Monster

Monster


Capítulo 2

Página 6 de 17

Una de las desventajas de perder la noción del tiempo consistía en olvidarse de eventos tales como el que mostraba el anuncio: la semana de la moda en Nueva York. La mujer gimió sin despegar sus ojos de la pantalla. Se recostó contra el marco de la puerta.

¿Pueblerina en vez de reina? No... ¿Cuándo podría volver a visitar uno de aquellos desfiles a los que tan asidua era? Con él desde luego que... nunca.

Nathan la oyó gemir y se pasó una mano por la cara como si quisiera borrar el dolor que se reflejaba en ella.

No podía retenerla, obligarla a acoplarse a una vida que nunca sería capaz de disfrutar. Esto había sido una especie de campamento y hasta con gincanas recordando lo que era ir al supermercado con ella. No funcionaría, no señor.

Salió del dormitorio y se metió en el otro cuarto con su teléfono en la mano, marcó.

—Anúlalo todo, voy a devolverla.

Para no perder la costumbre colgó antes de obtener respuesta y poco segundos después llamó a... papaíto.

—Está lista.

Cuanto antes viniera a por ella mejor. Negó ante la opción de recogerla el viernes.

—Mejor mañana, mañana mismo. Perfecto, buenas noches señor Ferguson.


Keep bleeding


Keep, keep bleeding love


I keep bleeding


I keep, keep bleeding love


Keep bleeding


Keep, keep bleeding love


You cut me open and I


Keep bleeding


Keep, keep bleeding love (Sic)²

A mitad del spot publicitario se dio cuenta de que no había salido corriendo para ver aquello. Ashley caminó hacia el dormitorio donde esperaba encontrarlo sentado en la cama. No obstante al llegar se dio cuenta de que no estaba. Salió de la habitación y en el pasillo miró a uno y otro lado. Le habían repetido millones de veces que escuchar tras las puertas estaba muy feo pero la puerta del otro cuarto estaba entreabierta y... si no quería que le oyera pues ¿por qué no la cerró como en otras ocasiones? “Está lista..., Señor Ferguson...”, eso sonaba a que iba a devolverla.

Nathan decidió no pensar más, lo hecho hecho estaba. Volvió al salón. La tele estaba encendida pero no había ni rastro de Ashley, negó moviéndose hasta la chimenea. Abrió la caja de cerillas y con una prendió el papel y hasta que la leña también prendió. Se incorporó y llamó.

—¿Ashley?preguntándose qué estaría removiendo ahora. Hacía mucho ruido como para estar llenando unas bolsas de ropa. Puesto que la chimenea ya ardía bien se levantó y se encaminó hacia el dormitorio, se detuvo ante la puerta que estaba entreabierta y con un golpe de pie terminó de abrirla.

—¿Qué haces? —Había varias piezas de ropa y calzado sobre la deshecha cama, hasta cepillo de dientes, de pelo y un bote de champú.

Ashley iba de aquí para allá, al cuarto de baño, a cada armario... —¿Qué coño estás haciendo, Ashley?

—No pienso esperar a que me vengan a buscar —negó sin detener sus idas y venidas. A toda prisa lanzaba las cosas al interior de dos maletas todavía sin llenar que había recuperado de encima de los armarios. Eran Louis Vuitton, luego habían cargado con sus cosas, no con las de él.

—Te he oído hablar por teléfono y no pienso quedarme a esperarles.

El largo cabello castaño sin la sujeción de la trenza o la cola de caballo revoloteaba a su alrededor —¡No, no y no!

—Basta Ashley. —Ella estaba demasiado histérica para prestar atención.

—¡Ashley! —Ante el medio grito ella se detuvo mirándole. Para captar su atención Nathan alzó las manos, no le quedaba otra que mentir.

—¿Crees que iba a hablar por teléfono sabiendo que podías oírme si yo quisiera que te fueras? ¿Tan gilipollas me crees?

Ella dejó la pila de jerseys de cuello vuelto sobre la cama. Tenía los ojos vidriosos y las mejillas prendidas de un profuso bermellón.

—¿Entonces por qué lo has hecho?

¿Por qué no había llamado en otro momento cuando estaba seguro de que ella no oiría nada?

—Tengo mis motivos —y para sus adentros “Mentiroso, mentiroso”.

El grueso jersey blanco que vestía le hacía parecer aún más robusto de lo que ya era. Encogió los hombros.

—Así que deja todo como está y vamos a pensar qué hacemos para cenar.

La veía tan dulce con sus mallas azul claro con motivos de copos de nieve y encima aquel corto vestido de punto blanco. Le estaban entrando unas ganas tremendas de trenzarle el pelo para tirar con dureza de la trenza y obtener así un beso, en este caso ni mucho menos dulce.

