Lara

Lara


V

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V

Revelaciones

 

Cuando llegamos a la oficina Yan se levantó rápidamente de su sillón, pude percibir frialdad en su voz

—No era necesario que vinieras… ya sabes mi respuesta…

—Yannick por favor, ¿al menos lo pensarás?

—Jamás y escúchame bien, nunca le daré un centavo a esa perra —ella lo miró con tristeza

—Esto no saldrá bien para ti, ¿porque no tratas de arreglar las cosas ahora?, antes de que los carroñeros entren en juego y se queden con todo mientras…

—Janet —la interrumpió —te dije que no me interesa —me encontraba parada en la puerta, estática, escuchando cada cosa que decían, ambos me miraron, yo desvié la vista y me retiré...

Minutos después Janet abrió la puerta.

—Ellos tienen razón, a veces, eres un imbécil, es imposible negociar contigo…

—¡Qué estupidez dices! simplemente no quiero negociar con ellos. No voy a venderles nada... —Ella negó con la cabeza y salió de la oficina.

—Lara acompaña a Janet a la puerta

—Si señor —mi jefe dio un portazo, era la primera vez que lo veía tan molesto…

—¿Qué te parece tu trabajo Lara? ¿estás contenta?

—Bueno, creo que puedo aprender mucho, el señor Tolman es … un hombre brillante.

—Sí lo es, y muy atractivo ¿no crees? —me ruboricé completamente, ella se echó a reír.

—Oye, tampoco es para que te pongas así, es una broma… —Me reí nerviosa, no era buena disimulando.

—Llevas poco tiempo trabajando con él, ya lo conocerás y verás lo irascible que puede ser, te lo digo yo, que soy una de las pocas amigas que le quedan. Si el no recapacita perderá el consenso en la Junta para su proyecto de expansión y terminará beneficiando a Clarissa y David, aunque no lo quiera.

—¿Disculpe? —Ella puso su mano en mi hombro

—Lo siento, aún no los conoces, ellos son accionistas de la empresa también, el jueves los verás seguramente en la Junta. David es el hermano mayor de Yan y Clarissa es… su esposa —se quedó pensativa y en sus ojos vi que quería decirme algo más, pero no lo hizo —bueno querida, es un placer conocerte, quiero que sepas que puedes contar conmigo para lo que necesites. ¿está bien?

—Muchas gracias —mi mente se quedó en todo lo que había dicho, ¿el jueves había una Junta? El maldito ni siquiera me lo había mencionado, ¿querría que estuviera ahí? Además, la conversación entre Janet y Yannick me había resultado intrigante. ¿Quién era la perra de la que hablaban? ¿Y por qué Yan la odiaba tanto?

Ese día, salí del trabajo un poco más tarde de lo normal. Yan estaba distante, debía repetir varias veces cada cosa que comentaba, estaba completamente distraído, quería ayudarle, pero ¿cómo?, sólo me dirigía la palabra para darme órdenes o criticarme, ¿cómo podía acercarme a él?

 

****

—Tonta… ¿acaso no sabes quién es la perra? —Tanya se burlaba de mi mientras cenábamos

—Claro que no, si lo supiera no estaría preguntándote, ¿qué sabes?

—La perra debe ser su exesposa Clarissa Mirror —abrí los ojos con sorpresa

—¿La esposa de su hermano?

—Sip…

—Ahora entiendo su molestia…

—Por Dios Lara, todo el mundo conoce esa historia ¿por qué tu no? —  preguntó sorprendida.

—Vamos cuéntame… ¿qué fue lo que pasó?

—Bueno, según los chismes, David engañaba a Yan con su esposa desde siempre, cuando este se enteró salió y se llevó a su pequeña hija con él, con la mala suerte que en un accidente la niña muere. Yan estuvo un tiempo en cuidados intensivos pero la pequeña no sobrevivió. Desde ahí se odia con su hermano y Clarissa quienes se fueron a vivir juntos luego del accidente. Bastante triste ¿verdad? —agregó bostezando, como si estuviera contando un cuento de hadas.

