Molly

Molly


Capítulo 5

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Capítulo Cinco

Cuando Molly se despertó, estaban llegando a tierra Ramsay.

—Llegaremos pronto, muchacha. ¿Cómo está tu cabeza? —preguntó Tormod mientras le pasaba una petaca de piel con agua.

Se llevó la mano a la sien para masajeársela, sorprendiéndose de que no le doliera al hacerlo.

—Mejor. Está mejor. —Una hora más tarde, un grupo de hombres a caballo cruzó el prado para saludarlos. A medida que se acercaban, reconoció a dos de ellos: Torrian y Kyle Maule, su segundo. Para su sorpresa, los otros eran su tío Drew y dos de sus tres hijos, Tad y Tomag.

—¿Tío Drew? —Dirigió su caballo directamente hacia ella.

—Sí, tu tía Lina ha venido a verte, Molly. No te preocupes, te ayudará con tus sueños.

Notó que Tormod se giraba haciendo una seña con la cabeza a Coll con una sonrisa burlona en la cara, y se preguntó de qué se trataría, pero estaba tan contenta de estar a salvo en tierra Ramsay que se olvidó del tema rápidamente.

Sentada bien recta para no tocar a Tormod, respondió:

—Me muero de ganas de ver a la tía Lina, pero ¿cómo lo ha sabido, tío Drew?

—No puedo decirte nada más, muchacha. Te lo explicará ella cuando la veas.

Cabalgaron todos juntos hasta la torre, y cuando Tormod la ayudó a bajar del caballo, tuvo que cogerse fuerte a él para evitar caerse al suelo. Se le doblaban las rodillas, algo que no solía sucederle. Llevaba siglos montando a caballo.

—Cuidado, muchacha. Has estado durmiendo mucho rato.

Su tío Drew, que ya había desmontado, se acercó por detrás.

Molly miró confundida a Tormod y al tío Drew.

—¿Ah, sí? No me ha parecido tanto.

El tío Drew le dio unas palmaditas en el hombro.

—Esos sueños pueden ser agotadores. Tu tía te lo explicará todo. Ven, dale un abrazo a tu tío. —Drew le dio un cálido abrazo, después se dirigió a Tormod—: Muchas gracias por mantener a Molly a salvo.

Tormod asintió.

—Ha sido un honor como guerrero Grant, milord.

Molly se giró para mirarlo.

—Muchas gracias, Tormod. —Podía sentir cómo el rubor le subía del cuello a las mejillas, así que se dio la vuelta para saludar al resto del clan antes de apresurarse a entrar en la torre, corriendo con sus largas piernas.

Después de que todos intercambiaran saludos con los parientes de Molly, Torrian y el tío Quade se dirigieron rápidamente hacia el solar junto con los guardias Grant, Molly, el tío Drew y la tía Avelina. Sorcha fue a buscar a sus hermanas.

—Damos la bienvenida a los miembros del clan Grant —dijo Torrian desde detrás de su escritorio—, y podéis quedaros el tiempo que queráis, pero estamos desconcertados por vuestro rápido regreso. ¿No estabais buscando a Ranulf MacNiven, a quien se vio por última vez en las profundidades de las Highlands?

Jamie les habló del ataque a Molly, la advertencia que había recibido y la visión que había tenido.

El tío Quade preguntó:

—¿Así que Logan y Gwyneth partieron de Edinburgh en busca de Ashlyn y Magnus desconociendo su ubicación?

—Sí —contestó Jamie—. Se fueron basándose en lo que Molly había visto en su sueño. El tío Logan también me pidió que os contara lo que cree que pasará.

—Adelante. —Torrian asintió, mirándole—. Estamos ansiosos por escuchar lo que tengas que decir.

—Desde que se descubrió la identidad de MacNiven, está buscando una manera de evitar que lo ahorquen. —Jamie hizo una pausa antes de continuar. Después compartió la interpretación del tío Logan de la situación: que MacNiven intentaría vengarse y entonces huiría, o que intentaría secuestrar a uno de los Ramsay para luego entregarlo a cambio de que se retire la orden de ejecución.

