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Notas

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[1873] Para demostrar esto de una vez y para siempre, Alejandro ordenó a Nearco, uno de sus oficiales de confianza, que navegara de regreso a Persia, donde se verían de nuevo. El viaje de Nearco fue memorable. Encontró gente que subsistía comiendo sólo peces (incluso hacían pan de pescado), vio unas ballenas aterradoras que expulsaban chorros de agua como géiseres; y vientos impredecibles le llevaron de un lado a otro. Con todo, algunas de las naves consiguieron terminar la travesía y Nearco y Alejandro se encontraron de nuevo en el golfo Pérsico, tras haber descubierto el camino hacia la India tanto por tierra como por mar. Parker, Discovery, pp. 30-32. <<

[1874] Ibid., p. 33. <<

[1875] John Noble Wilford, The Mapmakers, Vintage, Nueva York, 1982, pp. 19-20. <<

[1876] Sobre el mapa del mundo de Eratóstenes, véase: Ian Cameron, Lode Stone and Evening Star: The Saga of Exploration by Sea, Hodder & Stoughton, Londres, 1965, p. 32. <<

[1877] Parker, Discovery, pp. 48-49. <<

[1878] Ibid., p. 51. <<

[1879] Véase: Evelyn Edson, Mapping Time and Space, British Library, Londres, 1997, pp. 108-109, que incluye un mapa en el que al oriente aparece el Paraíso como una isla «bañada por el sol» de la que fluyen cuatro ríos. <<

[1880] Parker, Discovery, p. 54. <<

[1881] Ibid., p. 55. <<

[1882] Sobre otros víajes «míticos», véase: Tryggi J. Oleson, Early Voyages and Northern Approaches 1000-1632, Oxford University Press/McClelland Stewart, Oxford y Nueva York, 1964, pp. 100 y ss. <<

[1883] Noble Wilford, Mapmakers, p. 38. <<

[1884] Parker, Discovery, p. 62. <<

[1885] Ibid., p. 63. <<

[1886] Oleson, Early Voyages and Northern Approaches, p. 101, sostiene que Brandán «probablemente» llegó al San Lorenzo. <<

[1887] Ibid., cap. 6, sobre los skraelings. Sobre el descubrimiento medieval de América, véase: Phillips, Medieval Expansion of Europe, pp. 166-179. El mapa de Vinland conservado en la Universidad de Yale (supuestamente realizado hacia 1440, aunque es muy probable que se trate de una falsificación) muestra que estas «islas occidentales», que ubica con bastante exactitud, estaban todavía en la mente de quien lo elaboró y que constituían una parte de la idea tradicional del Atlántico norte. <<

[1888] Parker, Discovery, p. 83. Sobre la leyenda del Preste Juan y su relación con Alejandro Magno, véase: Phillips, Medieval Expansion of Europe, p. 192. <<

[1889] Pastor Bodmer, Armature of Conquest, pp. 13-14. Y Phillips, Medieval Expansion of Europe, p. 69. <<

[1890] Parker, Discovery, p. 89. <<

[1891] Pastor Bodmer, Armature of Conquest, p. 15. <<

[1892] Sobre otras aventuras (cristianas) de Marco Polo, véase: Moynahan, Faith, p. 188. <<

[1893] Ross E. Dunn, The Adventures of Ibn Battuta, University of California Press, Los Ángeles y Berkeley, 1986/1989. Sobre Rustichello de Pisa, véase: Phillips, Medieval Expansion of Europe, p. 113. <<

[1894] Flint, Imaginative Landscape of Christopher Columbus, p. 3. <<

[1895] Ibid., p. 7. <<

[1896] Esta posición implicaba que para alcanzarlo se necesitaba recorrer un arduo camino cuesta arriba, lo que coincidía perfectamente con las preocupaciones morales de la época. <<

[1897] Flint, Imaginative Landscape of Christopher Columbus, p. 9. <<

[1898] Ibid., p. 10. <<

[1899] Ibid., p. 26. <<

[1900] Ibid., p. 36. <<

[1901] Pastor Bodmer, Armature of Conquest, p. 13. <<

[1902] Flint, Imaginative Landscape of Christopher Columbus, p. 40 y ref. Samuel Morison, Christopher Columbus: Mariner, Faber, Londres, 1956, p. 103. <<

[1903] Flint, Imaginative Landscape of Christopher Columbus, p. 42. <<

[1904] Pastor Bodmer, Armature of Conquest, p. 15. <<

[1905] Flint, Imaginative Landscape of Christopher Columbus, p. 53. <<

[1906] De hecho, llegaría a crear un concejo inspirado en sus lecturas para que gobernara la primera isla que descubrió. Joachim G. Leithäuser, World Beyond the Horizon, traducido por Hugh Merrick, Knopf, Nueva York, 1955, p. 73. <<

