Kris

Kris


Capítulo 3

Página 5 de 27

Capítulo 3

Alejandro

—No importa lo que tengas que decir, la situación es la siguiente —repito al interlocutor y bajo el tono de voz para que nadie me escuche.

Le escucho suspirar resignado: —No estoy de acuerdo con tus decisiones, pero si eso es lo que quieres ... —Se queda en silencio durante unos segundos y luego continúa—: Pasaré tiempo con Iván Volkov, lograré engatusarlo, pero no estoy segura de que tu plan funcione.

Odio cuando la gente cuestiona cosas sin saber. Pasé meses planificando todo, no hay márgenes de error y nada puede impedirme llegar al final.

—Toma tu dinero y ejecuta las órdenes sin discutir, Tania.

La mujer que contraté para infiltrarse en la vida de Iván Volkov resultó ser útil y profesional, el problema es que el miedo devora a la gente y ha entendido lo grave que es la situación en la que se encuentra.

Estamos en una disputa, no podemos permitirnos errores y si a ella le importa vivir, hará exactamente lo que le digo, es demasiado tarde para volver atrás.

—En el momento en que entres en su vida, elimina cualquier evidencia que pueda vincularte conmigo.

—Alejandro ... —suspira—. No creo que esto termine bien.

Entro en mi habitación de hotel y cierro la puerta: —Lo sé, pero eso no te interesa. Se te paga generosamente por cumplir órdenes y no por preocuparte por mí.

¡Nadie se preocupa por mí!

—Está bien. Encontraré una manera de comunicarme en cuanto tenga noticias —su voz suena resignada—. Adiós.

 

Termino la llamada y tiro el teléfono a la cama. Si no fuera buena en su trabajo, habría suspendido su encargo, pero ahora ya no puede actuar diferente, tiene que terminar su parte.

La noche que se sentó junto a Volkov, le hizo comprender que estaba interesada en algo más y a él no le pareció mal.

Lástima que no le presté mucha atención porque una muchachita me distrajo.

Iván es básicamente mi peón y no sé cuál será su reacción cuando se dé cuenta de que está atrapado en su propia red. Cuando la codicia te lleva a razonar sin criterio, acabas encontrándote sin nada.

En la última reunión le prometí a Carlos que me ocuparía de él, pero han pasado meses desde aquel día y la situación ahora es diferente. No he hablado más con mi familia y no puedo negar que me buscaron. Supongo que la noticia de mi identidad ha dejado clara mi posición, pero nada puede cambiar quién soy y qué pasará.

Las cartas sobre la mesa han cambiado, el equilibrio es precario y una ligera brisa es suficiente para acabar en una guerra por el poder.

La astucia es una habilidad que Carlos conoce bien, pero no lo suficiente para lo que tengo reservado para él.

Un día tocaré a su puerta como Alejandro De La Rosa, pero hoy no es ese día. Necesito tiempo, primero tengo que solucionar asuntos con Iván Volkov, volveré a Cuba más fuerte y luego… nadie podrá detenerme. Tomaré lo que es mío, consciente de que puedo tener el mundo a mis pies, pero no puedo tener el corazón de la única mujer que amo… Kasandra.

Eligió a Adrián, a pesar de todo. Eligió a un extraño antes que a la persona que le era conocida y quien la había acompañado toda la vida. ¿Cómo era posible que prefiriera a ese tonto antes que a mí? Estuve cerca de ella, la escuché, esperé e hice todo por ella, pero al final no sirvió para conseguirla. Nunca amará a alguien como yo.

Al saber que estaba esperando un hijo, me despedí de ella junto con mi corazón, que siempre será suyo.

¡Un hijo, carajo!

 

Mi sueño se ha convertido en mi peor pesadilla. Quería una vida con ella, una familia y Kasandra ha tenido todo eso, pero no conmigo.

Suspiro. La frustración y el vacío que se abre como un agujero en el corazón me asusta, me debilita.

El amor no debería existir, porque que la intensidad de alegría y dolor amenazan con aniquilarme.

Quisiera borrar mi memoria, desearía poder olvidarme de ella, de su bebé ... y del imbécil que se llevó lo que esperaba que algún día me perteneciera.

Hoy soy el amo de mi mundo y nadie puede controlar mi corazón o mi vida. Durante demasiados años me he estado escondiendo a la sombra de otro y ahora quiero mostrarles a todos el resultado del tiempo que pasé entre la mentira y la manipulación. Si esto me hará sentir satisfecho, no lo sé, pero es el único objetivo que me queda.

