Lara

Lara


VI

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V

I

Eric

 

Yannick no era el hombre de mis sueños, era, simplemente, mi sueño hecho realidad, a pesar de su actitud altanera e incluso irritante, obviando su casi constante irrespeto al resto de los mortales y de que prácticamente, a veces, parecía no existir para él.

Nunca entendí la necesidad de autoflagelación de las personas que aman aquello que nunca podrán tener, la obstinación absurda y casi infantil. No albergué esa posibilidad en mi mente hasta que conocí a mi talón de Aquiles, mi eterna debilidad. Me había convertido en un títere que Yan podía manejar a su antojo, era igual que aquellos de los que me había burlado.

Esto que sentía no sólo tenía que ver con el o conmigo, sino con nuestra capacidad de amar y con todo lo que dejamos en el camino para llegar a donde estamos, con lo que perdíamos por seguir un sueño imposible

El hecho de ser de mundos diferentes nunca fue un obstáculo para mí, sino más bien un desafío. El poder tenerlo en algún momento era lo que me llenaba de fuerza, y, era lo primero que visualizaba cuando me despertaba. Aquel hombre era el mayor reto de toda mi vida. No buscaba cambiarlo, uno no cambia aquello por lo que se desvive, sino que deseaba por todos los medios hacerlo pensar que yo era tan importante para él, como lo era el para mí. El querer cambiarlo lo veía incluso como una muestra de egoísmo, atar al ser que amo, lo veía como un error que cometen los seres humanos cuando se enamoran y entonces, ciegos de temor a perder lo que quieren, terminan inexorablemente cediendo aquello que querían conservar. No cometería esa equivocación. No con Yannick.

La compañía a la que Yan pertenecía estaba compuesta de 15 accionistas siendo él y su hermano mayor, los accionistas principales, pertenecía al sector de las telecomunicaciones. Habían logrado llegar a EE. UU, Europa —que era su mercado principal —y habían desembarcado tímidamente en Asia con uno que otro acuerdo en India y China. El proyecto que Yan quería mostrar a la Junta preveía la incorporación de una empresa de Malasia que tenía conexiones en todos los países asiáticos, era una apuesta fuerte que había estudiado por más de dos años.

El talento de Yan para los negocios era envidiable y le había traído muchos enemigos los cuales, seguramente, se reirían de la situación en la que vivía.

Era miércoles, revisé la ropa que llevaría a la Junta al día siguiente:

—Soy un desastre —la decepción en mi voz era inevitable

—Vamos, prima tampoco te vistes tan mal, apenas pareces una mendiga, apenas… no mucho —añadió mi prima tratando de contener la risa

—Gracias Tanya, gracias por tu apoyo incondicional —respondí mostrándole el dedo del medio, mientras que ella se sostenía el estómago el cual le dolía de tanto reírse

—Vamos Lari, es solucionable, sal, compra algo lindo, aún tienes algo de dinero...

—Por favor... acompáñame —fue una súplica, requería de su guía en esto con desesperación

—Mmmmm, lo haría, pero no puedo, dentro de una hora comienza mi turno en el hotel, vamos, eres niña grande, podrás hacerlo sola.

—Hace años que no compro ropa —lancé con algo de fastidio

—Aquí cerca hay tiendas lindas, anímate, solo será un momento, además piensa… ¿cómo quisieras verte? Y la otra pregunta es ¿para quién?, eso debería ayudarte a decidir

—Ok, nos vemos más tarde —me despedí de mi prima con un pequeño beso en la mejilla

Salí decidida a gastar lo que fuera necesario, debía verme bien, impactar, había tanto para elegir, pero, honestamente no sabía cómo lograr mi objetivo.

—Buenas tardes, ¿puedo ayudarte? —me preguntó una de las vendedoras, de mi edad aproximadamente, con una sonrisa amable

—Voy a serte honesta, mañana debo estar presente en una reunión de negocios y la verdad, no sé cómo vestirme...

Ella me miró de pies a cabeza, con una cara de “se nota”, pero, reprimió sus palabras y comenzó a mostrarme diferentes modelos. Me probé todo lo que ella consideraba apropiado para mí, nada me convencía.

