Hoy
CCXL
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Romper el mundo en pedacitos, devorarles la entraña, los falsos continentes, desarroparles el jamás. Esto exigen la fiebre, la sangre esperadora, la indignación que cuelgan a secar. ¿Por qué prosperan los opuestos al poema que roza su imposible? Cuartos donde el amor estuvo rápido y deja una ciudad en las cuatro paredes del instante. Así sería nacer en pólvoras de clandestinidad que la devoran.