Alguien llama a la puerta y me avisa que hay correo para mí. Voy a abrir la puerta y un niño sostiene un sobre en la mano y me habla en checo: — Pro ni.

Alzo las cejas con sorpresa y tomo la correspondencia regresando a la habitación. Intrigado, miro dentro y encuentro una moneda que deslizo en la palma de mi mano. Observo el objeto dándole vueltas entre mis dedos. En una de las caras, está grabada la catedral con las palabras “Praha”. Doy la vuelta a la moneda del otro lado, donde hay una L, toco la letra en relieve y leo la dirección grabada a su alrededor: Café Louvre, Národnì 22 Praga. Juego con la moneda entre mis dedos y miro dentro del sobre. Contiene una nota escrita con elegante letra.

 

Mañana a las 09:00.

Cita para conocerse mejor antes de terminar en la cama. No faltes porque me vería obligada a buscarte ...

Lya

 

Sonrío sacudiendo mi cabeza. La muchachita es increíble, pero no tengo tiempo para estos juegos. No me quedaré el tiempo suficiente y esperaba que pudiera divertirme un poco con ella esta noche, pero aparentemente la señorita quiere hacerse la dura.

Mañana por la mañana sabrá la clase de hombre que soy y de que si quiere divertirse, no debe hacer jueguecitos. Tienes que ser decisivo, saber lo que quieres y conseguirlo. Obviamente tiene un carácter fuerte, pero no tan fuerte como el mío.

Quién sabe si en otras circunstancias podría enfrentarse a mí o si cedería a la siguiente provocación.

Me meto la moneda en el bolsillo de la chaqueta y descubro que todavía estoy sonriendo. En efecto, esta chica es un soplo de aire fresco, tiene un carácter picante y ha logrado llamar mi atención. No me pasaba desde hacía mucho tiempo que una mujer se me resistiera. Por lo general, no tengo que preguntar dos veces, pero Lya no sabe quién soy, no está fascinada por mi poder o mi fama política. No sabe nada de mí y eso es bueno.

Crecí sabiendo que un día mi vida cambiaría para siempre, pero durante años me he dado muchos caprichos. ¡Carajo! Tomar decisiones no es fácil, a veces tienes que sacrificar lo que amas por lo que es correcto. La justicia y el amor no van de la mano. Amaba a Kasi, pero no era justo, porque sabía que ella nunca sería mía. Pero cuando hice lo correcto, eso de alejarme para permitirle tener su historia con el hombre que amaba, he muerto por dentro.

Qué mal negocio el amor. Duele más que un tiro en el pecho. El sentimiento permanece para siempre, en cambio, la bala se puede sacar y puedes sanar. ¿Hay un corazón roto que se haya curado? ¡No, todas son mentiras! Aquellos que dicen lo contrario, se mienten a sí mismos. Siempre seguirá siendo un corazón roto, incluso si juntas las piezas, incluso si encuentras a alguien más a quien crees que amas, ese corazón siempre pertenecerá a quien lo rompió. Te arrastras patéticamente y ya no encuentras el camino a casa, te debilitas, te lames las heridas, te enojas contigo mismo, porque además del dolor también está la frustración y al final juras que nunca permitirás que nadie te hiera.

Carlos tenía razón en una cosa, si no aprendes a amarte y respetarte a ti mismo, nunca podrás ser para el otro, alguien a quien amar.

Suena el teléfono y miro la pantalla parpadeante que indica el nombre de Iván .

—¡Volkov!

—Mi pedido está retrasado —comenta con dureza—. ¿Problemas con la aduana?

Suspiro. —¡Ningún problema! Mis hombres bloquearon la última entrega de Carlos quitándole la carga —respondo mientras me acerco a la ventana. Muevo la cortina con los dedos y miro la Plaza de la Ciudad Vieja iluminada por farolas—. No tiene pruebas de que fuimos nosotros, pero recibió un mensaje claro que despeja cualquier duda.

Sólo queda una última carga destinada a él y es la de los mexicanos. Cuando pensé que tenía todo bajo control, Carlos cambió el punto de encuentro y nadie tiene idea dónde se llevará a cabo. Ni siquiera le dijo a Víctor, extraño, pero estoy seguro de que Adrián, su fiel piloto, lo sabe.

