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Notas

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[1377] La pólvora fue en realidad sólo uno de los muchos progresos militares chinos que tendrían un gran efecto sobre la historia mundial. Los chinos también perfeccionaron las técnicas de selección para el ejército al someter a los reclutas a una serie de pruebas que medían, por ejemplo, su habilidad para disparar o su vista, y de acuerdo con las cuales se los destinaba a unidades especializadas. Se inventaron también nuevas armas, entre ellas una ballesta de repetición, un tipo de tanque y un lanzallamas de parafina que funcionaba mediante un pistón para garantizar un chorro de llamas continuo. Un tratado sobre asuntos militares titulado Principios generales del clásico sobre la guerra (Wu jin zong yao) expone las nuevas teorías sobre la práctica de los asedios. Gernet, A History of Chinese Civilization, p. 310. Publicado en 1044, este tratado también contiene la primera mención de la fórmula de la pólvora (la primera referencia a ella en Europa la hizo Roger Bacon en 1267).

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[1378] Gernet, A History of Chinese Civilization, p. 311. <<

[1379] Ibid. <<

[1380] Ibid., p. 312. <<

[1381] David Battie, ed., Sotheby’s Concise Encyclopaedia of Porcelain, Conran Octopus, Londres, 1990, pp. 15 y ss. <<

[1382] Gernet, A History of Chinese Civilization, p. 320. Véase también: Hucker, China’s Imperial Past, p. 204. <<

[1383] Gavin Menzies, The Year That Changed the World: 1421, Bantam Press, Londres, 2002. [Hay traducción castellana: 1421, el año en que China descubrió el mundo, Grijalbo, Barcelona, 2003]. Su tesis de que los chinos circunnavegaron el mundo y descubrieron América ha sido objeto de muchas críticas. <<

[1384] Gernet, A History of Chinese Civilization, pp. 326-327. <<

[1385] Éstos probablemente nacieron en el gran estuario del Yangtze, cuya desembocadura tiene entre diez y veinte kilómetros de ancho, que se extiende unos ciento cincuenta kilómetros hacia el interior. Allí la transición del río al océano es imperceptible. Gernet, A History of Chinese Civilization, p. 327. <<

[1386] En los experimentos taoístas se encuentran los orígenes de la brújula (véase capítulo 20). La idea del experimento también apareció en China antes que en Europa, aunque no se mantuvo. Véase Hucker, China’s Imperial Past, p. 204. Los mapas chinos eran igualmente mejores que los mapas europeos de la época, y empleaban una temprana concepción de la longitud y la latitud, mientras que el desarrollo de los mapas europeos se vio entorpecido por conceptos religiosos. Gernet, A History of Chinese Civilization, p. 328.

Como ha señalado Joseph Needham, los Song fueron una dinastía crucial en la historia china, y no menos en las cuestiones navales. El comercio exterior impulsado por la dinastía fomentó el desarrollo de la marina y de las invenciones e innovaciones asociadas a la navegación. Sin embargo, pese a su poderío como potencia naval, China siempre se mantuvo como un imperio fundamentalmente terrestre. En términos políticos y militares, sus mayores amenazas provenían del interior de Asia, y sus finanzas dependieron siempre más de los impuestos a las actividades agrícolas que de los que gravaban el comercio internacional. Este hecho básico nunca cambió, afirma Lo Jung Pang, algo que ayuda a explicar por qué, pese al ingenio chino, fueron en mayor medida otros los que más se beneficiaron de sus invenciones. Lo Jung-Pang, «The rise of China as a sea power», en Liu y Golas, eds., Change in Sung China, pp. 20-27. <<

[1387] Yong Yap y Arthur Cotterell, Early Civilization of China, p. 43. <<

[1388] F. W. Mote, Imperial China, Harvard University Press, Cambridge (Massachusetts), 1999, p. 127. <<

[1389] Ibid. <<

[1390] Ibid., p. 128 <<

[1391] Esto significaba que las familias muy pobres tenían que ahorrar durante dos o tres generaciones para poder reunir el dinero necesario para enviar a uno de los suyos a una academia privada. <<

[1392] Sobre estos y otros aspectos del sistema de exámenes en la China de los Song, véase: John W. Chaffee, The Thorny Gates of Learning in Sung China: A Social History of Examinations, Cambridge University Press, Cambridge (Inglaterra), 1985, pp. 104-105 y passim. <<

[1393] Véase Frye, Heritage of Central Asia, p. 164, para detalles sobre Chang’an. <<

[1394] Chaffee, Thorny Gates of Learning, p. 104. <<

[1395] Fairbank, China, p. 95. <<

[1396] Chaffee, Thorny Gates of Learning, p. 134. Véase Hucker, China’s Imperial Past, pp. 315-321, donde se anota que dinastías posteriores recayeron en el sistema de patrocinios. <<

