Inferno

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INFERNO II - LEYENDAS » X. Extractos de mi diario

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X

EXTRACTOS DE MI DIARIO

1897

7 de febrero.— Gran lluvia de piedras contra los cristales durante la primera parte de la noche que paso en mi nuevo alojamiento. Al día siguiente, me dicen que eran carámbanos.

12 de febrero.— Sacado de la cama tras haber oído una voz de mujer. San Crisóstomo, el misógino, me ilumina:

«¿Qué es la mujer sino el enemigo de la amistad, el suplicio inevitable, el mal necesario, la tentación natural, la desgracia deseable, la fuente inagotable de las lágrimas; la maliciosa obra maestra de la creación vestida totalmente de blanco?»

«Si la primera mujer tuvo ya que tratar con el diablo, ¿por qué sus hijas no habrían de hacer otro tanto? Nacida de una costilla del costado, ¡todo su espíritu se halla naturalmente inclinado al mal!»

¡Bien por san Crisóstomo, boca de oro!

28 de febrero.— El pinzón canta, a lo lejos me atrae la línea azul del mar; pero apenas toco las maletas, me asaltan los invisibles. En realidad, huir me es imposible; estoy internado.

A fin de distraerme, quiero comenzar a escribir Inferno; pero no me está permitido. Apenas tomo la pluma, mi memoria se embota, no recuerdo ya nada, o de modo tal que todo se me presenta bajo una luz insignificante.

2 de abril.— Un escritor alemán me pide mi opinión sobre el príncipe de Bismarck para una revista que desea someter al canciller al sufragio universal:

«Admiro a un hombre que ha sabido amaestrar como B. a sus contemporáneos. Su obra será la unificación de Alemania, por más que haya dividido el gran Imperio en dos, con un emperador en Berlín y otro en Viena.»

Por la noche, un aroma a flores de jazmín se expande por mi habitación, una dulce paz reina en mi espíritu, y duermo tranquilo toda la noche. (Swedenborg dice que la presencia de un buen espíritu, un ángel, se revela por medio de un olor balsámico. Los teósofos enuncian lo mismo traduciendo ángel por mahatma.)[36]

5 de abril.— Me cuentan que una gran escultura de Ebbe, que representa a una mujer crucificada, se hizo trizas durante el traslado a la Exposición de Estocolmo. Paralelo: la mujer crucificada de mi amigo Hermann, secuestrada por deudas y colgada en un patio encima del cubo de la basura (véase Inferno).

10 de abril.— Lecturas escogidas: Chateaubriand, Memorias de ultratumba; Las Cases, Memorial. ¿Quién era Napoleón? ¿Una reencarnación de quién?

Nacido en Ajaccio. Ajaccio, colonia griega, toma su nombre de Áyax. El primer Áyax, hijo de Telamón, fue vencido por Odiseo y, enloquecido de dolor, degolló los rebaños de los helenos, creyendo dar muerte a sus enemigos. Un día que una divinidad protectora de Troya había envuelto en una nube a los dos ejércitos para propiciar la fuga de los troyanos, gritó: «Gran Dios, devuélvenos la luz y combate contra nosotros.» El segundo Áyax, hijo de Oileo, naufragó de regreso del asedio de Troya y se refugió en un arrecife, desde donde amenazó al cielo y fue tragado por las olas. A menudo se hace referencia a Áyax amenazando a los dioses. Napoleón vino al mundo de improviso sobre una alfombra adornada con escenas de la Ilíada.

Un día, Paolo, en Porta, le dijo al joven Napoleón: «Tú no tienes nada de moderno; eres un hombre de Plutarco.»[37]

Rousseau, antes de nacer Napoleón, se había interesado por Córcega, cuyos habitantes le hubieran querido como legislador. «Queda todavía en Europa un país capaz de legislar: se trata de la isla de Córcega… Tengo el presentimiento de que un día esta pequeña isla asombrará a Europa.»

Nordille Bonaparte salió fiador de Conrado de Suabia, en 1266, el mismo Conrado que sería ejecutado por el duque de Anjou.

La rama de los Franchini-Bonaparte tiene en su escudo tres flores de lis de oro, como los Borbones.

Napoleón estaba emparentado con los Orsini. Orsini es el nombre del asesino que atentó contra la vida de Napoleón III. Fue en tres islas donde Napoleón conoció sus peores momentos: Córcega, Elba y Santa Elena. Y ya con anterioridad había tenido presagios acerca de la isla de Santa Elena. En una geografía que había redactado de muchacho la menciona con dos palabras: «¡Pequeña isla!» (¡Demasiado pequeña, por desgracia!) Durante la guerra contra los ingleses, mandó, sin razón aparente, un crucero a las aguas de Santa Elena.