—Los compradores quieren las piedras durante la semana que viene —especifica Iván, mientras de fondo escucho la risa de una mujer—. Alejandro, ¿tengo tu palabra de que la entrega llegará a tiempo?

—Siempre cumplo mis promesas , deberías saberlo —contesto.

—¿Por qué no te unes a nosotros? Esta noche puedes hacer excelentes compras en el club nocturno.

—No me gusta ese tipo de compras —digo disgustado.

En el sótano de Desiré tiene lugar una de las actividades más rentables, después de la drogas, la venta de chicas del Este. No son las negociaciones que me interesan, no encajan mucho en mis planes, pero para Iván Volkov son como un reclamo, no puede prescindir de ellas. Comprar una mujer y convertirla en su esclava lo excita hasta el punto de gastar millones de dólares y no quiero pensar en lo que pasa después, porque su negocio en Rusia también se extiende a ese tipo de mercado.

—Te llamaré cuando tenga tu carga —concluyo antes de cerrar la llamada. Esta noche ya no quiero saber de nadie, sólo quiero alejarme del mundo y permanecer en silencio con la mente clara.

Demasiada información en poco tiempo me puede hacer explotar y por mucho que intento mantener el control, a veces quiero gritar y acabar con todo.

Cierro los ojos por un momento, saboreando el silencio y la quietud, consciente de que tiene un tiempo limitado. Ahora puedo dejar de ser fuerte, concentrado y frío. Ahora, en esta sala, puedo ser yo mismo, porque nadie puede mirarme, nadie puede juzgarme y nadie puede aprovechar mis debilidades. Me quito la ropa, lo que representa. Coloco tranquilamente las prendas en el sillón asegurándome de que no se arruguen, porque me encanta el orden y la precisión.

Metódico, desapegado, calculador ...

Hubo un tiempo en que creí que podía ser un hombre mejor, que podría cambiar el mundo, pero luego descubrí que mi vida está construida sobre cimientos frágiles que estaban a punto de colapsar y por eso tuve que tomar una decisión y es que no había más reglas para este tipo de masacre. Así tiene que ser, yo no lo elegí, sino el instinto de supervivencia que te lleva a hacer cosas locas e inconcebibles. Sé que no hay lugar para sentimientos de culpa, pero a veces la noto en un espacio remoto de mi corazón.

Una vez fui yo, sólo un hombre, hoy soy todo lo que odio.

Completamente desnudo, entro al baño y abro el agua caliente de la ducha y regreso a la habitación. Con calma, saco de la maleta un viejo tomo de “Crimen y castigo”, lo compré en una subasta, lo quería a toda costa y gasté mucho dinero, pero vale la pena.

Es un libro que une mi pasado, mi presente y mi futuro.

Cuando tenía ocho años, el director del orfanato me dejó elegir algo para leer. Tenía una estantería en su despacho y cada vez que me llamaba para una entrevista, me distraía mirando aquellos volúmenes que cubrían las estanterías. Ahora que lo pienso, aquel día elegí un libro, curioso que fuera “Crimen y castigo”. En ese momento no pude entender el significado de las frases escritas en las páginas de Dostoievski, pero a lo largo de los años, creciendo dentro de los muros de aquel lugar, comencé a labrarme un espacio propio, alimentando la soledad, alentando reflexiones y renunciando a las palabras. Parecía encontrar mis tormentos, mis pensamientos más ocultos entre las líneas de la novela. Cada vez que leía las frases del libro pensaba en Kasandra y lo que le estaba pasando.

¿Cómo podría protegerla del malvado ogro si era más fuerte que nosotros?

Yo era un niño, nunca hubiera podido luchar contra un hombre adulto. A veces la desesperación te lleva a descubrir aspectos de ti mismo que no sabías que existieran y cuando una noche escuché llorar a Kasandra en la habitación de al lado, tomé mi libro, fui al baño lleno de ira, me encerré y abrí la ducha para no escuchar el insoportable grito que desgarraba mi corazón. Estaba enojado con ese hombre y conmigo mismo por no poder protegerla. Estuve encerrado allí sólo por no sé cuánto tiempo, el sonido del agua ahogando cualquier otro eco y me pareció que en ese momento todo había terminado.

