Janet

Janet


Capítulo 15

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Amor

El trabajo se profundizó, las obligaciones se hacían cada vez mayores, difíciles de soportar, sin embargo, Janet, como un buen tiburón, estaba acostumbrada a sortearlas y hacerse fuerte con cada una de ellas. Mark era algo similar en ese aspecto, eran adictos al trabajo y.… a ellos mismos. Sin importar lo que el resto pudiera pensar, se amaban, sin remordimientos, convencidos de que estaban en lo correcto, pese a que algunos imbéciles, totalmente ignorantes de la situación, opinaran lo contrario.

Los meses que siguieron fueron los más fantásticos de sus vidas, estaban juntos y tenían tanta ansiedad de recuperar el tiempo perdido.

Mark olisqueaba el cuello de la mujer luego de la ducha, mientras ella arreglaba su cabello.

—Voy a cortarlo.

—¿Qué?

—Voy a cambiar mi estilo, quiero cortar mi cabello, estoy harta de pasarme horas peinándolo.

—Ni siquiera te atrevas- Mark le quitó el cepillo y lo dejó en el vanitory – te das cuenta de que esto es lo que más me gusta de tu cuerpo, ¿quieres quitarme este placer? – la chica rio con ganas y dio media vuelta.

—¿Mi cabello?, es chiste ¿no?

—No, no lo es – llevó su dedo índice el cual se movió desde la tráquea hasta escabullirse en la bata rosa y llegar a los senos. – bueno...es una de mis partes favoritas, de todos modos, no quiero que lo cortes...

—Mark, no es tu decisión y lo sabes – el hombre llevó su nariz y respiró sobre su cuello.

—¿Por favor?

—Te odio tanto... –Mark era manipulador, la carita inocente hacía que a Janet se le doblaran las rodillas y que se le hiciera imposible negarse, a pesar de arrepentirse de las consecuencias..

—¿Entonces?

—Está bien, tú ganas – el moreno llevó la mano hasta el largo cabello y lo enredó en ella, inmovilizándola.

—¿En serio querías quitarme esto?, amo tomarte del cabello – Janet intentó moverse, pero le fue imposible.

—Eres un bastardo.

—Lo soy, y a ti te encanta que lo sea, no lo niegues – dio dos lametazos a la carnosa boca que tenía a su completa disposición.

—Tenemos que irnos, llegaremos tarde al trabajo.

—Sí, lo sé, ¿desde cuándo eso nos detiene? – su mano soltó el cabello y recorrió la espalda cubierta para luego posarse en la cadera y presionar sobre ella..

—Mark, deja de jugar...

—No estoy jugando, no cuando se trata de sexo contigo... –la rubia dejó escapar una risilla nerviosa mientras separaba sus piernas y el chico se posicionaba entre ellas.

—Está bien, pero debe ser rápido...

—Tú mandas – llevó la mano hacia la ropa interior y la deslizó a un costado, su boca se presionó con fuerza sobre los labios maltratados de la mujer una y otra vez, para luego desperdigar besos sobre sus mejillas y enganchar sus dientes al lóbulo de la oreja.

Las manos de Janet fueron hasta sus hombros, y presionó sobre la camisa color verde, aflojando la corbata y marcando su cuello con pequeñas succiones.

—¡No hagas eso! Los tipos se reirán de mí...

—¿Sí? – indagó divertida Janet sin dejar de mover su boca sobre la piel bronceada- ¿te importa que lo hagan?

—No realmente – Mark se dejó llevar, desabrochó su pantalón sacando su erección que estaba a punto de explotar si no recibía atención, las manos de ambos convergieron en ella, la chica suavemente la deslizó entre sus piernas y se movió hacia adelante, haciendo que fuera a lo profundo de su ser..

—Tal vez, sería una mala idea que viviéramos juntos...

—¿Sí? – preguntó el chico con su voz entrecortada, el placer apoderándose de su cuerpo..

—Sí, no hay cuerpo que resista a este ritmo – sólo pudo asentir a lo que Janet decía, era tan cierto, sin embargo, no podía concebir mantenerse alejado de ella por más de cinco minutos...

—Bueno, no creo que haya mucho más que hacer aquí – afirmó Lara mientras la reunión semanal terminaba y el personal se retiraba..

