Joy

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1975 » Capítulo 15. Mayo 30, viernes

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Mayo 30, viernes

… entonces, como le decía, todo el problema está en el maíz. Si no nos dan un maíz bueno para alimentar a las palomas… ¡Y dale con el maldito maíz! Alba mira la hora. El de fotogrametría quería empezar al otro día a las siete de la mañana. No, era mejor que empezara a las seis. ¿A qué hora sale el sol en esta época? Por eso le digo que ese maíz que vino de la Argentina… Comprendo, compañero, gravísima la situación con el maíz, pero fíjese, yo quisiera concretar porque ya casi me tengo que retirar… A las ocho y treinta en La Víbora, para la cita con el de la pesca. A ese sí que no lo voy a dejar divagar: le entro a boca de jarro: explíqueme esto, esto y esto, y fuera. ¿Usted cree que en esas condiciones se puede encontrar el tubito en el fondo de la bahía? Yo lo que sé, compañero, es que las palomas se orientan por las ondas hertzianas y se valen de un mecanismo como el del sonar. Entonces, compañero, debe ser como yo supongo. En resumen: ¿vuelan o no vuelan en línea recta? ¿Sí o no? ¡Le zumba el mango que el pescador haya botado el tubo! Peñalva, Peñaflor, Peñasco… ¿Cómo se llama el del INDER? ¡Coño! Ocho y cinco y este viejo habla hasta por los codos, pero no me contesta lo que yo necesito. ¿Entonces su opinión es que no vuelan en línea recta? Fíjese, compañero, sí y no… ¡Alabao, ya empezó otra vez! Para que usted vea lo difícil que es responder a esa pregunta… Ocho y cuarto… Una vez soltamos unas palomas en Punta de Maisí, creo que fue hace unos tres años, para un Gran Fondo, así le llamamos los colombófilos al Premio Nacional, que se corre entre Oriente y La Habana; pero no, no fue hace tres años, fue hace cuatro, sí, cuatro exactamente… ¡Dale viejo, háblame, háblame!… Y lo cierto es que cuando los scooters soltaron las palomas, todos los que estábamos abajo creímos que habían salido equivocadas, porque parecían alejarse mar adentro; pero los que se hallaban arriba del faro, vieron que aquel era el camino más corto para atravesar la zona rumbo a La Habana. ¡Al fin, concho! ¡Uf, qué cansancio! Cuando llegue a la oficina me voy a tener que dar un baño para poder aguantar la sesión de trabajo de la noche. Y con el de la fotogrametría: ¿Usted cree que alguien puede darse cuenta de que estamos fotografiando la zona? No: el avión puede volar a más de cinco mil pies. Y el de la pesca: ¿El tubito es muy grande? Entre doce y quince centímetros. Bueno, sí, aceptemos que vuelan en línea recta, pero, ¿cómo se explica entonces que cuando uno las está esperando en el palomar a la llegada de una competencia, igual te aparecen por el sur, que por el norte, que por el este, que por el oeste? Y Alba: Debí haber buscado un ornitólogo con formación científica. Este hombre lo único que conoce es su colombofilia artesanal y nada más. ¡Qué embarque! ¿A cuántas brazas se puede sumergir un hombre entrenado? Que alguien se ocupe de eso. Tú, Carlos, organiza la búsqueda bajo el agua. Y tú, Paco, coordina lo de los escopeteros con Alfonso. Mañana mismo tienen que estar apostados sobre la Cueva de las Tortugas. Entonces, ¿cuánto tiempo de entrenamiento necesitarían las palomas para cubrir una distancia de unos quinientos kilómetros? ¿Cría o palomas adultas? Si son de cría, unos siete u ocho meses. ¡Qué lástima no haber dado con el presidente de la Asociación! Centro de Información y Documentación de la Universidad, hemerotecas científicas, Academia de Ciencias, Instituto de Zoología, Centro de Información y Documentación del INRA: favor localizar datos sobre fisiología de la orientación en las palomas mensajeras esta misma noche. Gracias, compañero, muchas gracias. Discúlpeme que lo haya molestado en su casa y a estas horas. ¿No te miró con mala cara, Alfonso? ¡Qué va! Amabilísimo, se llama Iglesias. Tiene las llaves del Centro. Si encuentra información, antes de la medianoche nos va a confeccionar una lista con fotocopias de lo más