Lumen

Lumen


Capítulo 4

Página 11 de 31

—No me importa.

Pronto, el plato humeante de «pichones» (carne picada envuelta en hojas de col) levantó una ondulante pared de vapor entre ambos. Ewa cortó uno con el tenedor.

—¿El mayor le hace muchas confidencias?

—No.

—Supongo que no, si no sabría que hoy iba a pasar el día fuera.

—No trabajamos en la misma oficina. —«Está celosa de Retz y espera que lo delate», pensó Bora. Tomó otro sorbo de vino. Todavía estaba fresco de la bodega y le humedeció agradablemente la lengua—. Trabajo para el servicio de inteligencia.

Ewa se dio unos toquecitos en torno a los labios con la servilleta. Bajo el cruel resplandor de mediodía, sabía que su claridad de piel, pelo y ojos no la hacía aparentar menos edad.

Bora dejó la copa sobre la mesa. Por lo visto, lo que acababa de decir no la cogía de sorpresa, o bien había hecho gala de sus habilidades como actriz para no demostrarla. Bora se dio cuenta de que la estaba mirando fija y despiadadamente y no hizo el más mínimo esfuerzo por desviar su atención.

Pero Ewa no se dejó engañar.

Ir a la siguiente página

Report Page