[1397] C. K. Young, Religion in Chinese Society, University of California Press, Berkeley y Londres, 1961, p. 216. <<

[1398] Gernet, A History of Chinese Civilization, p. 215. Sobre la organización de la sociedad sogdiana, y en especial la ausencia de una jerarquía sacerdotal, véase: Frye, Heritage of Central Asia, pp. 195-196. <<

[1399] Gernet, A History of Chinese Civilization, p. 216. <<

[1400] Hucker, China’s Imperial Past, p. 210, afirma que la traducción del Loto Sutra de Kumarajiva es el libro más influyente en la historia del budismo en el este asiático. Sobre los complejos budistas entre la India y China, véase también: Gernet, A History of Chinese Civilization, pp. 145-147. <<

[1401] Gernet, A History of Chinese Civilization, p. 221. <<

[1402] Young, Religion in Chinese Society, pp. 119-120. <<

[1403] Gernet, A History of Chinese Civilization, p. 226. <<

[1404] Sobre los descubrimientos arqueológicos en Dunhuang, véase: Frye, Heritage of Central Asia. <<

[1405] En 1900, un daoísta de nombre Wang estableció su residencia en el complejo de los Mil Budas en Dunhuang, en Gansu, un importante centro monástico en la Ruta de la Seda. Durante su exploración Wang advirtió una brecha en el yeso de una de las cuevas y, al golpearlo, descubrió que había un hueco detrás. Fue así como se descubrió la que se conoce como Cueva Biblioteca, que contenía trece mil quinientos rollos de papel a partir de los cuales fue posible reconstruir la vida cotidiana del Dunhuang del siglo VIII. Gracias a estos rollos sabemos que en una ciudad de quince mil habitantes había trece monasterios y que uno de cada diez pobladores estaba directamente vinculado a una de estas instituciones, bien fuera como monje, monja o trabajador. Hansen, Open Empire, pp. 245-251. <<

[1406] Gernet, A History of Chinese Civilization, p. 295. <<

[1407] Hansen, Open Empire, p. 198. <<

[1408] Mote, Imperial China, p. 339. <<

[1409] Para un retrato de Zhu Xi, véase: Hucker, China’s Imperial Past, p. 370. <<

[1410] Lixue o bien li-hsueh, véase Ibid., p. 365. Yong Yap y Arthur Cotterell, Early Civilization of China, p. 198. <<

[1411] Mote, Imperial China, p. 342. <<

[1412] Yong Yap y Arthur Cotterell, Early Civilization of China, p. 198. <<

[1413] Ibid., p. 208. <<

[1414] Ibid., p. 170. Wilkinson, Chinese History: A Manual, p. 686. <<

[1415] Yong Yap y Arthur Cotterell, Early Civilization of China, p. 171. <<

[1416] Ibid. Wilkinson, Chinese History: A Manual, p. 679. <<

[1417] Yong Yap y Arthur Cotterell, Early Civilization of China, p. 171. En el siglo XI el emperador Song Huizong envió funcionarios a todos los lugares del país en búsqueda de rocas, en especial de aquéllas con formas y texturas extrañas, y en particular piedras calizas a las que el agua hubiera dado formas fantásticas, testigos del poder de las fuerzas de la naturaleza. Era importante convivir con estas fuerzas vitales y el jardín perfecto era un recordatorio de ello. Sobre el papel de las grutas y los precipicios, véase: Hucker, China’s Imperial Past, p. 260. <<

[1418] Yong Yap y Arthur Cotterell, Early Civilization of China, p. 172. <<

[1419] Gernet, A History of Chinese Civilization, p. 341. <<

[1420] Mote, Imperial China, p. 151. <<

[1421] Ibid. <<

[1422] Mark Elvin, The Pattern of the Chinese Past, Eyre Methuen, Londres, 1973, pp. 164 y ss. y 179 y ss. <<

[1423] Mote, Imperial China, p. 152. Sobre las diferencias entre la «escritura clerical» y la «escritura cursiva», véase: Hucker, China’s Imperial Past, p. 263. <<

[1424] Mote, Imperial China, p. 326. <<

[1425] Ibid., pero véase también: Robert P. Hymes, «The elite of Fy-Chou, Chiang-hsi», en su Northern and Southern Sung, Cambridge University Press, Cambridge (Inglaterra), 1986. Véase también: Nathan Sivin, Science and Technology in East Asia, Science History Publications, Nueva York, 1987, pp. XV-XXI. <<

