Joy
1975 » Capítulo 41. Junio 21, sábado
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Junio 21, sábado
Denis terminó de recortar el anuncio del Miami Herald y volvió a leer el texto: «La Homestead Citrus Inc. llama a los interesados en ofrecer presupuestos por la venta e instalación de ciento dieciséis intercomunicadores en los edificios de la compañía, a presentar sus cotizaciones antes del día 26 de junio del corriente año, en nuestras oficinas de la localidad de Homestead, o en el correo central de Miami, P. O. Box 3425. Para cualquier información adicional, llamar a los teléfonos 53622/3/4/5».
Denis se dirigió al buró de Fred Erwin, su hombre de confianza en el negocio, y le pidió que le preparara una factura proforma, con los precios de costo de ciento dieciséis intercomunicadores General Electric, sin incluir recargo alguno ni costos por conceptos de instalación. Fred Erwin pensó que el señor Woods se había enloquecido. ¿El señor Woods planeaba vender e instalar aquellos aparatos sin ganar un centavo? ¡No, hombre no! Denis no era tan tonto. Lo que ocurría, Fred, era que Denis sabía de buena fuente, que la Homestead Citrus proyectaba rehacer dentro de un par de semanas, la totalidad de sus instalaciones eléctricas, y él quería aprovechar esta oportunidad para dejar una buena impresión y acreditarse ante la firma para cuando llegara el negocio gordo. ¿Y Mr. Woods no creía que aquello era un tanto arriesgado? ¿Por qué arriesgado, Fred? Denis, como minorista, tendría de todos modos que sacrificar sus ganancias, para competir con los grandes, incluso con la propia agencia de la General Electric en la Florida. Siendo realista, lo más que se podía ganar en el negocio de los intercomunicadores eran doscientos o trescientos dólares. ¿No era así, Fred? Indeed, sir. Okey, pues Denis prefería incluso perder doscientos o incluso quinientos dólares, pero hacerles un excelente trabajo, right?, darles un buen servicio y quedarse con las puertas abiertas para ganar diez mil dólares unos meses después. ¿Acaso no valía la pena correr aquel riesgo? En realidad, Fred tenía que reconocer que la idea no era mala, Mr. Woods… By all means!