[1907] Ibid., p. 44. <<

[1908] Pastor Bodmer, Armature of Conquest, cap. 4, expone esos «modelos» en tanto formas de entender el Nuevo Mundo y sus configuraciones sociales. <<

[1909] Flint, Imaginative Landscape of Christopher Columbus, p. 95. <<

[1910] Ibid., p. 96. <<

[1911] J. D. Bernal, The Extension of Man: The History of Physics Before the Modern Age, Weidenfeld & Nicolson, Londres, 1954, pp. 124-127. <<

[1912] J. H. Parry, The Age of Reconnaissance, Weidenfeld & Nicolson, Londres, 1963, pp. 100 y ss. [Hay traducción castellana: La época de los descubrimientos geográficos, Guadarrama, Barcelona, 1964]. Véase también: Edson, Mapping Time and Space, en especial el cap. 1; y Noble Wilford, Mapmakers, caps. 4 y 5, pp. 34-72. <<

[1913] Parry, Age of Reconnaissance, p. 103. <<

[1914] Ibid., p. 105. <<

[1915] Ibid., p. 106. <<

[1916] Noble Wilford, Mapmakers, pp. 71 y ss. <<

[1917] Parry, Age of Reconnaissance, p. 112. <<

[1918] Noble Wilford, Mapmakers, p. 75. <<

[1919] Durante las noches, los llamados «guardianes» de la Estrella Polar describen un círculo completo alrededor del polo cada veinticuatro horas. El «nocturnal» o astrolabio nocturno consistía en un disco con un agujero central, por el que se miraba Polaris, y un brazo que era necesario alinear con Kochab. El borde del disco tenía una serie de marcas que indicaban el ángulo para la media noche de varias fechas del año, y era de este modo como podía establecerse de forma aproximada la media noche de cualquier día. Noble Wilford, Mapmakers, p. 76. <<

[1920] Ibid., p. 79. <<

[1921] Ibid., p. 82. <<

[1922] Las corrientes marinas eran mucho más importantes en el Atlántico, donde las mareas pueden subir y bajar varios metros, que en el Mediterráneo, donde esto no ocurre y en el cual la única corriente peligrosa se encuentra en el estrecho de Messina. La relación de las mareas con la luna se convirtió en esta época en una cuestión central, pues afectaba el acceso a los puertos del Atlántico. Noble Wilford, Mapmakers, p. 85. <<

[1923] Parry, Age of Reconnaissance, p. 98. Sobre las implicaciones de la desaparición de la Estrella Polar, véase: Phillips, Medieval Expansion of Europe, p. 194. <<

[1924] Parry, Age of Reconnaissance, p. 63. <<

[1925] Ibid. <<

[1926] Para una vívida descripción de cómo era un viaje en una galera, véase: Chatterton, Sailing the Seas, p. 139. <<

[1927] Parry, Age of Reconnaissance, p. 58. Sobre el desarrollo de la vela latina y su apogeo en la batalla de Lepanto en 1571, véase: Chatterton, Sailing the Seas, p. 144. Este formato permitía a las embarcaciones navegar «dos puntos más cerca del viento». Véase además la ilustración opuesta a la p. 142. <<

[1928] Roland J. Watkins, Unknown Seas: How Vasco da Gama Opened the East, John Murray, Londres, 2003, p. 118. <<

[1929] Parry, Age of Reconnaissance, p. 140. <<

[1930] También halló cristianos en la costa de Malabar, cuya liturgia era en siríaco. Moynahan, Faith, p. 553. <<

[1931] Parry, Age of Reconnaissance, p. 149. <<

[1932] Pastor Bodmer, Armature of Conquest, p. 10. <<

[1933] Parry, Age of Reconnaissance, p. 151. <<

[1934] Felipe Fernández-Armesto, Columbus and the Conquest of the Impossible, Weidenfeld & Nicolson, Londres, 1974, pp. 166-167. <<

[1935] Parry, Age of Reconnaissance, p. 154 y ref. Pedro Mártir de Anglería, De Orbe Novo, ed. y trad. de F. A. McNutt, Nueva York, vol. 1, p. 83, citado en Parry, Ibid. [Hay traducción castellana del original latino: Décadas del Nuevo Mundo, Polifemo, Madrid, 1989]. <<

[1936] Ibid., p. 159. <<

[1937] Jared Diamond, Guns, Germs and Steel, Cape, Londres, 1997. [Hay traducción castellana: Armas, gérmenes y acero: la sociedad humana y sus destinos, Debate, Barcelona, 1998]. <<

[1938] Ibid., p. 140. <<

[1939] J. H. Elliott, The Old World and the New, Cambridge University Press/Canto, Cambridge (Inglaterra), 1970/1992, p. 7. [Hay traducción castellana: El Viejo Mundo y el Nuevo, Altaya, Barcelona, 1996]. <<

