiadas cosas dependían de ella.

Ella tomó coraje de sus amigos y saltó a la refriega con las bestias. Cortaba y golpeaba con toda su fuerza, y con cada golpe de su espada de alma, sus huesos vibraban y le castañeaban hasta los dientes, pero no desistió. Gritaba con rabia al cortar, patear y golpear a cada verdura gigante que se acercaba a sus amigos.

"¡Es una trampa!"-gritó David pateando nuevamente unas grandes fauces púrpura que intentaban perforarle el abdomen. "¡Las Brujas nos enviaron a nuestra muerte! Desearán haber sido separadas al nacer cuando termine con ellas".

"Entonces, ¿por qué no nos encuentras una ruta de escape, genio?", dijo Kara sin aliento.

David saltó sobre el enredado desorden de setas mordelonas, la luz de la piedra lunar rebotaba en las paredes de la negra cueva mientras corría. Estaba cubierto de tierra negra. Hizo su camino a

través de la maraña de setas y entró a otro pasillo, a la derecha de la cueva.

Después de unos segundos de silencio, se escuchó su voz. “La sopa de crema de hongos no me siguió. ¡Esta parte está libre! Vamos chicos, no podemos combatir estas cosas, ¡Dense prisa!"

La luz de su piedra lunar vaciló.

Kara esperó a que Peter y Jenny llegaran antes de saltar sobre el ejército de setas y caer en la red de túneles subterráneos. Aterrizó suavemente junto a Jenny y Peter, quienes se estaban desempolvando. Estaban un poco espantados y cubiertos de lodo, pero no parecían estar lastimados.

David inspeccionó el nuevo túnel. "Las setas pertenecen en la pizza, normalmente no les crecen brazos y piernas ni desean comerse a las personas. Primero, puños de agua gigante. Luego hongos come-hombres, ¿qué sigue? ¿Palitos de zanahoria asesinos? En realidad, eso sería realmente divertido".

Caminaron por el pasillo, la luz de la piedra lunar hacía que sus ojos azules brillaran aún más.

"No te relajes mucho”, dijo Kara. "Tengo el presentimiento que todavía no hemos visto lo peor".

Peter ajustó sus gafas. "Las hermanas Fay nos advirtieron acerca de la cueva, sobre el mal que reinaba aquí. Dijo que no le gustaban los espíritus caminantes”.

"No importa lo que hayan dicho esas estúpidas mujeres", dijo Jenny. "Las odio".

Arrojó su arco a través de sus hombros y su rostro se endureció. Miró inquisitivamente a Kara,

¿"Qué hacemos ahora? Hay más túneles a la derecha”.

Kara esforzó su vista a través de la oscuridad. "Miren, hay luz al final de este túnel. Podría ser una trampa, pero también nos podría llevar a la bruja. Yo digo que la sigamos. ¿Qué dicen…?"

El resto de sus palabras se le perdieron al sentir una presencia oscura sobre ella. Era una advertencia. No podía sacudirse la sensación de peligro. Sus amigos estaban en peligro, estaba segura de ello. Lo que estaba dentro de esta cueva sería la perdición de los guardianes. Lo sabía, así que tendría que enviarlos de vuelta e ir sola.

"Hey... chicos, creo que deben volver", dijo Kara a sus amigos con toda la calma que pudo. "Puedo sentir algo peligroso en camino. Las brujas tenían razón, esto es un suicidio. Sus almas están en peligro aquí".

"Nunca". David levantó el tono de su voz. “No voy a abandonarte aquí en este espectáculo de fenómenos, eso no va a suceder".

“David tiene razón”, dijo Jenny apretando el brazo de Kara suavemente. "Sabíamos lo que estábamos haciendo cuando tomamos la asignación y conocíamos los riesgos".

Kara sacudió la cabeza. "Pero estos peligros no son a los que estamos acostumbrados. Esta magia es diferente, no estamos peleando contra demonios nada más. Yo debo ir sola, pueden esperarme en la entrada. Estoy segura de que estaré bien”.

"Olvídalo". David trabó su mandíbula. "No tenemos ninguna opción, vamos contigo y ese es el final de la historia”. Él dio la vuelta, pero no sin antes de que Kara viera la furia en su rostro. Sintió

una puñalada en el pecho.

Jenny dejó ir su brazo y sonrió suavemente. "Te guste o no, iremos contigo". Kara abrió la boca para protestar, pero la cerró otra vez. Ella sabía que era inútil discutir. "Mantén tus ojos abiertos por si aparecen más setas asesinas". David levantó la piedra lunar e iluminó otra vez el camino con luz blanca, miró el lado del camino y levantó sus brazos.