Torrian miró a su padre.

—¿Cómo lo ves, papá? ¿Estás de acuerdo?

—Sí, esas son las dos posibilidades. ¿Drew, tú qué piensas de este asunto?

Drew Menzie se frotó las manos antes de hablar.

—No conozco a MacNiven, pero lo más probable es que intente negociar para librarse de la soga del verdugo, especialmente sabiendo lo enfadado que estaba el rey porque se escapara. Sus triquiñuelas lo salvaron una vez, pero no volverá a suceder. Si MacNiven es la causa de los sueños de Lina y Molly, entonces supongo que intentará secuestrar a alguien. Ciertamente coincide con su forma de hacer las cosas. No me cabe duda.

Torrian preguntó:

—Molly, las visiones todavía son algo nuevo para ti, ¿no? ¿El tío Logan creyó que tenían que viajar hasta tierra Grand para ayudar a Magnus y Ashlyn?

Molly respondió:

—Sí. Hace poco hubo una tormenta, así que supuso que él y mamá tendrían que llevarlos de vuelta a su clan antes de poder regresar aquí. Pero volverá lo antes posible. Quiere a MacNiven.

—Molly, ¿has tenido otros sueños sobre tormentas mientras estabas fuera, algo que puedas compartir con nosotros? —preguntó el tío Quade.

—Sí. En aquel momento, no estaba segura de que fuera una predicción. Vi dos fuerzas que se movían juntas, dos fuerzas oscuras que creaban una nube que parecía cubrir toda la tierra. Es difícil de explicar.

—Sí, y comprendo que todo esto es nuevo para ti. —Su tío, que estaba sentado en un escritorio exactamente igual al de su hijo, se giró hacia su única hermana—. Avelina, por favor, comparte tu visión con ellos.

—Claro. —La tía Lina se aclaró la garganta y se puso frente al grupo. —Como ya sabéis, había predicho que habría paz en las Highlands durante dos décadas. La oscuridad ha regresado. Se avecina una batalla, y todavía no sé lo difícil que será. Molly la ha visto, y yo también la he visto. Debemos estar en guardia y organizarnos para que no nos coja desprevenidos.

—¿Cómo supiste que tenías que venir aquí? —preguntó Jamie—. ¿Recibiste un mensaje del tío Logan?

—No —dijo la tía Lina—. Estoy aquí porque vi los problemas de Molly, y porque vi volver la oscuridad. Les prometí a Quade y a Logan que les avisaría tan pronto como tuviera una visión que indicara un cambio, lo cual sucedió hace tres noches. Molly vino a mí en una visión hace dos noches. A Drew y a mí nos pareció que era mejor venir para que pudiéramos estar juntos, y yo quería hablar con Molly.

Braden añadió:

—El tío Logan dijo lo mismo. Pensó que era mejor que los Ramsay estuvieran todos juntos. Separados somos objetivos más fáciles.

El tío Drew preguntó:

—¿Qué hacemos? Micheil y Diana están fuera, así que no podemos contar con que vengan, y estoy de acuerdo en que es mejor que estemos aquí juntos.

Torrian dijo:

—Nos preparamos para la batalla y esperamos a que el tío Logan regrese, a ver si ha descubierto algo nuevo.

El tío Quade se crujió los nudillos, algo que Molly solo le había visto hacer cuando estaba preocupado.

—Hasta entonces, mantendremos las puertas cerradas a todos excepto a la familia. Quizá Molly o Avelina tengan más sueños que nos sirvan de guía.

—Nada es más importante que entrenarse —dijo Jamie—. Tienes que enviar a todo el mundo a las listas, y deberíamos organizar un campo de tiro con arco dentro del patio para practicar. Molly tiene que quedarse dentro.

Molly nunca antes había experimentado una tensión igual a la de aquel momento, y lo peor es que venía de todos. Repasó con la mirada todas las caras, buscando una sonrisa, incluso un amago de una, pero no encontró nada.

Torrian lo expresó mejor.

—La guerra se acerca.

