Monster

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Capítulo 5

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La palmada que cortó el aire justo antes de colisionar con una de las nalgas de Ashley enrojeció la piel de tal forma que antes de levantarse la zurda del cachete éste ya estaba completamente rojo, probablemente se amorataría. Él chistó ante el obvio sollozo. La malvada sonrisa había tomado posesión completa de su semblante, los rápidos dedos repartieron la crema que ella rebosaba.

Después de un par de empujones al vibrador que parecía incrustado en ella arribaron al pequeño y rosado círculo anillado donde depositaron crema y presionaron.

—¿Qué forma de pedir las cosas es esa? —El ano cedió permitiendo la entrada hasta los nudillos de la pareja de dedos. En otro momento se habría entretenido jugando a meter uno, dos, tres, cuatro dedos, uno a uno y poco a poco pero hoy, hoy no. Un empuje más y fuera de cuajo.

—Pensé que te había enseñado a pedir las cosas como Dios manda.

Ashley notaba su nalga arder y arder realmente. La epidermis estaba abrasada, abrasada a causa de un duro y contundente manotazo. Igual que un hierro al rojo vivo la zurda volvió a estrellarse contra su piel. Ella ladeó la cabeza soportando la intromisión de los dedos en su pequeño y ya dolorido cuerpo, le miró, lo que ocasionó que un nuevo chorro de excitación empujara al inquilino en su canal y le hiciera retroceder ligeramente.

—Por favor, por favor... Señor.

Dolía pero iba a doler de esa extraña forma que le hacía hasta perder el sentido por unos segundos para luego tornarse oscuro placer y eso era adicción. Cocaína, crack, heroína... todo muy suave comparado con la intensidad, con el subidón que producía dicho placer.


It was good, it was bad but it was real


And that's all you get in the end of the matter (Sic)


La asió por las caderas clavandole sus fuerte dedos. en los anchos hueso. Se acostó en su espalda de forma que sintiera parte de su peso y con su boca pegada al oído de ella.

—¿Por favor qué?

Su mano había bajado se cerró en un puño para aprisionar algo del cabello y sus dientes mordieron una mejilla. Ella sentía la presión en su esfínter y el beso del glande con la bolita del piercing. De pronto toda la carnosa largura estuvo dentro con el resto de perlas marcando su interior hasta que el escroto hizo tope en sus nalgas.

Ahora sabía porque había bajado instantes antes, para liberarla de la tela del bóxer y así embestirla con toda ella.

Se estaba mareando, todo daba vueltas pero no podía gritar. No lo hacía porque la mano que había estado agarrando su cabello le había cubierto los labios ahogándolo todo. Sentía tanto dolor, tanta intensidad.

—No queremos despertar a Natasha, ¿cierto?


If you feel like leaving


I'm not going to make you stay


But soon you'll be finding


You can run


You can hide


But you can't escape my love (Sic)


Nathan movió las caderas sin salir de ella ni medio milímetro, sólo para asentarse en aquel estrecho y cálido canal. Tenía los dientes de Ashley completamente hincados en la carne de su palma pero no había otro remedio para impedir que ella gritara. Cerró los ojos y apretó las nalgas para hundirse en ella casi tanto y más de lo que era físicamente posible.

—Me has mordido —rechinó una vez las mandíbulas dejaron de presionar. Con los dedos brillantes de saliva volvió a apresar el negro cabello y aproximó sus labios a la ardiente mejilla.

—¿Qué hago contigo ahora?

Le costaba articular, no obstante quien llevaba la vara de mando era él. Era él quien llevaba la batuta para dirigir el combo formado por la pareja y unos pocos artilugios. Por lo tanto sus caderas retrocedieron lentamente. Las bolas que formaban una especie de escalera en su verga dejaron de tocar bebop en el cálido y humedo antro y poco a poco comenzaron a emerger del violado agujero. Eso sí, violado con absoluto consentimiento.

McNamara era completamente consciente de que podía hacer tanto y como quisiera con ella, una muñequita de cera moldeada por sus duras manos. Ashley comenzó a recobrar ligeramente el sentido cuando las primeras dos perlas salieron por su esfínter. No iba a poder sentarse en un par de años. El cuero cabelludo le hormigueaba, el vibrador en su vagina navegaba en un mar de crema. El oscuro y adictivo placer se hizo notar al retirarse el miembro viril y volver a pujar muy dentro. Pensó que iba a agujerearle los intestinos.