—Voy a extrañarlos – la morena la abrazó con todas sus fuerzas, ella también lo haría.

—Lo sé, me alegro de que las piezas se hayan movido a tu favor.

—¿Qué hay de ti? ¿las cosas han mejorado? – el atisbo de tristeza en esos profundos ojos negros le mostró que la situación era peor.

—No, pero no te preocupes, soy fuerte, me recuperaré...

—Yannick es demasiado imbécil.

—Es gracioso.

—¿Qué cosa?

—Eric dijo exactamente lo mismo antes de marcharse la semana pasada.

—Es la verdad...

—Bueno, tal vez tengan algo de razón, sin embargo, eso no cambia nada.

—Ambos fueron de gran ayuda, no lo habría podido hacer sin ustedes.

—No es así Janet, tienes capacidad innata para esto, sólo estabas un poco cabizbaja con todo lo de Mark, regreso a Australia mañana. – la rubia asintió tristemente, no sabía lo que era tener una amiga hasta que conoció a la tímida chica de mirada de ensueño..

—¿Y luego? – se encogió de hombros, era la primera vez que veía incertidumbre en ese rostro.

—Lo que Dios diga, disfrutaré el tiempo que nos queda...

—Debo confesarte algo...

—Dime – respondió Lara expectante.

—Mark quiere que nos casemos, todavía no es oficial, pero, ayer casi me lo propuso, pero desvié la conversación.

—¿Por qué hiciste eso?

—Por la misma razón en la que prácticamente casi nadie sabe de lo nuestro, Lidia Main.

—¿Qué hay con ella?

—Lara...

—Vamos, pensé que las cosas ya estaban definidas, Mark es el padre del niño que tendrá, pero no quiere formar una familia con ella, sino contigo.

—Es egoísta.

—¿Lo es? ¿querer unirse eternamente a la única mujer que ha amado desde siempre es ser egoísta? ¿haberse postergado por diez años es ser egoísta? Lo lamento, pero Mark ha distado mucho de serlo y tú también...

—Ella está molesta, no quiere aceptar que perdió, pensó que el bebé sería suficiente para retenerlo, pero Mark de repente es... otra persona, tan decidido a ser feliz, a hacer lo que realmente quiere...

—Es tuyo Janet, lo tienes, no permitas que el miedo te lo arrebate nuevamente. Deja que el amor gane esta vez..

Salieron temprano del trabajo ese día, por lo que ambas mujeres decidieron acercarse a tomar un cóctel al restaurante favorito de Janet. Mark había tenido que acompañar a su jefe a una reunión por lo que las chicas habían aprovechado el momento..

—Pobre Yannick, si supiera la cantidad de ofertas que tienes disponibles no estaría tan confiado en abandonarte – Janet señaló con su cabeza a una mesa en donde 4 hombres observaban a Lara, la chica sonrió.

—Es simple amiga, el está convencido de que jamás podré entregarme a otro hombre que no sea él. Su confianza es inquebrantable en torno a mí.

—Es un machista egocéntrico, eso es lo que es...

—Lo es, pero lo triste de la historia es que tiene razón, no importa lo guapos que sean, amo a Yannick, no podría amar a otro, Dios, ni siquiera puedo pensar en acostarme con algún tipo...

—Bien – espetó la rubia – vamos a dejarnos de lloriquear por hoy, brindemos por nosotras- las copas chocaron y algo del líquido se derramó sobre la mesa lo que hizo reír a ambas.

La sonrisa de Janet se desdibujó cuando observó a la mujer que estaba en la mesa del final, tal vez, su vista le estaba fallando, era casi imposible, no podía ser ella, esto no podía ocurrir, era de esos momentos en los que la rubia pensaba que en el mundo no existían las casualidades sino las causalidades. La mujer arregló su chaqueta y se acercó a la mesa que Janet compartía con Lara.

—Necesito hablar contigo...

—Sra. Sullivan... – Lara tragó saliva, era claro que estaba sobrando en la escena, sin embargo, no se movió del lugar, la mujer ni siquiera había reparado en ella, no había motivo para               que ella le demostrara buenos modales. Janet endureció el semblante – estoy con una amiga, no es buen momento..

—Nunca habrá un buen momento para hablar contigo, sin embargo, es la única oportunidad que tendré de estar cerca de ti. Vamos a mi mesa..

