Lara

Lara


XIII

Página 17 de 27

 

X

I

I

I

Oportunidades

 

Las palabras resonaban en mi mente, ¿en verdad había dicho eso?

—Lara, amor, ¿me escuchaste? El bastardo retirará los cargos, ¿no estás feliz? —preguntó desconcertado

—Sí, sí, lo estoy, ¿qué… que es lo que quiere a cambio? —respondí con desconfianza

—Nada, solo que retiremos los cargos, no está en posición de negociar cariño, una palabra más y sabe que lo enviaremos a la cárcel o peor, quedará como violador en todos los noticieros del mundo.

Comencé a llorar, pero esta vez era de alegría, era como si despertara de la más terrible de las pesadillas, abracé a Yannick y el me levantó entre sus brazos.

—Hoy debemos celebrar, invitaremos a nuestros amigos y tú puedes traer esa prima tuya de la que tanto hablas.

—A Tanya, ¿en serio?, a ellos… ¿no les molestará?... digo…

—Si les molesta que se vayan, dile que hoy venga, quiero conocerla, ella es la única persona de tu familia que vive aquí, quiero que forme parte de nuestras vidas, como mi familia forma parte de la tuya… para bien o para mal…

Asentí sonriendo mientras depositaba un nuevo beso en sus labios, era tan hermoso, jamás podría saciarme de él.

Esa noche los abogados, Janet, Ale, Eric y por supuesto Tanya vinieron a cenar. Eric clavó sus ojos en ella, luego, me miró de soslayo, sabía que estaba atenta a sus movimientos.

—Tenías razón Lara —afirmó pensativo

—¿Sobre qué cosa?

—Es mucho más hermosa que tu —agregó con una sonrisa pícara, llevándose una copa extra de la mesa para mi prima.

Eric era demasiado atractivo, ambos comenzaron a conversar y reír, Yan se acercó despacio y se puso a mi lado.

—Oye, ya deja de espiarlos, son adultos. Eric no es tan malo...

—Te equivocas, no estoy preocupada por ella, él es quien me preocupa, el estúpido se confiará de la cara de niña que pone mi prima, puedo asegurarte de que es lo más parecido a él que he conocido en mi vida, aunque en versión femenina por supuesto, y más estigmatizada, sin duda

—¿Cómo es eso?

—Es fácil, ella es la puta que se ha tirado a todo Inglaterra, el, es un playboy exitoso endiosado por lo mismo. ¿ves la diferencia?, de todos modos, ella, no se encuentra bien hoy, ha tenido problemas en su trabajo, quiero hablarte de eso más tarde.

—Cuando quieras amor —añadió dándome un dulce beso —me gusta la pareja que hacen, tal vez se enamoren, se casen y tengan hijos

—Por Dios Yan, esa ni tú te la crees

—Bueno, bueno, solo déjalos que se diviertan.

Esa noche resultó magnífica, todos estábamos tan relajados, como si nada hubiera pasado, Tanya se robó la noche contando historias de nuestro hogar, de nuestras familias, Eric estaba atento, no perdía ningún detalle, casi... maravillado. Después de 3 horas y varias botellas de champagne todos comenzaron a retirarse.

—Tanya, debemos irnos, es tarde

—Ok, vamos entonces

—Yo las llevaré

—Está bien Eric, podemos caminar —le respondí sin mirarlo, mientras dejaba un beso en los labios de Yan

—No, claro que no

Tanya, a todo esto, había puesto su mejor cara de cachorrito herido, esto era demasiado para mí.

—Ok, Eric, tú ganas llévanos por favor.

—¡Si! —exclamó Tanya dando un pequeño saltito, mientras que Eric la observaba tratando de contener la risa

Prácticamente me sentí una pintura al óleo durante todo el viaje, no existía, ellos, se hacían ojitos, se acariciaban, por Dios, eran como dos volcanes a punto de hacer erupción.

—¡Hey Lari! ¿Estás despierta?

—Sí, lo estoy…

—Eric me ha dicho que puedo trabajar en la compañía, que me presente en Recursos Humanos mañana

—¿En serio? ¿Y qué quiere a cambio?