importante. Muy agradecido, compañero. Y vuelva por el palomar cuando quiera. Si la resaca no es muy grande y el fondo no es muy arenoso es posible encontrarlo. ¡Uf, qué estropeo! ¡Y qué caliente está esta ducha! Nueve y cuarenta. Ya deben estar llegando. Si es por sonar, seguro seguro que siguen la recta. Pero yo lo que he visto es que no les gusta volar sobre el mar. En esos casos buscan la costa. Pero, ¿si el palomar estuviera, digamos, en Isla de Pinos y las soltáramos en Cienfuegos? ¡Ah, así sí! En ese caso volarían derecho, como un tiro sobre el mar, para pasar cuanto antes el mal rato. ¿En línea recta? Desde luego. ¡Acabáramos! ¡Cómo costaba arrancarle conceptos! Lo atiborraba a uno de detalles, pero no soltaba conceptos. Y el de la pesca: ¿Cuál es el calado junto al embarcadero donde iba a atracar el pescador? No, no, no y no: aquí todos tenemos que repartirnos el trabajo. A Carlos siempre había que andar aguantándolo, recomendándole que se cuidara, que durmiera… De verdad que una ducha vale a veces más que una siesta. Ahora voy con la fría ¡brr! Diez menos diez. Si el fondo es de arena… No, al sudoeste de la bahía el suelo es bastante rocoso. ¿Cuántos hombres rana podría conseguirnos? Recuerde que tiene que ser gente inobjetable. Bueno, si ustedes les justifican las ausencias al trabajo o a sus estudios, mañana mismo puedo conseguir ocho o diez. Tiene que ser para hoy a las dos de la mañana, compañero. Tiene todavía cuatro horas y media. Podemos darle un carro y un chofer hasta las dos. ¿Es posible que las mismas palomas vayan y vengan? Al palomar donde nacieron y se criaron vuelven siempre dondequiera que estén; pero si usted las lleva pichonas a otro palomar donde las traten mejor que en el suyo… ¿Cómo, mejor? Que les den comida, buenas jaulas, buen maíz, porque si les dan de ese maíz argentino… ¡Alabao! Sí, sí, sí, ya sé. Continúe por favor con lo del regreso al segundo palomar. Aunque en el segundo palomar las traten mejor que en el suyo de origen, ellas vuelven a su hogar natal, quizá por añoranza, ¿verdad? Pero si al regresar al hogar comienza a escasear la comida, les dan maíz del malo, las asustan con algún gato, las hacen pasar sed, entonces vuelven al segundo palomar. De ese modo, alternando el tratamiento, uno les hace saber cuándo quiere que se marchen y logra así que vayan de un lugar a otro. ¿Y con una sola visita al segundo palomar, se puede conseguir que vuelvan a él? No siempre; pero si el trabajo está bien hecho, un buen porcentaje de las palomas regresa. Alba se quedó pensativo: igual que tía Paquita cuando enviudó. Se quedaba en casa de abuelo hasta que se peleaba con él, y entonces arrancaba para casa de tía Inés, y luego cuando sacaba chaqueta con Inés, volvía a casa de abuelo. Ya veo, ya veo… Sí, al final, cuando la técnica se perfecciona, basta con no darles de comer una sola vez a su hora, para que viajen hacia el otro palomar. Comprendo, comprendo. Tú tienes que conseguir que la guagüita esté en la Ciudad Deportiva a las dos y media o tres. ¡Cojones! ¿Qué fue lo que tú hiciste, Méndez? ¡Este café parece petróleo! Y prendan el extractor, que hay mucho humo. ¿Me entiende lo de la guagüita, Paco? Y además de la gestión con el INIT, averigua si Marina Mercante y Puertos nos puede facilitar alguna embarcación que sirva para hospedar a los hombres rana, de modo que nadie tenga por qué verlos en Cabañas. Encárgate con Guardafronteras de acordonar la zona. Y Carlos que así la gente no pierde tiempo en ir y venir al lugar del buceo. Y si uno no mantiene el palomar muy limpiecito… El colombófilo no lo soltaba y ya eran las siete y veintidós. Ahora le había dado por explicar con exhaustivos pormenores la técnica para limpiar la mierda de las jaulas. Y si a eso usted le suma lo del maíz… ¡Acaba ya con tu maíz, viejo! Cómo no, muy agradecido, sí, sí, otra vez será, suéltame, por tu vida, viejito lindo, cualquier día le caigo por aquí de visita, sigue amando tus pájaros, límpiales su caca, encantado, muchas gracias, extasíate contemplando su vuelo, viejito