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1975 » Capítulo 20. Junio 2, lunes

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Junio 2, lunes

«… por lo cual, el mismo día 31 de mayo, se trasladaron diez ingenieros de la Estación Nacional de Virología de los Cítricos a la Isla de la Juventud, y tres brigadas con un total de veintisiete personas entre ingenieros y técnicos de Sanidad Vegetal del INRA, a las plantaciones de Jagüey Grande, para realizar una inspección minuciosa de ambas regiones, en busca del pulgón del melocotón.

»En Jagüey Grande se trabajó durante la tarde del sábado 31 de mayo y todo el domingo, desde el amanecer hasta la noche, en que se dio por concluida la búsqueda. En Isla de Pinos se trabajó todo el domingo y hasta hoy lunes, a las dos de la tarde, no se había concluido aún la prospección de todas las áreas, según nos informó por teléfono el ingeniero Alejandro de Sanctis.

»Todo parece indicar que el extraño caso ocurrido en Guane, y del que oportunamente informáramos al compañero director, se halla limitado a esa región, y por el momento, confinado al plan Dos de Diciembre, en una extensión de mil doscientas hectáreas.

»Pese a lo tranquilizador que pueda parecer el resultado de nuestro trabajo en este fin de semana, tanto Sanidad Vegetal como Virología de los Cítricos, proseguiremos esta búsqueda en Camagüey y en otras regiones citrícolas del país. Al mismo tiempo, consideramos imprescindible mantener una vigilancia estricta sobre las demás áreas, lo cual, sin duda, nos demandará una gran cantidad de personal técnico, que se verá forzado a desatender sus tareas de rutina, con el consiguiente perjuicio para el desarrollo de nuestros programas, sobre todo si esta situación se prolonga.

»Si esa Dirección Nacional del INRA considera oportuno poner el caso en manos de los organismos de seguridad, quizá pudiéramos establecer una labor conjunta, menos onerosa…, etcétera».

Al pie, estaba la firma del ingeniero Bernardo Cabral y el cuño de la Dirección Nacional de Sanidad Vegetal del INRA y la indicación de que se había cursado una copia al director del Grupo Nacional de Cítricos y Frutales.

El director del INRA volvió a poner el papel dentro del sobre y se quedó unos instantes pensativo. Volvió a sacarlo, copió unos datos, tomó unas notas, y luego rasgó la carta de Cabral en dos pedazos, luego en cuatro, luego en ocho. Luego hizo lo mismo con el sobre, y pensó en quemar todo aquello allí mismo; pero decidió que no era el Obersturmführer Stirlitz de las SS y que podía guardarlos en su maletín y luego quemarlos en su casa, con menos espectacularidad.

—Compañera Norma.

—Dígame, doctor —contestó la secretaria por el intercomunicador.

—Dígale al mensajero de Sanidad Vegetal que se puede retirar. Yo mismo llamaré a Bernardo desde el directo.

—Muy bien, doctor. ¿Alguna otra cosa?

—Sí, cuando el compañero se haya retirado, localíceme al teniente Acuña, y pídale que si puede se llegue hasta aquí, ahora mismo.

—Perfectamente, doctor —la muchacha miró la hora. «¿Acuña estaría en su oficina?».

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