—Y estaremos listos —añadió Jamie. A continuación se dispersaron, lo cual no sirvió para disipar la pesada nube que Molly sentía sobre ella. Su espíritu se elevó cuando vio a su hermana Maggie esperándola fuera del solar.

—Molly, dicen que te han herido —dijo, corriendo—. ¿Estás sana y salva?

La sincera preocupación de su hermana le alegró el corazón. Cuánto quería a Maggie, que había estado a su lado desde que su padre las había vendido. Maggie se lo había tomado muy mal, pero ahora se conformaba con quedarse con su clan y, como Molly, nunca había manifestado ningún deseo de echar raíces.

—Solo me dolió un poco. Aquel tipo me dio un puñetazo en la espalda, y está bastante dolorida, pero va mejorando. No te preocupes por mí.

Maggie la abrazó.

—¿Te hago daño en la espalda? Perdóname, pero tengo que abrazarte, porque he estado muy preocupada todo el tiempo que has estado fuera, y entonces oí que estabas herida...

—No, no me haces daño en la espalda.

Maggie susurró:

—Prométeme que nunca me dejarás. Me gustaría que no viajaras como arquera o con mamá y papá en sus misiones de espionaje. Es demasiado peligroso.

Molly limpió las lágrimas que se le acumulaban en las esquinas de los ojos a su hermana.

—Lo prometo. Pero no puedo prometer que no viajaré nunca, solo sé que siempre volveré a casa.

Un repentino destello de oscuridad le cruzó la mente al decir aquellas dos palabras, y se tambaleó.

—¿Qué pasa, Molly? —gritó su hermana.

—Nada. Nada, Maggie. Solo estoy cansada. —Se obligó a ponerse de pie, aunque su cuerpo quería desplomarse sobre una cama.

Cuánto deseaba que fuera cierto. Señor, pero de repente estaba asustada.

Tormod se sentó en una mesa de caballete a cierta distancia de la tribuna y la familia Ramsay. Rara vez apartaba la mirada de Molly. Antes de aquel viaje no la conocía realmente, pero cada vez que la veía o hablaba con ella, le fascinaba más. No tenía las curvas voluptuosas que volvían locos a la mayoría de los hombres, pero poseía una belleza clásica y se comportaba como si fuera de la realeza. Su postura era perfecta y siempre mantenía la cabeza alta, lo que transmitía confianza.

El hecho de que fuera una de las arqueras más hábiles del país solo la hacía más atractiva. Algunos chicos no estarían de acuerdo, pero a Tormod le gustaban las mujeres fuertes. La esposa de su hermano era un ejemplo de lo que él no quería: una mujer alocada y controladora a la que solo le interesaba lo suyo.

Muchos de los guerreros se fueron a las listas, pero Tormod decidió quedarse en las lecciones de tiro con arco que Molly, su hermano Gavin y el hijo menor de Quade, Gregor, habían prometido dar a cualquiera que estuviera interesado. Estaba ansioso por aprender de Molly y verla disparar, y había oído hablar de la destreza de Gavin y Gregor en el castillo Dubh, donde se enfrentaron por última vez a MacNiven. Torrian ya había enviado un grupo para establecer los objetivos y, aunque Tormod sabía que probablemente debería haber ido a ayudar, no podía dejar de mirar a Molly.

Siguió a Molly cuando salió de la gran sala.

—¿Puedo ir contigo, muchacha? ¿Te importaría darme algunos consejos sobre mis habilidades de tiro con arco?

Se giró como si acabara de darse cuenta de que estaba allí.

—Por supuesto, me encanta enseñar tiro con arco.

—Será difícil al tener que estar dentro de la muralla, pero estoy seguro de que de todas formas podré aprender mucho de ti, así como de tu hermano y de tu primo.

—Torrian no ha podido encontrar una distancia satisfactoria en el interior, por lo que ha convencido al tío Quade para que envíe guardias mientras disparamos en el campo de tiro. La precisión solo se puede garantizar cuando se practica a largas distancias—. Señaló mientras los guardias se acercaban a abrir las puertas—. No está lejos. No es necesario montar.

