Joy
1975 » Capítulo 36. Junio 19, jueves
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Junio 19, jueves
Martín Labrador y su mujer son una pareja de guajiros muy serios. Los niños también, muy calladitos y respetuosos. Hasta Rocambole, el perro de Martín, es un perro serio, reservado. Martín nunca tuvo perros alardosos, bocones; y perras no quería porque le llenaban la casa de cría y después, ¡Ave María!, qué pena le daba desprenderse de los animalitos. La última perra que crio, tuvo que regalarla porque vivía preñada. Martín no sabía por qué, pero el cura de Santiago de las Vegas la llamaba Popea, y le quedó el nombre. Y de todos los hijos de Popea, Martín se quedó solo con Rocambole. Y a Rocambole el nombre se lo había puesto su hijo mayor, que lo leyera en una novela. Pero fuera como fuera la Popea, la verdad era que Rocambole era el perro más serio que había tenido Martín Labrador. ¡Nunca ladraba por gusto! Cuando Rocambole alborotaba tanto usté podía tener la seguridá que algo pasaba. Sí, señor. Y ya se había desgañitado un par de veces al pasar por un bajío que hace la cuneta de la carretera antes de llegar a la finca La Renée. Hundía el hocico en la tierra, escarbaba con las manos y ladraba como un diablo. La segunda vez que lo hizo, Martín Labrador viró en la carreta con la yegua al trote, y en el pueblo cargó un pico y una pala que se llevó a la cuneta. Quería saber qué rayos le jodía tanto la vida a un animalito tan pacífico.