[1940] Ibid., p. 8. <<

[1941] Epistolario de Pedro Mártir de Anglería, ed. José López de Toro, («Documentos inéditos para la historia de España», tomos IX-XII, Madrid, 1953-1957), tomo IX, carta CXXXIII, p. 242. citado en Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 22]. <<

[1942] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 22. Véase también: Pastor Bodmer, Armature of Conquest, p. 33. <<

[1943] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 9. <<

[1944] Ibid., pp. 9-10. <<

[1945] Pastor Bodmer, Armature of Conquest, pp. 65-66 y 88. Sobre Gómara, véase: Michael D. Coe, Breaking the Maya Code, Thames & Hudson, Londres, 1992, p. 78. [Francisco López de Gómara, Primera parte de la Historia General de las Indias, Biblioteca de Autores Españoles, tomo XXII, Madrid, 1852, p. 156, citado en Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 23]. <<

[1946] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 10. <<

[1947] Ibid., p. 11. <<

[1948] Ibid., p. 12. Sobre las expectativas de los americanos, véase: Jack P. Greene, The Intellectual Construction of America, Univerity of North Carolina Press, Chapel Hill, 1993, p. 15. <<

[1949] Pastor Bodmer, Armature of Conquest, p. 12. <<

[1950] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 15. <<

[1951] Los primeros exploradores también tenían un lado más tosco. Véase en Leithäuser, World Beyond the Horizon, pp. 38 y ss., los trucos que utilizó Colón para mantener calmados a sus hombres. <<

[1952] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 24. <<

[1953] Pastor Bodmer, Armature of Conquest, p. 32. <<

[1954] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 25. <<

[1955] Ibid. Véase también: Moynahan, Faith, p. 510. <<

[1956] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, pp. 43-44. <<

[1957] A pesar de la enorme variedad de animales salvajes del Nuevo Mundo, lo que más aterrorizaba a los indígenas eran los sabuesos españoles, animales a los que en ocasiones se les había entrenado para despedazar a los indios. Leithäuser, World Beyond the Horizon, pp. 160-161. <<

[1958] Pastor Bodmer, Armature of Conquest, pp. 212-213. Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 47. <<

[1959] Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España, ed. Ángel M. Garibay, México, 1967, pp. 5-6, citado en Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 48. <<

[1960] Ibid., p. 36. <<

[1961] Ibid., p. 37. <<

[1962] Para dibujos indígenas de estas actividades, véase: Leithäuser, World Beyond the Horizon, pp. 165-166. <<

[1963] Pastor Bodmer, Armature of Conquest, pp. 60-61. <<

[1964] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 38. <<

[1965] Ibid., p. 39. <<

[1966] Acosta tenía la teoría de que en el Nuevo Mundo los minerales «crecían» como las plantas. Pastor Bodmer, Armature of Conquest, pp. 144-145. <<

[1967] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 39. <<

[1968] Ibid., pp. 39-40 <<

[1969] Evgenii G. Kushnarev, Bering’s Search for the Strait, ed. y trad. de E. A. P. Crownhart-Vaughan, Oregon Historical Society Press, Portland, 1990 (la edición original se publicó en 1968 en Leningrado, hoy San Petersburgo). Sobre Cartier y Nicolet, véase: Phillips, Medieval Expansion of Europe, p. 259. <<

[1970] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 40. <<

[1971] Para una explicación del significado de «barbarie» en este contexto, véase: Pastor Bodmer, Armature of Conquest, pp. 209 y ss. Véase también: P. J. Marshall y Glyndwr Williams, The Great map of Mankind: Perceptions of the World in the Age of Enlightenment, Dent, Londres, 1982, cap. 7, «Savages noble and ignoble: concepts of North American Indian», pp. 187 y ss. <<

[1972] Para una descripción vívida de Tenochtitlán y sus complejas obras artísitcas de ingeniería, véase: Leithäuser, World Beyond the Horizon. <<

[1973] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, pp. 42-43. <<

[1974] Pastor Bodmer, Armature of Conquest, p. 67. Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 58. <<

[1975] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 43. <<

[1976] Anthony Pagden, The Fall of Natural Man, Cambridge University Press, Cambridge (Inglaterra), 1982, p. 39. [Hay traducción castellana: La caída del hombre: el indio americano y los orígenes de la etnología comparativa, Alianza, Madrid, 1988]. <<

[1977] Ibid., p. 49. Sobre el pensamiento jurídico que respaldaba esta institución, véase: Moynahan, Faith, p. 508. <<

