Julia

Julia


INTRODUCCIÓN

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INTRODUCCIÓN

Actualmente, la ciudad de Londres se alza sobre los restos de otras ciudades, otros Londres, en su día tan fascinantes y cosmopolitas como la capital que conocemos hoy. Se podría decir que bajo la metrópoli yacen no sólo las calles, edificios y utensilios de otras épocas, sino también sus gentes: los restos de otros londinenses, como si toda la ciudad fuese una casa encantada.

Londres fue fundada por los romanos con el nombre de Londinium Augusta alrededor del año 50 a.C. Muy pronto, la ciudad se convirtió en la más próspera de la provincia de Britania (o Britannia), gracias a las posibilidades que ofrecía el Támesis como río navegable; allí florecieron comerciantes de todo tipo que supieron aprovecharlas: se construyeron viviendas, edificios de administración y un puerto fluvial.

Algunos elementos del Londres romano (Londinium) son visibles hoy en día; otros yacen enterrados bajo compactos estratos, fruto de 2.000 años de civilización. Para sacarlos a la luz, los arqueólogos han de excavar aproximadamente seis metros bajo el nivel de la ciudad moderna, a través del Londres de los Tudor y de la ciudad medieval.

En una excavación arqueológica, además de estudiar la arquitectura, el trazado urbano y los utensilios, se presta una atención especial a los restos humanos. Existe un grupo de investigadores expertos que son los que llevan a cabo esta última labor de vital importancia: los antropólogos. Estos científicos examinan y comparan dichos restos con muestras de gente actual. De esta manera obtienen valiosas conclusiones acerca de la dieta, costumbres y formas de entender la vida de otras épocas que, en muchos casos, resultan sorprendentes.

En marzo de 1999, se descubrió un monumento funerario cerca de Spitalfields perteneciente al siglo IV d.C. Este hallazgo despertó un gran interés entre el público. En la tumba reposaban los restos de una patricia, a juzgar por la opulencia de sus enseres, muerta en plena juventud.

Casi se podría afirmar que los restos hallados en dicha tumba recibieron honores dignos de un monarca extranjero que visitase Gran Bretaña; cientos de ciudadanos hicieron cola para contemplarlos y la BBC emitió un magnífico documental titulado Nuestros ancestros, donde se utilizaron las últimas técnicas de investigación forense; el resultado no pudo ser mejor: todos pudimos ver cuál era su aspecto real. Los adelantos científicos nos acercaron como nunca a nuestro pasado, a nuestras raíces.

Pero la ciencia no puede desvelarlo todo; por muchos datos que podamos aportar acerca de la alimentación, joyas, vestimenta y ofrendas funerarias que acompañaron a esta joven patricia, muerta en la flor de la vida, todavía quedarán muchos puntos oscuros de su vida que nunca conoceremos.

Basándose en los datos obtenidos en la mencionada tumba y en otros conseguidos posteriormente, Willian Napier ha escrito esta interesantísima obra donde relata la vida de una joven patricia llamada Julia.

El resto, como se suele decir, es historia.

Jenny Hall.

Directora del Departamento de Historia Antigua del Museo de Londres.

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