—¿No me has oído?

—¿Qué motivos son esos? —No lo entendía y necesitaba entender, lo necesitaba. —Dímelos por favor.

—No.

—¡Pues no lo entiendo! —Sacudió la cabeza de un lado a otro y el brillante collar tintineó ligeramente a causa del movimiento —¿Ahora me sueltas, después de todo? ¿Te limitas a cumplir con el contrato y me devuelves a mi padre como si tal cosa? —El chocolate se vio anegado por el agua —¡Ese es el problema, que no me quieres! —Volvió a sacudir la cabeza, bajó la voz —No me quieres, no lo haces.


Your cruel device


your blood, like ice (Sic)³

—¿Qué coño sabes tú? —Estaba sobre Ashley, su zurda prendiéndola por el collar, tirando con fuerza de él, haciendo que ésta sintiera la falta de aire —No sabes nada. —La diestra pasó la palma desde un pómulo a la sien retirando el cabello del bonito semblante y de paso alguna que otra lagrima.

—¿Qué sabes tú de cuanto te quiero? Tú, tan bonita, tan jodidamente mía. -Shhh,... —chistó observando su habitual mordisqueo del labio inferior. Aflojó la fuerza pero no dejó de sostenerla por el collar.

—¿Por qué no quieres decírmelo? —Él escondía algo, le había oído hablar como si realmente no supiera que ella estaba escuchando.

—¿Cómo quieres que te crea? —El metal del collar lamía fríamente su piel. Otro tirón y su nariz quedó pegada a la de él cuando Nathan agachó la cabeza.


One look, could kill


My pain, your thrill (Sic)³

—No dudes de mí, —gruñó efectuando otro nuevo tirón que a ella le hizo sollozar —no dudes ni un jodido segundo de cuanto siento por ti, de cuanto te quiero. —Hincó los dedos en el femenino cráneo —¿Me oyes?

—¿Por qué has hecho la llamada si sabías que yo estaba escuchándote?

—Por la sencilla razón, “señorita quiero saberlo todo”, de que me importa una mierda que lo oigas ya que no estarás aquí cuando vengan a por ti.

Le ponía enfermo, enfermo de una forma total y absolutamente extrema. Obsesionado, obsesionado por ella.

—¿Crees que voy a dejar que se te lleven siendo mía?

Giró la cadena entorno a sus dedos haciendo, ahora sí, que le faltara realmente el aire. La jugosa boquita abriéndose en busca de oxígeno.

—¿Eso crees? —negó. Las lámparas sobre ellos hacían que los pocos reflejos plateados de su pelo resaltaran sobre el negro azabache del resto. —Que tonta eres.


I want to love you but I better not touch (don’t touch)


I want to hold you, but my senses tell me to stop (Sic)³

Cierto, había sido una estúpida por haber dudado de él. El aire faltaba en sus pulmones, un sonidito de ahogo real emergía de sus cuerdas vocales, pero por fin el aire entró raudo y llenó su caja torácica. La piel ligeramente lacerada por la presión del collar le escocía un poco.

—Lo siento, no...no dudaré nunca más de ti, Señor. —Los labios trémulos se unieron a los de él y el dolor en su gaznate se mezcló con la dulzura al contacto de sus labios. Sin lengua, dientes u otra cosa... sólo labios y nada más. La presión en el cráneo se volvió caricia. Tiernamente recorría el largo cabello suelto.

Valiente hijo de puta. ¡Judas!

El beso se tornó mordisco al igual que la miel se transforma en hiel. Probó el sabor herrumbroso de la sangre.

—¿Te crees que vas a librarte de un castigo? —gruñó levantando la boca sobre la de ella. Alzó más la testa. —Has dudado de mí y piensas que... ¿lo tomaré como si tal cosa? —La miró y atrapando una buena cantidad del largo pelo tiró de ella, él delante y ella siguiéndole retenida dolorosamente por el rubio cabello. —No pienso consentirte que dudes de mí.


I want to kiss you but I want it too much (too much)


I want to taste you but your lips are venomous poison (Sic)³

Ashley gimió moviéndose tan rápido como le fue posible. Le estaba cortando la circulación en el cuero cabelludo pero su ropa interior ya estaba repleta de los jugos que se amontonaban infernalmente en su canal y al no tener cabida se veían obligados a salir.

—Lo siento, lo siento, lo siento Señor. —Recorrieron el pasillo e iban directos al... cuarto —No lo haré más, no lo haré más.

—Por supuesto que no lo harás más.

