La Habana

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Revuela un diminutivo o el plus pascual

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Revuela un diminutivo o el plus pascual

Gloria difícil la de los diminutivos. Lentos filólogos saborean su donoso empleo. Ramón Menéndez Pidal, ha sorprendido los momentos en la evolución de la prosa castellana en que se ha empleado con gracia, y es en algunos místicos mayores, quizás en el mayor de todos, donde sitúa su propiedad y gracias por lo alto. Agüita, delicioso diminutivo caro al idioma teresiano. Corría también por las tabernas de Escocia, entre ginebradas y laguerinas, refiriéndose “al bueno de Arturo”, llamando nada menos que al rey bueno. Chesterton, en algunas de sus páginas de fuerte jarrete, nos dice cómo el inglés medio, no obstante su imperio y su cejijunta sentencia poé tica, decía Ruddy Kipling, aludiendo al poeta cantor de la caballería india con tenientuelos ingleses; pero cómo no oyó nunca decir Willy Yeats, para nombrar al poeta de las leyendas irlandesas, de las cábalas populares, de los juegos con aparecidos, entre su vaso de Jim y sus apagados ronquidos.

Ahora entre nosotros, en estos días de pinta y jubileo, salta otro diminutivo “Arturito”, es nombre que se ha hecho rápidamente popular, entre las alabanzas y las campanadas de un final de año. Una ley que se aduna a los cariños, a los amistosos requiebros pascuales, salta un nombre, revuela un diminutivo, levanta al criollo manejando su estilo de palmadas y abrazalotodo. Ley que se hace titánicamente popular impulsada por su diminutivo y por las saltantes promesas que levanta. Ley por la que el empleado en el mes pascual se corona de una sabrosa cornucopia. En hogares limitados por entradas y cheques fijos, en épocas de desorbitamiento económico, reclaman un puesto más alegre y ancho en el mes clásico del revuelo bailable y de la moneda en bicicleta. El turrón, esa culminación, junto con el álgebra, de la cultura árabe (miel y almendras en equilibradas ecuaciones) gracias a la benevolencia de esa Ley Arturito, podrá ser saboreado en extenso modo por el empleado público, llevado en años anteriores a melancolizar un turrón donde la almendra ha sido reemplazada dolorosamente por el maní y la miel de abejas andaluzas por jenjibre y sirope cristalizado.

2 de dic. de 1949

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