Lara

Lara


XII

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XII

Mentiras

En aquel momento pensé en mí, en lo que yo había conquistado, y no pude evitar sentirme egoísta por mi felicidad, había logrado entrar al corazón de ese hombre, había pasado esa inmensa fortificación que lo recubría y ni siquiera era consciente del instante en que lo había hecho.

Cuando regresé al edificio donde vivía Yan encontré a Eric en la puerta:

—¿Lara? —preguntó asombrado

—Eric, ¿cómo estás?

—Dime qué no es verdad lo que dicen

—No puedo negarlo

—¡Mierda! ¿Te das cuenta de lo que has hecho?

—David quiere que Yan le venda su parte.

—¿Y qué hará?

—Aún no lo sé…

—¿En verdad está considerando vender?

—Yo no he dicho eso…

—Pero tampoco lo niegas, Lara, en verdad, debes hacer algo

—Lo sé, lo sé, pero no sé qué carajo hacer, iría y me arrastraría ante él, pero eso no va a solucionar, el tipo solo quiere…

—Todo lo que tiene Yan —Eric negó con la cabeza —¿Yannick está dormido?

—Mmmmm… seguramente, ven pasa…

Subimos hasta el departamento, Yan dormía profundamente

—Lo lamento Eric, no creo que hoy puedas hablar con el —el dibujó una sonrisa de lado.

—¿Qué te pasa? —pregunté frunciendo el ceño

—Mi pregunta aquí sería —clavó sus ojos en el bolso que acababa de traer —¿qué haces tú aquí a esta hora? ¿y con un bolso con ropa? ¿algún secretillo que no hayan contado?

—¿Esto? No, es sólo que llevé esto para lavar y …

—Cállate Lara, mejor no digas nada, en verdad ya te estás acostando con el… te imaginaba un poco más difícil —ni siquiera podía defenderme, y tampoco podía hacer que cerrara su bocota

—¡Eres un tarado, shhh! ¡deja de reírte! ¡lo despertarás!

—¿Y?, ¿qué?, ¿lo dejaste muy cansado?

—Vete a la mierda, le estoy haciendo compañía por unos días, no me he mudado aquí y no pienso hacerlo ahora, tendría que abandonar a Tanya y no lo haré, así que he divido mi tiempo.

—¿Quién es Tanya? —preguntó intrigado

—Mi prima, vive conmigo en el departamento

—¿Y es linda?

—Eric, ya basta

—Oye, solo es una pregunta, si es linda como tú, tal vez, yo podría…

—No, no podrías, y sí, es más linda que yo.

—Vaya, tendré que visitarte más seguido entonces… —hice una mueca de fastidio, esto era demasiado

—Eric, ¿a qué viniste?

—Ya te dije, a hablar con Yan, no esperaba encontrarte aquí y tampoco que estuviera durmiendo a esta hora —agregó extrañado mirando su reloj —¿qué le ha pasado?

—Ha sido un día difícil

—Lo imaginé, ¿tu cómo estás?

—Tan bien como cualquiera en mi situación, soy extranjera el tipo va a pedir mi deportación o peor, pedirá que me encarcelen

—Cuéntame, ¿qué fue lo que sucedió?

Comencé a recordar todo el episodio, al menos las partes que tenía más frescas en mi mente, Eric escuchaba atentamente sin decir una palabra.

—¿Qué han dicho Jake y Tom al respecto?

—Los abogados me han dicho poco, pagaron la fianza y dijeron que la situación era grave, se acercarán mañana para trazar una estrategia.

—Me dijiste que él te arrinconó contra la pared cuando lo sacaste afuera de la oficina, ¿verdad?

—Sí, lo hizo, fue un segundo, antes de que lo volviera a golpear y saliera corriendo…

—Creo que deberías denunciarlo…, ¿en verdad a ese para de zopencos no se les ha ocurrido nada? No entiendo como tu jefe les paga

—¿Denunciarlo? ¿en base a qué?, Eric, el tipo no ha hecho nada…

—La Policía no lo sabe, Lara, es fácil, puedes decir que el tipo intentó violarte…

—Eric, no voy a hacer eso, eso es demasiado… bajo

—¿Intentaste matarlo?