—Oye, me hieres, puedo hacer cosas desinteresadas a veces —dibujó una sonrisa maliciosa mirándome por el espejo retrovisor

—Sí por supuesto Eric, te creo…, aun así, gracias. Tanya, me alegro por ti.

Ella dio media vuelta y me lanzó un pequeño beso, mientras que los ojos de Eric la devoraban

—Gracias por traernos, nos vemos —lo saludé haciendo un gesto con la mano

—Adiós Eric, llámame —mi prima movía su mano saludando con cara de estúpida. En un momento pensé, ¿yo pondría la misma cara cuando estaba con Yan? esperaba que no...

—Es lindo, me gusta

—Es hermoso, y les gusta a todas —le advertí negando con la cabeza

—Oye, ¿acaso no puedo salir con él?

—Claro que sí mujer, solo ten en cuenta una cosa, no es un hombre al que puedas enamorar fácilmente… de hecho… creo que nunca ha estado enamorado, pero bueno, en fin, solo cuídate ¿sí?, disfruta de él, pero no te ilusiones...

—No seas tonta Lari, sabes que no me ilusiono fácilmente. Se manejar a los hombres, tengo más experiencia que tú en ello.

—Lo sé, pero… quería advertirte

—¿Y que hay de ti y tu príncipe azul? —preguntaba arqueando sus cejas de manera graciosa

—Tanya, por favor, no lo llames así, es vergonzoso

—Ok, igual no me has contado mucho de él.

—¿Quieres saber si me acosté más de una vez con él?, la respuesta es sí.

—¡¿En serio?!

—Sí, en serio, baja la voz, van a creer que pasa algo malo, ya tengo la queja de varias vecinas que me esperan en la puerta cuando regreso por tus gemidos, por favor, no agreguemos los gritos desaforados a la madrugada

—¿Te dijeron eso?, malditas viejas, sólo tienen envidia

—Sí, y vergüenza… mucha vergüenza, tal vez tienen hasta la que te falta a ti

—Hey, me ofendes Lari —Tanya apretaba su corazón como si la hubiera herido

—No seas payasa

—Igual, no cambies de tema…

—¿Qué cosa?

—Yan

—Ok, ¿qué quieres que te cuente? —le pregunté mientras me sentaba en la cama cruzando las piernas

—Veamos… comencemos con algo simple…mmmm… ¿la tiene grande??

—¡Tanya! —ella lanzó una estruendosa carcajada, la estúpida sabía que esas preguntas me sonrojaban

—Vamos, es divertido, solo contesta ¿sí?

—Bueno, en realidad, solo sé que es…perfecta para mí.

—Que linda prima, eres cursi hasta cuando hablas de aquello, y por lo que pude observar la tiene bastante grande —se limpiaba algunas lágrimas de tanto reírse

—¿Le estabas viendo el bulto a mi novio? —traté de sonar ofendida, pero sabía que no había funcionado ya que ella no paraba de reír

—Lo lamento, es que no pude evitarlo

—Eres una zorra, ya deja de molestarme y no me preguntes bobadas —le respondí mientras le arrojaba una almohada a la cabeza.

—¿Dolió mucho la primera vez? —puse mis ojos en blanco, sabía que esto no se detendría así que decidí a responder cada una de sus preguntas

—Casi me mata la primera vez, ¿contenta?

—Está bien, no te enojes Lari, tal vez no hizo bien el trabajo previo

—Para tu información el fue fantástico en los preliminares, simplemente no podía relajarme

—Entonces te trata bien

—Sí, lo es, es… genial conmigo

—¿Lo amas?

—Sí

—¿Él te ama a ti?

—Dice que sí

—¿Y tú le crees?

—Claro, ¿porque no habría de creerle?

—¿Eres feliz?

—Cuando estoy con él, no hay en el mundo persona más feliz que yo

—¿Y por qué no te mudas?

—Creo que eso es ir demasiado rápido, prefiero que me extrañe un poco, tengo miedo de que se aburra...