No le iba a dejar margen de duda, no sólo la quería, lo que sentía no era sólo amor, era algo más o sí, era amor pero llevado a un extremo que le hacía arder. Abrió la puerta, encendió la luz y todo lo hizo sin soltar la presa del cabello caramelo. La empujó contra el potro y allí la soltó. McNamara se quitó el jersey, estaba empezando a sudar, pasó una mano por su pelo echando hacia atrás los rebeldes mechones. Aquí estaba, con sus robustas botas negras a conjunto con el oscuro pantalón de piel.

—Quítate la ropa, toda. —Aguardó a ver como con qué rapidez ella se desvestía.

—Bien. —Le indicó con un movimiento de cabeza donde debía dejarla. Cuando Ashley regresó él mordió.

—Ni te muevas. —Tenía claro que ella no lo haría, que si le ordenara que no respirara no aguantaría. Caminó hacia una de las muchas cajoneras donde se quedó observando el surtido de cuerdas. Cuerdas de esparto, de algodón trenzado,... no quería dejar buena marca. Nathan eligió cuerda de algodón torcido, sacó una y cerró el cajón.

—Extiende las manos. —Una vez ante ella comenzó a atarle fuertemente las muñecas —No quiero oírte. —espetó. En el instante en que éstas estaban unidas la miró —¿Duele?


You're poison, running through my veins


You're poison,


I don't want to break these chains (Sic)³

—Sí, Señor. —respondió. Él le empujó la barbilla hacia arriba indicándole de esa forma que le mirara a los ojos.

Sí, dolía, le quemaba la piel pero siempre quedaba decir Tetera. No, sabía que no lo diría. O no, no duele pues a lo mejor esto no es nada con lo que SÍ va a doler.

Otro tirón de pelo y la arrastró hasta la cama. Nathan la lanzó bocabajo al colchón y una vez caída la elevó por las caderas para que se arrodillara, le separó las rechonchas nalgas y allí estaba el rosado y virginal huequito.

—Ashley, encuentra el equilibrio.

Sabía que era difícil estar sobre las rodillas maniatada pero esto es lo que había. Con el dorso de la mano golpeó el vibrante clítoris haciendo que ella gritara, la zurda sujetando las pompas y la diestra pellizcando entre índice y pulgar el nudoso botón.


Your mouth, so hot


Your web, I'm caught (Sic)³

Ashley se tambaleó, se movía de lado a lado tratando de encontrar la posición correcta aún con las manos tan juntas como le obligaba la áspera soga, se apoyó en ellas con su pecho, el trasero bien en pompa. Ahogó el sollozó tanto como le fue posible cuando la masculina lengua se metió directa en su sexo y giró y giró. Tras lamerla interiormente salió para morder uno de los hinchados labios y la boca trepó por su perineo directa al ano, en el cual la lengua empujó. Ella resopló, nada de correrse sin permiso. Fácil decirlo pero hacerlo era otro mundo.

Él irguió la testa, ella temblaba demasiado y eso no era bueno para sus propósitos. Por lo tanto prendiéndola por los hombros la hizo girar en la cama y de ésta la colocó en el suelo donde fue a parar de rodillas.

—Ábrelo Ashley, —demandó llevando las grandes manazas a sus caderas un tanto por encima del pantalón —y sólo dientes. Ella había aprendido muy pero muy rápido. La ávida boca desabotonó la prenda, bajándola sólo un poco ya que la dura verga brincó golpeando el bonito semblante. La yema de un dedo recogió la gota pre seminal que acababa de surgir por la fina uretra e iba a posarse sobre la bola dorada que coronaba su glande. Nathan acercó ésta a los labios de ella quien la introdujo en la boca y probó, muy rápido y muy bien.

—Espabila —espetó dándole una sonora cachetada en una de las mejillas, más ruido que otra cosa.


Your skin, so wet


Black lace, on sweat (Sic)³

Ashley ladeó la cabeza y posó la boca sobre el primer piercing, ese que empezaba en el escroto y al que el resto seguía por todo el venoso tronco. Succionó la perla suavemente, cuando quedó bien embadurnada de saliva fue a la siguiente y así hasta llegar a la llorosa cabeza. Lamió los hilitos de pre semen que lentamente iba escupiendo.

—Sí Señor. —respondió a la propia invocación de su nombre. Preparó la garganta y tragó tanta carne como físicamente le era posible. Logró enterrar la nariz en el oscuro pubis.

Era para volverse loco. La deseaba, quería, amaba tanto que temía perder del todo lo poco que le quedaba en la sesera. Le abrazó la cabeza con los índices acariciándole las sienes. Engulló saliva. Nadie iba a quitársela, nadie, nadie y nadie. No podían hacerlo. El sudor resbalaba por su espalda con las gotitas colándose entre el vello negro que salpicaba el trabajado torso. Quería dañarla tanto como amarla, besarla tanto como morderla. Su placer más absoluto, su dolor más intenso, todo eso le pertenecía, cada partícula de ella. Todo. De igual forma que él le era suyo.