—¡No! ¡Claro que no!

—Entonces estarán a mano —Eric sacó el celular, y comenzó a marcar un número

—¿A quién llamas?

—A Tom y a Jake, dile a tu tortolito que se despierte, necesitamos hablar, si vamos a contratacar debe ser ahora, después será muy tarde.

Eric llamó a los abogados, a Janet y Alejandría Paz, una de las accionistas de la empresa.

Yan se sentó en pijamas y estaba a punto de dormirse nuevamente.

—Estúpido, más vale que sea algo bueno

—Lo es Yan, lo es, solo esperemos a que lleguen los demás y les contaré, tendrás que retractarte por lo de estúpido —lo señaló con el dedo índice y arqueó sus cejas

Eric nos miró a ambos y un silencio incómodo se produjo en la sala.

—Prepararé café —añadí tratando de retirarme

—Espera, pequeña Lari, no huyas todavía, aún tengo un par de preguntas para ustedes.

—No es buen momento Eric —advirtió Yan cruzándose de brazos

—Oye tranquilo ¿sí?, ¿por qué no me dijiste nada?

—¿De qué?

—Yan...

—No hay nada que contar, solo estoy saliendo con ella y estamos bien…

—Ella trajo ropa para quedarse contigo hoy, diría que las cosas avanzan bastante rápido.

—Bien Eric, ¿qué quieres saber?

—Bueno, me conformaría con algunos detalles

—No te atrevas o te asesino —me dirigí a Yan apretando su brazo, a lo que este sonrió pícaramente —

—Vamos hermano, no tenemos 15 años

—Está bien, solo háganme... una síntesis de los hechos —Yan puso los ojos en blanco y miró a su amigo con cara de fastidio

—¿Qué quieres que te cuente Eric? —preguntó soñoliento Yan —nos acostamos, tenemos sexo… mucho sexo… de hecho, hace mucho no me sentía tan cansado, es fantástica. ¿Quieres algún otro detalle?

—En verdad, dime que no acabas de decir eso —espeté, a lo que me respondió con un guiño de ojo. El estúpido Eric tragó saliva.

—Bueno, en realidad estaba interesado en conocer cómo habían iniciado la relación, pero, sin duda, tu síntesis ha sido bastante elocuente, supongo que ahora no podré quitarme esa imagen de la retina cada vez que los vea, sin embargo, me alegro de que estés mejor —Yan solo se encogió de hombros.

—¿Qué puedo decir? Hace mucho no me volvía loco por alguien como lo estoy por ella, me completa, me llena, no puedo pedir nada más, y de pronto, una vez más, mi querido David trata de quitarme lo que quiero, esta vez no lo voy a permitir —me abrazó y besó mi rostro que era de color rojo intenso

—No te preocupes amigo, creo que esta vez nos sacaremos de encima al hijo de perra.

—Bueno, par de bastardos, si ya dejaron de hablar de nuestra vida sexual, iré a preparar café —ambos soltaron una estruendosa carcajada mientras me dirigía a la cocina

Una media hora después, todos nos reunimos en la sala.

—La situación es bastante sencilla Lara, hay una cámara que muestra cuando el cae, este se levanta e intenta arrinconarte contra la pared, de hecho, lo hace unos momentos hasta que vuelves a tomar el control y lo golpeas. ¿Hasta aquí me siguen? —todos asentimos con la cabeza —bien, tú debes decir que el trató de abusar de ti, la empresa estaba casi vacía, él sabía que solo quedaban 2 guardias de seguridad en la planta baja ya que los otros cambiarían el turno luego de las 10 de la noche. El momento era perfecto, no podía desperdiciarlo, entraría y te atacaría, dirás que no hablaste antes de esto debido a que eres extranjera y el no solo es un hombre poderoso dentro de la empresa, sino que, además, es hermano de tu jefe y, temías perder tu trabajo, que él te mandara a la cárcel, etc. No conforme con eso, el tipo viene y, como sabe que su hermano te tiene cariño y confía en ti, lo chantajea y le pide que le venda las acciones a muy bajo precio, tenemos el cheque y los documentos que comprueban eso. Janet y Ale nos servirán de testigos, dirán que varias veces vieron a David acosándote… no se ustedes, pero yo creo que el cabrón dejará de molestarlos, aunque sea un tiempo. ¿Qué les parece?