A Tormod le satisfizo esta solución, aunque solo fuera porque significaba que podía caminar junto a Molly. Había otros a su alrededor, que también se dirigían hacia el campo de práctica, pero él tenía todos los sentidos puestos en ella.

—¿Cuánto tiempo llevas practicando tiro con arco?

—Empecé poco después de que mamá y papá nos adoptaran. Tendría alrededor de once veranos.

—Tu padre lo mencionó en Edinburgh. Yo no lo sabía. —A Tormod le había cogido por sorpresa cuando se había enterado de que no era una Ramsay de sangre. Pensaba que tanto ella como Sorcha habían heredado sus habilidades de sus padres.

—Probablemente porque no hablamos mucho de ello. Me esfuerzo en no pensar en absoluto en mi vida antes de unirme a los Ramsay. Juré que nunca dejaría el clan.

—Pero fuiste a Edinburgh —mencionó Tormod.

—Sí, pero solo porque estaba con mis padres. Me gusta viajar con ellos.

—¿Qué edad tienes ahora? —Tormod era incapaz de adivinarlo, aunque pensaba que sobrepasaba la edad habitual a la que se casaban los escoceses, pero que debía tener menos de veintisiete años.

—Veintisiete.

No pudo evitar sonreír.

—Como yo. ¿Y no estás comprometida con nadie? Siendo la sobrina del laird, cualquiera pensaría que estarías casada. —Tormod no podía creer que le hubiera hecho aquella pregunta, algo que nunca antes le había preguntado a ninguna muchacha, pero simplemente deseaba saberlo.

—No. No estoy interesada en casarme. —Habían llegado al campo, y Molly eligió un área del campo y encontró flechas que meter en su aljaba.

Tormod echó un vistazo al resto de los que se preparaban para empezar la práctica, para después devolver su atención a Molly.

—¿Por qué no? —La miró fijamente, paralizado por la forma en que se movía, la confianza que mostraba transmitía un aura que lo atraía—. ¿No es eso lo que desean todas las muchachas?

Ella le devolvió la mirada.

—No esta muchacha. Solo tengo un objetivo en la vida.

—¿Y cuál es? —Apenas podía contenerse mientras esperaba la respuesta.

—Deseo convertirme en una buena arquera, como mi madre, y tengo la intención de esforzarme hasta lograrlo. Sorcha es buena, y Ashlyn Grant también, pero creo que puedo superarlas y conseguir ser tan hábil como mi madre.

Tormod no estaba seguro de cómo reaccionar a aquello, ya que era muy inusual. Oh, había oído a muchos muchachos decir que deseaban ser el mejor espadachín del país, ¿pero el mejor arquero? Su madre había logrado algo muy raro en su mundo. ¿Podría alcanzar tal meta?

—Espero que no te dejes llevar por la decepción. Es un objetivo ambicioso.

—¿Por qué? Deseo hacer lo que hace mi madre.

Tormod no sabía cómo explicarlo, pero pensó que tenía que intentarlo. Si bien lograr lo mismo que el padre de uno era un propósito habitual, sus padres eran, de hecho, especiales.

—Tu madre es diferente a la mayoría de las mujeres de las Highlands. No muchas siguen los pasos de un hombre como ha hecho ella. Pero tienes la suerte de haber aprendido de los mejores, por lo que seguro que puedes lograr lo mismo que tu madre, sobre todo si entrenas a menudo en tu tierra. He oído que es el mejor lugar para entrenar.

Tampoco estaba seguro de cómo explicar que él tenía objetivos similares. Deseaba ser el mejor del mundo en cualquier cosa que le permitiera demostrar a su padre que tenía talento y que era digno de ser un guerrero Grant.

Molly se quedó mirando fijamente las nubes grises que había sobre su cabeza con la mirada perdida.

—Quizá un poco más. Me gustaría adquirir las habilidades necesarias para poder viajar junto a mi madre. Ahora viajo con mis padres para poder aprender de ella. Pero algún día espero que me elijan por mis propias aptitudes, no porque sea la hija de Gwyneth Ramsay, sino porque sea una de las mejores del país. ¿Qué objetivo crees que sería mejor? ¿Cuál es el tuyo?

