Hoy
CXXVIII
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CXXVIII
Que nadie dañe el día en que todo se mira por amor. La representación de las tres piedras niega la sal muertita de la explicaciones, los signos de las referencias, las altas cumbres filosóficas. Habla de paraísos que en nada se parecen y de infiernos vulgares y platónicos que cada quien se cose como un traje. El lazo de estos territorios es un hilito que marca la distancia entre el ser y el estar, dos extraños que se miran sin comprender y aman su lejanía. El viento del otoño enfría huesos de la unidad/se parece a un jilguero traicionado.