—Sí, definitivamente este es, marca tus senos, tu cintura y te hace ver aún más esbelta, sin duda impactarás, es la combinación perfecta entre seriedad y sensualidad.

—Ok, confiaré en ti… solo me queda una duda… los senos no se ven… ¿demasiado grandes? —los odiaba tanto, era justamente por ello que evitaba a toda costa la ropa entallada

—No querida, se ven justo como los tienes, además deberías aprovechar eso y sentirte orgullosa —puso su mano en mi hombro, mientras ambas estábamos frente al espejo

—Bien —suspiré —está hecho, me llevo esto

Regresé al departamento y Tanya ya se había ido a su trabajo, saqué la ropa nueva y la planché, tenía que estar impecable, luego me prepararé una ensalada de huevo, tomate, palta y atún junto con un vaso de jugo de naranja, comí liviano, debía descansar esa noche...

 

****

Ese jueves llegué temprano a la oficina para buscar todo lo necesario para la reunión. No quería ni pensar en el dinero, había gastado mis últimos ahorros comprando algo de ropa y, ahora que la veía, me parecía … un desastre.

¿En qué carajo estaba pensando? —me pregunté a mí misma tratando de acomodar los senos en el sostén nuevo, una falda negra ajustada un poco más arriba de la rodilla y una blusa de color azul, cuyos botones parecía que iban a salir disparados en cualquier momento. Maldita vendedora, no me veía sexy, tampoco lo suficientemente seria, sólo... ridícula...

Al ingresar a la oficina de Yan vi que, como era normal, estaba con su celular, sin embargo, algo extraño sucedió, el dejó de hablar y se quedó embobado examinándome de pies a cabeza, fue un segundo, pero pude captar ese leve cambio de actitud. Le hice una seña con la mano, debía ir a la compañía.

—Espera —me detuve y esperé que terminara de hablar, me enfoqué en mi reloj, no quería llegar tarde…

—Ok —me escaneó nuevamente mientras se acercaba, pero esta vez con más detenimiento —¿tienes todo listo?

—Si, ya corroboré el material del informe, llego y abro Skype.

—Tienes… la blusa un poco desarreglada, déjame ayudarte...

Y entonces aquello sucedió, dejándome perpleja. Se acercó y suavemente pasó su mano alrededor de mi cintura arreglando mi camisa, mi boca se secó, la adrenalina fluyendo desde mi garganta.

Yan se relamió sus labios y me dio una pequeña sonrisa, el rubor había cruzado toda mi cara, esperaba por todos los medios que el no lo notara, se detuvo en mis ojos y arqueó ambas cejas para luego mostrar sus dientes perlados, sí, lo había notado, y al parecer, lo divertía muchísimo.

—Buena suerte, tranquila, confía en mí, esto es un estudio exploratorio saca toda la información que puedas, conoce el terreno y entonces, solo entonces, atacaremos.

—Nunca deja un cabo suelto ¿verdad?

—Nunca Lara —esbozó observando mi cabello y las ondas que formaba —solo cuando estoy seguro tomo la decisión.

—No se preocupe haré lo mejor que pueda.

Salí del departamento y me froté las sienes fuertemente, ¿había estado soñando despierta de nuevo?, me di una cachetada a mí misma… ¡Vamos Lara concéntrate… no vayas arruinarlo ahora! —lo repetí tantas veces como pude.

Isaac estaba afuera esperándome, Yan le había dicho que pasara por mí.

—Buenos días Isaac

—Srta. Lara buen día, se ve hermosa hoy.

—Muchas gracias.

Bueno, tal vez, sólo tal vez, la vendedora era una maldita genio después de todo...

—¿Hace cuánto trabaja aquí Isaac? —era la primera vez que trataba de hilvanar una conversación con este hombre de apariencia cálida, dueño de todos los secretos de aquella familia

—30 años Srta., me jubilaré muy pronto

—Vaya, eso es mucho tiempo.

—Sí, los Tolman son como mi familia, los conozco muy bien a casi todos.

—¿Qué hay de Yan? —pregunté curiosa

—Bueno… en el caso del Sr. Yan la situación es diferente, él siempre fue… como un libro cerrado… desde pequeño.

