La Habana

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La inundación de citas o un nuevo rico

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La inundación de citas o un nuevo rico

Revuela por las librerías el monstruo de peticiones librescas. Furia en la devoración de índices y títulos, no desea penetrar por sucesiones de capítulos ni por dinastías de desarrollos conceptuales. Es siempre un lector de improvisación, un mal lector, un nuevo rico en la curiosidad y el señorío sobre las horas. Compra a altos precios los números atrasados de la Revista de Occidente y desconoce presuntuosamente Alicia en el país de las maravillas. Sube las escaleras de los índices y lo más detonante en la exposición de cualquier idea. Las matemáticas barrocas, el Palacio Sargón y las salas hipóstilas de los templos de la IV dinastía, son los temas sobre los que se precipitan con grandes rugidos y mascando grandes ananás. Cree que la cultura surge de lo tremendazo y asombroso, de lo sorpresivo y temerario. Con motivo de la bolsa negra, recordará los precios de los víveres durante la retirada de Ney en Rusia. Hará un cuento de cuatro páginas con el tema de las mediciones craneométricas de las tribus minoicas. Si alguien humildemente declara que hoy ha perdido su tiempo, el otro declarará que con el concepto del tiempo puntiforme, adquirido por los físicos de las dimensiones plurales, podrá readquirirlo y continuar deslizándose.

Terror de las tardes eglógicas de los libreros, su víctima es el desenvuelto parroquiano de las librerías, que tiene que soportar aquella inundación de citas, frenesí, profesía, errancia y desfile de una suntuosa colección de taladros y alfileres de tortura.

Existen las víctimas de la alta cultura, como existen las víctimas de la novela policiaca. Así como este último tipo de lectores llega a creerse perseguido, salta de la cama al percibir los ruidos de los roedores y se vuelve sutil ante el alfiler de criandera perdido por una amiga, de la misma manera estas desdichadas víctimas de la alta cultura sucumben ante la cita en arameo-asirio, en copto o en sánscrito antiguo, el cálculo vectorial que resuelve de una manera fulgurante la regla de tres que tiene que llevar a la escuela su sobrino favorito, y en general aquellos temas que son asombro de los tiempos actuales, pasmo y frenesí de los días que nos acompañan.

19 de nov. de 1949

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