La muerte de Napoleón da mucho qué pensar a la imaginación de un ocultista:

El tiempo era horrible, la lluvia caía ininterrumpidamente y el viento amenazaba con destruirlo todo. El sauce bajo el cual Napoleón tomaba habitualmente el fresco había cedido: nuestras plantaciones estaban devastadas, dispersas aquí y allá; un solo árbol del caucho resistía aún, cuando un vendaval lo embistió, lo levantó y lo dejó caer en el barro… Nada de cuanto amaba el Emperador había de sobrevivirle.

El enfermo no soportaba la luz; había que hacerle las curas en una habitación a oscuras. Moribundo, saltó de la cama para ir a pasear por el jardín. «Retortijones espasmódicos del epigastrio y del estómago, hondos suspiros, gritos de lamento, movimientos convulsivos que acaban en un sollozo ruidoso y siniestro.»

Noverraz, caído enfermo, se puso a delirar. «Se imagina que el Emperador está amenazado, que pide ayuda.»

Al morir Napoleón, una serena sonrisa se refleja en sus labios, y el cadáver conservará esta expresión de serenidad durante dieciocho años. En 1840, cuando se abrió el ataúd, el cuerpo estaba perfectamente conservado. Las plantas de los pies, blancas. (Planta pedis blancas significa: tus pecados son perdonados. Swedenborg.)

Las manos estaban bien conservadas, aunque la izquierda hubiera perdido su blancura. Seguían siendo blandas y habían mantenido su bonita forma. Todo el cuerpo de un blanco mate: «como visto a través de una gasa bastante gruesa». En la mandíbula superior quedaban únicamente tres dientes. (Coincidencia notable: el duque de Enghien tenía sólo tres dientes después de su fusilamiento. Y dicho sea entre paréntesis: el duque de Enghien había venido al mundo tras un parto de cuarenta y ocho horas. Estaba negro y sin el menor signo de vida. Envuelto en un paño embebido en alcohol, fue acercado demasiado a una candela y se prendió fuego. ¡Sólo entonces comenzó a vivir!)

En su féretro, Napoleón vestía un uniforme verde. (Los brujos se distinguen por sus ropas de color verde.)

18 de abril, día de Pascua.— En un tizón, en la chimenea, veo las letras INRI (Iesus Nazaraenus Rex Tudeorum).

Chateaubriand escribe: el decreto de nombramiento como capitán a favor de Napoleón está firmado: Luis XVI, 30 de agosto de 1792, y el rey abdicó el 10 de agosto.

«Explicad esto si sois capaces. ¿Qué protector regía los destinos de este corso? Este protector no era otro que el Padre Eterno.»

2 de mayo.— Vi la luna nueva y me sentí contento.

3 de mayo.— Comienzo a escribir Inferno.

Me cuentan que un periodista muy conocido ha sufrido repentinamente ataques nocturnos del tipo habitual en nuestros días. Y los ocultistas relacionan este hecho con una necrología escandalosa que escribió a propósito de un hombre benemérito muerto recientemente.

Leyendo El oro del Rin de Wagner, descubro a un gran poeta y capto por qué no había entendido la grandeza de este hombre, cuya música no es más que el acompañamiento del texto. Por lo demás, El oro del Rin fue escrito pensando en mí.

WELLGUNDE

¿No sabes, pues,

a quién solamente

le será dado trabajar el oro?

WOGLINDE

Sólo a quien

renuncia al amor,

sólo a quien

rehúye el placer,

sólo a quien conquista la magia

de forjar el oro en anillo.

WELLGUNDE

Seguras nosotras estamos

y sin preocupación:

pues todo lo que vive quiere amar,

y nadie el amor quiere rehuir.

WOGLINDE

Y éste menos que nadie,

el elfo lascivo.

ALBERICH (alargando la mano hacia el oro)

Yo arranco el oro a la roca,

forjo el anillo de la venganza:

luego pertenecerá al río:

¡maldigo el amor!