[1426] Abu-Lughod, Before European Hegemony, p. 4. <<

[1427] Alfred W. Crosby, The Measure of Reality: Quantification and Western Society, 1250-1600, Cambridge University Press, Cambridge (Inglaterra), 1997, p. 3. [Hay traducción castellana: La medida de la realidad: La cuantificación y la sociedad occidental 1250-1600, Crítica, Barcelona, 1998]. <<

[1428] Bernard Lewis, The Muslim Discovery of Europe, Weidenfeld & Nicolson, Londres, 1982, p. 92. <<

[1429] El argumento también se desarrolla en Fernand Braudel, Civilization and Capitalism, 15-18th Centuries, vol. 2, The Wheels of Commerce, Collins, Londres, 1982, pp. 68 y ss. [Hay traducción castellana del original francés: Civilización material, economía y capitalismo, s. XV-XVIII, Alianza, Madrid, 1984]. <<

[1430] Michael McCormick, Origins of the European Economy: Communications and Commerce, AD 300-900, Cambridge University Press, Cambridge (Inglaterra), 2001, p. 794. [Hay traducción castellana: Orígenes de la economía europea. Viajeros y comerciantes en la alta Edad Media, Crítica, Barcelona, 2005]. <<

[1431] Ibid., pp. 704-708. <<

[1432] Ibid., p. 344. <<

[1433] Ibid., p. 789. <<

[1434] Ibid., p. 790. Recientes excavaciones submarinas han respaldado este argumento. Véase: Dalya Alberge, «Shipwrecks cast new light on the Dark Ages», The Times, Londres, (9 de junio de 2004), p. 8. <<

[1435] McCormick, Origins of the European Economy, p. 796. <<

[1436] Abu-Lughod, Before European Hegemony, p. 4. <<

[1437] Ibid., p. 3. <<

[1438] Ibid., p. 19. <<

[1439] Ibid., p. 357. <<

[1440] Ibid., p. 34. <<

[1441] Ibid., p. 360. <<

[1442] Needham, Great Titration, p. 121. <<

[1443] Ibid., p. 150. No obstante, Frye, Heritage of Central Asia, pp. 194-195, sostiene que la cercana Sogdiana era muy diferente y contaba con una próspera clase mercantil. <<

[1444] Toby E. Huff, The Rise of Early Modern Science in Islam, China and the West, Cambridge University Press, Cambridge (Inglaterra), 1993, p. 120. <<

[1445] Ibid., p. 129. <<

[1446] Ibid., p. 189. <<

[1447] Douglas North y Robert Thomas, The Rise of the Western World, Cambridge University Press, Cambridge (Inglaterra), 1973, p. 33. <<

[1448] Ibid., pp. 34-35. <<

[1449] Ibid., p. 41. <<

[1450] Carlo M. Cipolla, Before the Industrial Revolution: European Society and Economy, 1000-1700, Routledge, Londres y Nueva York, 20033, p. 141. [Hay traducción castellana del original italiano: Historia económica de la Europa preindustrial, Alianza, Madrid, 1992]. <<

[1451] Ibid., pp. 160-161. <<

[1452] Ibid., p. 180. Véase también: J. R. S. Phillips, The Medieval Expansion of Europe, Oxford University Press, Oxford, 1988, p. 103. [Hay traducción castellana: La expansión medieval de Europa, Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1994]. <<

[1453] Anthony Pagden, ed., The Idea of Europe, Cambridge University Press/Woodrow Wilson Center Press, Cambridge (Inglaterra) y Washington, 2002, p. 81. <<

[1454] Ibid., p. 84. <<

[1455] R. W. Southern, Scholastic Humanism and the Unification of Europe, vol. 1, Foundations, Basil Blackwell, Oxford, 1995, p. 1. <<

[1456] Pagden, ed., Idea of Europe, pp. 83-84. <<

[1457] Southern, Scholastic Humanism and the Unification of Europe, p. 2. <<

[1458] Ibid., p. 3. <<

[1459] Ibid., pp. 4-5. <<

[1460] Ibid., p. 5. <<

[1461] Ibid., pp. 5-6. <<

[1462] Herbert Musurillo SJ, Symbolism and the Christian Imagination, Helicon, Dublín, 1962, p. 152. <<

[1463] Ibid. Sobre los acontecimientos que rodearon la llegada del año 1000, véase: Moynahan, Faith, pp. 206 y ss. <<

[1464] Southern, Scholastic Humanism and the Unification of Europe, p. 6. <<

[1465] Ibid., p. 11. <<

[1466] Ibid. <<

[1467] Ibid., pp. 189-190. <<

[1468] Ibid., pp. 205-206. Véase también: Moynahan, Faith, p. 242. <<

[1469] Los empiristas de Alejandría realizaron experimentos pero nunca desarrollaron a partir de éstos un acercamiento sistemático. Lo mismo puede decirse de los chinos durante la dinastía Han y de al-Rhazi en la Bagdad del siglo IX. <<

