Little Brother

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Capítulo 20

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—¡Ríndanse! —dijo uno de los que usaban traje blindado—. Ríndanse y manos arriba. ¡Quedan arrestados!

Pelo Corto estaba hablando por teléfono. Uno de los blindados se dio cuenta y fue rápidamente hacia ella; hizo volar el teléfono con un golpe de su mano enguantada. Todos quedaron en silencio mientras el teléfono cruzaba el aire, describiendo un arco que abarcó toda la pequeña habitación, hasta hacerse trizas contra el suelo en medio de una lluvia de componentes.

Se rompió el silencio y todos los blindados entraron en la sala. Dos agarraron a cada uno de mis dos torturadores. Casi logré sonreír al ver la expresión de Pelo Corto cuando dos hombres la tomaron de los hombros, la hicieron girar y le pusieron un juego de esposas plásticas alrededor de las muñecas.

Uno de los blindados, que estaba en el umbral, avanzó. Tenía una videocámara apoyada en el hombro, un equipo profesional que lanzaba una luz blanca cegadora. Filmó toda la sala, describiendo dos círculos a mi alrededor sin dejar de enfocarme. Yo me quedé perfectamente quieto, como si estuviera posando para un retrato.

Qué ridículo.

—¿Creen que ya pueden sacarme de esta cosa? —Conseguí decirlo todo de una sola vez, ahogándome sólo un poco.

Se me acercaron dos blindados más —uno de ellos era mujer— y comenzaron a desatarme. Levantaron los visores y me sonrieron. Tenían cruces rojas en los hombros y los cascos.

Debajo de las cruces rojas había otra insignia: CHP. Patrulla de Caminos de California. Eran policías estatales.

Comencé a preguntarles qué hacían allí, pero en ese momento vi a Barbara Stratford. Evidentemente, la habían obligado a permanecer en el pasillo, pero ahora estaba entrando a los empujones y empellones.

—Allí estás —dijo, arrodillándose junto a mí y dándome el abrazo más largo y más fuerte de mi vida.

Entonces lo supe: Guantánamo de la Bahía se encontraba en manos de sus enemigos. Estaba salvado.

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