[1978] Esta concepción preveía la posibilidad de que el indio se convirtiera algún día en hombre libre, pero hasta que ese momento llegara, éste debía permanecer «bajo la tutela del rey de España». Pagden, Fall of Natural Man, p. 104. <<

[1979] Ronald Wright, Stolen Continents: The ‘New World’ Through Indian Eyes, Houghton Mifflin, Boston, 1992, p. 23. [Hay traducción castellana: Contientes robados, Anaya & Mario Muchnik, Madrid, 1994]. Véase también: Pastor Bodmer, Armature of Conquest, pp. 143-144; y Moynahan, Faith, p. 510. <<

[1980] Francisco de Vitoria, Relectio de Indis, edición de L. Pereña y J. M. Pérez Prendes, Corpus Hispanorum de Pace, vol. V, Madrid, 1967, p. 29, citado en Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 60. Véase también: Pagden, Fall of Natural Man, p. 45. <<

[1981] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 61. Véase también: Pagden, Fall of Natural Man, p. 46. <<

[1982] Moynahan, Faith, p. 510. Pastor Bodmer, Armature of Conquest, p. 144. <<

[1983] Pagden, Fall of Natural Man, p. 119. <<

[1984] Sobre el desarrollo de mapas detallados de América, véase: Leithäuser, World Beyond the Horizon, pp. 197 y ss. <<

[1985] José de Acosta, De procuranda indorum salute, ed. y trad. de Francisco Mateos, Madrid, 1952, citado en Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 65. <<

[1986] Pagden, Fall of Natural Man, p. 164. <<

[1987] Ibid., p. 174. <<

[1988] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 65. También existía la teoría de que los metales preciosos del mundo se acumulaban en una región fabulosa cerca de Ecuador, y que los indígenas americanos sabían cómo llegar hasta ella. José de Acosta, Historia natural y moral de las Indias, Madrid, 1954, pp. 88-89, citado en Pastor Bodmer, Armature of Conquest, p. 155. <<

[1989] Bartolomé de Las Casas, Apologética historia sumaria, edición de Edmundo O’Gorman, 2 vols, México, 1967, I, p. 260 y 546, citado en Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 66. <<

[1990] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 51. <<

[1991] Ibid., p. 52. <<

[1992] Alvin M. Josephy, ed., America en 1492, Vintage, Nueva York, 1991/1993, p. 6. <<

[1993] William MacLeish, The Day Before America, Houghton Mifflin, Boston, 1994, p. 168. <<

[1994] Además, los sioux y muchas otras tribus que se harían famosas como guerreros de las planicies aún no vivían en ellas en 1492. Josephy, ed., America en 1492, p. 8. <<

[1995] Ibid., p. 34. <<

[1996] Véase J. C. Furnas, The Americas: A Social History of the Unites States, 1587-1914, Longman, Londres, 1970, que incluye detalles sobre lo que los europeos trataron de aprender de los indios. <<

[1997] Josephy, ed., America en 1492, p. 76. <<

[1998] Ibid., pp. 170-171. <<

[1999] MacLeish, The Day Before America, 131. <<

[2000] Josephy, ed., America en 1492, p. 195. <<

[2001] Ibid., p. 196. <<

[2002] Ibid., p. 194. <<

[2003] Ibid., p. 251. Véase: Coe, Breaking the Maya Code, p. 48, para una esquema sobre la clasificación y antigüedad de treinta y un lenguas mayas. <<

[2004] Josephy, ed., America en 1492, p. 253. <<

[2005] Ibid. <<

[2006] Ibid., p. 254. <<

[2007] Los indígenas yupik de Alaska se volvieron famosos por la cantidad de palabras que poseen para referirse a la nieve, al distinguir entre «nieve sobre la tierra», «nieve ligera», «nieve profunda y suave», «nieve a punto de provocar una avalancha» y «bloque de nieve». Josephy, ed., America en 1492, p. 255. <<

[2008] Ibid., p. 262. <<

[2009] Ibid., p. 263. <<

[2010] Furnas, Americas, p. 366, sostiene que los apaches fueron la tribu menos dispuesta a dejarse convertir por los jesuitas. <<

[2011] Josephy, ed., America en 1492, p. 278. <<

[2012] Ibid., p. 291. Sobre la relación entre la gramática hopi y su visión del mundo, véase: Coe, Breaking the Maya Code, p. 136. <<

[2013] Josephy, ed., America en 1492, p. 294. <<

[2014] MacLeish, Day Before America, p. 233. <<

[2015] Josephy, ed., America en 1492, p. 309. <<

[2016] Después de unos pocos años, se desenterraba al antiguo chamán, cuyo cuerpo se quemaba para fabricar una poción mágica que su sucesor consumía en una ceremonia especial para adquirir así parte de su sabiduría. Josephy, ed., America en 1492, p. 312. <<