[1470] D. A. Callus, ed., Robert Grosseteste, Oxford University Press, Oxford, 1955, p. 98. <<

[1471] Ibid., p. 106. <<

[1472] Colin Morris, The Discovery of the Individual: 1050-1200, SPCK, Londres, 1972, pp. 161 y ss. Véase también: Freeman, Closing of the Western Mind, p. 335. Robert Pasnau, Aquinas on Human Nature, Cambridge University Press, Cambridge (Inglaterra), 2003. <<

[1473] Tarnas, Passion of the Western Mind, p. 177. <<

[1474] Ibid., p. 181. <<

[1475] Ibid., p. 188. Véase también: Joseph Canning, A History of Medieval Political Thought, 300-1450, Routledge, Londres, pp. 132-133, que subraya que Aquino no concedía autonomía absoluta al mundo secular. <<

[1476] Tarnas, Passion of the Western Mind, p. 191. <<

[1477] Robert Benson y Giles Constable, eds., Renaissance and Renewal in the Twelfth Century, Oxford University Press, Oxford, 1982, p. 45. <<

[1478] Ibid., p. 56. <<

[1479] Ibid., p. 61. <<

[1480] Ibid., pp. 65-66. <<

[1481] Ibid., pp. 150-151. Sobre las distintas ideas de Jerusalén, véase: Moynahan, Faith, p. 229. <<

[1482] Morris, Discovery of the Individual, p. 23. <<

[1483] Ibid., pp. 26-27. <<

[1484] Ibid., p. 28. Moynahan, Faith, p. 216. <<

[1485] Morris, Discovery of the Individual, p. 27. <<

[1486] Ibid., p. 31. <<

[1487] Musurillo SJ, Symbolism and the Christian Imagination, p. 135. <<

[1488] Morris, Discovery of the Individual, p. 34. <<

[1489] Benson y Constable, eds., Renaissance and Renewal in the Twelfth Century, p. 67. <<

[1490] Ibid., p. 71. <<

[1491] Ibid. Sobre el Cuarto Concilio de Letrán y la transubstanciación, véase: Moynahan, Faith, p. 302. El énfasis en la conciencia halló eco en el profundo interés por la psicología del siglo XII. Por ejemplo, en la novela Cligés de Chrétien de Troyes dos amantes discuten durante varias páginas los sentimientos que cada uno tiene por el otro. Muchas obras teológicas del período se ocuparon por primera vez qué affectus o affectio influían en las acciones humanas. La psicología se concebía como el «movimiento del alma hacia Dios». Morris, Discovery of the Individual, p. 76. <<

[1492] Georges Duby, ed. A History of Private Life, vol. 2, Revelations of the Medieval World, The Belknap Press of Harvard University Press, Cambridge (Massachusetts) y Londres, 1988, pp. 272-273. [Hay traducción castellana del original francés: Historia de la vida privada, vol. 2, La alta Edad Media, Taurus, Madrid, 1995]. <<

[1493] Ibid., p. 512. <<

[1494] Ibid., p. 538. <<

[1495] Benson y Constable, eds., Renaissance and Renewal in the Twelfth Century, p. 281. <<

[1496] Morris, Discovery of the Individual, p. 79. <<

[1497] Ibid., p. 84. <<

[1498] Ibid., p. 85. <<

[1499] Para un punto de vista algo diferente, véase: Musurillo SJ, Symbolism and the Christian Imagination, caps. 10 y 11, que además estudia cómo la poesía revela la forma gradual en la que la imaginación cristiana escapó de la influencia de Agustín. <<

[1500] Morris, Discovery of the Individual, p. 88. <<

[1501] Los manuscritos ilustrados evidencian un naturalismo y un interés en el carácter individual similares. <<

[1502] Morris, Discovery of the Individual, p. 90. <<

[1503] Ibid., pp. 134 y ss. <<

[1504] Christopher Brooke, The Age of Cloister, Sutton Publishing, Stroud (Inglaterra), 2003, p. 110. <<

[1505] Ibid., p. 10. <<

[1506] Ibid., p. 18. <<

[1507] Ibid., pp. 126 y ss. <<

[1508] Ibid., p. 211. <<

[1509] Morris, Discovery of the Individual, p. 283. La aceleración de las canonizaciones es una prueba adicional de este cambio. Véase Moynahan, Faith, p. 247. <<

[1510] Ibid., p. 158. <<

[1511] Cantor, Civilization of the Middle Ages, pp. 269 y ss. <<

[1512] Ibid., pp. 258-259. <<

[1513] Edward Grant, God and Reason in the Middle Ages, Cambridge University Press, Cambridge (Inglaterra), 2001, p. 23. <<