Tormod frunció el ceño y empezó a manipular su arco, en un intento de ganar tiempo para pensar en una buena respuesta a su pregunta. En realidad, no sabía cómo responder, más allá de que quería demostrar su valía a su familia; especialmente a su padre. Desde que podía recordar, su hermano lo había superado en todo lo que hacían, y las pocas veces que había sido mejor que su hermano, su padre siempre había tenido alguna excusa que lo justificara. Que su hermano estaba cansado, que estaba sobrecargado de trabajo. Las excusas eran interminables. Pero él no quería que ella lo considerara poca cosa ni que lo viera como el hermano pequeño y triste que siempre había sido.

Molly se colocó frente al objetivo y sacó su arco. Él sintió la necesidad de mirarla. Aquella mañana iba vestida con sus mallas y su túnica habituales, que también llevaba a menudo su madre. Podía ver los músculos de sus brazos ondulados y tensos mientras los llevaba al límite, tirando del arco lo suficiente como para enviar la flecha al punto más lejano. Un ruido sordo resonó por todo el prado cuando la flecha dio en el centro del objetivo.

Se volvió para sonreírle.

—¿Qué te parece?

—Estupendo. ¿No podrías enseñarme a disparar con esa precisión? —Maldición, la muchacha era buena.

—Sí, te enseñaré, pero tendrás que practicar seriamente para mejorar tu destreza. Muéstrame tu postura. Pero primero —le dirigió una sonrisa pícara—, tienes que responder a mi pregunta.

Tormod frunció el ceño, puesto que no quería decirlo en voz alta, pero tampoco deseaba mentirle.

—Siempre he querido hacerlo mejor que mi hermano —dijo finalmente—. Mi padre siempre ha dejado claro que piensa que eso nunca sucederá, lo que me ha obsesionado durante muchos años. —Hizo una pausa—. Aunque ahora la competencia con mi hermano no me interesa tanto como antes. —Quizás eso no era del todo cierto, pero algo le había sucedido cuando le habían asignado como su protector. Sus prioridades habían cambiado—. Espero enorgullecer a mi laird, y ser tan buen guerrero como pueda. —En su cabeza, tenía que admitir que también deseaba hacer que su padre se comiera cada una de sus palabras, todas las veces que le había dicho que nunca podría estar a la altura de los logros de Lyall. Le gustaría ganarse su respeto, pero tal vez no fuera posible. Ambos vivían en el pasado.

Durante casi una hora, Molly trabajó pacientemente con Tormod. Aunque Tormod deseaba que fuera de otra manera, parecía no tener más interés en él que en cualquier otro muchacho que estuviera en el campo. Pero aprendió mucho de ella. Sabía mucho más que él sobre tiro con arco y disparaba mucho mejor, sin importar cuánto lo intentara.

Después de haber practicado juntos durante un rato, algo cambió. No sabía lo que había provocado el cambio, pero podía sentirlo. Había hecho todo lo posible por ocultar la atracción que sentía hacia ella, pero cuando se preparó para volver a disparar, sintió que le miraba. Era una mirada ardiente, que lo repasaba de arriba a abajo. Disparó la flecha y falló el objetivo casi por completo.

Se acercó a ella y la vio humedecerse los labios con su tentadora lengua, sabiendo que era ajena a cómo aquel gesto lo atormentaba, haciéndole bombear la sangre al doble de la velocidad normal.

Ella alzó la mirada todavía ardiente hasta la suya, y él deseó echársele encima y saborear sus labios.

—¿Muchacha? —susurró.

—Mmm. —Miró fijamente sus labios.

—Si continúas mirándome así, nos avergonzarás a los dos.

—¿Así cómo? —preguntó, sobresaltándose.

Sonrió y dijo:

—De la misma manera en que a mí me gustaría mirarte.

Jamie le llamó, interrumpiendo su pequeña intimidad. Supo por el tono rojo oscuro que adoptaron los rasgos de Molly que estaba horrorizada, así que se giró y se puso delante de ella, esperando que su primo no hubiera visto cómo se ruborizaba.

