Lara

Lara


XIV

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X

I

V

Cita

Abrí mis ojos después de varias horas, miré el reloj, las 5 de la tarde, había dormido profundamente… antes de regresar a Yan, debía hacer algo…debía llamar a mi familia, no podía ocultarles esto.

Escuché la voz de mi padre, nunca había hablado con el de ninguna de mis relaciones anteriores, siempre me sentí avergonzada de mencionar que había algún hombre en mi vida, sin embargo, con Yan era diferente, necesitaba que ellos comprendieran que no me separaría de ese hombre y que entendieran el gran amor que sentía.

Le conté a mi padre que había conocido a un hombre maravilloso, le hablé de sus dolores y sus fantasmas, de su enfermedad. En principio tuvo miedo por mí, le dije que no se preocupara, yo también lo tuve, pero fue porque dudaba de mí misma. Yannick no había sido el único hombre al que había llamado pareja, pero quería que fuera el último y sí, era único, porque no había existido nadie más importante que ese anglo francés.

—¿Te casaras con el Lari? —preguntó mi madre contenta

—¿Casarme?, de hecho, ni siquiera lo había pensado… no lo sé mamá, creo que es muy pronto para aventurarnos a decir eso.

—¿Tú no lo amas?

—Más que nada, pero el matrimonio es de a dos y no sé si esté dispuesto ahora…

—Está bien hija, mientras tu estés feliz, nosotros te apoyaremos. Te amamos y te extrañamos con locura… —interrumpió mi padre, lo cual hizo que me alma se reconfortara

—Lo sé, yo también los extraño —un nudo se hizo en mi garganta, no quería llorar, no quería que ellos se sintieran mal. ¡Mierda!, sabía que tenía que cortar.

—Hablaremos después ¿sí? Ahora tengo que irme…, prometo llamar pronto

—Te amamos hija

—Yo también los amo a ustedes

Me sentía más tranquila, no me gustaba mantener secretos con mi gente y menos con mis padres. Eric y Yan tenían razón, era patética mintiendo, nunca había tenido necesidad de ello, hasta ahora.

Pasé nuevamente por el hospital para ver a Marcia. Ella estaba rozagante, como si jamás hubiera estado a punto de morir, tal vez era como decía Tanya “Hierba mala nunca muere”

—¿Vas a ver a mi hijo hoy?

—Sí, debo ir, además tengo mucho trabajo atrasado

—Lo sé querida, solo ten cuidado ¿sí?, amo a David, pero lo conozco y es capaz de cualquier cosa, no creo que se haya olvidado de lo que hiciste.

—No se preocupe todo estará bien, lo vi ayer, estuvo aquí cuando la trajeron al hospital

—David vino… no lo puedo creer… —dijo sonriendo y bajando la mirada

—Tal vez no sea tan malo con todos después de todo, debo irme Marcia, llámeme si necesita algo —puse mi mano en su hombro y ella sonrió

Cuando llegué al departamento, Yan se encontraba sentado en el sillón de la sala de conferencias, tenía el ceño fruncido y una mano en su barbilla, su rostro pensante… ¡Maldición! ¿Qué pasó ahora?

—Amor estoy aquí…

El solo me miró y arrojó su celular sobre el escritorio, era David

—¿Qué quiere?

—La presidencia de la compañía

—¿Y eso? —le dije extrañada

—Solo quiere fastidiarme, eso es todo…

—Bueno, en ese caso, no lo permitas —agregué mientras me sentaba a horcajadas sobre el contrayendo mis piernas, haciendo que mi sexo tocara el suyo, besé su cuello, creando un leve cosquilleo en su piel, pude percibirlo por la forma en que se movía —te extrañé...

—Yo también a ti...este hijo de puta...

—¿Qué pasa? ¿De qué tienes miedo?

—Vamos Lara…

—No, no evadas mi pregunta, quiero escucharte…

—Mi hermano no está interesado en la empresa, el solo persigue y destruye todo lo que amo, tiene la mayoría en la Junta, aprobarán lo que sea que lleve, así sea una locura.

—No te preocupes… —agregué mientras arreglaba el cuello de su camisa color verde

—Estás loca ¿verdad?

—Yan, no puedes detenerlo, tampoco ejercer presión sobre la Junta, lo único que hay que pensar es como salir de esto sin quedar en la ruina, perdimos Yan, acéptalo y, has terminado perdiendo aún más desde que entré a tu vida.

—No vuelvas a decir eso, te lo prohíbo —sujetó mi rostro con sus dos manos

—¿Cuándo es la próxima junta?

—Dentro de un mes...

—Entonces tenemos tiempo para prepararnos —solté su agarre, y me acerqué a su cuello para impregnarme de su aroma

—Tú no tienes miedo ¿verdad? —preguntó con una sonrisa de lado

—Claro que sí, pero no voy a pensar en eso ahora —traté de ponerme de pie, pero Yan sujetó fuertemente mis caderas, haciendo que sintiera su imponente erección

—¿A dónde crees que vas?