[1514] Ibid., p. 23. <<

[1515] Ibid., p. 24. Véase: Moynahan, Faith, p. 216, para otras medidas, como la imposición del celibato a todos los clérigos por encima de los diáconos. <<

[1516] E. Grant, God and Reason in the Middle Ages, p. 24. <<

[1517] David Knowles y Dimitri Obolensky, The Christian Centuries, vol. 2, The Middle Ages, Darton, Longman & Todd, Londres, 1969, pp. 336-337. <<

[1518] Ibid., p. 337. <<

[1519] Reinhard Bendix, Kings or People: Power and the Mandate to Rule, University of California Press, Los Ángeles, 1978, p. 23. <<

[1520] Ibid., p. 27. <<

[1521] Ibid., p. 29. <<

[1522] Ibid., p. 31. Sobre Ambrosio, véase: Canning, A History of Medieval Political Thought, p. 34. <<

[1523] R. Bendix, Kings or People, p. 32. No menos importante que el desarrollo de la noción de monarquía y su relación con el papado, fue la tristemente célebre «Donación de Constantino», hoy en día considerada una falsificación producida por personas muy cercanas al papa. «Es imposible», sostiene Walter Ullmann, «exagerar la influencia que esta mentira tuvo, en general, sobre la Europa medieval y, específicamente, sobre el papado». La idea, inspirada en la Legenda Sancti Silvestri, un éxito narrativo del siglo V, era que Constantino había sido curado de lepra por el papa Silvestre y, arrepentido, se había postrado ante Su Santidad, despojado de sus emblemas imperiales (la corona incluida), y le había servido como strator, o mozo de cuadra, al conducir el caballo sobre el que iba el pontífice durante una corta distancia. El mensaje no podía ser más claro. Walter Ullmann, A History of Political Thought: The Middle Ages, Penguin Books, Londres, 1965, p. 59. [Hay traducción castellana: Historia del pensamiento político en la Edad Media, Ariel, Barcelona, 2004]. <<

[1524] Cantor, Civilization of the Middle Ages, pp. 178-179. En el año 800 Carlomagno tuvo un extraño pero revelador encuentro en Roma. El papa de aquella época, León III, era un fracaso y no gozaba del favor del público. Era tan impopular que había sido golpeado por la turba romana que lo acusaba de «vileza moral» y se había visto obligado a buscar la protección de Carlomagno. Después de llegar a Roma para asistir al juicio de León y de que éste se librara de los cargos, el futuro emperador visitó la tumba de san Pedro el día de Navidad. Carlomagno oró de rodillas y, antes de que se pusiera de pie, León se apresuró a situarse frente a él para colocarle una corona en su cabeza. Se trataba de un burdo intento de reafirmar el derecho del papado a conceder el título imperial, que no fue por completo del agrado del monarca, quien sostuvo que no habría entrado en la iglesia si hubiera sabido lo que el papa tramaba. Cantor, p. 181. Véase también: Canning, A History of Medieval Political Thought, p. 66, para una exposición de las ideas teocráticas carolingias. <<

[1525] Bendix, Kings or People, p. 33. <<

[1526] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 195. Véase también Canning, A History of Medieval Political Thought, pp. 60-61. <<

[1527] David Levine, At the Dawn of Modernity, University of California Press, Los Ángeles, 2001, p. 18. <<

[1528] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 203. <<

[1529] Ibid., pp. 218-225. Sobre Otón y su afectación imperial, véase además: Canning, A History of Medieval Political Thought, p. 75. <<

[1530] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 218. <<

[1531] Ibid., p. 244. <<

[1532] Colish, Medieval Foundations of the Western Intellectual Traditions, p. 227. <<

[1533] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 341. <<

[1534] Colish, Medieval Foundations of the Western Intellectual Traditions, p. 228. <<

[1535] Maria Warner, Alone of All Her Sex, Weidenfeld & Nicolson, Londres, 1976, pp. 147-148. <<

[1536] D. Levine, At the Dawn of Modernity, p. 74. <<

[1537] Colish, Medieval Foundations of the Western Intellectual Traditions, p. 235. Véase también: Moynahan, Faith, p. 272. <<

[1538] Colish, Medieval Foundations of the Western Intellectual Traditions, p. 237. <<

[1539] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 249. <<

[1540] Colish, Medieval Foundations of the Western Intellectual Traditions, p. 245. <<

[1541] Canning, A History of Medieval Political Thought, p. 85. <<

[1542] Cantor, Civilization of the Middle Ages, pp. 254-255. <<

[1543] Ibid., p. 258. Véase también: Canning, A History of Medieval Political Thought, p. 88. <<