—Porqué tienes miedo si te ama, ¿no confías en él?

—Sí, confío, tal vez no estoy muy segura de mí.

—Ah, la bruja Marcia ¿lo sabe?

—No

—¿En la empresa lo saben?

—Sólo David y.… bueno, Janet y Ale, las dos mujeres que conociste hoy

—Me parecieron geniales, nada arrogantes

—Sí, son grandiosas ambas —Yo asentí con la cabeza y di un bostezo —escucha, ya es tarde mañana seguimos con el interrogatorio ¿sí?

—Bien, porque todavía tengo muchas preguntas

—Seguro, mientras no se trate de su pene, su trasero, su espalda o de cualquier parte de su cuerpo te responderé.

—Vaya, sí que eres una amargada —hizo un puchero mientras cruzaba sus brazos

—No soy amargada, tu eres una maldita ninfómana

—No lo soy

—¿En serio?, has hecho diez preguntas, de las cuales nueve tenían que ver con sexo. Te pareces a Eric.

—¿De verdad?

—Sí Tanya

—¿Crees que Eric sea tan bueno en el sexo como tu novio

—¿Cómo voy a saberlo?

—Pero tu… ¿qué opinas?

—¿Quieres que te diga mi opinión?

—Absolutamente

—Creo que..., de hecho, lo afirmaría sin dudarlo… Eric debe ser mucho más apasionado que Yan

—¡Ja! ¡Genial entonces! —cerró sus ojos, dibujando una gran sonrisa —Buenas noches Lari

—Buenas noches Tanya...

 

****

Llegué a la oficina esa mañana y Yan me estaba esperando ansioso.

—Amor, llegaste

—Buenos días, ¿qué sucede?

—Llamó David...

—Qué… ¿qué te dijo?

—Sabes, creo que hiciste un gran avance con el tipo, ahora te odia un poco más a ti que a mí incluso, y te bastaron unos meses.

—Deja de decir tonterías y dime que hablaron —agregué golpeando su brazo

—Aún no ha firmado el acuerdo, pero dice que lo firmará sin problemas siempre y cuando ambos lo hagan al mismo tiempo.

—¿O sea que debo volver a verlo? —mi cara de fastidio era imposible de disimular

—Sip, pero descuida, Jake y Tom dicen que solo será un momento

—Está bien, cuanto antes terminemos con esto mejor, en verdad lo siento Yan, casi te hago perder tu empresa

—Sí, pero valió la pena verdad —comenzó a reír nuevamente —dice que todavía tiene la cara hinchada

—Cállate, no es gracioso, vamos hoy tenemos videoconferencia con Lun Pei y sabes que no le gusta esperar.

—Lo sé, lo sé, ese chino es bien amargado

—Yan, no es amargado, solo es un poco serio —le dije casi regañándolo

—Bien, ¿a qué hora es la conferencia?

—Dentro de una hora

—Bien, me prepararé entonces, además quiero pedirte un favor

—Dime…

—Quiero que… —se quedó mirando distante —quiero que llames a la Dra. Miranda Blake

—¿La terapeuta? —estaba a punto de dar un grito de emoción

—Si, la misma, concreta una cita con ella, quiero que venga, necesitamos hablar.

—Bien lo haré —no pude ocultar una sonrisa de oreja a oreja

—Escucha —aclaró mientras me tomaba entre sus brazos —no te prometo nada, pero, intentaré retomar la terapia

—No espero que me prometas nada a mí, esto te lo debes a ti mismo Yan, a nadie más.

—Me encanta cómo te queda esa blusa, ¿lo sabías? —añadió mientras miraba a través de mi camisa color pastel —es muy sexy, no quiero que la uses en ningún otro lado que no sea aquí, sólo para mí

—Oye, deja de ser tan posesivo, además tú sabes que solo me arreglo para ti

—Ya lo sé —me dijo dándome una nalgada

—Oye, no te pases, duele…

—La próxima vez te dolerá más

Sonreí y lo besé intensamente, yo era mucho más posesiva que el a veces, pero a Yan no le desagradaba, es más, creo que le parecía… excitante

 

****

Me gustaba trabajar al lado de Yan, era un excelente jefe, siempre trataba de enseñar, no se reservaba nada para él, valoraba cada cosa, cada aprendizaje y aplaudía tus esfuerzos. Solía ser algo amargado a veces, pero después de todo, nadie podía ser perfecto...

