Joy

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1974 » Capítulo 04. Octubre

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04

Octubre

Myriam conducía a gran velocidad. ESSO, FIRESTONE, COCA-COLA. Aquel viaje semanal Miami-New Orleans ya le resultaba detestable. ¡Tendría que hablar con Tony! Que se dejara de tanta evasiva. ¡Qué diablos! JOHNNY WALKER. Las luces de la carretera y las vallas luminosas se reflejaban en el capot del carro. Aquella vida de su marido, aquel hermetismo de los dos últimos años, ella no lo iba a tolerar mucho tiempo más. AVIS RENT-A-CAR. ¡Que él trabajara cuanto quisiera! ¡Que se matara trabajando! Oh, yes. CHANNEL No. FIVE. Ni siquiera un perfumito le había regalado el día del aniversario de bodas. Ya ni de eso se acordaba. Tony lanza un ronquido. ¡Cerdo dormilón! Y todos los años inventando pretextos para no ir de vacaciones a Europa, como hacían antes. BEEFEATER’S. ¿Se creía que ella se lo iba a seguir aguantando? Ella quería vivir su vida, no la de él. BRANNIFF, WALDORF-ASTORIA. En Nueva York la había hecho aburrirse tres días. ¡Qué va! Ella no aguantaría más esa vida. ¿Creería que la iba a tener de chofer y desahogo una vez por semana? ¡Que se buscara una sirvienta barata! Si por lo menos en lo otro fuera como Dick… ALASKA HILTON. ¡Qué frío! Mire que hay sueños cómicos… Dick se veía de lo más gracioso con el gorro de cazador restallando en el trineo. Y Tony uncido al tiro… ja, ja, ja… era todo un espectáculo. ¿Cómo se llamaba el animal aquel? Ah, sí: «el reno astado de las tundras». ¡Qué cómico! En verdad aquella cornamenta no le quedaba mal al rostro de Tony. Había leído el artículo en American Science. DUPONT. El nombre le había gustado: «reno astado de las tundras». Un bello animal, además; pero en verdad que era para morirse de risa. ¡Mire que soñar con el propio marido uncido a un trineo! ¡Ja, ja! Había que verlo agitando la cornamenta y resoplando en medio de la estepa mientras Dick chasqueaba el látigo.

—¡Despiértate, Tony!

Se oye un ronquido y Tony abre los ojos con expresión de sobresalto.

—¿Qué pasa, darling?

—Ya estamos llegando.

Un minuto después vuelve a oírse la repiración pesada de Tony.

Darling, darling…! ¡Y todavía tener que dormir a su lado! Si por lo menos no roncara… Dick sí, era un bárbaro para aguantar el sueño. En aquella escapada a Georgia, habían estado tres días de parranda, sin dormir… Bueno, sin dormir normalmente. Era un atleta, Dick. LA PAUSA QUE REFRESCA. Sí, el divorcio podía ser la solución. ¿Crueldad mental? Quizá se podría… Ya había aguantado aquella situación durante dos años, y él seguía con sus encierros y sus misterios. BOEING 707. Por setecientos dólares mensuales… ¡Bah…! Que se lo aguantara otra. JOHN DEERE. «El reno astado de las tundras». ¿Mil doscientos? No. Con el ronquido incluido le pediría mil quinientos mensuales, y si no le gustaba, divorcio. Sí, eso le pediría: mil quinientos dólares de pocket-money. WELCOME TO NEW ORLEANS.

—¡Tony!

—¿Qué pasa?

—¡Despiértate, marmota!

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