gentil; sigue con tu mirada ingenua los arabescos que trazan sobre tu cabeza cana; déjalas que se acaricien en el viento, hazles oír el ruido de la latica de maíz cuando quieras que regresen de retozar por los cielos, y vengan a comer de tus palmas el maíz no argentino que con tanto amor tú mismo les procuras. Sin duda, el Centro de Información conseguiría datos más exactos que los de aquel hombre. Compañeros: la situación por el momento es muy incierta. Yo los he reunido aquí para concentrar toda nuestra capacidad en esta tarea, que ojalá no sea más que una falsa alarma, una pesadilla momentánea. Y los otros: ¿pesadilla? ¿Tú sabes lo que es eso? ¿Un tubo con insectos?, ¡no! Lo extraño es que alguien piense en introducir insectos por un método tan absurdo y riesgoso. En fin, que esto no es pesadilla ni falsa alarma, que si sí, que si no, que si por algo será, que Alfonso ponga más fuerte el extractor, que aquí hay mucho humo… Hola, ordene. Del Centro de Documentación del INRA. ¿Tan rápido? ¿Con fotocopias? ¡Magnífico!, y Carlos: ¡Ojalá que no sea más que un estúpido jugando con palomas! Pero, ¿y el tubito, y los insectos? Esto sí que no es un juego… Con tubito o sin tubito, caballeros, una mensajera portadora de insectos es un dolor. ¿Carmen? Dime, mi amor. Espérame un instante, voy a coger la extensión del archivo. Esta noche no me esperes. ¿Cómo te sientes? Seducida y abandonada. ¿Y el niño? Quiere que lo lleves al zoológico. ¡Vaya, qué niño tan original! ¿No ha tenido otra genialidad? Sígueme contando. No te burles. Con cuatro añitos, ya tiene derecho a exigir paseos. Se le darán, se le darán… Si mañana al mediodía estoy desocupado un rato, te llamo al hospital para que almorcemos juntos. A ver ese niño, un besote muy grande para su Papi. Papi: ¿por qué los monos no vuelan y los elefantes sí? Lo único que me faltaba… Vuelos de palomas, vuelos de aviones… Entonces, compañero, dentro de cinco minutos pasaremos por la lista y las fotocopias. Nos ha prestado usted un servicio inestimable, y felicitaciones por la buena organización del Centro. Y Carlos: Es una amenaza indudable. Y Alfonso: Pero no hay que volverse loco, al fin de cuentas la cosa todavía no es tan grave. Que sí, que no, que hay que esperar, que hagan un poco de café, que lo haga Alfonso, que los orientales tienen buena mano, que caballeros, no abusen, caballeros, vamos a estar aquí y prohibido especular. Ordene, mayor. Haremos un trabajo de fotogrametría para tratar de detectar el palomar. ¡Ojalá las palomas vuelen en línea recta! Si la cosa resulta, creo que antes de mediodía podríamos tener localizado el palomar. Entonces, habrá que disponer un cerco del lugar. Sí, que Alfonso y Méndez se ocupen de la cosa. Sí, compañero, a la salida del sol instalaremos una señal visible desde un par de kilómetros en la Cueva de las Tortugas y otra idéntica en el lugar donde cayó la paloma. Entonces, el avión enfila desde un par de kilómetros antes, y cuando ambos objetivos coincidan en la mirilla, el piloto puede marcar automáticamente el rumbo, y así se evita el trabajo de buscar coordenadas y calcular. ¿Usted cree que resulte así? ¡Claro que sí! ¿Qué distancia hay entre los dos puntos? ¿Qué puntos? Coño chico, cuáles van a ser, donde dieron el tiro y donde cayó la paloma. Unos mil trescientos metros. Entonces no hay problema. Con esos dos puntos podemos marcar un rumbo casi exacto. Puedo asegurarle que para las siete y media tendremos fotografiada toda la provincia de NE a SO. A las ocho podemos estar de regreso en La Habana y estudiar el material. ¿A qué horas podrían estar de vuelta en Cabañas con el helicóptero y las fotos? Antes de las diez. Y Alfonso y Paco: Bueno, pongámonos de acuerdo en lo de los escopeteros. ¿Cómo va a ser eso, mayor?