You can run


You can hide


But you can't escape my love (Sic)


A McNamara le encantaban, le encantaban y mucho esos ruiditos ahogados que ella emitía a cada empuje que asestaba dentro de ella, el golpeteo de su escroto contra las jugosas pompas, el chapoteo del dildo.

—Ya sé...ya sé qué voy a hacer contigo.

Ashley ya no tenía aquella larga cabellera pero aun así podía sostenerla bien. Nathan se inclinó para lamerle la mejilla una vez más. —Repite conmigo... aunqe la zorra se vista de puritana... zorra se queda.

Ayudándose del agarre en la cadera y apretando los nudillos bajo las hebras de cabello embistió con más de la mitad de su peso sobre la mujer. Sus testículos estaban rabiando, rabiando por vaciarse de una vez por todas teniendo en cuenta las veces que había sentido las crecientes contracciones que venían del chorreante sexo alrededor de su verga.

Fue necesario que la mano se apartara de su cadera y soltara un nuevo cachete para que reaccionara. Las pequeñas y ya debilitadas rodillas temblaron. Ella iba a desplomarse, pero no, la gran zarpa la recogió y envolvió con su brazo tatuado, pegándola contra el musculoso pecho. Las embestidas crecieron.

—...la zorra se vista de puritana... zorra se queda —todo eso dicho con bastante claridad.

Ashley tenía los ojos cerrados o tal vez abiertos y en blanco ya que sólo veía pompitas de luz de todos los colores. Estaba en el vértice de su exitación, necesitaba aliviarse. Él no era un ser tan despiadado, nada de eso. Nathaniel McNamara era todo un angelito así que ella sintió lo que parecía un beso en su mejilla y tras eso escuchó una orden alta y clara.

—¡Acaba!


You can run


You can hide


But you can't escape my love (Sic)


El beso se le había escapado, o no. La mano soltó la presa de negro cabello y cubrió la boca, la boca que boqueaba. Dos, tres empujones y el dilatado ano lo ordeñó literalmente al igual que las irritadas paredes del otro sexo trataban de hacer con el dildo. Apretó las mandíbulas que crujieron sonoramente cuando liberó el espeso e hirviente contenido de sus testículos.

Ashley se desplomó en la cama con él encima, su cara hundida en las braguitas blancas y las medias pegadas a su sudado vientre. Pero la gran zurda se había adueñado otra vez de sus labios así que ella intentó abrirlos para buscar algo de oxigeno que llevar a sus pulmones. La camisa de Nathan rozaba su espalda, la sonora y costosa respiración se le clavaba en la nuca y lo mejor, la abrasadora semilla bombardeaba su esfínter.


You can run


You can hide


But you can't escape my love


Here's how it goes


All it takes is some trying (Sic)


Él, un tanto animal, arrastró la nariz desde la nuca hasta los omóplatos, oliendo, husmeándola. Subió por el cuello, notó el aroma de su propia saliva en la mejilla que, dándose cuenta o no, había besado y besó otra vez.

—No puedes escapar... —La liberó de un poco de su peso al elevarse sobre su espalda y retiró el brazo.

—No puedes hacerlo. —Retrocedió con las caderas y sin mucho cuidado salió de Ashley llevándose consigo la cantidad de esperma que no había logrado quedar bien hondo. McNamara no se molestó en adecentarse el pantalón y mucho menos la ropa interior. Le echó un último vistazo antes de empezar a moverse hacia la puerta.

—Puedes sacártelo en la cama, de todas formas habrá que cambiar las sábanas.

No era una felicitación por haber retenido el rosado vibrador en su sexo durante todo el tiempo, sencillamente era una directriz más. —Cuando Natasha despierte y los tres hayamos comido nos iremos a comprar para llenar la nevera, así que... —giró para agarrar el pomo y pasando el umbral concluyó —date otra ducha.


If you feel like leaving


I'm not gonna beg you to stay


Cause soon you'll be finding


You can run, you can hide


But you can't escape my love (Sic)


Cerró y caminó por el pasillo hasta detenerse. Estrujó el puente de su nariz con dos dedos y finalmente recostó la frente contra una de las paredes del corto corredor. Hubiera asestado un puñetazo o dos pero despertaría a la niña y lo peor de todo, parecería afectado por lo ocurrido unos minutos antes y eso era todo lo que NO debía parecer. Ella no iba a escapar, de ninguna forma lograría hacerlo y si él tenía que ser un verdadero malvado, lo sería, lo sería y punto.


You can run, you can hide


But you can't escape my love (Sic)


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