Messi

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Sandro Rosell, ex presidente del F.C. Barcelona, habla de Leo Messi

Leo es un jugador único. Para mí, el mejor jugador que he visto, el mejor de la historia, con diferencia. Leo es un futbolista capaz de hacer cosas excepcionales, a una velocidad y una precisión que no está al alcance del resto. Marca diferencias de forma individual, pero además es un jugador solidario que también sabe jugar para sus compañeros, y por eso marca goles con la misma facilidad que da asistencias. Tardaremos mucho, muchísimo tiempo en ver un jugador con su dimensión deportiva y humana.

El Leo persona está a la altura del Leo jugador, y eso es lo mejor que se puede decir de él. Su manera de ser encaja perfectamente con los valores que transmite el club a sus deportistas de las categorías inferiores: la humildad, la solidaridad con el compañero, la ambición para luchar por los objetivos. Messi es un chico tímido, tranquilo, sencillo, que disfruta con las pequeñas cosas. Es un líder de hechos, no de palabras. Él habla en el campo, y ahí habla mejor que nadie.

Yo diría que desde que Messi debutó, el Barça actual, el del mejor equipo de la historia, no se entendería sin él. Nada sería igual.

Messi tuvo mucha suerte de toparse con un entrenador como Rijkaard cuando llegó al primer equipo. Rijkaard lo supo llevar sin prisas ni urgencias. Puede que Leo, en algún momento, no lo entendiera, porque no jugaba todo lo que él hubiera querido, pero me consta que después ha sabido agradecerle a Rijkaard que actuase sabiendo lo que era mejor para él en cada momento. De todas maneras, querría destacar también el trabajo de Josep Colomer, que fue quien gestionó la trayectoria de Leo Messi hasta llegar al primer equipo y quien puso al jugador en manos de Rijkaard. Gestionar este camino fue tanto o más difícil que hacerlo debutar.

Con Ronaldinho la relación fue excelente. Ronaldinho adoptó a Messi cuando éste llegó al primer equipo, lo protegió como un hermano mayor. El carácter extrovertido de Ronaldinho contrastaba con la timidez de Messi, pero el brasileño contribuyó a que ganase en confianza e hizo de puente en la relación con el resto de compañeros.

El 5-0 al Madrid fue probablemente el mejor partido del Barça que he visto jamás. Messi dejó muy claro al mundo quién era el número uno. No marcó, pero recuerdo que hizo un partido excepcional. Fue una pesadilla para los defensas, dio dos asistencias de gol, estuvo en todas partes, presionando, robando balones; fue imparable. Su cara de felicidad al final del encuentro lo decía todo.

El día de la entrega del Balón de Oro en 2010, con Xavi e Iniesta, fue uno de los días más felices que recuerdo, porque más allá de que lo ganase Leo, la nominación de tres jugadores del Barça fue un reconocimiento mundial a la Masia y a nuestro estilo. Fue una página de oro en nuestra historia. Aunque no cuente como título, es comparable a ganar una Champions. Messi estaba muy contento por haberlo ganado, pero estoy seguro de que hubiera estado igual de contento si el balón se lo hubieran llevado Xavi o Iniesta.

El día más feliz que he vivido como presidente del Barça fue el 28 de mayo de 2011, la final de la Champions. Aquel gol de Messi en el minuto 54, que supuso que nos pusiéramos 2-1 en el marcador, fue clave para doblegar la resistencia del Manchester United. Un chute potente y colocado con la pierna izquierda, imparable. Pero recuerdo especialmente la celebración de Leo, una mezcla de rabia y alegría. Creo que aquel gol fue un momento de liberación para él.

En contra de lo que alguien pueda pensar, Messi no tuvo nada que ver en la elección de Gerardo Martino como técnico del Barça. Ni siquiera se conocían, ni habían hablado nunca. Al Tata lo trajo su idea del fútbol, que coincide con la que tiene el Barça. Pero, más allá de eso, Martino es de Rosario, como Messi, y es un entrenador al que le gusta mucho hablar con los jugadores de una manera directa, y eso beneficia tanto a Messi como a cualquier miembro del vestuario. Independientemente del Tata, yo veo a Leo muy feliz. Atraviesa un momento profesional excepcional, ha madurado mucho como jugador y como persona y su paternidad seguro que contribuye a que sea muy feliz en su vida privada, porque a Leo siempre le han gustado mucho los críos, eso ya se veía con sus sobrinos.

Otro momento histórico en la carrera de Leo fue cuando se le concedió el cuarto Balón de Oro, en enero de 2013. Se convirtió en el único futbolista que ha ganado cuatro balones de oro consecutivos, pero seguro que no será el último. Messi romperá todos los records imaginables porque sólo tiene veintiséis años y cada año que pasa se supera como jugador. Se hace muy difícil imaginar dónde está su techo. Será el mejor mientras él quiera, mientras siga manteniendo la ambición de serlo y el fútbol siga siendo su prioridad.

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