—Perdona, creí que tu hermano te había sacado el humor —hice un suave vaivén con mis caderas deleitándome aun más con su cuerpo, mostrándole cuánto me gustaba aquello, mi jefe entreabrió sus labios y me dio una mirada cargada de lujuria

—Mi hermano y la perra de su mujer necesitan una mejor estrategia si quieren sacarme las ganas que tengo de ti —me susurró al oído para luego depositar un beso cálido y profundo en mis labios, comenzando a explorar mi cuello con su hábil lengua

—Yan, es tarde, deberíamos descansar… —era una total mentira, mi excitación era tan grande que hubiera sido imposible conciliar el sueño con él a mi lado

—Tienes razón —me dijo mirando su reloj —lo hacemos rápido y luego dormimos —añadió mientras me cargaba llevándome a su habitación depositándome entre las sábanas de color azul

Esa noche pasó muy rápido, todo el tiempo con el me parecía escaso, y aún más cuando hacíamos el amor, perdía completamente la noción.

Uno no decide a quien amar, simplemente sucede, cada uno de nosotros es responsable de su destino para bien o para mal, y por mucho tiempo amé mi destino junto a él, a pesar de que fue fugaz, único, pero tan bello y pleno como si hubiera durado 100 años, y, sin importar todo lo que vino después, no hay un segundo en mi vida en que me arrepienta de haber estado a su lado.

Es que aun con la desolación y el frío del presente, no puedo olvidar su calor, su cuerpo que aún late dentro del mío cada vez que pienso en él. Los recuerdos marcan mi vida presente y no puedo evitar volver a ellos, son tan vívidos, es como si el tiempo me hubiera detenido allí, en la vida que tuve con Yannick y en lo que pudo llegar a ser.

El reloj marcó las 10 de la mañana, nuevamente nos habíamos quedado dormidos, era una mala costumbre adquirida durante el tiempo que pasábamos juntos. Si había algo que amaba más que el olor a café en las mañanas, era su perfume a azahares y menta fresca luego de salir de la ducha. Me parecía injusto a veces, había tomado varias veces ese perfume y sólo en aquel hombre era embriagador.

El trabajo siguió como de costumbre, cerrábamos acuerdos y teníamos videoconferencias todo el día. Estuvimos así casi 2 semanas. En ese tiempo, Marcia salió del hospital y varias veces fue a almorzar con nosotros. Me gustaba ver a Yan compartir momentos gratos con su madre. Creo que ambos se lo merecían, después de todo lo que había ocurrido entre ellos.

La apacible tranquilidad se interrumpió con una llamada a mi celular.

—Querida Lara, ¿cómo estás? ¿qué tal la vida matrimonial con mi hermanito? ¿ya dejó de tener terrores nocturnos? —preguntó con voz burlona

Miré a Yannick quien estaba hablando con su madre en la oficina.

—David, no tienes idea lo mucho que disfruto de nuestras charlas, pero ¿por qué no me dices que mierda quieres?

—Vamos, solo es una pequeña broma, ¿o qué?, ¿mi hermanito ya te contagió su buen humor?, solo llamaba para decirles que los avances del proyecto que expondremos están listos y cómo sabrás tengo intenciones de postularme como presidente

—No necesitas llamar para esto, si el proyecto es alentador te apoyaremos, pero jamás estaremos contigo en la postulación y lo sabes.

—Sí ya veo, lo conseguiré quieran o no, esta charla me aburre, los espero en la Junta…uy… perdón… mejor dicho… te espero a ti, no creo que mi hermano pequeño se vaya a presentar ¿verdad?

No lo soporté más y corté la llamada, el tipo era insufrible, me exasperaba, en verdad volvería a golpearlo a él y a su mujer… pero esta vez tenía razón… estaría sola nuevamente en esa reunión y no había nada que pudiera hacer para cambiar la situación.

En ese momento, Yan se acercó por detrás y me tomó de la cintura, afirmando mi espalda a su torso y apoyando su mentón en mi hombro.

—Hey hermosa… ¿quién era?

—¿Quién crees? —le dije mostrando la pantalla del celular

—¿Es por lo de su postulación?

—Así es...

—No volverás a golpearlo, ¿o sí?

—Depende… ¿tú quieres que lo golpee de nuevo?

—Sí, pero esta vez golpéalo en las pelotas, y que no pueda caminar en un mes, o mejor aún, en su lengua así no molesta en mucho, mucho tiempo.