Esa semana transcurrió velozmente, de repente una llamada nos volvió al problema el cual no habíamos resuelto aún

—Jake, ¿cómo estás? ¿Qué novedades tienes?

Yan solo me miró y asintió con la cabeza, no sé qué estaba pasando, su cara tampoco me decía nada.

—Está hecho, David firmó el acuerdo.

—¿En serio? —Di un salto de alegría —pensé que quería que los firmáramos al mismo tiempo…

—Sí bueno, pero ya vez, Tom y Jake vendrán para que tú firmes, el abogado de David es amigo de ellos, así que, bueno… supongo, que tenías razón, tal vez sí tienen palabra, más allá de lo que les pago

Toqué su rostro y sonreí, lo entendía, le costaba mucho confiar en la gente luego de lo que había sucedido

—Entonces, ¿todo terminó?

—Sí Lari, todo terminó por ahora

—Tú en verdad crees que el seguirá…

—Lo conozco, lo has humillado de tal manera que, sin duda, aprovechará toda oportunidad para hundirnos

Miré el reloj, de pronto recordé que debía ir a la oficina, había documentación del proyecto de Malasia que estaba ahí, no quería dejar el trabajo de 2 años de Yan en manos de este par de idiotas.

Salí del departamento y fui directo a la compañía, aún había muchas personas, eso era bueno, al menos el episodio de la vez anterior no se repetiría, de repente, llegué a la oficina y vi la puerta entreabierta, ingresé y vi una cabellera rubia revolviendo mis papeles. Era Clarissa.

—Me encantaría saber quién te dio permiso de entrar aquí —espeté mientras cerraba la puerta

—Hola campesina, no te preocupes, no tienes nada que me interese, en serio… nada —ironizó dándome una sonrisa cínica

—¿Qué estabas haciendo aquí? ¡Contéstame! —me acerqué y la tomé fuertemente del brazo

—Oye, soy una de las dueñas aquí, ando por donde se me place

—La próxima vez que te vea aquí, te sacaré los ojos, ¿te quedó claro perra?, los golpes que le di a David no serán nada en comparación a los que te daré a ti, y créeme, lo haré, no te metas con Yan —le advertí teniendo su rostro a un centímetro del mío

Vi miedo en sus ojos, la verdad no sé cómo se vería mi rostro en ese momento, pero por la reacción de Clarissa, en verdad asustaba

—¿En serio crees que Yannick es un hombre con el que puedas tener una vida? Es insoportable, solo vive para trabajar, la única mujer que amó…

—La única mujer que el ama soy yo, Lara Ramos. No vas a intimarme, formas parte de su pasado y NUNCA vas a regresar a su vida

Ella solo sonrió desafiante

—Eres muy diferente a él, se cansará pronto y buscará a alguien de su misma…

—Puede ser —la interrumpí abruptamente —de lo que sí estoy segura, es que no te buscará a ti. Ahora vete de mi oficina.

La mujer salió rápidamente del lugar, yo tomé todos los papeles y documentos importantes y los guardé en mi bolso.

Cuando estaba a punto de retirarme vi a Marcia aún en su oficina, miré el reloj, era extraño, ella solía retirarse muy temprano…

Me acerqué a saludarla, di un golpe suave en la puerta antes de entrar, la mujer tenía el celular en sus manos, cuando ingresé levantó la mirada.

—¡Lara! Estás aquí, ¿cómo les fue hoy? —preguntó, para luego darse cuenta de una respuesta obvia —Discúlpame Lara, sé que les fue bien, si no, no estarías aquí…

—David aceptó retirar los cargos a condición de que yo retirara la demanda en su contra, quedamos empatados, al menos por ahora.