—Tanya a veces puedes ser muy imbécil… —espeté dejando mi comida y levantándome de la mesa.

—Oye, ¿que dije de malo?, tu príncipe azul era un cornudo que mató a su hija, no es mi culpa —Me fui sobre ella y la agarré fuertemente de los hombros.

—Nunca, nunca vuelvas a hablar así, no lo conoces, ¿entendiste?

—Oye suéltame —espetó zafándose de mi agarre —tu tampoco niña tonta, te has enamorado como una imbécil, el tipo no vale la pena, es un…

—¡Tanya! Te dije que te callaras… —mi prima estaba asustada, sentí calor en mi rostro, estaba enojada… muy enojada.

Esa noche no pude dormir, escuchaba la voz de mi prima en mi cabeza, ¿era verdad todo lo que había dicho acerca de Yan?

Al día siguiente me quedé dormida, el reloj no había sonado y la perra no me había despertado. Me apresuré, pero aun así no fue suficiente. ¿Desenlace?, llegué 15 minutos tarde, por Dios, ese hombre iba a matarme…. Ingresé rápidamente al departamento y fui a la oficina casi sin respiración.

—Buenos días señor, disculpe la demora yo…

—¿Pudiste leer los documentos que te dejé? —interrumpió abruptamente, una espiral de vergüenza descendió sobre mí.

—Sí señor, los he leído —cerré mi boca automáticamente, no importaba las excusas que le diera, el tipo ignoraría cada una de ellas

—¿Y qué te parece?

—La ampliación de mercado en la empresa de Malasia creo que es nuestra oportunidad, nuestra oferta para su adquisición es mejor que la de nuestros competidores, lo he podido confirmar gracias a 3 fuentes de nuestra confianza. La inversión inicial debe ser de al menos 1500 millones de dólares, es importante y puede poner en peligro nuestra estabilidad en caso de que fracase, de todos modos, eso no sucederá. Una vez que la empresa esté en nuestras manos deberemos realizar una restructuración la cual puede hacerse en un plazo de 5 años, preferiría, y en eso coincido con usted, que no se hiciera sobre la mano de obra ya que eso nos dará la lealtad de la gente con la que trabajaremos, además, estaríamos diversificando la demanda e incorporando un segmento de clientes que, hasta este momento, no tenemos. Eso nos pondrá a la vanguardia en el mercado asiático y nos hará mirar desde arriba al resto de las compañías europeas.

Yan solo detuvo su vista en mí, con su cabeza afirmada en el sillón. De repente, se levantó y tomó una carpeta de color celeste que estaba en el escritorio

—Bien Lara, era lo que necesitaba, eres la indicada para nadar con los tiburones mañana

—¿Perdón? —indagué preocupada

—Mañana hay una junta quiero que estés allí y me representes, necesito votos Lara, tengo que llevar adelante esto, pero hay muchos obstáculos ahí. Quiero que conozcas a los accionistas y los convenzas. ¿Está claro?

Un escalofrío recorrió mi espalda, supongo que vio el terror en mi rostro, torpemente la carpeta celeste que acababa de darme cayó de mis manos. Frente a mi absoluta incapacidad de respuesta Yan se acercó y me ayudó a recoger todos los papeles que acababa de regar en el piso.

—Lara, sé que debí haberte dicho esto antes para que te prepararas, pero, confío en ti, de lo contrario, no permitiría que fueras, además, yo también estaré presente mediante videoconferencia, no te dejaré sola, ¿entiendes? Se que hace poco que me acompañas en mis tareas, pero no puedo perder más tiempo así que, me arriesgaré contigo. Mantente fuerte, más que nunca ahora… —había dulzura en sus ojos, sentí un nudo en el estómago.

Salí temprano del trabajo esa tarde, decidí caminar mientras la lluvia comenzaba a caer. Me encanta la lluvia, su olor… siempre tomé la lluvia como una bendición, supongo que los londinenses no opinaban lo mismo.