Eric había visto un hueco en la pared que nadie había percibido, por primera vez después del hecho, tenía esperanzas...

—¿Qué dicen chicas? ¿ustedes ayudarían? —les preguntó Tom a las mujeres

—Por mi parte, no hay problema, cuentan conmigo siempre —dijo Janet con absoluta seguridad

—Creo que puedo ayudarlos... —agregó la puertorriqueña

Jake y Tom sonrieron, definitivamente teníamos oportunidad.

—Pero, no hay forma de comprobar que eso sucedió, nadie va a creerlo —señalé escéptica

—Lara, esto no llegará más lejos, David detendrá la demanda en tu contra, no querrá quedar como violador y que su cara circule por todos los diarios europeos. Eric, eres un hijo de puta, gracias a Dios que estás de nuestra parte, bajo ningún concepto me gustaría ser tu enemigo —agregó Yan mientras miraba a su amigo y reía

Teníamos un as bajo la manga, aun así, la situación me generaba demasiada tristeza. No podía evitar pensar en el peor desenlace para mí, para Yannick, para todos nosotros, peor aún, no le había contado nada a mi familia. ¿Qué dirían de mí si se enteraban de lo sucedido? Me aterraba pensar eso, me atemorizaba la sola idea de abandonar a Yan.

—Estás preocupada… —Yan apretaba mis manos

—Perdóname, en verdad, perdóname

—No Lara, tu perdóname a mí —me dijo con una mueca de dolor

—¿Porqué? Tu no has hecho nada.

—Mañana estarás sola, no podré acompañarte y eso me vuelve loco.

—Vamos, no estaré sola, iré con Jake y Tom, parecen buenas personas

—Lara son abogados, con lo que les pago, más les vale ser buenos contigo

—No digas eso, mira la hora que es, ellos no tenían obligación de venir, sin embargo, estuvieron aquí apenas Eric los llamó, deberías confiar un poco más en la gente, al menos dales la oportunidad de demostrar que no son la mierda que tú piensas —añadí visiblemente molesta —iré a buscar algunos bocadillos, esta gente debe tener hambre.

Estaba en la cocina, Yan se acercó y se colocó a mi lado, solo observaba, sin decir nada por unos segundos

—¿Sabes lo hermosa que te ves cuando te enojas? —lanzó mientras tocaba mi cabello y pasaba sus dedos entre ellos.

—Ja ja que gracioso —ironicé

En ese momento se colocó detrás de mí y llevó mi cuerpo hacia él abrazándome fuertemente y plasmando un beso intenso en mi cuello.

—Auch, cálmate, hay gente

—Ya lo sé, por eso aún estás vestida —susurró mientras mordía el lóbulo de mi oreja

—Eres un imbécil, deja de decir cosas vergonzosas, ayúdame a llevar los platos ¿quieres?

—Ok, lo haré —respondió con cara de fastidio

Una hora después, los abogados se marcharon, luego Eric junto con Janet y Ale

—Gracias Eric, eres buen amigo, gracias por todo, por estar cada vez que te he necesitado

—Ya sabes, por ti, lo que sea hermano, nos vemos…

 

****

Decidí tomar una ducha, mi mente se hundía en toda aquella situación, reviviéndola una y otra vez

—Aceptaré el trato que me impongan —murmuré mientras el agua caía sobre mi cabello

—Por mí está bien, luego no te quejes —la voz grave me hizo girar hacia la puerta del baño, ahí estaba, completamente desnudo, completamente perfecto, cada fibra de su cuerpo, lo odiaba tanto, sobre todo porque el maldito ni siquiera era consciente de lo que provocaba en mí.

—¡Yan! ¿qué haces aquí?, me asustaste… —había quedado sin aliento, pero no quería demostrarlo

—¿Qué?, no puede un hombre simplemente relajarse y tomar un baño —trató de poner cara de inocencia

—Tu no quieres relajarte, si quisieras eso hubieras tomado el otro baño —agregué mordiendo mi labio inferior —no te acerques por favor, no te acerques —suplicaba internamente sabiendo que todo mi cuerpo palpitaba de deseo al tenerlo a escasos centímetros

—¿No? Entonces dime Lara, ¿qué quiero?