—Fue idea de Eric ¿verdad?, claro que fue idea de ese chico, siempre fue diabólico, desde pequeñito, bueno, no lo culpo, sé que lo hizo para ayudarlos a ustedes…

—Sí, lo hizo para ayudarnos. Lo lamento, en verdad, sé que David es su hijo…

—No tienes porqué disculparte, lo perdí hace mucho tiempo —agregó con un aire de resignación —me alegro de que las cosas salieran bien para ustedes. Ese David… siempre quiso lo peor para Yan, no entiendo por qué lo odia tanto, y como ha ido incrementando ese sentimiento a lo largo del tiempo, creo que sólo se terminará el día que vea a Yan muerto

—Y usted, ¿nunca habló de esto con él?

—En verdad quisiera, pero es imposible, hay más posibilidades de que te escuche a ti que a mí.

—No lo entiendo, cuando usted me presentó a mi jefe, él no la miró, de hecho, ni siquiera la saludó, como si …

—Me odiara... —me interrumpió completando mi frase —Sabes Lara —agregó mientras volvía a sentarse en su cómodo sillón y cruzaba la pierna —cuando conocí a Frank era igual de hermoso que Yan, me enamoré a primera vista. ¿Alguna vez te ha pasado?

—Mmmmm… sí… me sucedió una vez…

—Siempre me gustaron los hombres jóvenes, cuando el tiempo comenzó a pasar, ya no encontré a Frank tan atractivo, lo amaba ¿entiendes?... pero sexualmente … ya no me satisfacía…, me sentía muy mal, ya no me atraía como lo hacía antes y entonces... comencé a contratar scorts.

Mis ojos parecían querer salirse, no podía creer que esta mujer hablara de esto, conmigo, ni siquiera me conocía lo suficiente:

—A ver si entiendo, usted nunca habló con su marido sobre lo que le pasaba como pareja, pero, entonces, ¿decidió contratar hombres jóvenes y acostarse con ellos?

Marcia me miró entristecida, se levantó de su silla y se afirmó en la ventana cruzada de brazos.

—Lara, te voy a pedir que no me juzgues, créeme he pagado muy caro cada error que he cometido en mi vida.

—Muy bien —señalé, tratando de alivianar mi garganta —la escucho…

—Muchachos iban y venían de mi casa, Frank viajaba constantemente por negocios y mis hijos pasaban más tiempo en casa de sus amigos que conmigo, eso me daba tiempo y espacio para hacer lo que quisiera, no tenía vergüenza, me revolcaba con ellos a todas horas, todos los días, era como una adicción.

Hizo una pausa, sus palabras comenzaron a entrecortarse:

—Un día estando todos en casa, Frank nos propuso acompañarlo a las Maldivas, los niños estaban felices, jamás pasaban mucho tiempo con su papá así que la respuesta era obvia, iríamos. Estando allí, seguí haciendo lo mismo, y aprovechaba los momentos en que los niños salían con su padre para acostarme con alguno de los empleados del hotel, en uno de esos encuentros, la situación se salió de control y demoramos más de la cuenta…

Entonces Frank regresó con los niños y me encontraron en la cama con un desconocido. El chico salió corriendo de la habitación, yo solo atiné a taparme el rostro con la sábana. ¿Qué les iba a decir?, mi esposo solo mandó a los pequeños a que fueran a su habitación a lo cual, ellos accedieron en silencio.

Frank se enfocó en mí, no fue una mirada de odio, sino más bien llena de decepción, “eras el amor de mi vida Marcia, nunca olvides eso…” —esas fueron sus últimas palabras

Me costaba seguir escuchando, tenía un nudo en el pecho y miles de lágrimas a punto de salir, todo lo que me habían contado era verdad, el hombre se suicidó por su culpa…

—¿Cómo puede dormir de noche después de lo que hizo? Él se suicidó ¿verdad? —la rabia inundó todo mi cuerpo

—Jamás tuve una discusión con Frank, era un hombre maravilloso, nunca se lo dije, pero el… también fue el amor de mi vida… y cambiaría todo, daría hasta lo impensable para que las cosas no hubieran terminado así…

Mi engaño lo afectó tanto, nada le importó en ese momento, solo salió al balcón y se arrojó a la piscina desde allí, no pude detenerlo, no pude Lara… no pude

La mujer lloraba desconsoladamente, no encontraba palabras, el dolor estaba en la superficie, manifiesto, como el primer día.