I hear you calling and it's needles and pins (and pins)


I want to hurt you just to hear you screaming my name (Sic)³

Nathan dio un empujón de caderas provocándole una arcada que ella pudo controlar. Tras eso la obligó a sacarlo de su boca, una boca de labios dilatados y escarlata chorreante de saliva y líquido preseminal. Ashley cerró los ojos cuando él la alzó por las pompas e impactó su boca contra la suya. El beso hambriento la consumía quemándola hasta los tuétanos.

—¿Recuerdas que te he dicho que aún no duele?

Ante el asentimiento de ella la devolvió a la cama, se arrancó las botas y el resto de ropa, la ladeó en el colchón. Abrió las blancas piernas y acceso directo. Con el brazo diestro la rodeó por el vientre y la mano zurda entreabrió los cachetes, no lubricó. Solo pujó con las caderas en el tierno y estrecho huequecillo. Ella le había dejado goteante de saliva y con eso sería suficiente.

—Ahora entenderás porque. —Pujó, pujó, pujó hasta hacerse camino. A cada gritito y sollozo de Ashley aumentaba la intensidad, ella tan pequeña y él tan grande.


Don't want to touch you but you're under my skin (deep in)


I wannna kiss you but your lips are venomous poison (Sic)³

Tetera, Tetera, Tetera. ¡Tetera!

Resopló creyendo que iba a desmayarse pues la estaba estacando, traspasando, agujereando. Sentía que le faltaba el aire, todo se iba con sus gritos.
El sudor caía sobre sus parpados casi como una lluvia. Tenía que recibir un poco de tregua, algo de respiro. Ya ni sentía la piel quebrándose bajo el material de la soga, sólo existía el horrible dolor que la estaba partiendo por la mitad. ¡Tetera, Tetera, Tetera!

—¿Sientes ahora cuanto te quiero? —gruñó con la mitad de su erección ya hundida en el estrecho esfínter —¿Lo sientes? —y otro empujón un tanto más adentro.

—¿Tanto me duele si así me quieres? Un último empujón y el duro escroto hizo de tope. Se removió y pegó su boca a la oreja de ella.

—Te duele justo así. —Cerró los ojos, los oídos aun le pitaban por los chillidos de ella. Alzó la zurda y acarició con el reverso la empapada mejilla. Chistó, esta vez sin moverse.

—¿Ahora lo entiendes? —Besó de lóbulo a hombro. —¿Entiendes ya cuanto te quiero? —Sintió como ella flojeaba y como durante un par de segundos perdía completamente el norte, el conocimiento.

—Shhhh... —volvió al oído, al igual que ella regresaba en sí. —Ahora ya no dolerá tanto, lo prometo—.


You're poison, running through my veins


You're poison, I don't wanna break these chains


Poison (Sic)³

Ashley abrió los ojos lentamente, él latía allí detrás, o más bien, latían ambos. El pecho se alzaba y se dejaba caer sin cesar debido a la frenética respiración. Poco a poco comenzó a calmarse. Tanta crueldad y ternura juntas con los susurros para tranquilizarla y los besos alimentando su piel.

Al notar que ella se relajaba McNamara retrocedió lenta y suavemente.

—Shhhhh, —chistó de nuevo teniendo la mitad de su erección todavía enterrada.

—Ya está, ya está. —masculló entre dientes y salió.

—Lo sé, sé que ha dolido. —Por la forma en que ella había gritado podía hacerse una mínima idea de cómo debió de doler. La giró para que le diera la cara y se colocó encima. Rápidas manos soltaron los amarres de las muñecas, besó las rojas marcas y lamió algún que otro hilillo de sangre.

—No vuelvas a dudar de lo que siento por ti, —el oscuro cacao esta vez frente a su verde —no lo hagas más.

Ashley le miró y asintió.

—No lo haré nunca más, Señor, —extendió los brazos sobre el colchón, las negras sábanas se le pegaban a la sudorosa espalda, el pelo se esparcía por aquí y por allá —nunca más.

Nathan descendió por el pálido cuerpo y arribó a los pies. Besó un empeine, luego el otro y subió con pequeños besos por espinilla, rodilla y muslo hasta el pubis debidamente rasurado. Acampó durante unos minutos sobre el vientre. Lo mordisqueó, lamió y besó. Probablemente se leían la mente o mejor dicho, ya habían adquirido aquella conexión de Dom/Sumisa porque las pequeñas manos de Ashley se liaron en su pelo, lo acariciaron. Justo lo que él deseaba.