Con el libro en la mano, entro al baño, tomo una de las toallas dobladas sobre el taburete y la extiendo en el piso a pie de la pared. Me siento en el suelo, apoyándome en la suave tela, mientras en la ducha el líquido caliente sigue fluyendo y el vapor comienza a invadir el ambiente.

Suspiro con la cabeza apoyada en las baldosas y cierro los ojos escuchando el sonido constante del agua. No puedo explicar por qué, pero es un momento para mí, donde nadie puede verme y consigo quitarme cualquier máscara y ser yo mismo.

Sólo soy un hombre que ha decidido convertirse en lo que es correcto y no en lo que le gustaría.

Soy un hombre que ya no puede sentir bonitas sensaciones y que se niega a sentirlas.

 

Soy el tipo de hombre que nadie quiere tener en su vida.

Hojeo las páginas del libro que huelen a viejo, llego al punto donde me detuve ayer y leo, aunque ya me lo sé de memoria.

“Todos nosotros, muy a menudo, somos casi iguales a los locos, pero hay una pequeña diferencia: los “enfermos” son un poco más locos que nosotros, así que aquí tenemos que trazar una línea, pero de personas perfectamente equilibradas, en verdad, casi que no hay; de varias decenas y tal vez incluso de varios cientos de miles, se puede encontrar uno y además, estos especímenes no prueban mucho.”

Probablemente soy un loco, pero en mi locura estoy bien, porque tiene sentido y no me siento perdido. Llevo una carga pesada sobre mis hombros, una responsabilidad que un sólo hombre no puede soportar y a veces, me pregunto si condenarme a mí mismo es la única opción.

Con los hombros encorvados, el libro en mis manos, completamente desarmado, continúo leyendo con el sonido de fondo del agua corriendo en la ducha y el vapor haciendo que la habitación sea más acogedora. Estoy a salvo conmigo mismo, el mundo es cruel y me obliga a hacer cosas crueles. Un día pagaré muy caro mis decisiones, es una de las pocas certezas que tengo y acepto lo que vendrá, sabiendo que seré el único capaz de ponerle fin a todo.

20 años antes

Me estremezco acurrucado en el suelo, esperando a que el aire se vuelva más cálido. Cierro los ojos con fuerza y me tapo los oídos. Basta ya, no quiero oír aquel llanto, me duele demasiado. El agua entra en la ducha, hace mucho ruido, pero no lo suficiente como para poder tapar los sollozos de Kasandra. Me gustaría secar esas lágrimas, decirle que todo saldrá bien y prometerle que la protegeré, pero sería un mentiroso, porque nadie puede protegerla de lo que ha sufrido. Carlos prometió que nos sacaría de este lugar, dijo que volvería pronto por nosotros, pero hasta ese día tenemos que sobrevivir. Ella me tiene a mí, soy su hermano, pero me siento confuso, porque tengo un sentimiento diferente, pues me gustaría tenerla entre mis brazos, me gustaría besarla, me gustaría que fuera mía y de nadie más. Pero no puedo, somos una familia y por eso tengo que actuar como un hermano mayor, cuidarla y estar con ella para siempre.

Agarro el libro que traigo conmigo y apoyo la espalda contra las baldosas ahora húmedas y resbaladizas. Me gusta encerrarme aquí, aislarme del mundo, no pensar en lo que pasa a mi alrededor y no escuchar nada más que el sonido del agua.

Respiro. Hojeo las páginas, leo de aquel amor atormentado, de aquella existencia vivida entre lamentos.

Mi crimen es amar a una chica que me llama hermano.

Mi castigo es verla sufrir y no poder hacer nada para ayudarla.

Me siento impotente, inútil; cuánto me gustaría romper todo para sacarla de aquí y decirle que la protegeré para siempre, que por ella estoy dispuesto a morir.

Respiro.

Espero.

El corazón sigue latiendo con fuerza en el pecho.

No puedo ayudarla si no soy fuerte, si no puedo controlar mis emociones.

Me encojo de hombros bruscamente, estoy enojado conmigo mismo y me convenzo de que tengo una opción, de que puedo controlar mi cuerpo y mi mente.

¡Todo está bien! Estoy en mi propio lugar, donde sólo yo existo y estoy a salvo. No hay dolor, no hay crueldad, no hay nada más que mi persona y el silencio.

Puedo ser quien quiero, sólo tengo que elegir quien soy.

Ir a la siguiente página

Report Page