—Ya veo —respondí mientras mi vista iba hacia los edificios que pasábamos

—Pero, después del accidente, el decidió cerrarse aún más y vivir sólo para los negocios. Verá, hace 5 años tuvo un accidente automovilístico, él amaba la velocidad y había comprado una Ferrari hacía unos días. El salió con su hija, algunos dicen que después de una discusión con su esposa Clarissa

—La esposa de David

—Exacto, los chismes dicen que salió furioso y se llevó a la niña y bueno, perdió el control del vehículo y la niña murió. Él estuvo varias semanas internado, casi murió también. Después de eso, el sólo… se hizo más hermético, no confiaba en nadie, no quería ver a nadie y terminó así, solo, encerrado en el edificio. —finalizó con un tono triste

—Ya veo...

Había descubierto el hecho facilitador de la crisis, era un golpe demasiado duro, entendía la razón de su forma de ser, la causa de su enfermedad, al menos en parte.

—La Sra. Clarissa nunca fue una buena persona, ella salía con su hermano mucho antes del accidente, hoy la conocerá, no es… bueno, no es una mujer en la que yo confiaría —Lo miré por el retrovisor y asentí con la cabeza, él tenía razón.

—Y a usted ¿le agrada Yannick?

—Sí, es un buen jefe —añadí con una sonrisa

—Me ha encargado que sea su chofer únicamente, así que lo que necesite, sabe que puede confiar en mí

—Gracias Isaac, es bueno saberlo —El hombre me miró una vez más y ambos sonreímos.

Descendí del auto y sentí la respiración entrecortada, ¿por qué siempre tenía que pasarme lo mismo? Los zapatos eran muy altos, esperaba no caerme, sin embargo y, a pesar de ese detalle, estaba bastante conforme con mi imagen ese día.

Ingresé a la sala de juntas que se encontraba en el doceavo piso, varios habían arribado temprano, saludé y pocos respondieron, la mayoría no me conocía, excepto Janet quien se acercó a saludarme.

—Buenos días

—Lara… ¿cómo estás? Es un gusto saludarte nuevamente. Oye, debemos salir de nuevo, mi hermano ha estado preguntando por ti

—¿Quién, Tom? —aquello me causó gracia, el muchacho ni siquiera se veía mayor de edad

—Si si Tom, bueno hablamos de eso luego...

Hice una leve sonrisa y puse una cara de “trágame tierra”. Me senté y observé alrededor todos aquellos rostros que me rodeaban

Allí estaban Clarissa y el hermano de Yan, David Tolman, desde el primer momento, ambos me parecieron sumamente desagradables, y, viéndolos ahí, no tenía dudas, esa perra engañaba a Yan antes del accidente. David era similar a su hermano, aunque su cabello era más claro y sus ojos color café con un suave matiz verdoso.

—Así que tú eres la nueva niñera de Tolman —una voz burlona vino del hombre que recién llegaba y se había ubicado a mi lado.

De unos 30 años, con cabello negro lacio, profundos ojos celeste agrisados, podía competir con mi jefe en belleza, un poco más alto que él y una sonrisa ganadora que te quitaba el aliento

—Soy la asistente de Yannick —refuté seriamente de inmediato

—No no no… eres su niñera solo que aún no lo sabes, te darás cuenta cuando tengas que calmar los berrinches de mi amigo.

¿Amigo? —pensé extrañada, en el tiempo que llevaba trabajando jamás lo había visitado

—Soy Lara Ramos —le estreché la mano

—Eric Marcus

El tipo era hermoso, con un cuerpo muy atlético, y un aire de superioridad de ese que les encanta a las mujeres.

—Eres linda, pero… diferente a las muñequitas que Yan ha contratado antes, supongo que debes tener otros talentos… —indagó, mirándome pícaramente

—Oh los tengo créame, por eso estoy aquí —le contesté secamente observando sus ojos, no pudo evitar reír

—Eres graciosa, eso me gusta, es bastante sexy

—Gracias

—Bueno —observando alrededor —¿qué piensas de este circo?