… Podría llevar al niño al zoológico y mientras él corretea yo reflexiono un poco en todo este lío, pero es peligroso… Me imagino que habrá que tirarle a todo pájaro que sobrevuele el lugar… El niño se puede escapar del zoológico, o perderse, son solo cuatro añitos… Y yo creo, mayor, que lo de los escopeteros hay que coordinarlo con alguna unidad del Ministerio… Y si se me va para la calle puede cogerlo un carro… Imagínese que esa gente tiene que cubrir dieciocho horas diarias de guardia, con luz diurna… ¿Y si al niño le da por meterse en una guagua, y yo distraído no me doy cuenta?… Habría que cubrir tres turnos de seis horas, y lo peor sería que se cayera al estanque de los cocodrilos o en la cueva del oso, y al jefe de los escopeteros hay que instruirlo muy bien sobre la reserva de la operación, y si se cae en la cueva del oso yo me tiro enseguida detrás de él, veinte escopeteros, si por negligencia mía se muere el niño, no, veinte es mucho, con quince alcanza, que el oso me jame a mí también, pero yo podría coger al niño y correr con él alrededor de las rocas que hay en el fondo del foso, yo creo que con postas de cinco hombres no se puede escapar ni un solo pájaro que vuele por ahí, al fin y al cabo los osos son plantígrados y no corren muy rápido y daría tiempo a que nos vinieran a rescatar, y con menos de dos turnos no podría ser, ¿verdad mayor? ¿Cómo? Ah, sí, sí, claro, Alfonso, tienen que ser dos o tres turnos. ¡Mire que uno come gofio! ¡Con esta situación en el servicio y yo fajado con los osos! ¡Cosa más grande! Sí, Alfonso, y si fuera posible, creo que se podrían poner cuatro relevos de cuatro horas y media para tirarles a las aves que vuelen hacia el sudoeste o hacia el noroeste, a las demás no vale la pena. Y el colombófilo decía que no creía en lo del vuelo en línea recta. Y le digo yo: ¿No dice usted que se orientan por las ondas hertzianas? Y díceme: Bueno, no lo digo yo, lo dicen los que saben. ¿Y por qué no hablar con uno de los que saben? Y el capitán Carlos Ríos: Vamos a ver: ¿La línea recta no es la menor distancia entre dos puntos? Bueno, y lo que dice Alfonso también es cierto. ¿Y lo de Einstein sobre el macrocosmos? ¿Acaso el infinito no es curvo, según él? Oye, tú, Euclides, caballeros, ya está bueno de digresiones: al grano. Sí, los granos de maíz… ¡Rica el agua fría, brrr! Eso fue lo que me despertó. Fondo rocoso, veintidós pies, a lo mejor doy mi zambullón yo también; después de todo, no es tan profundo. ¿Y si a la gente no le gusta hospedarse en el barco? ¿Que no le gusta? ¡Muchacho! Esos tipos son mechaos: con tal de poder bucear el día entero, te duermen donde sea, arriba de un árbol, lo que necesitan es buena alimentación. ¡Que pesquen, coño! Jua, jua. El telescopio está resuelto ya. ¿Y a ti quién carajo te pidió un telescopio? ¡Lo que el mayor te pidió fue un teodolito, cojones! Aquí está el teléfono del chofer que va a conducir la guagua: hay que llamarlo a la una y media, porque vive solo y no tiene despertador. La agenda de Alba está llena de garabatos y anotaciones. Tacha por aquí, tira una flecha por allá, del otro lado un asterisco. Esto lo voy a subrayar, mejor con rojo. ¿Cómo se llama el profesor soviético, el de la síntesis de las feromonas específicas? Algo así como Raboski, o Vissolski; no, ese es el chiquito que le guapea a Stevenson, y yo me voy contigo, Méndez, en cuanto me traigan el carro, tacha que te tacha, anota que te anota, lo único que te queda, Fernando, es lo del ornitólogo, pero eso no es tan urgente (¡vuelen en línea recta, palomitas lindas!), la fotogrametría confirmará si mi hipótesis es cierta, se necesita que así sea… ¿De qué otra forma van a volar si no es así? Y eso de que lleguen al palomar de cualquier lado puede ser un hábito de reconocimiento, igual que hacen los aviones, o incluso, ¿por qué no?, algún instinto que las hace bacilar la llegada, o sencillamente señores, el producto de un error despreciable en trayectos de cientos de kilómetros. ¿No será que extenuadas por las grandes distancias, en vuelos de hasta mil kilómetros, pierdan un poco el sentido de orientación como resultado del cansancio? Alba anota: Consultar memoria IRIS 10, nombre académico síntesis ultrarrápida feromonas específicas. ¿Y si yo me diera una escapada a Leningrado?

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