[1544] Moynahan, Faith, p. 218. Sobre el debate desencadenado por las ideas de Gregorio, véase: Canning, A History of Medieval Political Thought, pp. 98 y ss. Véase también: Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 262. <<

[1545] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 267. <<

[1546] Ibid., p. 268. <<

[1547] Elisabeth Vodola, Excommunication in the Middle Ages, University of California Press, Los Ángeles, 1986, pp. 2-3. <<

[1548] Ibid., p. 4. <<

[1549] Ibid., p. 10. <<

[1550] En la alta Edad Media los monarcas por lo general apoyaban las decisiones de la Iglesia, por lo que los excomulgados perdían usualmente también sus derechos civiles. Esto deriva del concepto romano de infamia, que privaba del voto a las personas inmorales y a los criminales. <<

[1551] De igual forma, se consideraba que la gente que no sabía que un excomulgado estaba excomulgado tampoco se contaminaba. Vodola, Excommunication in the Middle Ages, p. 25. <<

[1552] Ibid., p. 29. <<

[1553] Ibid., p. 32. Véase también: Moynahan, Faith, p. 87. <<

[1554] Vodola, Excommunication in the Middle Ages, p. 52. <<

[1555] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 271. <<

[1556] Ibid., p. 290. Para las pérdidas cristianas, véase: Moynahan, Faith, pp. 186-187. <<

[1557] Moynahan, Faith, pp. 190 y ss. <<

[1558] Una de las cosas que se encontraban en peligro en Constantinopla era la más grandiosa colección de reliquias de todos los tiempos, la cual incluía la Corona de Espinas, el paño de Edesa, en el que la cara de Cristo había quedado impresa, un retrato de la Virgen realizado por san Lucas, el pelo de Juan el Bautista. <<

[1559] Moynahan, Faith, p. 222, menciona cinco testimonios del histórico discurso de Urbano, los cuales, sostiene, tienen diferencias sustanciales. <<

[1560] La primera cruzada tuvo lugar en un momento afortunado. La emoción y devoción de los cristianos todavía eran intensas. El milenio, el año 1000, había pasado no hacía mucho, y el milenio de la pasión, el año 1033, estaba incluso más cerca. Además, la división de los árabes en esa época les impidió resistir de forma adecuada a los más o menos cinco mil hombres que componían las fuerzas cristianas; los cruzados llegaron a Jerusalén relativamente intactos y tomaron la ciudad después de un asedio de más de un mes. Allí masacraron a todos los residentes musulmanes así como a los judíos, los cuales fueron quemados en su principal sinagoga. <<

[1561] Steven Runciman, The First Crusade, Cambridge University Press/Canto, Cambridge (Inglaterra), 1951/1980, p. 22. [Hay traducción castellana: Historia de las cruzadas, vol. 1, La primera Cruzada y la fundación del reino de Jerusalén, Alianza, Madrid, 1973]. <<

[1562] La veneración de los santos y las reliquias constituía un incentivo para que un gran número de devotos emprendiera peregrinaciones, que tenían por destino no solamente los tres grandes centros de Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela, sino también muchos otros santuarios vinculados a milagros o reliquias particulares. David Levine habla a propósito de una «geografía económica de la santidad [que] creció con rapidez en la Europa rural». En diversas zonas de Francia surgió un entramado de rutas de peregrinación, como el chemin de Paris y el chemin de Vézelay, que conducían a los fieles de Europa septentrional hasta España, donde se encontraban con los peregrinos del chemin d’Arles. Levine, At the Dawn of Modernity, p. 87. Enrique de Gante (c. 1217-1293), un influyente escolástico y metafísico parisino, ilustra la concepción básica que animaba esta devoción, ya que sostenía que los santos y ciertos visionarios tenían acceso a la mente de Dios y, debido a ello, su conocimiento poseía «completa e infalible certeza». Colish, Medieval Foundations of the Western Intellectual Traditions, p. 305. Patrick Geary, profesor de historia de la Universidad de Florida, estudió más de un centenar de registros medievales sobre robos de reliquias y descubrió que con frecuencia éstos no eran realizados por vagabundos sino por monjes, que se llevaban los venerados objetos a sus ciudades o monasterios. Como evidencian las rutas de peregrinación, las reliquias estimularon de forma constante la demanda de hospitalidad, comida y alojamiento. En otras palabras, las reliquias eran una fuente de beneficios económicos. Con todo, el culto a los santos puede ser interpretado como un retorno a cierta forma de politeísmo: el dispar carácter de los santos permitía que los fieles se vincularan con aquellas figuras con las que tenían mayor afinidad (humanos, no dioses) y que habían realizado cosas extraordinarias. Geary demuestra que el culto de los santos era tan intenso que en Italia, al menos, existían ladrones de reliquias profesionales que dirigían un agitado comercio con diversos puntos del norte de Europa. Patrick J. Geary, Furta Sacra: Thiefts of Relics in the Central Middle Ages, Princeton University Press, Princeton (Nueva Jersey), 1978/1990. <<