One look, (One look), could kill (could kill),


My pain, your thrill (Sic)³

Otro incendio se declaró en su matriz, aquel fuego que solo Nathan, su particular pirómano, podía prender. La punción entre las nalgas aún le hacía temblar los sesos, pero la dosis de placer que ahora sentía iba de la mano del dolor que pocos segundos antes había sufrido y que ahora latía en menor medida en su pobre canal. Sin una cosa, no existía la otra, de igual forma que el Amo sin el Sumiso no es nada y viceversa.

Nathan dejó el vientre para subir al pecho. Los pezones, desafiantes ahora después de aquellos tres meses en los que día a día habían sido trabajados para que hoy le saludaran de esta forma allí estaban, erectos y dilatados. Acojió el primero su boca junto a la extensa aureola. Mamó de él con suavidad, sin prisa. Dio el mismo trato al compañero del otro lado mientras los finos dedos de ella se entretenían con su cabello, bajando después a su nuca y a continuación plantando las palmas de las manos en sus omóplatos. Nathan liberó su boca y levantó la cabeza. La miró sin decir nada, no dijo nada y tampoco aplastó la boca contra la de ella.

La reacción fuerte, huracanada del principio y después esa especie de calma. Ese veneno lo tenía inyectado en vena. En adelante estaría condenado a beber de la misma fuente.


I want to love you but I better not touch (don‘t touch)


I want to hold you, but my senses tell me to stop


I want to kiss you but I want it too much (too much) (Sic)³

¿Cómo había sido capaz de vivir sin él? Es decir, lo había tenido así tan cerca sin más, sin nada más...

Su mente desconectó pero sus manos seguían acariciándole. A ambos lados de las duras mejillas la barba despuntaba ligeramente. Alzó las piernas y las enredó en las recias caderas. Lo atenazó pero sin presión. De la unión de las bocas se filtró un suspiró. Él entró sin problemas en su sexo, sin acometidas agresivas, solo lenta y profundamente, llenando su carne, inoculándole su calor.

Los verdaderos hombres no cierran los ojos, no lloran, no sienten nada semejante al amor y se suponía que él era de esa clase de hombres, de los verdaderos. Afianzó las piernas de Ashley en sus caderas con la diestra mientras la zurda ahuecaba un lado de su semblante.

Besarla era como sumergirse en uno de esos sueños que un verdadero hombre no debería tener, un sueño cálido, húmedo y tremendamente bueno.


I want to taste you but your lips are venomous poison


You're poison running through my veins (Sic)³

Había tobillos sobre nalgas, rodillas presionadas contra caderas, senos cosquilleados por oscuro vello. Unidos por los vértices de aquellos dos pares de muslos estaban uno dentro del otro.

La acumulación de oxigeno ensanchaba sus pulmones, La fina película de sudor de ambos cuerpos se mezclaba. Un ritmo lento se apoderó de sus caderas, no salía de ella del todo, tan solo un poco. Sumergido en Ashley no se sentía huérfano, no se sentía desamparado cuando se suponía que él era quien debía protegerla. Sí, lo haría y lo seguiría haciendo pero tenía que sentirse arropado por ella y a la vez ser necesario para ella. Entonces todo estaría bien, todo sería perfecto.


Poison


I don't want to break these chains


Poison (Poi-son) (Sic)³

Las caderas se Ashley se bamboleaban al ritmo que él había marcado, escuchaban la misma música, estaban en completa sintonía. La boca de Nathan rompió el contacto con la suya y fue a su sien. Ella le sentía palpitar, agrandarse un tanto más entre sus pliegues.

—Por favor, Señor. —No podía retener mucho más el orgasmo, empezaba a doler, a urgirle, debía dejarlo detonar.

—Espera, espera —roncó haciéndose con un ritmo más rápido así que el chapoteo entre los muslos aumentó llenando la estancia con su sonído. Nathan siguió impulsando las caderas hacia delante, arremetió con algo más de fuerza dentro de ella. Las uñitas se hincaron esta vez en sus omóplatos, las caderas seguían balaceando y los tobillos clavándose en sus nalgas— todavía no, aún no.


I want to love you but I better not touch (don’t touch)


I want to hold you, but my senses tell me to stop


I want to kiss you but I want it too much (too much) (Sic)³

Ashley presionó la frente contra un esternón de acero.

Por favor, por favor, por favor, acaba, termina, córrete ya.

Lo necesitabal pues el orgasmo le iba subiendo en espiral..., iba subiendo, subiendo, subiendo.

—Jo...der —Él hubiera querido alárgalo más pero no pudo, no fue capaz. —Ahora, —rechinó tensándose. Bajó la cabeza para morderle el cuello justo por encima de donde el collar adornaba la blanca piel.

—¡Ahora!