—No es que me falten ganas, pero ese día actuaré como una dama... —Yan me abrazó fuertemente, su calor me reconfortaba, me daba fuerzas…

—Vamos… ¿no es tan malo sabes? Solo espero que no nos hunda… ese es mi mayor temor, estos imbéciles nunca tuvieron mucho talento para los negocios. Siempre estuvieron a la sombra de los accionistas de la empresa, me encantaría que las cosas fueran diferentes, pero ya ves…a veces, el destino decide por nosotros…

—Hay cosas que aún podemos decidir nosotros

—¿Por ejemplo?

—Estar mejor con nosotros mismos, perdonarnos, avanzar Yan

Yannick me soltó con algo de fastidio, di media vuelta poniéndome de puntitas de pie, lo tomé del cuello impidiendo que se alejara

—Ah no señor… no me dejarás hablando sola…

—Lari, por favor, sé que te prometí retomar la terapia, pero…

—¿Pero qué? ¿Cuánto tiempo más vas a dejar pasar? Una vez me dijiste que tu sueño es salir nuevamente de estas 4 paredes y tú no eres de aquellos que solo sueñan, Yan, debemos intentarlo

—¿Te detesto sabes?

—Ódiame todo lo que quieras, si esto que tenemos es detestarme, por favor no dejes de aborrecerme nunca

—Bien, llámala mañana —dijo murmurando

—Perdón, no entiendo que dices, es mala educación murmurar, ¿lo sabes verdad? —le pregunté con una sonrisa irónica

—Sí Sra. Tolman puede llamar a la terapeuta, ¿podrá hacer eso?

—¿Sra., Tolman? —sonaba tan maravilloso, una pequeña chispa invadió mi cuerpo

—¿Qué?, ¿no te agrada?, anda, llama a la mujer, antes de que me arrepienta...

—Ese es mi amor —le dije estampado un fuerte beso en sus labios

Al día siguiente llamé a la Dra. Blake la cual estaba más que gustosa de retomar el tratamiento, pero, antes de ello, quería conocerme a mí.

—¿A mí?

—Sí querida, Marcia me comentó que eres la pareja de Yannick y necesito hablar contigo, tu eres fundamental en este acompañamiento

Estúpida Marcia y su bocota, se va a enterar media comunidad —maldije a la vieja

—Está bien, no mucha gente sabe que estoy con Yan ¿entiende?, y no me gustaría…

—No te preocupes, las sesiones y entrevistas son de carácter confidencial, de hecho, no hablo de mis pacientes con nadie, vi a Marcia hace algunos días en el hospital y vi a una chica de piel morena. Ella me dijo que eras la novia de su hijo. En verdad estoy muy feliz por Yannick, era hora que se diera otra oportunidad para el amor.

—Sí bueno, entonces mañana estaré en su oficina a las 10 si no le molesta.

—Para nada, te espero mañana.

—Nos vemos Dra. Blake

 

Ese día pasó en calma, en demasiada ¿quizás?, en verdad me asustaba a veces, como si sintiera que algo malo fuera a suceder. Saludé a Yannick con un beso y me dirigí a mi departamento. Sólo esperaba que Tanya y Eric no estuvieran en la cama, ese día quería dormir temprano, al día siguiente debía ir a ver a la maldita Dr. Blake, y todo por culpa de mi “adorada” suegra.

Caminé maldiciendo todo el trayecto hasta que llegué a la puerta de mi departamento, el deportivo de Eric estaba en la puerta.

—¡Esto es genial!, ahora deberé sacar al imbécil desnudo a la calle, porque hoy voy a dormir temprano, ¡oh sí! No hay nada que pueda impedir eso.

Me acerqué a la puerta del departamento y todo estaba en silencio. Ingresé y vi a ambos tomando un café.

—¡Lari! Pensé que te quedarías con Yan hoy. 

—Pues ya ves, estoy aquí

—Prima, vamos a salir un momento, iremos al bar que está a 3 calles de aquí, ¿quieres acompañarnos?

—Gracias chicos, pero paso por hoy, mañana debo ir a la compañía y luego ver a Miranda Blake

—¿A quién?, ¿a la loquera?, ¿tienes algún problema?

—Que gracioso Eric —le dije con una sonrisa nada amistosa —no, quiere conocerme ya que Yan retomará las terapias con ella

—Nooooooo —negó Eric con sus ojos saliendo de sus órbitas —no puedo creerlo, es verdad lo que dicen, los hombres hacemos lo que sea por un par de te… —Tanya le cubrió la boca

—Vuelve a decir eso y voy a golpearte —amenacé con una olla en mi mano

—Hey tranquila, era solo una acotación, solo digo que, sin ti, Yan nunca se hubiera replanteado esto, me alegra mucho, en verdad.

—Sí, a mí también —le dije poniendo un poco de agua a hervir —prepararé una sopa antes de acostarme…

—Ok Lari, nos vemos más tarde.