Jamie se acercó a ellos, seguido por los muchachos que habían estado practicando con sus espadas, y llamó al grupo al centro del campo.

—En vista de lo que nos espera, hoy me gustaría entrenar de forma un poco diferente. Muchos de vosotros habéis practicado el tiro con arco, mientras que otros habéis trabajado con las espadas, pero necesito que todos seáis ágiles y rápidos, por lo que correremos diariamente hasta que recibamos noticias de Logan Ramsay.

Tormod se mordió una uña. ¿Quería que huyeran? Sorprendido pero dispuesto, observó a los demás para ver cuál era su reacción. Correr no era algo que se hiciera normalmente en las listas Grant. Allí practicaban fuerza y resistencia, no velocidad. La mejor reacción vino de Molly.

—¿Correr? Me encanta correr —dijo—. ¿No podemos hacer una carrera, Jamie?

A Jamie se le iluminaron los ojos y miró a los otros. Además de Tormod, Molly, Sorcha, Coll, Gavin, Gregor y Braden, había algunos guardias Ramsay más presentes.

—¿Quieres que sea una carrera? ¿Individual o en equipo, Molly?

Coll y Braden gritaron al unísono:

—Individual.

—Os arrepentiréis, chicos —dijo Gavin, dibujándosele una sonrisa en la cara.

—No —dijo Coll—. Quiero vencer a las chicas. Siempre es divertido vencer a las chicas.

Gregor miró a Gavin.

—Quieren machacar a las chicas, Gavin. Será divertido.

—Sí —dijo Gavin—. Todos votamos por que sea individual.

Tormod frunció el ceño, totalmente confundido.

—¿Qué os hace tanta gracia?

Gavin dijo:

—Solo nos divertimos. Correremos todos.

Jamie utilizó una cuerda para marcar el punto de partida y después les dio instrucciones sobre dónde colocar ciertas piedras para marcar la pista.

—La primera carrera consistirá en dar cinco vueltas alrededor del campo. Tenéis que correr hacia el exterior de las cuatro piedras.

Tormod miró alrededor del campo. Mierda, estaba haciendo que las chicas tuvieran que correr una larga distancia.

—¿Estás seguro de que no quieres que empecemos con dos círculos en lugar de cinco?

Coll dijo:

—Sí, no queremos presumir demasiado ante las chicas. Cinco vueltas al campo es demasiado para una damisela. —Le guiñó un ojo a Sorcha, que sonrió en respuesta.

Había algo atrevido en su mirada que a Tormod le recordó la gracia que les había hecho todo a su hermano y a su primo. ¿De qué iba todo aquello?

—No, estoy seguro de que lo conseguirán —añadió Tormod. En realidad, no lo estaba, pero la actitud de Coll le irritaba.

—La carrera se mantiene tal como he anunciado —contestó Jamie—. Cinco vueltas. El primero que regrese a esta línea gana. Todo el mundo corre. Encontrad un sitio, y cuando baje el brazo, empezáis. ¿Alguna pregunta?

Se pusieron todos en línea: Coll, Sorcha, Gavin, Gregor, Braden, Molly, Tormod y otros tres guardias Ramsay. Tormod puso toda la atención sobre Jamie, ya que sabía que era rápido. Se prometió vencer a los otros chicos y esforzarse por impresionar a Molly.

Jamie bajó el brazo y empezaron a correr. Tormod observó a sus oponentes, notando que todos iban al mismo paso durante la primera vuelta. Tenía que admitir que estaba orgulloso de Molly y Sorcha. Ambas podían seguirles el ritmo a los chicos. Empezaron a dar la segunda vuelta y Tormod sonrió al ver que Coll se retrasaba un poco, junto con uno de los guardias. Esto sería fácil.

Cuando comenzó la tercera vuelta, se sorprendió al darse cuenta de que tanto Molly como Sorcha todavía estaban en la carrera e iban a la par que él. Se giró y le hizo a Molly un gesto de respeto por lo bien que lo hacía. Ella asintió, y entonces captó un destello en sus ojos antes de que le pasara por delante. Sorcha les guiñó un ojo a él y a Coll, que eran buenos amigos, antes de adelantarlos y seguir a Molly.

