Lara

Lara


II

Página 5 de 27

 

I

I

Cambios

 

Llegué a Londres a las 9 de la mañana de un doce de diciembre, me recibió un cielo gris y un frío húmedo inundó todo mi rostro apenas salí del aeropuerto, trataba de cubrir mi cuerpo abrazándolo, intentando que el gélido clima no ahondara más en mí, era imposible, el abrigo era demasiado liviano, y mis manos y brazos, demasiado pequeños

—Laraaaaaaaaaa llegaste, llegaste, llegaste —gritaba desesperada mientras me apretaba hasta dejarme sin respiración, haciendo que medio aeropuerto girará su vista hacia nosotras

—Tani por favor… la gente nos mira —le contesté enrojecida de vergüenza

—¿Qué? ¿¡no estás contenta de verme!?

—Claro que sí, pero, no grito como psicópata

—Uyyyyy mi pobre prima, ¿te avergoncé?

—Noooo para nada ¿cómo crees? —al escuchar mi sarcasmo se echó a reír y pellizcó mis mejillas

—Bueno pequeña, no te enojes… vamos, iremos a nuestro departamento.

El cambio fue drástico: los gritos de mi prima, la gente, el idioma, la ciudad, los autos, la lluvia que había comenzado a caer con fuerza. Un torbellino de emociones me invadió, me sentí en un limbo, en un mundo casi surrealista. Tomamos un taxi y llegamos al departamento.

Era el espacio más pequeño que había visto en mi vida, tenía una cocina llena de platos sucios, una mesa muy pequeña junto a 2 sillas que, por su tamaño, parecía que duendes se sentaban en ellas, y 2 camas, las cuales, por falta de espacio estaban prácticamente pegadas. Todo en una misma habitación, con un baño que, sin duda, no era apto para claustrofóbicos.

—Tu cama es la de la derecha. Compré el cubrecama ayer. ¿Te gusta el color?

Asentí con mi cabeza tímidamente al ver el color rosa suave y un pequeño osito en el medio de ellas.

—En verdad todo está muy lindo yo…te agradezco que me permitas quedarme contigo —Ella me abrazó y me miró con ternura, esos hermosos ojos café, había pasado mucho tiempo sin verlos.

—Al contrario, yo te agradezco que hayas venido, en verdad… aquí me he sentido muy sola, la gente es… diferente –Tanya pocas veces dejaba entrever sus sentimiento, pero, en este instante ,su mirada se tornó herida, no sabía cuánto había tenido que pasar, pero, para que reaccionara de esa forma, sabía que las cosas habían sido demasiado difíciles

—No te preocupes ahora estaremos bien... al menos, estamos juntas —tomé sus manos fuertemente y le di una medio sonrisa

En ese momento, su celular sonó. Me sorprendió escuchar el ringtone. Me eché a reír en ese momento:

—¿En serio? ¿Ed Sheeran?

Tanya no era como el común de las mujeres, claro que no, era de las que adoraban el rock, fanática de Metálica, escuchar “Shape of you” fue como descubrir una faceta desconocida

—Bueno, bueno, la gente puede cambiar ¿no? —respondió la llamada guiñando el ojo— ¿qué puedo decir?, me encantan los pelirrojos…

—¿Sólo los pelirrojos? —indagué mientras negaba con mi cabeza

—Bueno, los hombres en general, tengo debilidad por ellos, ¿qué puedo hacer?

—Sólo... contesta ¿quieres?

Estuvo al teléfono por cinco minutos y luego colgó, sus ojos se clavaron en mí.

—¿Pasó algo? —indagué con algo de duda, su rostro inexpresivo me había desconcertado

—¡Lo conseguimos! Mi jefe quiere conocerte, ¿te das cuenta? Tienes el empleo. Quiere que mañana estemos a primera hora en el hotel

—Espera… espera, él te dijo que quiere conocerme, no que me daría el empleo

—No, tonta —agregó con senda confianza— Paul es así, si quiere verte, es porque tiene decidido contratarte, se lo pedí tantas veces esta semana y afortunadamente me escuchó

—¿En serio? no puedo creerlo... —aún albergaba dudas en mi interior

—Ya verás... te encantará el lugar, te mostraré todo lo que hacemos….