—No voy a darte más historias para que le cuentes a Eric —respondí seriamente y continué duchándome

Se acercó rápidamente y de un solo movimiento llevó mi cuerpo hacia el suyo, su piel suave, la forma en que el agua caía sobre él, perfilando cada curva, cada músculo perfectamente delineado

—Vamos, no dije nada malo, viste su cara, se moría de la envidia —añadió divertido

—Eres un idiota —hubiera querido que aquello sonara como una reprimenda, pero en realidad, tuvo un efecto totalmente contrario

—Solo tu me pones así, muñequita —tuve que contener la risa al escuchar eso, era lo más ridículo que alguna vez me habían dicho

Besó mi cuello y arrastró su boca hacia mi rostro, sus dientes moviéndose sobre mi mandíbula, me conocía, sabía que me tenía a su merced y que sería incapaz de decirle que no. Al menos no realmente.

—¿Lo ves?, este cuarto de baño me gusta más —susurró a mi oído con una voz increíblemente sexy

—¡Basta Yan!, no voy a hacerlo contigo hoy.

—¿En serio?, como si pudieras escapar de mí, además, acabas de decir que aceptarías cualquier trato que te impusiera —su dedo pulgar delineaba uno de mis pezones mientras su respiración se estacionaba en mi cuello una vez más, haciendo que el pensar no fuera una acción que pudiera realizar en el corto plazo

—No estaba hablando de ti.

—Y de quién hablabas ¿eh?

—Olvídalo —lo tomé del cuello y apresé sus labios con mis dientes, mordiéndolos, succionándolos, tan exquisitos

El calor me invadía, resultaba imposible no responder a sus besos, a sus caricias, lo empujé contra la pared de baldosas, blanca y húmeda, apoyándome contra él, sus dedos se clavaron en mis caderas, tomó una de mis piernas llevándola a su cintura, sus falanges tocando en mi entrada, apenas podía mantenerme en pie, me aferré a sus brazos cerrando mis ojos, amando el contacto y la forma en cómo lograba que me retorciera con su toque, esperando, anhelando...

—Esta posición es incómoda si tu pareja es pequeña, ¿lo sabías?

—Me imagino, pero eso no es un problema hoy, ¿verdad?

—No, por supuesto que no, tienes la altura correcta, maldita sea...

Se adentró en mí de una sola estocada, grité cuando lo hizo, el sentir que había llegado hasta el fondo, aquella sensación inimaginable, para luego ir embistiéndome lenta pero, profundamente. Nunca me acostumbraría a ello, ¿cómo podría?, era demasiado y no era suficiente al mismo tiempo, su lengua en todo mi cuerpo, su agarre intenso, marcando mi piel, castigándome. Me gustaba así, no lo querría de otra forma, me había acostumbrado a él, a que me llevará al límite, a que me hiciera suplicar por más, a sus ojos brillantes y su saliva deslizándose en cada zona que tocaba. De repente, esa emoción única, como una corriente eléctrica que atravesaba toda mi espina dorsal, dejándome deshecha mientras el continuaba empujando sin contemplaciones para luego estallar en mí. Era adicta a ese hombre, a su cuerpo, a sus besos, al exquisito vaivén de sus caderas entre mis piernas, a sus jadeos sobre mi oído. No podía perderlo… no quería...

 

****

Al día siguiente fui a la estación, dejando a Yan en el edificio lleno de nervios y arrepentimiento. Se que quería acompañarme, pero no podía, no todavía, no con tantos demonios del pasado aun circundando… aún no estaba lo suficientemente fuerte, podía comprenderlo. No podía derribar esa pared en la que se sintió “seguro tanto tiempo”, superar su enfermedad no era fácil, a pesar de que se empeñara en hacerlo solo.

