Luna

Luna


Prefacio

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No era posible, simplemente no encajaba en mi mente, pero mi alma me decía que era lo más real que tuve jamás. Mi mirada se ajustó con temor a lo que mis ojos percibían, a lo que mi corazón escuchaba, a lo que mis sentidos me trasmitían.

Aprendí que en las tinieblas se puede transitar, que ahí es donde se encuentra mi verdad, y que esconderse a veces sólo lastima. En un punto muerto, cuando el cauce me llevaba rumbo a lo que mis planes trazaban: apareció. Fue así como la luna eclipsó al sol, refrescando su existencia, causando una asombrosa conflagración en su interior y logrando una inmensa colisión.

Yo, el satélite fresco; él, un astro cálido; y la tierra el testigo mudo de esta coyuntura, una situación completamente anormal donde todo se unió para dar lugar a este extraño acontecimiento.

Hay muchas razones para este fenómeno, pero la que yo elijo y la que más me gusta creer es que, hasta que nuestras miradas se cruzaron aquel día lluvioso, no nos habíamos dado cuenta de que vivíamos en la oscuridad.

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