Después de algunos minutos su sonrisa comenzó lentamente a desdibujarse

—¿Y ahora qué?

—Lara, es un empleo de mucama tu… hiciste un gran esfuerzo para terminar la universidad, te graduaste y todo eso… en verdad ¿no te molesta este empleo?, está bien para mí, pero ¿para ti?

—No Tanya, no me molesta y no tengo miedo tampoco de comenzar desde abajo. No me voy a rendir tan fácil, comenzaremos aquí y seguiré buscando mejores oportunidades. Por ahora esto será suficiente para pagar las deudas. Ese es mi objetivo a corto plazo. —era verdad, sabía que aquello era el principio, la oportunidad que necesitaba, el rostro de Tanya se llenó de emoción

—Bueno, si es así …. estamos listas… mañana comenzamos...

 

****

Esa tarde salimos a recorrer la ciudad y, a pesar del frio que casi congelaba el alma, el paseo fue maravilloso. Siempre amé Inglaterra, desde que era niña, su historia, sus leyendas, como si cada rincón fuera mágico, al menos para mí, lo era. Londres, era una ciudad tan antigua y moderna a la vez. ¿Qué es lo que más me atrapó de ella?, sin dudarlo, su multiculturalidad y armonía, cada uno en lo suyo, el vivir libremente era algo que anhelaba y ahora, lo tenía al alcance de mi mano.

Jamás me sentí tan libre como en aquel lugar, nunca me sentí tan esclava como allí tampoco, fue mi más grande contradicción, fue tan inmensa... como mi amor por él...

Tanya trabajaba en Park Union, un hotel 5 estrellas en el centro de Londres. El complejo pertenecía a un grupo económico árabe. Dos palabras caracterizaban el lugar: fastuosidad y opulencia.

—Si, definitivamente es árabe —mis orbes negros apenas podían captar aquella magnífica estructura que se levantaba frente a mí

Sus pisos de color negro con dibujos geométricos verde esmeralda combinaban con la ornamentación dorada y las flores blancas perfectamente arregladas en cada lugar junto a lámparas marroquíes de cristal que adornaban e iluminaban el ambiente. El mobiliario, era simplemente increíble, jamás había visto un lugar tan hermoso como ese… ni siquiera en sueños. La ostentación y la elegancia estaba en cada lugar que uno buscara…

Para mí fortuna, Tanya conocía muy bien a Paul, el gerente del hotel y había tenido razón, la entrevista solo era una formalidad, el empleo era mío, por lo que empecé a trabajar en forma inmediata.

Noté la química entre ellos casi de inmediato, hasta llegué a pensar que se gustaban, de hecho, por sus coqueteos, estaba casi segura de ello, aunque mi prima no me lo confirmara. Paul era un hombre de unos 30 años, promedio, no era un Adonis, pero tampoco era feo, muy masculino y elegante, usaba una barba bien recortada de color rojizo igual que su cabello lacio y tenía ojos azules, un inglés promedio.

Mis padres siempre habían criticado a mi prima por ser tan “libertina”, como si fuera una gran pecadora, yo, por mi parte admiraba eso de ella, la habilidad de tomar placer de los hombres sin nunca entregar su corazón. Era un talento, al menos para mí, que me quedaba esperando al idiota caballero soñado, lo era.

 

****

Después de un mes trabajando junto a ella, continuaba buscando empleos en Londres, sabía que la situación no era fácil y menos para una latina con rasgos árabes de metro setenta, cabello ondulado y profundos ojos negros, había algo de desconfianza en la gente, era algo contradictorio para una ciudad multiétnica, pero entendí que habían ocurrido hechos que habían modificado su forma de ver a la gente.

El trabajo en el hotel no estaba mal, no tenía quejas con respecto a él, pero, quería encontrar algo que cambiara mi vida definitivamente…

Un lunes, aprovechamos nuestra tarde libre y renté un auto para hacer un viaje de cuatro horas junto a Tanya, y visitar Gales. Soñaba con conocerlo y estar, al menos una vez en la vida, en aquellos paisajes que me maravillaba ver en internet. Esa tarde nos detuvimos junto al camino y frente a esa gloriosa creación que me mostraba infinidad de colores supe que, pese a todo, había tomado la dirección correcta...

 

 

 

Ir a la siguiente página

Report Page