—Todavía no tengo suficiente información, no sabría decirle

—Tal vez yo pueda ayudarte

—¿Y su ayuda me costaría Sr. Marcus?

—Depende… ¿qué te parece una cena? Y puedes llamarme Eric

—Hecho —respondí con rapidez, era por mucho la mejor opción que tenía de obtener un análisis de aquella situación

—¿Solo una cena? —preguntó algo decepcionado

—Es lo máximo que vas a obtener de mí

—Ok, me conformo con eso por ahora, bien, tenemos a David y a su perra, Clarissa, creo por tu cara que sabes quienes son, a Marcia y aquella imbécil que ves ahí, es Talissa, es la hermana menor de Yan, la pobre es una marioneta manejada por David, pero tiene voto, así que, debes cuidarte.

Luego tienes a Alejandría Paz una puertorriqueña amiga del padre de Yan, por ese voto no te preocupes normalmente apoya todos los proyectos de tu jefe. ¿Quién más?, veamos ... Karen y Taylor Proud … es difícil saber si te apoyarán. Luego esta Paul Hurst, Helen Darren esos olvídalos, jamás han estado de acuerdo con nada de lo que Yan proponga, son como fósiles vivientes, de la vieja escuela ¿entiendes? —asentí con mi cabeza

—Ok, ¿y quiénes son los demás?

—Ah ellos, son los accionistas neutrales, los que hay que convencer: Kimberly Young, Thomas Moriarty, Simón Martin, Tania Green y el viejito es Tim Laurie. Estos últimos son los más complicados, nunca se sabe de qué lado jugarán —había comprendido parte del escenario, sin embargo, aún restaba conocer una postura

—¿Qué hay de ti?

—Yo… —agregó apretando sus labios —juego para el bando triunfador, verás, analizo todo el juego, no descarto nada, eso me permite ser amigo y enemigo de todos y…

—Estar un paso adelante —interrumpí su análisis —simular y disimular ¿verdad? —me miró con una sonrisa pícara, y afirmó

—En verdad, no eres para nada como las secretarias de Yan

—Lo tomaré como un cumplido

—De hecho, lo es, así que está bien que lo tomes como tal

—¿Qué hay con Marcia?, no veo que vaya a quedarse…

—No lo hará y si lo hace se abstiene, sobre todo, cuando la propuesta viene de uno de sus hijos, no quiere causar favoritismos y además ellos no la soportan

—¿Y eso por qué?

—Es una larga historia

—Todavía tenemos tiempo, la reunión no ha comenzado —le dije señalándole mi reloj

—No es una historia linda, verás, el padre de Yan murió cuando él tenía 12 años, se suicidó durante una estadía en las Maldivas cuando se enteró que su esposa le era infiel, esto es… —arqueó las cejas y dio un largo suspiro —algo que la familia jamás le ha perdonado y provocó un antes y un después en la relación de los chicos con Marcia, sin mencionar la empresa. Fue un caos, por poco queda a la quiebra, afortunadamente personas como Hurst y Los Proud y, por supuesto mi padre la mantuvieron a flote e incluso. Mi padre murió hace 4 años atrás y como único hijo heredé las acciones de la empresa y decidí que no viviría como él.

—¿Y cómo vivía él? —pregunté casi regañándolo

—Él no vivía Lara, trabajaba… nada más, día y noche trabajo, trabajo, nunca pude entenderlo…

—Trabajaba día y noche para que tu tengas tiempo de vivir y hacer lo que te venga en gana con todo el mundo, sólo una persona que no ha tenido necesidades podría decir eso…

Eric se quedó pensativo un momento y ambos nos quedamos en silencio, luego volvió a ser el mismo… como si nada de lo que había dicho lo hubiera afectado

—Bien, un trato es un trato, ¿a qué hora paso por ti hoy?

—Iré a la oficina de Yan luego, puedes pasar a buscarme a las 7

—Genial entonces.

La junta comenzó, y preparé la pantalla para la videoconferencia, los temas eran diversos y las posturas heterogéneas, cuando Yannick tocó el tema de la inversión en Malasia, David y Clarissa fueron los primeros en oponerse.