[2017] Ibid., p. 326. <<

[2018] Ibid., p. 329. <<

[2019] Ibid. <<

[2020] Ibid., p. 330. <<

[2021] Wright, Stolen Continents, examina cinco civilizaciones del Nuevo Mundo —los aztecas, los incas, los mayas, los cherokee y los iroqueses— y sus reacciones a la conquista. En el caso de los incas, por ejemplo, describe su gran sistema de almacenamiento, su complejo sistema de irrigación y su síntesis de anteriores civilizaciones, en un fascinante intento de introducirse en la mente de los indígenas. Luego explora sus reacciones a lo largo de los siglos XVII, XVIII y XIX a la invasión de sus tierras. <<

[2022] Josephy, ed., America en 1492, p. 343. Sobre la cronología azteca/inca véase: Coe, Breaking the Maya Code, pp. 59-60. <<

[2023] Josephy, ed., America en 1492, p. 343. <<

[2024] Ibid., p. 367. <<

[2025] Ibid., p. 372. <<

[2026] Ibid. <<

[2027] Coe, Breaking the Maya Code, p. 118, propone un esquema de cómo podría haberse organizado la escritura maya. <<

[2028] Josephy, ed., America en 1492, p. 375. <<

[2029] Ibid., pp. 375-376. <<

[2030] Ibid., p. 377. <<

[2031] Ibid., p. 381. <<

[2032] Furnas, Americas, p. 166, señala algunas interesantes similitudes entre la religión azteca y el cristianismo, entre ellas los equivalentes de Eva, la serpiente y el Diluvio. <<

[2033] Josephy, ed., America en 1492, p. 389. <<

[2034] Ibid., p. 392. <<

[2035] Ibid. <<

[2036] Sobre la actitud de los mayas respecto de la vida silvestre, véase: Coe, Breaking the Maya Code, p. 58. <<

[2037] Josephy, ed., America en 1492, pp. 402-403. <<

[2038] Ibid., pp. 408-409. <<

[2039] Ibid., p. 409. <<

[2040] Ibid., p. 412. <<

[2041] Sobre las «maravillas de la ingeniería» inca, sus piedras cubiertas de oro y sus habilidades en el ámbito de los textiles, véase: Furnas, Americas, pp. 179 y ss. <<

[2042] Josephy, ed., America en 1492, p. 413. <<

[2043] Ibid. Sobre los dioses mayas, véase: Coe, Breaking the Maya Code, pp. 242-243. <<

[2044] Josephy, ed., America en 1492, pp. 413-414. <<

[2045] También hay que señalar que se creía que el creador tenía poder sobre las personas que sus creaciones representaban y, asimismo, que los objetos creados se consideraban más importantes (más divinos) que su creador. Josephy, ed., America en 1492, p. 416. <<

[2046] Ibid., p. 417. <<

[2047] Ibid., p. 419. <<

[2048] Terence Grieder, profesor de historia del arte en la Universidad de Tejas en Austin, ha comparado el arte primitivo de las Américas con el de Australia, Polinesia, Indonesia y el sureste asiático, lo que le ha llevado a conclusiones fascinantes. A uno y otro lado del Pacífico, Grieder identifica tres tipos básicos de civilización y encuentra que el arte de esas tres civilizaciones varía de manera sistemática tanto en la forma como en el contenido simbólico. Para este investigador, esto respalda la idea de que América fue poblada por tres migraciones separadas. El argumento principal de Grieder es que hay un gradiente cultural que evidencia un estrecho paralelo entre las Américas, por un lado, y Australia y el sureste asiático, por otro. Por ejemplo, en Australia y la costa atlántica de Suramérica, el punto más alejado del continente euroasiático, se hallaban «los pueblos más primitivos», las áreas pobladas por grupos de cazadores-recolectores sin refugio permanente, sin agricultura o técnicas especializadas de algún tipo. Por su parte, los melanesios y los habitantes de las grandes planicies de Norteamérica y de algunas áreas de Suramérica vivían en aldeas establecidas y practicaban la agricultura. Por último, en Indonesia, Malasia, las Filipinas, el continente asiático y en Centroamérica había grandes poblaciones que vivían en ciudades, tenían templos de piedra y trabajos especializados. En ambos lugares (Australia y el sureste asiático, por un lado, y las Américas, por otro), niveles similares de la civilización poseían un arte simbólico similar.