I want to taste you but your lips are venomous poison


Yeah


Well I don't want to break these chains (Sic)³

El cuerpo de Ashley se incorporó violentamente para detonar. Gimió larga y audiblemente. Los embistes golpeaban sus caderas y el esperma lo hacía en su interior. La cabeza cayó a un lado de la almohada, las manos se desplomaron, se quedó con los ojos cerrados y la respiración entrecortada. Los blancos dientes ahora le marcaban dulcemente el cuello.


Poison


Runnin' deep inside my veins


Burnin' deep inside my brain (Sic)³

La bombardeó hasta que no quedó munición, las mandíbulas soltaron y besaron las marcas de sus incisivos. Para no dejar caer todo su peso en ella la rodeó con los brazos y se levantó de la cama llevándosela consigo. Caminó sin salir de ella, caminó directo a su cama, la de ambos.

—Shhh... —chistó al llegar, tumbándola en el único rincón libre de cosas. Ahora sí retrocedió hasta salir de su interior. Dormida como estaba sólo pudo gimotear. Besó una de sus sienes por enésima vez y se quedó de pie mirándola.

¿Cómo iban a dejarla con él? ¿Para ver como pasaban los años y ella maduraba mientras él empezaba a decaer? No, Ashley no sabría vivir de otro modo, un modo que él no podía proporcionarle, no porque no quisiera sino porque no estaba a su alcance.

Cumpliría su palabra, pondría la felicidad a los pies de ella y él, qué más da. Hay quien sobrevive a la ingesta de fuertes venenos, con secuelas, pero lo logra y sino Ashley sería feliz por ambos. Era hora de arrancarse la aguja de la vena, de dejar de beber de ella. Este sería su último trago de veneno por más que le pesara.


Poison


And I don't want to break these chains


Poison (Sic)³

Incluso en sueños se lo oía repetir. “No dejaré que te lleven, nadie te separará de mí. Voy a cuidar de ti, nena”. Despertó enredada a él. Brazos cruzados con piernas, boca contra cuello. Que ella despertara antes que él era de lo más pues él salía a correr muy tempano. A pesar de que necesitaba dormir más se levantó para darse una ducha. Al salir del habitáculo de cristal se fijó en la hora: las cuatro de la mañana. Ashley se secó y regresó al dormitorio donde se vistió, luego se deslizó en la cama.

—¿Dónde cojones estabas?

—Me he duchado —murmuró. Sonrió dejándose aplastar por uno de los grandes brazos y ser arrinconada contra el cuerpo ladeado de Nathan. Él siempre la tildaba de marmota y para honrar dicho título debía dormir de nuevo. El día sería largo y disfrutar de la cama donde nunca volvería a dormir no era mal plan.


I let it fall, my heart,


And as it fell, you rose to claim it


It was dark and I was over,


Until you kissed my lips and you saved me.


My hands, they were strong, but my knees were far too weak,


To stand in your arms without falling to your feet, (Sic)


McNamara extendió el brazo, dos dedos apartaron un largo mechón que cruzaba la cara de Ashley. Suspiró de forma pesada a la vez que retiraba el brazo tras la pequeña oreja de la muchacha. Quizás llevaba media hora allí sentado en el puf de cuero viéndola dormir. El jersey gris la mantenía tan calentita que no había pasado la manta por encima de las caderas envueltas en leotardos. Los ojos color chocolate se abrieron mirándole y una mano de ella fue en busca de la suya para colocarla en la calidez de su mejilla.

—¿Ya nos vamos? —Él estaba vestido con las maletas hechas así que probablemente no tardarían mucho en irse. El tiempo de ella cambiarse y subir todo al Jeep. Ante el asentimiento de McNamara empujó la cara contra el calor de la palma.

—¿No ha dejado de llover? —Por el sonido goteante de allá fuera debía seguir lloviendo. Adiós a la nieve que había caído hacía un par de semanas.

—¿Dónde está Max? —Normalmente acababa durmiendo en un rincón de la cama a pesar de lo que abultaba pero ella misma lo había mal acostumbrado y, “señora, aquí mando yo”, se lo consentía. No era lógico que lo hubiera llevado ya al todoterreno. Ashley ladeó la cabeza sobre la almohada. Le oía ladrar en el baño con sus robustas patas rascando la madera.

—¿Por qué está encerrado? —Acabó de despejarse, algo muy raro ocurría. —¿Qué pasa? —No conocía esa mirada en él.


But I set fire to the rain,


Watched it pour as I touched your face,


Well, it burned while I cried,


'Cause I heard it screaming out your name, your name, (Sic)


—Tienes que ser una buena chica. —Presionó sin hacer daño, sólo para resaltar lo dicho. —¿Me oyes? Tienes que ser una buena chica, Ashley.