[1563] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 388, y Moynahan, Faith, p. 279. Véase también: Peter Biller y Anne Hudson, eds., Heresy and Literacy, 1000-1530, Cambridge University Press, Cambridge (Inglaterra), 1994, p. 94. <<

[1564] Bernard McGinn, Antichrist, Columbia University Press, Nueva York, 1994, p. 6. [Hay traducción castellana: El Anticristo: dos milenios de fascinación humana por el mal, Paidós, Barcelona, 1997]. <<

[1565] Ibid., pp. 100-113; véase también: Moynahan, Faith, p. 215. <<

[1566] McGinn, Antichrist, p. 138. <<

[1567] Ibid., pp. 136-137. <<

[1568] Colish, Medieval Foundations of the Western Intellectual Traditions, p. 249. <<

[1569] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 389. <<

[1570] Biller y Hudson, eds., Heresy and Literacy, pp. 38-39. Colish, Medieval Foundations of the Western Intellectual Traditions, p. 251. Sobre los bogomilos véase: Moynahan, Faith, pp. 280-281. <<

[1571] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 390. <<

[1572] Colish, Medieval Foundations of the Western Intellectual Traditions, p. 251. <<

[1573] E. Grant, God and Reason in the Middle Ages, p. 24. <<

[1574] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 417. Canning, A History of Medieval Political Thought, p. 121, comparte la idea de que el pontificado de Inocencio representa el punto culminante del papado medieval. <<

[1575] Cantor, Civilization of the Middle Ages, pp. 389-393. <<

[1576] Edward Burman, The Inquisition: Hammer of Heresy, Aquarian Press, Wellingborough (Northamptonshire), 1984, p. 16. [Hay traducción castellana: Los secretos de la Inquisición, Martínez Roca, Madrid, 1988]. <<

[1577] Ibid. <<

[1578] Ibid., p. 23. <<

[1579] Ibid. Para más estadísticas, véase: Stephen Haliczer, ed., Inquisition and Society in Early Modern Europe, Croom Helm, Londres y Sydney, 1987, p. 10. <<

[1580] E. Burman, The Inquisition, p. 23. <<

[1581] Ibid., p. 25. <<

[1582] James B. Given, Inquisition and Medieval Society, Cornell University Press, Ithaca (Nueva York), p. 11. Véase también: Moynahan, Faith, p. 281 <<

[1583] Sobre la forma en que se organizaba originalmente la inquisición, véase: E. Burman, The Inquisition, p. 33, y Given, Inquisition and Medieval Society, p. 14. <<

[1584] E. Burman, The Inquisition, p. 23. Véase también: Moynahan, Faith, p. 41. <<

[1585] E. Burman, The Inquisition, p. 57. <<

[1586] Ibid., pp. 60-61. En otra ocasión, Bernardo Gui hizo quemar a ochenta hombres, mujeres y niños en Estrasburgo. Véase: Moynahan, Faith, p. 286. <<

[1587] En la rueda, el prisionero era atado a la rueda de una carreta y golpeado. En el potro, como es sabido, el cuerpo del torturado era estirado hasta casi romperse, de forma parecida al strappado. <<

[1588] Los judíos planteaban un problema diferente, pero relacionado. Para esta época el sur de Francia (territorio cátaro) contaba con una comunidad judía grande y prospera y, como hemos señalado, es posible que ciertas ideas judías estén presentes en la genealogía del catarismo. Por tanto, aunque Inocencio prohibió cualquier intento de convertir a los judíos por la fuerza, sí promovió la formación de guetos, la separación física de los judíos, lo que no sólo limitaba el contacto de éstos con la población cristiana sino que los convertía en parias sociales. Fue en el Cuarto Concilio de Letrán, celebrado en 1215, hacia el final del papado de Inocencio, cuando se decretó que los judíos debían lucir un distintivo amarillo «de manera que pudieran ser distinguidos como marginados». Véase: Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 426. <<

[1589] William Chester Jordan, Europe in the High Middle Ages, Penguin, Londres, 2001, p. 9; y Cantor, Civilization of the Middle Ages, pp. 418-419. Como referencia general, véase: Jacques Le Goff, The Medieval Imagination, en especial la sección 2 de la segunda parte, «The Perception of Christendom by the Roman Curia y the organisation of an ecumenical council in 1274». [Hay traducción castellana del original francés: Lo maravilloso y lo cotidiano en el Occidente medieval, Gedisa, Barcelona, 1986]. <<