La primera oleada, como la denomina Grieder, se caracterizaba por tener signos primitivos para la vulva y el falo, por realizar marcas circulares en las rocas y por pintarse la cara y el cuerpo. Típicos de la segunda oleada son los árboles o postes sagrados, las máscaras y los tejidos de corteza. La tercera oleada poseía símbolos geométricos (la cruz, la cuadrícula, la esvástica y los dibujos en forma de S) y representaba con frecuencia el cosmos (simbolismo celestial), algo que también se ve reflejado en el uso de cuevas y montañas como lugares sagrados, lo que incluye montañas artificiales o pirámides. Los tatuajes fueron introducidos en la tercera oleada, así como los libros de papel de la corteza. Por supuesto, en muchas áreas las diversas oleadas entraron en contacto y se influyeron mutuamente (el simbolismo iroqués, en particular, sería una mezcla de las tres oleadas, una conclusión respaldada por los análisis de los tipos sanguíneos). Pero Grieder considera que el simbolismo de la tercera oleada es todavía fuerte y que es poco probable que haya sido inventado dos veces. Por tanto, su conclusión es no sólo que hubo tres oleadas migratorias que llegaron a América, sino que estas tres oleadas se corresponden con las migraciones desde el sureste asiático hacia Australia, Tasmania y Nueva Zelanda. Grieder, Origins of Pre-Columbian Art. <<

[2049] Wright, Stolen Continents, pp. 53-54 y 165. Sobre las matanzas «cristianas», véase: Moynahan, Faith, p. 513. <<

[2050] Elliott, El Viejo y el Mundo, pp. 81 y 86. <<

[2051] Ibid., p. 87. <<

[2052] Bernard Lewis y P. M. Holt, Historians of the Middle East, Oxford University Press, Oxford, 1962, p. 184. <<

[2053] Todo este proceso estuvo marcado por una idea que había nacido con los padres de la Iglesia, la de que la civilización y con ella el poder mundial se desplazaba gradualmente de este a oeste. Según esta versión de la historia, la civilización había surgido en Mesopotamia y Persia y luego se había trasladado sucesivamente a Egipto, Grecia, Italia, Francia y, por fin, a España. El centro del mundo, opinaban los españoles, permanecería aquí «do lo ataja el mar, y será tan bien guardado que no puede huyr». Hernán Pérez de Oliva, Las obras, Córdoba, 1586, p. 184, citado en Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, pp. 118-119. <<

[2054] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 95. <<

[2055] Ibid., p. 96. <<

[2056] Earl J. Hamilton, American Treasure and the Price Revolution in Spain, 1501-1650, Harvard University Press, Cambridge (Massachusetts), 1934, p. VII. [Hay traducción castellana: El tesoro americano y la revolución de los precios en España, 1501-1650, Crítica, Barcelona, 2000]. <<

[2057] Walter Prescott Webb, The Great Frontier, Secker & Warburg, Londres, 1953. Sobre el papel del revólver y de los nuevos métodos de cultivo, véase pp. 239 y ss. Véase también: Wilbur R. Jacobs, Turner, Bolton and Webb: Three Historians of the American Frontier, University of Washington Press, Seattle, 1965. <<

[2058] Aunque Michael Core sostiene, por ejemplo, que incluso en nuestros días es imposible conocer, por ejemplo, qué población tenían los mayas. Breaking the Maya Code, p. 47. <<

[2059] Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 82. <<

[2060] Inca Garcilaso de la Vega, «Segunda parte de los Comentarios reales de los incas», lib. I, cap. VII, Obras completas del Inca Garcilaso de la Vega, BAE, Madrid, 1960, tomo III, p. 26-27, citado en Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, pp. 82-83. <<

[2061] Inca Garcilaso de la Vega, «Primera parte de los Comentarios reales de los incas», lib. I, cap. I, Obras completas del Inca Garcilaso de la Vega, BAE, Madrid, 1960, tomo II, pp. 7, citado en Elliott, El Viejo Mundo y el Nuevo, p. 127. <<

[2062] Manchester, A World Lit Only by Fire, p. 132. <<

[2063] Ibid., p. 130. <<

[2064] Ibid., p. 131. <<

[2065] Ibid., pp. 134-135 <<

[2066] Para el resto del «parloteo» de Tetzel, véase: Moynahan, Faith, pp. 346-347. <<

[2067] Diarmaid MacCulloch, Reformation: Europe’s House Divided, 1490-1700, Allen Lane/Penguin, Londres, 2003, p. 4. <<

[2068] Ibid., p. 17. <<

[2069] Ibid., p. 51. <<

[2070] Ibid., p. 73. <<

[2071] Ibid., p. 88 <<

[2072] Ibid., p. 133. <<

[2073] Bronowski y Mazlish, Western Intellectual Tradition, p. 80. Moynahan, Faith, p. 347. <<

[2074] Bronowski y Mazlish, Western Intellectual Tradition, p. 81. <<

[2075] Boorstin, Seekers, p. 116, duda de que las tesis hubieran sido en verdad clavadas en las puertas de la iglesia. <<

