Hunter

Hunter


Capítulo 27

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Capítulo 27

ISOBEL

Isobel se despertó en una habitación blanca, con paredes blancas, sábanas blancas y pisos de baldosa blanca.

Se sentó y balanceó las piernas sobre el costado de la cama, inmediatamente llevándose una mano a la frente. Vaya. Se sentía mareada.

—¿Hola?

¿Dónde diablos estaba?

La habitación estaba vacía, excepto por un hombre parado junto a una ventana iluminada por la brillante luz del sol. El hombre estaba vestido, por supuesto, completamente de blanco. Parecía un cómodo uniforme médico blanco, o tal vez una camiseta y pantalones de chándal.

—¿Hola? —repitió, poniéndose de pie. Fue golpeada por otra ola de mareos y tuvo que agarrarse de la pared al lado de la cama para estabilizarse.

Su cuerpo se sentía raro. Extrañamente… liviano.

Desechó el sentimiento. El hombre junto a la ventana le parecía familiar. Dio varios pasos más hacia adelante para investigar.

Y luego quedó boquiabierta.

—¿Papi?

El hombre hizo una mueca ante sus palabras y se dio la vuelta cuando ella corrió hacia él y lo agarró del brazo.

Era él.

—¿Cómo…?

Se veía saludable. Su piel estaba sonrosada y saludable y estaba de pie; no se parecía al hombre demacrado que al final ni siquiera podía sentarse en la cama.

—Isobel. —El nombre le pesaba en los labios. Dejó caer la cabeza hacia el pecho cuando lo dijo y se llevó una mano a la sien como si sintiera dolor. Por ella.

Su euforia al verlo de nuevo desapareció. Incluso en este lugar milagroso donde su padre estaba sano nuevamente, no podía soportar estar cerca de ella. Su propia hija.

—Me iré. —Se alejó de él con voz entrecortada.

Pero cuando comenzó a girar, su padre extendió la mano de inmediato para detenerla.

—No, Isobel. —Finalmente levantó la cabeza y lo que vio en su rostro la congeló. Le brotaban lágrimas de los ojos.

—Lo siento mucho. No espero que me perdones nunca. Pero lo siento mucho, mucho.

Isobel parpadeó, sin habla.

—Te fallé por años. No te creí cuando dijiste… —Apartó la cara de ella—. Fui demasiado cobarde para enfrentar los problemas y hacer las cosas bien. Y luego fue demasiado tarde. Sé que el dinero no puede compensar la forma en que te fallé, pero solo necesitaba que supieras que tú eras todo para mí.

—¡Papi! —Isobel se le lanzó encima y él la envolvió en su abrazo. Nunca había sentido una calidez tan profunda en su alma.

—Necesitaba que lo supieras, mi niña. Te amo y siento mucho cómo te fallé. Pero ahora necesitas tomar una decisión.

Se apartó de Isobel y señaló detrás de ella.

Se dio la vuelta y vio su cuerpo en una cama de hospital, con médicos trabajando frenéticamente a su alrededor. Y Hunter estaba cerca de la puerta mientras un camillero lo detenía.

Se giró hacia su padre.

—¿Qué? No entiendo…

—Claro que sí —le dijo su padre, poniéndole una mano suave sobre el brazo—. Eres tan hermosa. —Extendió la mano y le tocó la mejilla—. Al igual que tu madre.

Isobel se apartó bruscamente de él.

—Exacto.

Sintió el pecho pesado cuando se vio a sí misma en la cama.

—Me parezco demasiado a ella, papá. Esto será difícil para Hunter. Pero… —Se le quebró la voz y tuvo que tragar antes de continuar—. Pero tal vez sea mejor así, antes de que me vuelva loca como mamá y lo arruine todo. O si llegamos a tener hijos… —Se estremeció ante la idea. No, ella nunca haría pasar a un niño por lo que ella había vivido. Era mejor que su corazón dejara de latir mientras estaba en la cama del hospital en este momento.

Tal vez esto era lo que significaba amar a Hunter. Herirlo ahora para salvarlo del daño mucho peor que podría infligir más adelante.

—Mi niña, tú no eres tu madre —le respondió su papá, con las cejas fruncidas—. Todo lo que siempre quise para ti era que vivieras tu propia vida. Nunca quise que ese día te definiera. Es por eso que intenté buscarte ayuda. —Negó con la cabeza, pero luego le tomó de las manos, suplicándole—. Eres perfecta tal y como eres. Ya sea que vengas conmigo ahora o dentro de muchos, muchos años, quiero que lo sepas. Eres perfecta.

Había tanta sinceridad en sus ojos mientras lo repetía una y otra vez. Que ella era perfecta y él la amaba tal como era.

Pero luego miró por encima de su hombro.

—No queda mucho tiempo. Tienes que tomar una decisión.

Isobel sintió la garganta apretada cuando se volvió, mirando de la escena del hospital hacia su padre. Ella no sabía qué era lo correcto.

—¿Qué pasa si no me puedo decidir? O sea, esto es demasiado importante. No puedo…

—No hacer nada es tomar una decisión.

Ella tomó las manos de su padre.

—Estoy asustada.

—Lo sé.

Llevó los ojos de su cuerpo inmóvil en la cama a Hunter, luchando contra el camillero, tratando de volver a ella.

«Quiero un futuro contigo. Lo quiero todo. Quiero despertarme contigo todas las mañanas y tener bebés contigo y envejecer juntos».

¿Seguiría huyendo? ¿Incluso ahora?

¿Acaso Hunter y la vida que podría tener no valían la pena para enfrentar sus peores temores?

Fue entonces que supo lo que tenía que hacer. Solo esperaba que no fuera demasiado tarde.

—Te amo, papá. —Le apretó la mano.

Él sonrió y su sonrisa resplandecía con la luz del sol de la mañana.

—Eso también lo sé. Te amo, cariño.

Y entonces comenzó a correr.

Hacia Hunter.

Hacia un futuro.

Hacia la vida.

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