Mientras el agua mojaba mi cuerpo, millones de preguntas rondaban mi cabeza. ¿Clarissa y David serían tan malos de verdad?, ¿y si me paralizaba en la reunión y enmudecía?, me sucedía frecuentemente ¿por qué no iba a pasarme ahí? ¿Yan aceptaría mis errores si las cosas salían mal?

Llegué al departamento y cuando estaba a punto de poner la llave para abrir la puerta escuché un sonido que venía del interior, eran... tan nítidos, tan escandalosos...demonios, Tanya... rogué que al menos no estuviera en mi cama

Abrí la puerta y encontré a Paul, el gerente del hotel, encima de mi prima. Me di la vuelta rápidamente y cerré la puerta mientras escuché a Tanya gritándome que no me fuera. Llegué a la salida y comencé a reírme, la cara de los 2 había sido muy graciosa, pero, ahora que lo pensaba, ¿dónde me quedaría mientras ellos terminaban con “aquello”?

Decidí ir hasta la cafetería de la esquina y distraerme un poco mirando la gente pasar, había parado de llover, pero hacía un frío que provocaba que mis dientes castañearan, cuando llegué al lugar una voz conocida dijo mi nombre.

—Lara ¡por aquí!!

Era Janet, al parecer estaba con un amigo. Me acerqué tímidamente y saludé.

—Lara, él es mi hermano Tom, Tom te presento a Lara, la asistente de Yan

—¿Lara? ¿No se llamaba Sophie? —preguntó el chico sorprendido

—No Tom —remarcó ella apretando los dientes —eso fue hace 4 meses.

—Ahhhh. Ok ok… mucho gusto, Lara

—Igualmente, Tom —respondí algo nerviosa, mientras los ojos del chico continuaban clavados en mí

—¿Y? cuéntame, ¿estás lista para mañana?

—Bueno la verdad es que estoy algo nerviosa… —agregué encogiendo mis hombros como acostumbro a hacer

—Vamos, no debes preocuparte todo saldrá bien, Yan confía mucho en ti, me sorprendió cuando dijo que irías en su representación, normalmente no hace eso con sus asistentes salvo que las necesite para mostrar sus falditas y sus modelos de diseñador, pero en tu caso fue tajante, señaló además que eras brillante, eso es raro en Yan, el jamás habla bien de nadie, excepto el mismo, lamentablemente —añadió tomando su jugo de naranja

—Dijo que… se arriesgaría conmigo —respondí tímidamente

—Y que hay de ti, ¿tú te arriesgarías con él? —preguntó dando una sonrisa pícara

—Creo que sabe la respuesta —reímos mientras Tom no entendía que sucedía

Janet era una mujer grandiosa, era genial hablar con ella; de la vida, de los negocios, de mi país. La mujer era como una gran enciclopedia, podía dialogar acerca de todo con ella. Me inspiraba esa confianza.

Frente a mi tenía una gran responsabilidad. A pesar del miedo y la inseguridad había algo que me reconfortaba, ese hombre no había dudado en mí ni un solo momento y eso era bueno, aunque me sentía triste por el hecho de que no había podido acercarme a él, a nivel personal. Se que era precipitado, llevaba poco tiempo allí, pero necesitaba más y Yannick, simplemente, no estaba ni siquiera un poco dispuesto a dármelo.

Era extraño, como si yo no existiera a veces para él, excepto cuando necesitaba encomendarme algo. Incluso, a veces, no sé si lo hacía a propósito, me llamaba Laura en vez de Lara y eso me afectaba profundamente. no tenía importancia mientras que, para mí, él se había convertido en mi mundo.

Regresé tarde esa noche al departamento, afortunadamente Paul ya se ha ido Y Tanya estaba durmiendo. No tenía apetito, solo tomé una ducha y me fui a la cama. Decidí para mi cerebro y permitir que las cosas se acomodaran...

 

 

 

 

 

 

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