[2076] Bronowski y Mazlish, Western Intellectual Tradition, p. 84. <<

[2077] MacCulloch, Reformation, p. 123. <<

[2078] Bronowski y Mazlish, Western Intellectual Tradition, p. 76. <<

[2079] Sobre los enfrentamientos de Lutero con la Iglesia, véase: Moynahan, Faith, pp. 350-351 <<

[2080] Manchester, A World Lit Only by Fire, p. 167. <<

[2081] MacCulloch, Reformation, p. 134. <<

[2082] Bronowski y Mazlish, Western Intellectual Tradition, p. 85. <<

[2083] Ibid. <<

[2084] W. D. J. Cargill Thompson, Luther’s Political Thought, Harvester, Hassocks (Sussex), 1984, p. 28. <<

[2085] Ibid., p. 160. <<

[2086] Bronowski y Mazlish, Western Intellectual Tradition, p. 88. <<

[2087] Véase la discusión sobre la Innerlichkeit en el capítulo 33 y en la conclusión. <<

[2088] Sobre la ferocidad (y popularidad) de los escritos de Lutero, véase: Moynahan, Faith, pp. 352-353. Boorstin, Seekers, p. 115, afirma que estos textos y la traducción de la Biblia hecha por Lutero fueron los que establecieron el alemán como lengua literaria. <<

[2089] Boorstin, Seekers, p. 119. <<

[2090] Bronowski y Mazlish, Western Intellectual Tradition, p. 92. Moynahan, Faith, pp. 384-385. <<

[2091] Bronowski y Mazlish, Western Intellectual Tradition, p. 93. <<

[2092] Moynahan, Faith, p. 386. <<

[2093] Boorstin, Seekers, p. 120. <<

[2094] Bronowski y Mazlish, Western Intellectual Tradition, p. 94. Sobre el funcionamiento del Consistorio, véase: Moynahan, Faith, pp. 386-387. <<

[2095] Boorstin, Seekers, p. 121. <<

[2096] Véase Harro Höpfl, ed. y trad., Luther and Calvin on Secular Authority, Cambridge University Press, Cambridge (Inglaterra), 1991. <<

[2097] Bronowski y Mazlish, Western Intellectual Tradition, pp. 96-97. <<

[2098] Fueron los artesanos que llegaron en masa a Ginebra en esta época los que crearon el negocio de fabricación de relojes por el que todavía es famosa Suiza. Moynahan, Faith, p. 396. <<

[2099] En Ginebra no se toleraba ninguna desviación, pero los extranjeros que acudían a Suiza para aprender de Calvino (Juan Knox, por ejemplo) tenían que regresar a sus propios países, en los que los calvinistas eran una minoría, algo que a menudo los llevó a ser partidarios de la tolerancia religiosa. En general, los calvinistas se convirtieron en «antiabsolutistas» y defendieron los derechos de las minorías. En cierto sentido esto los hizo una especie de proto-demócratas, un paso adelante hacia las ideas centrales del pensamiento político moderno. Bronowski y Mazlish, Western Intellectual Tradition, p. 99. <<

[2100] Ibid., pp. 105-106. <<

[2101] Manchester, A World Lit Only by Fire, p. 193. <<

[2102] Ibid., p. 195. <<

[2103] Para el contexto de estos hechos, véase: M. Creighton, A History of the Papacy from the Great Schism to the Sack of Roma, Longman, Greene & Co., Londres, 1919, pp. 309 y ss. <<

[2104] Ibid., pp. 322-323. <<

[2105] Ibid., pp. 340 y ss. <<

[2106] Moynahan, Faith, p. 421. <<

[2107] Manchester, A World Lit Only by Fire, p. 199. <<

[2108] Ibid. <<

[2109] Ibid., p. 201. En 1536 se había creado una comisión de reforma papal, pero las diferencias con los protestantes eran demasiado grandes. Moynahan, Faith, pp. 422-423. <<

[2110] Manchester, A World Lit Only by Fire, pp. 201-202. <<

[2111] Jardine, Wordly Goods, p. 172. <<

[2112] Moynahan, Faith, p. 432. <<

[2113] Ibid., p. 440. <<

[2114] Sir Tomás Moro llegó incluso a sostener que Enrique tenía más conocimientos «que cualquier otro de los monarcas ingleses que le precedieron». Manchester, A World Lit Only by Fire, p. 203. <<

[2115] Ibid. <<

[2116] Para las fechas exactas de la traducción, véase: McGrath, In the Beginning, p. 72. <<

[2117] Manchester, A World Lit Only by Fire, p. 204. <<

[2118] Ibid. Sobre el descubrimiento de los folios en Colonia, véase: McGrath, In the Beginning, p. 72. <<

[2119] Sobre la calidad del inglés de esta versión, véase: McGrath, In the Beginning, p. 75-76. <<