Alzó la mirada hacia la puerta, allí estaban. Nathan acarició por última vez la mejilla de la joven quien se irguió en la cama.

Ella se sentó en el colchón.

—¿Qué?

Unos pasos se acercaban, voces conocidas.

—No...no —negó sacudiendo con tal fuerza la cabeza que la trenza medio deshecha le azotó la espalda. No podía dejar de mirarle, los ojos chocolate fijos en los salvajes ojos verdes.

—Lo prometiste, lo juraste.

Se sacudió cuando un par de brazos la agarraron por la espalda y el after shave de Guire entró en sus fosas nasales.

¡No! —Pateó haciendo que un calcetín de gruesa lana saliera volando.

—¡Lo prometiste, me lo juraste!

Pero él, él no hacía nada, nada...


When laying with you I could stay there,


Close my eyes, feel you here forever,


You and me together, nothing is better, (Sic)


Deseaba tanto arrancársela de los brazos y resguardarla entre los suyos, mecerla mientras la besaba a la vez que le pedía perdón por haber permitido que aquel hijo de puta la tocara. Decirle que jamás dejaría que se la llevaran, que siempre la tendría consigo, que la cuidaría, que la protegería de todos y todo pero no podía hacerlo. Sólo quería lo mejor para ella y es lo que le estaba dando por mucho que doliera. Porque a ella le dolía ahora, mañana tal vez ni recordara, él era historia, historia sin importancia alguna.

Ashley se sacudía, pateaba y gritaba haciendo realmente difícil que Guire pudiera cargarla en brazos y sacarla de la habitación.

—Me lo prometiste, me lo juraste. Eso hiciste ayer mismo.

Bastardo hijo de puta, debería volarme la sesera. Necesito que seas una buena chica. Vamos pequeña, has de ser una buena chica.

McNamara se movió directo a ellos. Si la llevaba él al coche, con dos minutos para hablar tal vez lograría tranquilizarla.

El señor Ferguson estaba en la puerta del salón y a su lado papá Guire. Aquello parecía un cortejo fúnebre, los trajes oscuros, las caras serias, eso sí, botones brillantes y caros zapatos de piel italianos. Finalmente James logró retenerla unos segundos y comenzó a tirar de ella pero Ashley consiguió desasirse y le soltó un fuerte manotazo en toda la cara. Se giró mirando a Nathan.

—Dijiste que no dejarías que hicieran esto —lamentó meneando la cabeza, con el cabello revuelto, completamente despeinado y el semblante repleto de lágrimas, enrojecido y tembloroso.

—Juraste que no dejarías que se me llevaran.

Cuando las manos de Nathan se aproximaban a ella dándole la sensación de que iba a prenderla en un abrazo una garra desde atrás la hizo girar. El bofetón que impactó en su cara la hizo caer duramente al suelo.


'Cause there's a side to you that I never knew, never knew,


All the things you'd say, they were never true, never true,


And the games you'd play, you would always win, always win, (Sic)


Las manos de Nathan fueron al mismo objetivo aunque más abajo. Se acuclilló para ayudarla a sentarse. Alzó el mentón de Ashley y descubrió el labio inferior partido. Sí, la había pegado. No fue una asquerosa imaginación suya. Guire acababa de pegarle a ella, a ella que era suya y solo suya. Apartó la mano haciendo ademán de levantarse para atizar a aquel cerdo pero ella le detuvo. La miró a los ojos y lo que susurró entre aquel mar de lágrimas le hizo sentirse el ser más ruin y detestable del universo. Nathan se levantó y prendió a Guire por las solapas del abrigo.

—Tócala otra vez, —de haber sido un perro habría estado echando espuma por la boca —si tienes los cojones de volver a pegarla te mataré, —

Lo sacudió como si fuera una alfombra polvorienta —te mataré.

—Lleváosla —dijo Ferguson al par de muchachos que corrian a liberar el primogénito de los Guire. Ahora harían que McNamara lo soltara pero antes ella tenía que estar fuera de aquel cuarto. Con los gritos de fondo de Ashley se aproximó a Nathan.

—No compliques más las cosas, suéltalo.


But I set fire to the rain,


Watched it pour as I touched your face,


Well, it burned while I cried,
(Sic)

Que le demandaran, no, mejor que le metieran en la cárcel por esto, pero no volvería a tocarla, no de esa forma.

—¿Me has entendido, capullo engreído? —Otra sacudida hizo que los pies de Guire sobrevolaran el suelo porque la corbata ejercía de soga en su cuello.

—Si la pegas, te mataré.