"Venimos en paz", dijo en voz alta. "Mantengan al brócoli y a los espárragos en sus macetas".

Kara suspiró. “Vamos entonces. Tenemos una cita con una bruja”.

Caminaron en silencio. La cueva parecía idéntica en todas partes, era un laberinto de túneles subterráneos. El agua goteaba por todas partes y sus pisadas hacían eco, amplificándose por la cueva hasta que sonaban como latidos de tambores.

De repente, la pared de la cueva a su derecha se iluminó con puntos de luz multicolor. El primer pensamiento de Kara fue que eran minerales en la roca, pero pronto se dio cuenta de que se estaban moviendo como gusanos que brillaban intensamente. Se retorcían y hacían espirales entre uno y otro hasta que formaron una serie de símbolos y se mantuvieron en esa posición. Parecían palabras en una pizarra.

"Esperen un momento”, dijo a Kara deteniéndose. “Miren, ¿no les parecen que son como palabras?” Se acercó para poder ver mejor.

"No te acerques demasiado", dijo Jenny sospechosamente, "es probablemente otra trampa".

Los ojos de Kara se agrandaron. "Lo puedo leer… dice: ' espíritus caminantes tengan cuidado, váyanse si valoran su alma' ”.

“Ya sabemos eso, cueva". David acercó la piedra lunar a los gusanos. "Dígannos algo que no sepamos". Los gusanos cambiaron de orden y rodaron, y apareció otra serie de palabras.

" Cuidado con la bruja", leyó Peter. "Esto es fascinante. Las paredes de la cueva realmente se están comunicando con nosotros. Claramente han sido hechizadas o algo así".

"¿De veras?, ¿tú crees?" dijo David sarcásticamente. “Qué, ¿los hongos asesinos no fueron suficiente pista? ¿No notaste que nos estaban atacando?”

Kara dio un paso lento hacia atrás y puso más distancia entre ella y los gusanos que brillaban. Ella coincidía en que esto era algún tipo de magia, y sin embargo, ella no estaba asustada. De hecho, se sentía atraída hacia ella. Curiosa de saber cómo funcionaba. Los gusanos eran tiernos, de una extraña manera.

Las letras cambiaron de orden otra vez y apareció un nuevo conjunto de palabras.

"Tengan cuidado con las rocas grandes, espíritus caminantes”, leyó Kara. Ella frunció el ceño y miró a los demás.

"¿Qué piensan que significa eso? ¿Qué rocas?" Ella buscó por el camino cubierto de sombras.

"Estamos en una cueva, hay rocas por todas partes. Chicos, ¿ven algunas rocas grandes que sobresalgan de las demás?”

"No". David exploró la zona con la piedra lunar. "La bruja juega con nosotros. Probablemente nos está viendo ahora mismo y se ríe de nosotros. ¡Vamos, bruja, sal de tu escondite!"

Peter se rascó la cabeza. "Podría ser una pista..."

"Lo dudo", dijo Jenny, "teniendo en cuenta las intenciones asesinas de la cueva".

Kara regresó la vista a la señal. "¿Qué quieres decir con grandes rocas? ¿Puedes decirnos dónde están? No vemos ningunas".

Esperó un momento para que el signo cambiara, pero no lo hizo. Cuando finalmente se movió, las palabras se desvanecieron, y los gusanos desaparecieron entre las grietas de la pared, como si el signo nunca hubiese existido.

"Bueno, parece que eso fue todo”, dijo Jenny.

Kara se encogió de hombros. "Vengan, vamos a seguir…"

¡BOOM!

La gruesa pared se rompió en pedazos, en una explosión de polvo y fragmentos de roca. Dos criaturas que simulaban ser hombres de ocho pies de altura salieron de entre las sombras. Eran robustos y masivos. Kara decidió que si las montañas pudieran tener descendencia, estos serían los candidatos ideales. Sus fornidos pechos se levantaban y caían con cada respiración, y al instante supo que no eran demonios. Eran fuerzas mágicas enviadas por la bruja.

Su crujiente piel gris parecía de piedra, y, como los grandes simios, se movían lentamente, como si les costara mucho trabajo mover sus cuerpos de piedra. La más alta y más grande de las criaturas blandía una enorme hacha en su mano y la otra arrastraba un bate con espinas. Sus ojos amarillos brillaban con inteligencia sobrenatural.

"Hey... chicos", dijo David. "¿Quién pidió refuerzos?"

Con un gran salto, los gigantes se abalanzaron hacia ellos.

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