12 de mayo.— Una sorda resignación me ha hecho beber un ácido café de achicoria durante cinco meses sin quejarme. Quería ver si la impudicia de una mujer deshonesta (¡es la mujer que me hace la comida!) conocía límites. He sufrido por espacio de cinco meses, y ahora quiero disfrutar de la divina bebida de aroma embriagador. Con dicho propósito, compro una libra del café más caro. Era mediodía. Por la noche leo en Sâr Péladan, El Andrógino, página 107: «Se acordó de esta anécdota de un viejo misionero. Al término de una misión, al primer sermón, el más decisivo, sufrí un ataque de amnesia; tan pronto como dije: “hermanos míos”, desapareció toda idea de mi cerebro, así como la palabra de mis labios.

»“Virgen Santa —dije entre mí—, sólo he conservado una debilidad, y es mi taza de café, os la ofrezco”, y de súbito el espíritu volvió a mí, me superé a mí mismo e hice un gran bien a muchas almas.»

¡Qué papel de aguafiestas ha tenido el café en mi familia! Me avergüenzo de pensar en ello, máxime cuando el éxito no depende ni de la voluntad ni del tener maña, sino de circunstancias imprevisibles.

¡Para mañana, pues, el mayor de los placeres o el mayor de los dolores!

13 de mayo.— La criada ha hecho el más miserable café que imaginarse pueda.

¡Se lo ofrezco a las potencias, y a partir de este día tomo chocolate sin rechistar!

26 de mayo.— Excursión al bosque de hayas. Seiscientos jóvenes se han reunido allí. Cantan las canciones de mi juventud, de hace treinta años; juegan a los mismos juegos y bailan los mismos bailes que entonces.

Me embarga la tristeza, y de golpe mi vida pasada desfila por delante de los ojos de mi alma, puedo calcular el camino recorrido, y me quedo como cegado. Sí, es el fin; soy viejo y el sendero desciende hacia la fosa. No puedo contener las lágrimas —¡soy viejo!

1 de junio.— Un joven médico, de naturaleza delicada, de espíritu friolero, que parece sufrir por el mero hecho de existir, pasa la velada conmigo. También él es víctima de una conciencia escrupulosa; se arrepiente de un pasado irreparable que, sin embargo, no es peor que el de cualquier otro. Me explica el misterio de Cristo.

—No es posible reparar lo que se ha hecho, así como tampoco anular una sola mala acción; de ahí la desesperación. Es en este punto cuando Cristo se revela: sólo Él puede saldar la deuda impagable, obrar el milagro y aliviarnos de la carga de la mala conciencia y de los remordimientos. Credo quia absurdum, y estoy salvado.

—Pero yo no puedo; y prefiero saldar mis deudas yo mismo, por medio de los sufrimientos. Me pasa que llego a desear una muerte cruel, en la hoguera, ser quemado vivo, experimentar la maligna alegría de hacer sufrir a mi propio cuerpo, la prisión de un alma que aspira a elevarse.

Y el cielo, para mí, es el verse liberado de las necesidades materiales; reconciliarse con los enemigos, pedirles perdón, estrechar su mano. ¡Ya no más enemigos! ¡Ni más odio! ¡He aquí mi cielo! ¿Sabéis lo que hace mi vida tolerable? Pues imaginar a veces que es sólo algo semirreal, un mal sueño que nos es infligido como un suplicio; y que en el momento de la muerte uno despierta a la verdadera realidad, tomando conciencia entonces de que no era más que un sueño; que todo el mal hecho no era más que un sueño. Y, por tanto, ¡los remordimientos desaparecen con la acción no realizada! ¡Es la redención, la salvación!

25 de junio.— Inferno ha sido terminado. Una mariquita se ha posado sobre mi mano. Aguardo una señal para el viaje que he planeado. ¡La mariquita vuela hacia el sur! ¡Así pues, hacia el sur!

A partir de este momento preparo mi partida para París. Pero dudo que las potencias me concedan licencia para ello. Presa de luchas interiores, dejo pasar el mes de julio, y en agosto pido una señal para poder tomar una decisión. A veces se me ocurre pensar que mis gobernantes no se ponen de acuerdo entre sí, y que soy objeto de infinitas discusiones. Uno me empuja, otro me retiene.

Finalmente, la mañana del 24 de agosto dejo la cama, levanto la cortina y descubro una corneja encaramada sobre la chimenea de una casa altísima. Se comporta exactamente como el gallo sobre la torre de Notre-Dame-des-Champs (véase Inferno), aparenta que va a emprender el vuelo, bate las alas, y está vuelta hacia el mediodía.

Abro la ventana. Entonces el ave emprende el vuelo y, tras dar un giro, se dirige directamente hacia mí, y luego desaparece.

Yo acepto el buen augurio y preparo las maletas.

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