¿Qué demonios estaban haciendo? Si seguían avanzando a aquel ritmo, nunca podrían terminar la carrera.

—¿Molly? —gritó Tormod, pero ella lo ignoró mientras aceleraba. Sin querer avergonzarla, la llamó de nuevo—. Molly, no te agotes. Puedes dejarlo.

Ella simplemente lo saludó, después giró la cabeza y sonrió.

Maldición, la muchacha aceleró otra vez. Estaban a punto de empezar a dar la cuarta vuelta cuando empezó a notarse cansado. ¿Cómo podía Molly seguir corriendo tan rápido cuando él se estaba quedando sin energía? Braden todavía seguía a su lado, pero Coll se había quedado muy atrás, junto con los tres guardias Ramsay. Gavin y Gregor iban por delante de él, pero no podían atrapar a Molly.

Gavin redujo el ritmo cuando Molly ya casi estaba dando la última vuelta. Se puso al lado de Tormod y dijo:

—Nunca la atraparás. La verdad es que, si esta es la primera vez que la ves correr, es mejor que pares y la mires. Es un espectáculo digno de ver. Merece toda tu atención.

Tormod miró a Molly y a Gavin alternativamente.

Gregor se reía mientras se unía a ellos.

—Siempre. Siempre nos gana.

Tormod sentía que tenía el pecho a punto de estallar, así que trotó hacia un lado del campo e hizo justo lo que Gavin había sugerido. De repente, Molly aceleró de nuevo al cruzar la línea de la última vuelta. Nunca había visto nada igual en su vida.

Molly corría como el animal más elegante que hubiera visto. Estaba tan fascinado por su belleza que no podía pensar con claridad. Mirando a su alrededor, descubrió que no era el único que la observaba. Todos habían dejado de correr, y Jamie incluso la aplaudía.

—¡Vamos, prima!

Un ciervo. Eso es lo que ella le recordaba, el ciervo más veloz que hubiera visto. Nunca se le había dado bien cazar ciervos porque le parecían demasiado hermosos. ¿Cómo no admirar algo tan poderoso, tan fuerte, tan seguro de sí mismo, como si estuviera destinado a hacer lo que hacía?

Molly era una corredora dotada.

—Increíble, ¿verdad? —preguntó Jamie mientras él y Coll se le unían.

Coll dijo:

—Una muchacha. ¿Cómo puede una muchacha vencernos a todos?

Jamie se puso de pie con las manos en las caderas mientras Molly cruzaba la línea de meta y continuaba hacia adelante. Sorcha terminó no muy lejos de ella, pero claramente no podía hacerle sombra a Molly.

—Molly siempre ha sido la mejor corredora. Es lo que más le gusta, incluso más que el tiro con arco. —Cogió a Tormod por el hombro—. No puedo evitarlo. Me encanta engañar a los chicos para que piensen que pueden con ella. Superó a todos en el primer festival Ramsay. El tío Logan no podía dejar de animarla. Por supuesto, correr forma parte de los entrenamientos de su madre. Es por eso que Gavin y Gregor os derrotan fácilmente a ti y a Coll. Estoy tomando nota de lo que hace mi tía de cara a nuestro entrenamiento.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Braden acercándose por detrás.

—Me imagino que la batalla que nos espera no será fácil. Es bueno estar preparados de tantas maneras como sea posible. Así que entrenaremos de esta forma hasta que la tía Gwyneth y el tío Logan regresen. Sospecho que será mañana; entonces organizaremos los siguientes pasos. Mientras tanto, correremos. —Jamie cogió a Braden por el hombro—. Los Grant incluidos.

—¿Tú también? —Sonrió Braden.

—Sí. Me uniré a vosotros mañana. Hoy quería tener la oportunidad de observar a mi prima. ¡Ver y aprender!

Los muchachos se acercaron para felicitar a Molly por su victoria, pero Tormod notó algo importante.

Molly estaba rodeada de chicos, pero tenía la mirada depositada sobre él.

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