Janet se fijó en Lara quien asintió, la rubia se levantó del lugar y fue hacia la mesa del fondo. La mujer estaba tan sorprendida, de una manera grata, aunque le costara reconocer esto último.

—Has cambiado...

—Sí bueno, han pasado 10 años, usted también lo ha hecho..

—Te has vuelto elegante, sofisticada, Mark me contó que eres muy exitosa ahora...

—Trato de mejorar cada día...

—Por favor, deja la falsa modestia, mi hijo me comentó que ahora eres millonaria, no lo creí hasta que te vi llegar aquí... –Janet cruzó los brazos y se recostó sobre la silla.

—No entiendo a qué viene todo esto...

—Eres un buen partido ahora...

—¿Por qué tengo dinero?

—En parte sí...una de mis objeciones siempre fue esa, sin embargo, no es todo, no quería en mi familia a una niña que usaba poca ropa de entrenamiento y se juntaba con los chicos a practicar boxeo.

—A su hijo nunca le importó...

—¡Lo sé! – gritó molesta la mujer – creímos que no eras la correcta, tu apariencia de actriz porno hacía que todos te observáramos con cierto recelo, temí que jugaras con mi hijo... temí que lo engañaras..

La rubia se carcajeó frente al rostro estoico de la mujer, era demasiado.

—Lo lamento, en serio, lo lamento.

—No sabíamos lo que Lidia le hacía, siempre la vimos con buenos ojos.

—Sí, lo sé, la pequeña perra tiene ese poder, a veces envidio no poder proyectar eso en la gente..

—Nunca me caerás bien, al menos, no del todo, reconozco que tal vez, nos pasamos de la raya.

—¿Tal vez? – la rubia arqueó la ceja – ha hecho hasta lo imposible para que no esté con Mark.

—Hice lo necesario para proteger a mi hijo...

—No entiendo qué esta haciendo aquí ahora, su hijo no va a dejarme esta vez, sin importar lo que haga, me ama, y yo lo amo a él. Y el amor que ambos nos tenemos, no es algo que pueda explicarse con palabras, y, honestamente, tampoco tengo deseos de justificarlo, al menos, no a usted..

—No quiero que mi hijo me odie – la mirada quebrada, la voz suplicante le hizo ver a Janet lo necesitada de ayuda que la mujer estaba.

—Su hijo jamás la odiará, sí, está dolido, pero los ama, son todo lo que tiene, ¿cómo podría odiarlos?

—Jamás podré ser tu amiga.

—No busco que sea mi amiga, pero, quiero que entienda que el afecto de su hijo por usted es inquebrantable, jamás podré reemplazarla, no estoy interesada en cumplir su rol, y... – la rubia tragó saliva – usted no podrá cumplir el mío. Soy la mujer que su hijo eligió, usted es su madre, le dio la vida, lo crio, lo arropó, le dio calidez, lo hizo el ser maravilloso por el cual respiro cada día, jamás voy a quitarle eso..

Una lágrima rodó por la mejilla de la mujer, la cual rápidamente limpió.

—He sido una estúpida.

—¿Por pensar que su hijo la odiaba?

—No, por querer moldear a mi hijo a mi imagen y semejanza, por hacerle tanto daño, por... alejarlo de ti...

—No debería culparse por ello, su hijo fue quien me dejó, no usted, fue su responsabilidad...

—¿Sigues molesta con él?

—No, no lo estoy, de lo contrario, no podría haber regresado a él..

—Los vi ayer... –el rostro confuso de Janet hizo a la mujer sonreír.

—Salían del hotel que está a cuadras de aquí, supongo que es donde estás alojándote y, en ese instante, comprendí que lo de ustedes era verdadero, tan simple como eso, jamás lo he visto tan feliz, tú lo llenas de alegría. Fue cuando me di cuenta de que debía hablar contigo, pero no sabía cómo, entonces, hoy te encuentro aquí y, lo lamento, se que tal vez arruiné el momento con tu amiga, pero no lo podía dejar pasar...

—Está bien, fue bueno hablar con usted después de tanto tiempo, le diré a Mark que la visite... – la mujer sonrió dulcemente, por un momento aquella calidez la transportó a los brazos de su madre, a su rostro, a lo que había sido, y a lo que aún quedaba en ella..

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