Iris

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Orlewen » Capítulo 30

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Orlewen lucía una mirada desafiante en los holos. Un corte en una mejilla, un hematoma en la quijada, las manos atadas. No dijo nada cuando compareció ante los medios. SaintRei anunció que lo había capturado en una redada en el anillo exterior de la capital. Algunos decían que su red de informantes irisinos por fin había funcionado. Otros, que el arresto se debía a la suerte. Que habían ido al anillo exterior siguiendo una pista de un grupo de insurgentes que fabricaba bombas y terminaron encontrándose con el líder.

Orlewen fue llevado a una celda de máximo aislamiento en la cárcel del Perímetro. El juicio duró poco. Lo condenaron a muerte. Sería ejecutado ante la presencia de los medios, como escarmiento y mensaje para los irisinos. Cuando se falló el veredicto hubo protestas en las principales ciudades de Iris. SaintRei actuó con cautela. De nada servía avivar el fuego del enfrentamiento.

Orlewen se negó a comer durante los días en que estuvo en la cárcel. Enflaqueció notoriamente. De las torturas daba muestra su bodi. Tenía el labio roto, le habían cruzado un alambre que surcaba la mejilla derecha de la oreja a la boca. Quedaría una violenta cicatriz. Múltiples hematomas donde había restallado el látigo en la piel. Las letras SR escritas en la espalda con la punta de un electrolápiz, pus mezclado con sangre.

Los ataques de su grupo no cesaron.

El día de la ejecución en un patio de la cárcel, despertó temprano y se le dio la oportunidad de hablar con un sacerdote. Se negó y pidió que lo dejaran solo unos minutos, que aprovechó para rezar a Xlött. Fue apenas un susurro pero los testigos dijeron que podían escucharlo en su cabeza, como si hubiera ocurrido una comunicación telepática con Orlewen.

Le preguntaron si quería cubrirse la cara con una máscara. Dijo que no. Quería enfrentarse a la muerte desnudo. Ése era su último deseo. Se lo concedieron. No sabían si habían hecho bien. Los irisinos verían el holo final de ese ser que admiraban, la piel llena de marcas. Esas marcas quedarían en la memoria, podrían incitar a la revuelta a generaciones futuras.

Fue escoltado al patio y se lo ató a un poste. Las ligaduras se hundieron en la piel, estorbaron la circulación de la sangre. Las manos y los pies fueron azulándose.

Dicen que en ese momento Orlewen fue todos los irisinos.

Fue Chevew y su miedo a construir una estatua.

Fue Demiá y su amor por Xawi.

Fue Absi y su devoción al jefe.

Fue Ankar y su amistad con las dushes.

Fue Zama y sus ceremonias del jün.

Fue Miyum recibiendo himnos.

Fue Jain entregado al verweder a la vera de un arroyo.

Su bodi se sacudió en convulsiones desgarradoras. Quiere forzar su muerte, dijo un oficial. Hay que beyondearlo antes de que se mate.

Los que estaban en el patio dicen que en el momento en que se dio la orden de disparar se levantó un shabào que impidió que se pudiera ver a Orlewen durante algunos segundos.

Cuando la sha-storm se calmó, Orlewen ya no estaba.

La interpretación que circula entre los irisinos es que se produjo un milagro y Orlewen probó una vez más que es el representante de Xlött en Iris. Hay testigos que dicen haberlo visto volar por entre la sha-storm. Shanz que estuvieron ahí se convirtieron inmediatamente a la religión irisina.

Algunos pieloscuras creen en esa versión.

También están quienes han desarrollado una teoría conspiratoria. Según ellos, la ejecución fue un montaje. Orlewen fue asesinado antes o se encuentra en una celda del Perímetro. Con el montaje del shabào y de la fuga, SaintRei dio alas para que más irisinos creyeran en Orlewen y en el Advenimiento, para que la insurgencia continuara. Según esta teoría, SaintRei descubrió que necesitaba a Orlewen. Al dejar que su leyenda creciera, se embarcó en un juego peligroso cuyo objetivo principal era que el avance de la insurgencia forzara a Munro a autorizar métodos más duros para luchar contra ella. Orlewen sería una excusa para que SaintRei pudiera retener el control de las minas de Iris. Cuando se les dice a estos escépticos que esas minas no tienen el valor que tenían antes, ellos responden que si SaintRei no se fue de Iris es porque quizás se han descubierto minas más valiosas pero que no se anunciarán los descubrimientos hasta que la concesión para explotar Iris sea renovada.

A Orlewen no se lo ha vuelto a ver. No interesa. Sus seguidores continúan la lucha y su ejemplo cunde entre los irisinos. Varios grupos insurgentes se han alzado en armas bajo la consigna El Advenimiento adviene.

Dicen las leyendas que la noche antes del fusilamiento recibió la visita de Xlött para confirmarle que el pacto seguía en pie. El verweder le llegaría en el momento de la liberación de Iris. Viviría para lograr la independencia, pero no vería los frutos de ella. Dicen que Orlewen aceptó sin protestar y no volvió a quejarse de su destino.

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