—No me convence —esbozó Clarissa —la empresa está en una posición económica formidable, las ganancias son estupendas creo que hacer una inversión de este tipo es arriesgado.  Yan espero que entiendas a la gente que vive en el mundo real…

Mis mejillas se incendiaron, en verdad quería golpearla, Eric tomó mi mano, vi su rostro, me estaba diciendo “no lo hagas”. Respiré hondo y me acomodé en mi silla.  Sin embargo, ante su sonrisita constante no pude evitarlo

—El Sr. Tolman ha trabajado en este proyecto durante 2 años, si lo presenta hoy es porque es el momento más propicio, si ustedes consideran que este hombre, el cual ha llevado a la empresa donde está ahora es un tonto que vive en una burbuja... creo que deberían finalizar la reunión ahora.

No era accionista, de hecho, sólo era una empleada, había cometido una gran equivocación, lo supe apenas las palabras abandonaron mis labios, y los ojos de todos se posaron en mí, con gran molestia.

Yan se quedó atónito, Eric estaba a punto de soltar una carcajada. Clarissa, por su parte, me fulminó con la mirada

—No no no Lara, yo no creo que Yan sea un iluso, pero sí, estoy de acuerdo con Clarissa que esto se debe estudiar con detenimiento —añadió Karen Proud, de una forma más calmada.

—Bueno, ¿qué les parece si cada uno se lleva su informe y nos reunimos por este tema dentro de un par de meses y ahí decidimos? —señaló Eric, el cual se notaba tenía mucha prisa por salir de ahí.

Todos estuvieron de acuerdo. Me enfoqué en Yan, en verdad estaba molesto, cortó la videollamada un segundo después que todos decidieron no tomar una decisión al respecto.

—Debo irme, nos vemos más tarde —sostuvo mi brazo y me habló al oído.

—No lo olvides, un trato es un trato

—Sería un poco difícil olvidarlo ¿no crees?

El tipo sonrió maliciosamente. Salí de la compañía y me dirigí a la oficina de Yan.  Miré el reloj, ¡diablos! era tardísimo y aun me restaba salir con el imbécil de Eric, ¿por qué había aceptado la propuesta? Yo era la imbécil, no había duda de aquello.

 

****

—Señor, llegué tan pronto pude.

Él no se fijó en mí, seguía centrado en la lejanía, con una mano apoyada en sus labios, contemplando las luces de la ciudad, las cuales se mostraban gloriosas en aquel ventanal

—Lo hiciste bien hoy, por primera vez, debo reconocer que mi madre eligió correctamente, y olvida el exabrupto, fue bastante divertido verles el rostro desencajado a todos...

Se puso de pie y caminó hacia mí con sus manos en los bolsillos, yo solo lo observé un instante colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—No, no vuelvas a hacer eso —me regañó mientras agarraba mi cabello y lo desparramaba con sus dedos

—Me gusta cuando lo llevas suelto, hace resaltar más tus ojos negros, te ves linda hoy, te viste... absolutamente hermosa, quiero que siempre estés así, me representas —apenas pude hilvanar 2 palabras seguidas sin tartamudear.

—Si usted lo prefiere, así será Sr. Tolman

—Yan… puedes llamarme Yan, ninguno de mis empleados cercanos me dice Sr. Tolman, suena demasiado anticuado, y no soy tan viejo ¿sabes?

—Ok, Yan, creo que… vamos a tener que trabajar más en el proyecto, pensé que tal vez…

—No Lara —me interrumpió abruptamente —tenemos que cambiar la estrategia, el proyecto es perfecto, debemos poder mostrarles que es así, ¿entiendes? Estos imbéciles son sólo eso, imbéciles, pero los necesitamos —sonrió mordiendo su labio inferior, encontrándose a escasos centímetros de mi rostro mientras no dejaba de acariciarme el cabello

¿Dios, porqué hiciste a este hombre tan perfecto?, en verdad quería besarlo, lo necesitaba con desesperación. Estábamos muy cerca y a Yan parecía no molestarle, sonreía, bromeaba, se veía… sexy. Nunca lo había visto así, siempre se mostraba hostil, ahora me estaba dando a conocer otra faceta y estaba encantada

Estaba en un casi idílico momento con mi príncipe azul cuando sonó el celular. El idiota de Eric.