—Perdí todo aquel día, mi esposo, mis hijos, mis amigos, todo, me quedé con nada, sólo dolor y un gran remordimiento que me acompaña cada día desde que me levanto hasta que cierro mis ojos.

Al verla llorar de esa forma, totalmente desgarrada no dije una palabra más… sólo salí de la oficina y fui a mi departamento, nada saldría de mi boca en ese instante ¿cómo podría?

Comencé a pensar lo que David, Yan y Talissa debieron de haber sentido, ver a su madre con otro, el suicidio de su papá, todo aquel resentimiento guardado por años aún no podía creer cómo hicieron para sobrevivir a todo aquello.

Me daba lugar para entender aún más la enfermedad de Yannick, aquellos facilitadores de la enfermedad, tenía razón, la muerte de su hija sólo había sido la gota que rebalsó el vaso.

Esa noche prácticamente no dormí pensando en lo que había ocurrido. Estaba frente a un gran desafío que, a pesar de mi amor y mi voluntad no iba a poder llevar adelante sola. Yan necesitaba ayuda profesional, debía volver a ver a su terapeuta.

Eran las 4 de la madrugada y el sonido del celular me puso alerta, era Yan, atendí rápidamente…

—Amor, qué sucede, ¿estás bien? —el corazón se quería salir de mi pecho

—Lara… es mi madre… ne..necesito pedirte un favor —su voz se entrecortaba

—¿Qué necesitas? Dime…

—Mi madre está en el hospital… ella, intentó suicidarse esta noche, necesito que vayas a verla y me digas como está, sabes que yo… no puedo hacerlo.

El mundo se había derrumbado sobre mí una vez más. Esa maldita mujer…

—No te preocupes, estaré allí en un minuto

Me vestí en un segundo y salí corriendo del departamento, tomé un Uber y llegué al Hospital en 10 minutos. Vi a David y Clarissa en la sala de espera, ví preocupación en el rostro del hombre, era la primera vez que lo veía luego de la denuncia

—Hola, ¿dónde está Marcia? —pregunté a ambos, Clarissa se giró y me dio la espalda para no responderme, David con una mirada triste me contestó de inmediato.

—Lara… aún no sabemos nada…

En ese momento el médico apareció y nos explicó la situación, aunque después de la conversación de anoche, esto era bastante previsible

—Hemos podido normalizarla, sufrió una intoxicación con sedantes, afortunadamente la trajeron a tiempo, denle unos minutos y podrán pasar a verla. Recomiendo que la dejen descansar, no le hagan preguntas

—Bueno, en ese caso, no se preocupe, nosotros no pasaremos, si hay alguna novedad por favor llámenos —el rostro de David había cambiado, había vuelto a ser el de siempre

Por mi parte, decidí quedarme con ella, el médico me permitió ingresar, a pesar de no ser un familiar. Allí estaba en esa cama, libre de maquillaje, tan frágil, no se parecía en nada a la imponente mujer que conocía y que me había deslumbrado completamente con su personalidad y su belleza.

—Lara, estás aquí... —sus ojos estaban entreabiertos

—Sí Sra. Yan me pidió que viniera a verla, estaba muy preocupado, David y Clarissa también vinieron

—Soy una inútil, ni siquiera sirvo para suicidarme —la mujer miraba el techo tratando de contener las lágrimas

—No lo haga, no sea cobarde —la reprendí apretando su mano

Ella tomó mi mano muy fuerte, decidí no soltarla.

—¿Te quedarás?

—Sí, me quedaré con usted…

—Lo amas ¿verdad?

La pregunta me dejó perpleja, ¿cómo carajo sabía de nosotros?

—No sé de qué está hablando… —traté de negar lo obvio cuando el rubor se ensanchaba por toda mi cara

Ir a la siguiente página

Report Page