—Cuídense

—No te preocupes mami, estaremos bien —detestaba la ironía de Eric a veces, pero, sobre todo, odiaba que me hiciera reír con ella.

****

El despertador sonó a las 7 de la mañana, no quería levantarme, pero bueno, el deber llamaba. Me levanté, tomé una ducha y me vestí lo más elegante que podía, me gustaba prepararme mentalmente para las ocasiones importantes y ese día, era una de ellas.

—Estoy bien, informal pero chic —me miré al espejo y me gustó lo que vi. Me había puesto un jean con unas botas negras de taco alto, una camisa blanca y un sweater gris combinado todo con un pañuelo y un bolso de color rojo

Llegué al consultorio media hora antes, me anuncié con la secretaría quien me pidió que esperara un momento. Miré el papel tapiz de las paredes, con delicadas flores color vino y un fondo de color blanco, los muebles de color negro, olía a manzanas. Estaba perdida en mis pensamientos y entonces el teléfono de la secretaria sonó, ella rápidamente respondió y dirigió su mirada a mí.

—La Dra. Blake la recibirá ahora —asentí con una sonrisa, estaba nerviosa… de hecho, bastante nerviosa

Ingresé y vi una mujer de unos 45 años, su cabello color blanco, muy corto, con cálidos ojos color miel y una sonrisa… increíble. Era la cara más dulce que había visto en mucho tiempo.

—Lara, querida, es un placer, por favor toma asiento

—Gracias. Dra.

—Por favor llámame Miranda

—Bien Miranda, estoy aquí, ¿qué necesitaba hablar conmigo? —esperaba no haber sonado muy directa, pero, realmente, la mujer me tenía muy intrigada

—De hecho, quise conocerte en el momento en que te vi con Marcia

—Bien, bueno, aquí me tiene, Yannick quiere iniciar nuevamente su tratamiento y, yo estoy dispuesta en colaborar en todo lo que el necesite.

—Querida, el necesita un mando firme, ¿tienes lo que él requiere?

—Mmmm… no lo creo, de hecho, soy bastante frágil, pero, suplo eso con franqueza y perseverancia, así es como conseguí que decida llamarla.

—¿Así que no fue su iniciativa?

—No, no lo fue, usted lo conoce mejor que yo, sabe que es un hombre… difícil, por así decirlo.

—Sí que lo es, y muy cerrado a sus sentimientos, cuando llegó a mí, luego de todo lo que había pasado, simplemente, no pude hacer nada, él no quería ser ayudado.

—No, aún se siente reticente a eso, es soberbio, orgulloso, exasperante, un niño malcriado —La mujer me miró y comenzó a reír.

—¿Cómo lograste domesticarlo?

—De hecho, no lo he logrado, pero la bestia al menos ahora me soporta, no creo que pueda domesticarlo, es salvaje

Miranda era agradable, se reía con cada anécdota, toda nuestra historia le fascinaba, abría sorprendida sus ojos a veces, creo que hasta ella se asombraba de que pudiera estar con él.

—Y tú, ¿no tienes miedo?

—¿Miedo? —le pregunté algo desconcertada

—Cuando el salga de ese lugar, volverá a su antigua vida, muchas mujeres estarán al acecho, no sientes temor de que...

—¿De qué me abandone?, bueno, lo he pensado varias veces, pero, eso no me detiene, yo quiero verlo feliz, pleno y, si debo dar un paso al costado en su vida para ver eso, lo haría con gusto.

—Solo una persona que ama incondicionalmente puede decir eso, ¿lo amas tanto? —me miró con rostro enternecido

—Más que a mi propia vida

—Lara, la agorafobia es difícil de vencer, Yan lo intentó mucho tiempo y no ha podido superarlo, el trabajo será intenso y voy a necesitar todo de ti.

—Usted sólo dígame y haré lo que sea

—Como toda fobia está enraizada en hechos traumáticos no superados, aquellos hechos que han sido facilitadores de la enfermedad. La muerte de su padre dejo un miedo latente, luego el engaño de su esposa y finalmente la muerte de su hija de la cual se cree absolutamente responsable. Como verás el panorama es difícil, pero creo que esta vez, Yan está mejor preparado y podremos sacarlo, o al menos —agregó frunciendo el ceño —tiene una mejor contención emocional, si el supera esto, ten presente que será gracias a todo tu amor

—¿Usted cree que eso baste?

—¿El amor?, bueno, hay diferentes perspectivas, pero, sin ese gran motor que nos mueve, ¿qué sería de nosotros? Él te quiere en su vida, de eso estoy segura, y esto, es un tratamiento, debemos tener paciencia y confiar

—Yo también lo espero —le dije con una sonrisa

Conversé unos momentos más con la Dra. y me despedí de ella. Comenzaría a visitar a Yan 2 veces por semana, estaba más confiada ahora y eso, me llenaba de emoción…

 

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