[2120] Manchester, A World Lit Only by Fire, p. 205. <<

[2121] Bamber Gascoigne, The Christians, Jonathan Cape, Londres, 1977, p. 186. [Hay traducción castellana: Los cristianos, Argos Vergara, Barcelona, 1978]. <<

[2122] Ibid. Después de ello Volterra sería conocido como il Braghettone. <<

[2123] MacCulloch, Reformation, p. 226. <<

[2124] Michael A. Mullet, The Catholic Reformation, Routledge, Londres, 1999, p. 38. <<

[2125] Ibid., pp. 38-39. <<

[2126] Ibid., p. 40. <<

[2127] Ibid., p. 45. <<

[2128] Ibid., p. 47. <<

[2129] Ibid., p. 68. Véase: Jaques Le Goff, «The Time of Purgatory», en The Medieval Imagination, pp. 67-77. <<

[2130] Los efectos del concilio de Trento: para empezar, la Iglesia consideraba que el conflicto con los protestantes era una lucha contra la herejía y las sectas separatistas, como había ocurrido con los cátaros en el siglo XII. Por ejemplo, el duque de Alba, que encabezó el régimen de terror que se consideró necesario para mantener a salvo a los Países Bajos para la España católica, se hizo retratar vestido como un cruzado. El Vaticano encargó a nadie más y nadie menos que Vasari que pintara dos cuadros sobre episodios de la década de 1570: la batalla de Lepanto, en la que se había derrotado a la marina turca, y la masacre del día de San Bartolomé, cuando «innumerables» protestantes franceses fueron sacados de sus camas y asesinados en las calles de París. Tal fue la alegría de los católicos tras esta espeluznante «victoria» que se acuñó una medalla conmemorativa en la que se mostraba a los hugonotes siendo asesinados. Gascoigne, Christians, p. 187. <<

[2131] Ibid., p. 185. Moynahan, Faith, p. 419. <<

[2132] Gascoigne, Christians, p. 419. <<

[2133] Ibid., p. 186. <<

[2134] Ibid., p. 189. <<

[2135] Sobre Francisco Javier en Japón, véase: Moynahan, Faith, pp. 558 y ss. <<

[2136] Gascoigne, Christians, pp. 192-193; sobre las crucifixiones, véase: Moynahan, Faith, pp. 560-561. <<

[2137] MacCulloch, Reformation, p. 586. <<

[2138] Ibid., 587. <<

[2139] Ibid., 589. <<

[2140] Ibid., 651. <<

[2141] Rudolf Wittkower, Art and Architecture in Italy: 1600-1750, Penguin, Londres, 1958/1972, p. 1. [Hay traducción castellana: Arte y arquitectura en Italia, 1600-1750, Cátedra, Madrid, 1998]. <<

[2142] Ibid. <<

[2143] Sobre la religiosidad de los artistas famosos, véase: Germain Bazin, The Baroque, Thames & Hudson, Londres y Nueva York, 1968, p. 36. <<

[2144] Wittkower, Art and Architecture in Italy, p. 12. <<

[2145] Buena parte del mármol de colores de San Pedro procedía de edificios antiguos. Wittkower, Art and Architecture in Italy, p. 10. <<

[2146] Peter y Linda Murray, Penguin Dictionary of Art and Artists, p. 38. <<

[2147] Wittkower, Art and Architecture in Italy, p. 17. <<

[2148] Bazin, Baroque, pp. 104-105. <<

[2149] Wittkower, Art and Architecture in Italy, p. 18.

<<

[2150] Herbert Butterfield, The Origins of Modern Science, 1300-1800, Free Press, Nueva York, 1949, edición revisada 1957. [Hay traducción castellana: Los orígenes de la ciencia moderna, Taurus, Madrid, 1982]. <<

[2151] Margaret J. Osler, ed., Rethinking the Scientific Revolution, Cambridge University Press, Cambridge (Inglaterra), 2000, p. 25. <<

[2152] J. D. Bernal, Science in History, p. 132. <<

[2153] Ibid., p. 133. Véase también: MacCulloch, Reformation, p. 78, y Richard H. Popkin, The Third Force in Seventeenth-Century Thought, E. J. Brill, Leiden, 1992, p. 102. <<

[2154] Huff, Rise of Early Modern Science in Islam, China and the West, p. 73. <<

[2155] Ibid., pp. 57 y ss. <<

[2156] Ibid., p. 226. Véase también: Ernst Cassirer, The Philosophy of Symbolic Forms, vol. 1, Language, Yale University Press, New Haven, 1953, pp. 230-243. [Hay traducción castellana del original alemán: La filosofía de las formas simbólicas, vol. 1, El lenguaje, Fondo de Cultura Económica, México, 1971]. <<

[2157] Bernal, Science in History, p. 134. <<

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