Legacy

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Un mes después…

D hangeur perseguía a Ziva con un libro en la mano, las Cincuentas sombras de Grey. La chica le arrancó su querido libro, aniquilándolo con sus grandes ojos violetas. Se volvió y entró en la enorme habitación matrimonial del segundo piso de la mansión en Garden District, tal como le había prometido Dhark.

Ella continuaba con su vida, seguía trabajando en la agencia de publicidad, sus amigos sabían que ahora convivía con Dhark. Sebastián aun no aceptaba aquello, mientras Jonathan y Kate estaban felices por su amiga.

Zac ya había conocido a Dhark, Ziva lo había llevado al piso de su hermano para informarle que se estaba mudando junto a su pareja. Zac se lo había tomado de buena manera y Dhangeur se compadeció de ese humano, pero estaba seguro de que un día también sería bendecido por un ángel que lo rescataría de su infierno personal.

Dhark y Ziva eran muy felices a su manera, Dhangeur vivía con ellos, pero Marion no soportaba vivir con una humana, así que se mudó a Ravenview junto a Tessa y sus amigos.

—¿Qué le ven a ese tipo, Grey? —interrogó Dhangeur con una sonrisa media burlona.

—Menudo capullo, ¿podrías dejar de curiosear entre mis cosas? —rebatió Ziva agitando sus enormes pestañas.

—Lo siento, no puedo evitarlo, muñeca, la curiosidad me mata —alegó Dhangeur encogiéndose de hombros.

—¿No tienes nada mejor que hacer?

—Solo trato de entender tu naturaleza, eres todo un rompecabezas.

—¿Me estás psicoanalizando por mis lecturas?

—Podría ser.

—Que te den, Dhangeur —soltó Ziva poniendo los ojos en blanco.

Abrió el armario para sacar el bolso, era sábado y quería visitar a sus amigos como cada semana. Cuando se volvió, vio a Dhangeur rebuscando en sus cajones, tenía la maldita manía de curiosear sus efectos personales. Se acercó en dos zancadas y lo quitó de en medio, empujándolo a un costado, abatida.

—Por Dios, eres mi peor pesadilla.

—¿Es un cumplido? —preguntó enarcando las cejas con gesto juguetón.

—¡Piérdete, vampiro del demonio!

Dhangeur soltó una risa sujetándose el vientre. Adoraba a esa mujer, mucho más cuando estaba enfadada, pero ella sabía que lo hacía porque la quería como a una hermana pequeña. Además, gracias a ella había recuperado a su gemelo.

La observó rociándose un perfume, luego salió de la habitación y se desmaterializó para aparecer al lado de su gemelo, que estaba en el sofá recostado con mirada seria, concentrado en el ordenador portátil que tenía en el regazo. Dhark, obsesionado con encontrar información sobre Vlad, estaba absorto, pero era consciente de que necesitaba agradecerle todo lo que había hecho por Ziva.

Dhangeur se sentó a su lado, con el rostro lleno de inocencia, esperando a la humana. Cuando apareció, Ziva lo miró con un gesto lleno de reproche. Dhark colocó el ordenador en la mesita, se puso de pie, para enfundar a su amada en un abrazo y besarla.

—Me voy a ver a mis amigos, quedamos en encontrarnos en la casa de Kate.

—No puedes esperar a que anochezca, ya sabes que me pone nervioso que salgas cuando yo no puedo hacerlo, jhamiena.

—Dhark, tienes un serio problema, que no me va a pasar nada… Kate vive muy cerca. De cualquier manera, tú o el peligroso de tu hermano van a seguirme en cuanto oscurezca, a pesar de que lo tienen prohibido los dos —dijo ella aniquilando con una mirada a Dhangeur, que dibujaba un gesto exagerado de asombro en el rostro.

—No te equivoques, muñeca, tengo mejores cosas que seguir a una humana.

—¡Ja,ja, ja!, que te den —desafió Ziva a Dhangeur.

—Necesitas un par de latigazos al estilo del señor Grey —sugirió el aludido con seriedad.

—¿Quién demonios es el señor Grey?

—Hermano, cómo se nota que no la tienes vigilada como es debido...

—No le hagas caso, está loco de remate —dijo ella mirando a Dhangeur con mirada cómplice y con una risita boba.

Dhark la acompañó hasta el corredor, pero la sujetó con fuerza, para atraparla entre su cuerpo y la pared, tratando de seducirla, para que no saliera. Ziva, conocedora de sus artimañas, empezó a reírse en su cara.

—No me vas a convencer, vampiro malo. Kate me está esperando y está furiosa contigo porque siempre llego tarde a nuestras reuniones.

—¿Y me vas a dejar así? —ronroneó Dhark en su oído, mientras presionaba la enorme erección en el vientre de la muchacha.

Ziva se excitó ante aquel contacto, suspiró y suplicó (al señor de los hombres hermosos y apetecibles) tener la suficiente fuerza de voluntad para rechazar a su compañero. Dhark se frotó contra el cuerpo femenino mientras dibujaba círculos en el hueso de su cadera, pero ella lo detuvo, aniquilándolo con la mirada.

—Cuando regrese, ahora no, deja de usar esos viejos trucos, Dhark.

—Puedo usar mi influencia —bromeó Dhark ladeando la cabeza.

—Ni se te ocurra —amenazó Ziva con seriedad.

—Quédate, Jhamiena, te necesito.

Ella se apretó a su cuerpo, excitada y tentada por aquel vampiro que sabía muy bien cómo doblegarla. Dhark la tomó entre sus brazos, ella le rodeó el cuello, pero Dhangeur hizo aparición en escena.

—Joder, mejor me largo, no estoy dispuesto a escuchar vuestros…

Dhark desapareció del corredor con su compañera en brazos antes de que Dhangeur terminara de decir la frase.

—¡JUE - EGOS! —completó el vampiro entre risas y poniendo los ojos en blanco.

Dhark dio rienda suelta a sus instintos. Ya desnudos, el vampiro se hundió en su amada y ella lo aceptó agradecida.

—Eres mi bendición, Jhamiena.

—Jei almaha fouade —recitó Ziva en la lengua de Dhark, dejándolo literalmente derretido de amor…

 

AGRADECIMIENTOS

 

 

 

Quiero agradecer primero a Dios por permitirme vivir mis más grandes sueños.

A José Pimat, por su amistad, paciencia y enseñanzas.

A mis amigas:  China Yanly, Maricela Gutiérrez, Cecilia Peréz, Roxy González y Diliani Roldán por su amistad, su apoyo incondicional y las risas que compartimos cada día.

A mi marido y a mi familia por acompañarme en esta aventura de letras.

Y en especial a todos mis lectores y seguidores. Esto no sería posible sin el apoyo y cariño que me brindan cada día.

 

Estimado lector, si te ha gustado esta novela te agradecería una pequeña valoración, tus reseñas son importantes y me animan a seguir escribiendo.

 

 

MIL GRACIAS,

ROTZE MARDINI

 

 

 

 

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