En la oficina de la Central de Policía, contaba “el terrible ataque” de David, como intentó forzarme, incluso hasta lágrimas salían de mis ojos, mientras que Janet y Alejandría atestiguaban después el maltrato que sufría por parte de él. ¿Desenlace?, emitieron una orden de detención para David, nadie había dudado de mi palabra y todo el mundo me miraba con compasión. La niña pobre abusada y maltratada por el niño rico implacable. A pesar del daño que David me había hecho, el remordimiento me carcomía...

—No te atrevas a sentirte mal por ese infeliz —susurró Janet al lado mío —además no te preocupes saldrá bajo fianza, a partir de ahí empieza el juego de Jake y Tom, deben lograr que retire los cargos en contra tuya…

—Solo espero que funcione —supliqué apretando mis manos

—Funcionará —tocó mi hombro y me miró de manera tierna

—Gracias por todo Janet, aprecio todo lo que está haciendo.

—Para eso son los amigos Lara, jamás abandonaría a Yannick, me arrepiento de no haber estado cuando más me necesitaba, ahora no haré lo mismo. Cuando Hanna murió yo estaba enfadada con él, me sentí muy mal por no haber podido contenerlo, mostrarle que estaba ahí. Yo... fui una estúpida, y me arrepiento de ello... —acerqué mi mano y la entrecrucé con la de ella.

—Eres una gran amiga...

—Trato de serlo

—¿Tu? ¿tienes pareja? —la pregunta sin duda la sorprendió, pero no vi incomodidad en su semblante, aunque un atisbo de angustia se dibujó en él —Lamento si te molesta...

—No está bien —interrumpió —amé una vez, tan profundamente como tu lo haces con Yannick, fue... hace mucho tiempo, estaba en preparatoria, el era... mi mejor amigo. He salido con algunos tipos después, pero, siempre me he centrado en conocer sus defectos y no en admirar sus virtudes. Supongo que, después de diez años, aun sigo atada a ese bastardo.

—¿Por qué terminaste con él?

—Querida Lari —la mujer me abrazó con suavidad —no siempre fui la hembra alfa poderosa que está a tu lado en este instante, nunca me doblegué por nadie, sin embargo, era sólo una muerta de hambre que vivía de las becas que el Estado me proporcionaba para continuar mis estudios. El, mejor dicho, su familia, no soportaron eso. Tienes suerte, Yannick nunca midió a la gente por la riqueza que tienen, ojalá Mark me hubiera visto a mí y no a mi bolsillo...

—Lamento haberte hecho recordarlo —agregué algo contrariada

—Cariño, lo recuerdo cada segundo de mi puta vida...

Correspondí aquel abrazo, entendiendo que el dolor no era algo efímero, comprendiendo que, si estuviera en su lugar, mi corazón continuaría latiendo por Yannick, sin importar cuan alejado estuviera de mí...

 

****

—Bueno, pueden retirarse por ahora, estaré llamando y los tendré al tanto de cómo van las cosas —interrumpió Jake Robinson, uno de los abogados.

—Ok, nos vamos entonces

—Vamos te llevo —señaló Janet y salimos de aquel lugar

Miré mi celular, tenía 50 llamadas perdidas y 90 WhatsApp, la mitad eran de Yan y la otra mitad de mi prima.

—Tanya, lo siento recién salgo de la estación, perdona por no llamarte antes

—Lara por Dios, le he estado rezando a todos los santos, ¿qué pasó? ¿te enjuiciarán

—No por ahora, creo que de momento estoy a salvo. ¿Estás en el departamento? ¿saliste antes del trabajo? —hubo un silencio profundo, fue tal que debí mirar el celular y revisar si no había perdido señal —¿Está todo bien?

—Necesito hablar contigo, ¿vendrás hoy?

—Si necesitas que vaya, iré… no te preocupes, es muy importante ¿verdad?... Tanya, ¿estás ahí?

—Si Larita, ven por favor

—Voy para allá

Sabía que las cosas no estaban bien en casa, hacía años que mi prima no me llamaba Larita, solía llamarme así cuando estaba en problemas...

—Janet necesito que me lleves a mi departamento, ¿puede ser?

—Sí, sí, no hay problema, ¿qué ha sucedido?

—Aún no lo sé...

Llegamos al departamento, rápidamente descendí del auto.

