Katerina

Katerina


París, 1992

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Nos acercamos. Pasamos la noche bebiendo y riendo y bebiendo con las cuatro chicas americanas, que están estudiando en Londres y han venido a Múnich por la misma razón que nosotros. Vamos cambiando de carpa en un momento dado empezamos a beber Jägermeister con la cerveza, al poco sigue la oscuridad y el olvido, la oscuridad y el olvido. Lo siguiente que recuerdo es despertarme en el tren cuando entra en la Gare de l’Est de París. Apesto, mis lederhosen apestan a cerveza y vómito, me martillea la cabeza, tengo náuseas y temblores. Greg y Kevin no se encuentran mucho mejor.

Tres locos borrachos y tontos. Aunque para ellos es solo una experiencia ocasional, y para mí es la única que vivo. Volvemos al apartamento Louis no está. Me acuesto me bebo media botella de vino para poder dormir, cierro los ojos, me despierto veinticuatro horas después temblando corro al lavabo y vomito. Bilis y sangre. Una y otra y otra vez. Me duelen los riñones, literalmente, me duele la cabeza, tengo la boca seca, la visión borrosa, mis pensamientos giran giraron girando girados. Bebo toda el agua que puedo directamente del grifo del lavabo, me refresco la cara, me froto los brazos con agua fría la dejo gotear de la punta de los dedos. Bebo un poco más. Vuelvo a la habitación Kevin y Greg se han marchado. Hay una nota en el suelo junto a la cama. Dice:

Visita épica. Duérmela y vuelve al ataque. Y llama cuando vuelvas a Estados Unidos. Nos vemos. Kevin y Greg.

Me meto de nuevo en la cama y aunque no quiero hacerlo, y hacerlo hará que me odie y quiera morirme, sé que la única manera de volver a dormirme es beber. Me bebo lo que queda de la botella de vino de un par de tragos largos. Un escalofrío me recorre la espalda, de inmediato me arde el estómago. Pero el resto de mí se serena y lo agradece, gracias, gracias por darnos lo que necesitamos, gracias.

Cierro los ojos.

Me tapo la cabeza con las sábanas.

Me enrosco en posición fetal.

Respiro.

Respiro.

Respiro.

Espero a que el corazón se ralentice las manos dejen de temblar los pensamientos amainen.

Ojos cerrados tapado calma fetal.

Me odio.

Estoy enfermo.

Me odio.

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