Joy
1975 » Capítulo 59. Julio 1ro., martes
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Julio 1ro., martes
No, sir, desde 1970 nadie se ha desbarrancado en Devil’s Horn. Sí, segurísimo. Yo vivo aquí desde que abrí el motel en 1955. Antes sí eran muy frecuentes los accidentes, pero desde que hicieron los trabajos de drenaje en la curva… Sí, drenaje, señora. Antes, en esta parte de la carretera que se ve allá junto a la curva, salía una sustancia jabonosa y los carros, aun cuando vinieran venían bien despacio, resbalaban sobre ella. La cosa era tan peligrosa que desde dos kilómetros antes se ponían varios avisos para los choferes, y en esa parte, solo se permitían veinte millas por hora. That’s right, sir. Ya lo creo, terrible. Desde el 55 hasta el 70 yo he visto no menos de treinta accidentes. Nunca faltaba algún imprudente que corría a pesar de los avisos. Aquello se estaba convirtiendo ya en una atracción turística para el motel. Había gente que se instalaba en aquellos bungalows altos… De verdad, ma’am, de verdad, como se lo estoy diciendo… Se instalaban en la falda de la colina para ver cómo resbalaban los carros. Desde luego, no siempre se caían, pero a veces algunos que llegaban despacio, daban una vuelta en redondo, de tan resbalosa que estaba la carretera. Mi mujer me decía a veces que debíamos organizar bien la cosa y poner anuncios en los periódicos sobre los grandes accidentes de Devil’s Horn, con estadísticas y todo, para que la gente se embullara y viniera a buscar emociones fuertes. «Thrilling accidents in Devil’s Horn. ¡No se pierda el próximo! El Motel del Diablo siempre le reserva un bonito accidente para sus vacaciones». ¿Cómo dice el señor? ¿La Dirección de Tránsito Público? Bueno, esto corresponde al condado de Perrine y las oficinas están allí, pero le aseguro que no necesita ir a ninguna parte. Les estoy diciendo the truth, and nothing but the truth: desde el 70 nadie se ha matado en Devil’s Horn; y si lo dudan, my dear lady and gentleman, les apuesto mi motel contra ese carro. ¿Okey?