La oía gritar a pleno pulmón, oía como se aferraba a todo mueble que encontraba en el camino de salida. Él aflojó hasta soltar las solapas y el niño de papá cayó sobre sus pies tambaleándose.

—Te mataré, lo haré.

—¿Quién coño te crees para amenazarme?

Retrocedió unos pasos, se adecentó la camisa y por supuesto la corbata.

—Haré lo que quiera con ella que para eso va a ser mi mujer y tú muy bien me la has entrenado.

Dos pasos más hacia atrás.

—¿O es que crees que es tuya? ¿Piensas que tienes derecho a amenazarme? ¿Mmmm?

En medio del salón donde Ashley estaba aferrada al mismo sofá donde hizo que la inmovilizaran por los brazos, le levantó la cabeza, bajó el cuello del grueso jersey y sin consideración alguna arrancó el collar del cuello de la mujer.

—¡Es mía ahora! —ladró viendo a McNamara junto a su padre y Ferguson lanzando el collar a los pies de McNamara.

—¡Mía!


'Cause I heard it screaming out your name, your name


I set fire to the rain,


And I threw us into the flames


When we fell something died,


'Cause I knew that that was the last time, the last time, (Sic)


A medio paso de distancia seguía brillando el collar rosa y plateado, pero ahora roto. Con todo lo que había significado cuando rodeaba el cuello de Ashley y ahora... muerto. Alzó la vista hacia Guire pero cuando iba a cargar contra el mismo la anciana mano del señor Ferguson se posó a media altura sobre su pecho y entonces no avanzó. La miró a ella que gritaba y extendía los brazos hacia él como si fuera su única salvación. Chillaba su nombre, suplicaba su ayuda. Uno de los muchachos se la cargó al hombro dándose cuenta de que lo pequeño a veces tiene más fuerza de lo que parece. Frente a la puerta de acceso a la casa un par de hombres más esperaban resguardándose de la lluvia con con paraguas negros. La metieron en el oscuro Lincoln junto con Guire hijo.

—No lo pongas más difícil, hijo —y con una palmada en el pecho —Cuidaremos de ella, como siempre.


Sometimes I wake up by the door,


And heard you calling, must be waiting for you,


Even now when we're already over,


I can't help myself from looking for you, (Sic)


—¿Qué no se lo ponga más difícil? —Le miró a los jojos —¿Cuidar de ella? ¿Abofetearla es cuidar de ella?

Se atrevió a apartar la madura mano de su pecho.

—Si me entero de que la golpea no dudaré en matarle. Si le vuelve a poner una sola mano encima...

—Será golpeada si es necesario, antes lo ha sido.

Se interrumpió. El cigarro recién encendido en los labios de Guire padre liberó un fuerte aroma.

—No hará nada que tú no hayas hecho ya, —y mirándole con aquellos helados ojos suyos —comprueba tu recompensa y olvídate de ella.

Dio una nueva calada y se alejó.


I set fire to the rain,


Watched it pour as I touch your face, (Sic)


—Yo nunca la he pegado ¡Jamás! —No de aquel modo, no con aquel fin.

Antes se arrancaría la mano de un mordisco, nunca golpearía fuera del juego sexual. Tampoco tenía que justificarse por algo que él nunca había hecho ni haría y le daba mucho coraje el que Guire se atreviera a escupir semejante mierda sobre él.

—Haz lo que te ha dicho hijo. Ashley estará bien, te lo garantizo.

Esta vez fue él quien le dio la espalda para empezar a caminar pero se detuvo, torció el cuerpo y le miró de lado.

—El amor es para los necios, McNamara. No lleva a ningún sitio y sólo provoca dolor.

Continuó su camino hacia la salida. La lluvia caía rabiosamente pero el paraguas lo resguardó de ella. Entró en el segundo Lincoln y cuando cerró la puerta, el primero, donde iba Ashley, se puso en marcha. El otro le siguió.


Well, it burned while I cried,


'Cause I heard it screaming out your name, your name


I set fire to the rain,


And I threw us into the flames,


When we fell something died,


'Cause I knew that that was the last time, the last time, oh, (Sic)


Nathan recogió el collar, lo acarició en su palma. Max había logrado abrir la puerta del baño y pasó rápido a su lado, muy rápido. El perro corrió tras el segundo coche hasta que pudo, luego se quedó quieto allí, ladrando bajo la lluvia. McNamara caminó hacia la puerta, descendió los dos escalones y también los vio alejarse bajo el aguacero.

No me abandones, le había suplicado y él... la abandonó.

Ya no arde, ya no abrasa, ya no quema. Nada quedaba por mucho que quisiera, sólo frío, frío helado y lluvia.


Oh, no


Let it burn, oh,


Let it burn,


Let it burn.

(Sic)


Ir a la siguiente página

Report Page