—Janet, dile a mi jefe que iré más tarde, por favor.

—Cuenta con ello

Un millón de preguntas cruzaban por mi mente mientras subía las escaleras, ¿qué hacía en casa a esa hora de la mañana? ¿habría sucedido algo con mi familia? ¿o con la suya tal vez?

—Tanya, ¿qué ha pasado?, me preocupaste

—Lari —me dijo tratando de contener el llanto —¡soy una puta imbécil!

—Por Dios mujer, ¿qué te pasa? Me estás asustando…

—Paul, el gerente del hotel ¿recuerdas?, el tipo al que me estaba fo…

—Sí si si, lo recuerdo, fue mi jefe también, no seas tan gráfica quieres, ¿qué hay con el tipo?

—Bueno, él estaba robando dinero del hotel, en una de las auditorías se percataron de esto y él les dijo… les dijo… que la que robaba era yo, y ellos le creyeron Lari, le creyeron —cayo al suelo de rodillas, llorando dolorosamente, me puse en cuclillas a su lado y la abracé fuertemente, en verdad esto no podía estar pasándonos

—¿Qué más? ¿Te denunciaron?

—No no, pero me corrieron del trabajo, sin liquidación, tuve que firmar unos documentos y me dijeron que si alguna vez reclamaba algo ellos me demandarían.

¿Entiendes Lari?, no tengo trabajo, no tengo dinero, no sé qué voy a hacer, quiero morirme Lari, quiero morirme —me decía apretando sus dientes con toda su fuerza

—Ya basta, no digas estupideces, vas a conseguir otro empleo, no te preocupes, yo hablaré con Yan o con Marcia, tal vez puedan darte empleo en la compañía, siempre están buscando personal de limpieza, creo que podemos resolverlo, pero por favor, ¡ya deja de decir que quieres morirte!

Tanya, me miró sorprendida y se limpió sus lágrimas, la ayudé a levantarse del suelo. Ambas nos sentamos en la mesa y le conté lo que acababa de hacer. Sus ojos se abrían tanto que parecía que se saldrían de sus órbitas.

—Lari, en verdad eres una perra malvada

—Gracias, ese comentario me hace sentir mucho mejor

—Y tu guapo jefe, ¿qué dice? —preguntó comiendo un pote de helado y mirándome cómo si estuviera viendo una serie de entretenimiento

—Yan está absorto, dice que prefiere perder la empresa, pero no a mí, veo que ya te sientes mejor —agregué mirando el vaso de helado, ella se encogió de hombros

—Dijiste qué me ayudarías, ya estoy mejor

—Claro que sí, sí puedo hacerlo, sabes que lo haré

—Tú y Tolman, ¡ay Lari!, es como un cuento de hadas —Tanya apoyaba su mano en la cara con una mirada soñadora —ya tienes a tu bastardo príncipe azul

Comencé a reírme, siempre me sorprendía con sus ocurrencias

—Deja de decir bobadas ¿quieres?, mira, tengo que irme, es tarde y tengo trabajo que hacer

—¿Alguna vez creíste que eso pasaría cuando viniste aquí?

—No Tanya, ni en el más loco de mis sueños, nos vemos más tarde te prometo que hoy vendré a dormir aquí...

 

****

Regresé caminando hasta el edificio de Yan, me gustaba caminar, aclaraba mi mente, sabía que tenía a Isaac a mi disposición y que vendría inmediatamente si se lo pedía, pero, ese no era mi estilo y, además, últimamente era el único ejercicio que tenía, bueno, además del sexo...

Pensaba en David, en cómo se sentiría, ¿en verdad su odio era tal para querer aventajar a Yan con algo tan bajo como lo que hizo?, a su propio hermano, a alguien a quien hundió en el más profundo de los abismos. Pensé en Selene, mi hermana, quince años menor que yo y entendí que, los Tolman jamás entenderían el lazo tan profundo y maravilloso que sólo los hermanos brindan.

Cuando abrí la puerta del departamento, Yan estaba parado en medio de la sala, con las manos en la cintura y una sonrisa de oreja a oreja

—Logramos un acuerdo, el retirará los cargos…

 

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