—Hola cariño, estoy abajo, ¿ya vienes?

—Si, voy en un momento —maldije a ese hombre y a toda la generación masculina de su familia.

—¿Te vas? —me preguntó algo… ¿curioso?

—Sí, debo irme, nos vemos mañana —me alejé caminando y casi llegando a la puerta no pudo contener su curiosidad

—Saldrás con Eric ¿verdad? —me detuve, quería mentirle, pero me parecía incorrecto hacerlo

—El me ayudó hoy en la reunión y bueno… le dije que saldría con él.

—¿O sea que lo hiciste por mí? —aquellas esmeraldas brillaron y se concentraron fijamente en mis labios

—Este proyecto es importante para usted y ...me siento parte

—Está bien que te sientas así, eres parte de este trabajo.

—Bueno, debo irme, me esperan, hasta mañana Yannick

Di dos pasos cuando percibí su agarre en mi brazo, mientras me daba media vuelta y acorralaba contra la puerta de roble. Podía sentir su aliento, su magnífico perfume, solo se quedó ahí, esperando mi reacción y yo, cobardemente, no fui capaz de besarlo.

—Ten cuidado, no te fíes de Eric, se ha acostado con todas mis asistentes, normalmente no me importaría, pero a ti... no quiero perderte

Estaba a punto de sufrir un infarto, debía quedarme con él, demostrarle que jamás podría de estar a su lado, pero todos los vocablos murieron en mi esófago

—Yo no soy como el resto de sus asistentes, Eric no me interesa en lo más mínimo, solo será una cena

—Todas las mujeres mueren por Eric, ¿por qué tu no?

—No es mi tipo, así de simple —el único que me interesa eres tú imbécil, quise gritárselo, pero el miedo me paralizaba… —Nos vemos mañana Yan, cuídate

—Tú también Lara —noté alegría en él, como si por un momento se sintiera… aliviado.

Salí de aquel lugar casi sin respiración, sin poder evitar reír como una loca, no podía creer que eso hubiera pasado, no sabía que era esto que percibía, pero siempre quería sentirme así, esta adrenalina corriendo por mi cuerpo, la respiración agitada, eran solo emociones que Yannick provocaba, sólo él…

Eric abrió sus brazos y gritó, afirmado en su Mustang negro

—Vamos hermosa, apresúrate ¡no tenemos toda la noche! —quise evitar reírme, pero me resultaba imposible…

—Ok, ya voy

—¿Estás lista para esta noche? —preguntó seductoramente

—Solo iremos a comer, es todo —le recordé cortante. Él puso una sonrisa tierna

—Bien, vamos a comer entonces

Llegamos a un restaurante muy glamoroso, yo ni siquiera me había cambiado de ropa

—Bueno ¿qué vas a ordenar?

—Carne asada con papas, ¿tú? —pregunté, leyendo la carta, mientras el mesero tomaba nuestras órdenes

—Salmon rosado con vegetales por favor y el mejor vino de la casa

Eric era gracioso, no podía negarlo, tenía buen humor, era atractivo, millonario, era todo lo que una mujer desearía, pero bueno… digamos que simplemente no era mi tipo, le había dicho la verdad a Yannick cuando este me había preguntado.

—¿Y? ¿le dijiste a tu jefe que saldrías conmigo hoy?

—Sip

—¿Y qué te dijo?

—Nada

—¿Nada? —preguntó extrañado

—Sabe que tú no me interesas, así que no tendrá que buscar otra secretaria

—Entonces te dijo que me acosté con todas sus secretarias

—Sí, me lo dijo

—Y, ¿qué le dijiste tú?

—Que no eras mi tipo

—¿Y quién sería tu tipo?

—Bueno, alguien… diferente —indagó por un momento mi rostro y soltó la bomba

—Te gusta Yan ¿verdad?

—¡Qué! —exclamé casi atragantándome con el vino, diablos, esa no la vi venir —¿Qué te hace pensar eso?

—¡Eso es un sí!

—No… claro que no

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