[1590] Knowles y Obolensky, The Christian Centuries, vol. 2, p. 290. <<

[1591] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 491. <<

[1592] Canning, A History of Medieval Political Thought, pp. 137-148. <<

[1593] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 493. <<

[1594] Ibid., p. 495. Véase también: Canning, A History of Medieval Political Thought, pp. 139-140. <<

[1595] Cantor, Civilization of the Middle Ages, p. 496. <<

[1596] Moynahan, Faith, pp. 298 y ss. <<

[1597] Para Suger, véase: Georges Duby, The Age of Cathedrals, University of Chicago Press, Chicago, 1981, pp. 97 y ss. [Hay traducción castellana del original francés: La época de las catedrales, Cátedra, Madrid, 1993]. <<

[1598] Ibid., p. 98. <<

[1599] The Age of Cathedrals, p. 104. <<

[1600] Anders Piltz, The Medieval World of Learning, Blackwell, Oxford, 1981, p. 26. Véase también: Moynahan, Faith, p. 269, y Le Goff, The Medieval Imagination, p. 54. <<

[1601] Duby, The Age of Cathedrals, p. 100. <<

[1602] Ibid., p. 101. <<

[1603] Ibid., p. 111. <<

[1604] R. W. Southern, «The schools of Paris and the schools of Chartres», en Benson y Constable, eds., Renaissance and Renewal in the Twelfth Century, p. 114. <<

[1605] Ibid., p. 115. <<

[1606] Ibid., pp. 124-128. <<

[1607] Ibid., p. 129. <<

[1608] Chester Jordan, Europe in the High Middle Ages, p. 116. R. W. Southern, Western Society and the Church in the Middle Ages, The Penguin History of the Church, Penguin Books, Londres, 1970/1990, p. 94. Véase también: Le Goff, The Medieval Imagination, p. 179, para el concepto de civitas en la Edad Media. <<

[1609] Rubenstein, Aristotle’s Children, p. 127. Véase también: Chester Jordan, Europe in the High Middle Ages, p. 113, y Duby, The Age of Cathedrals, p. 115. <<

[1610] Duby, The Age of Cathedrals, p. 118. <<

[1611] Duby, The Age of Cathedrals, p. 119. <<

[1612] Alan Cobban, The Medieval Universities, Methuen, Londres, 1975, p. 8. <<

[1613] Ibid., p. 9. <<

[1614] Ibid., p. 10. <<

[1615] Ibid., p. 11. <<

[1616] Piltz, The Medieval World of Learning, p. 18. <<

[1617] Cobban, The Medieval Universities, p. 12. <<

[1618] Ibid., p. 14. <<

[1619] Rubenstein, Aristotle’s Children, p. 104. <<

[1620] Cobban, The Medieval Universities, p. 18. Alejandro también estudió en Montpellier. Véase: Nathan Schachner, The Medieval Universities, Allen & Unwin, Londres, 1938, p. 263. <<

[1621] Cobban, The Medieval Universities, p. 15. Sobre la prosperidad de los médicos medievales, véase: Schachner, The Medieval Universities, pp. 132-133. <<

[1622] Rubenstein, Aristotle’s Children, p. 17. <<

[1623] Ibid., p. 162. <<

[1624] Ibid. <<

[1625] Ibid., p. 186. <<

[1626] Ibid., p. 187. <<

[1627] Ibid., p. 42. <<

[1628] Ibid., p. 210. <<

[1629] Ibid., p. 197. <<

[1630] Ibid., p. 198. <<

[1631] Ibid., p. 220. <<

[1632] Ibid., p. 221. <<

[1633] Cobban, The Medieval Universities, p. 22. <<

[1634] Ibid., p. 23. Sobre las requisitos de vestuario, véase también: Schachner, The Medieval Universities, p. 62. <<

[1635] Cobban, The Medieval Universities, pp. 23-24. <<

[1636] Ibid., p. 24. <<

[1637] Ibid., p. 25. <<

[1638] Hastings Rashdall, The Universities of Europe in the Middle Ages, nueva edición en tres volúmenes a cargo de F. M. Powicke y A. B. Emden, Clarendon Press, Oxford, 1936, vol. II, p. 22. <<

[1639] Ibid., pp. 24 y ss. <<

[1640] Cobban, The Medieval Universities, p. 31. <<

[1641] Ibid., p. 37. Sobre los cojos y los ciegos, véase: Schachner, The Medieval Universities, p. 51. <<

[1642] Chester Jordan, Europe in the High Middle Ages, p. 125. Cobban, The Medieval Universities, p. 41. <<

[1643] Olaf Pederson, The First Universities, Cambridge University Press, Cambridge (Inglaterra), 1997, pp. 122 y ss. <<

[1644] Cobban, The Medieval Universities, p. 44. <<

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